Patricio Fernandez Chadwick

Biografía Personal

Patricio Fernández Chadwick (1970) Periodista, analista político y escritor. Estudió Literatura y Filosofía en la Universidad Católica de Chile y, posteriormente, Historia del Arte Renacentista en la Universidad de Florencia.

Fundador y exdirector del quincenario The Clinic y panelista de Mesa Central en Tele 13 Radio.

• Twitter: @bernardofontaineconstituyente
• Facebook: @BernardoFontaineConstituyente
• Instagram: @patofdez

Descendencia

Fuentes

Sobre Patricio Fernandez

Por las mismas fechas integraron al colectivo Socialista a Patricio Fernández Chadwick, exdirector de The Clinic, en una votación donde no estuve presente. Él inclinó la balanza aún más hacia los concertacionistas y la derecha. Yo sentía que mi labor era ayudar a inclinar al colectivo hacia la izquierda para acercarnos al eje de la convención y que no primaran las fuerzas más conservadoras al interior del Colectivo Socialista, pero mi peso político era pobre, no era militante, carecía de ciertas habilidades y ciertamente nunca se pudo articular un grupo disidente para hacer contrapeso al manejo de los chiquillos. (1)

(1) Baradit en su libro sobre la Convención Constituyente

Algo que ha funcionado bien no tiene ninguna necesidad de ser cambiado. Si uno lo compara, por ejemplo, con el Tribunal Constitucional, es interesante ver cómo el Banco Central ha conseguido elegir a sus consejeros de una manera que les gana respetabilidad y donde prima la calidad técnica. Algunos lo explican porque son elegidos de a uno; en cambio, en el TC son elegidos de a dos. Al ser elegido de a uno se concentra la voluntad de buscar al más capacitado en lugar de construir los equilibrios políticos que se dan en casos como el TC. En corto, me parece que no habría que intervenir esa independencia del Banco Central.

Yo creo que es importante distinguir entre los bienes de uso público y el derecho de propiedad de las cosas, o sea, de algún auto o una casa, que está incluso en la Declaración Universal de Derechos Humanos. El derecho de propiedad es una certeza jurídica fundamental para funcionar y no me ha tocado verla discutida en ninguno de los múltiples foros de los que yo participé durante la campaña. Otra cosa es que los bienes nacionales de uso público, que en Chile muchas veces son tratados como si fueran cosas privadas, van a merecer una revisión, sin ningún lugar a dudas.

Debiera pasar el agua a ser claramente reconocida como un bien nacional de uso público, donde se privilegia el consumo humano por sobre sus utilizaciones comerciales. Pero yo haría el distingo que mencioné antes. No es lo mismo un auto que un glaciar. No es lo mismo una casa que un bosque milenario. Ahí se va a abrir un espacio de reflexión nuevo que creo que está acorde a la discusión de occidente completo, de los retos en tanto comunidad que son fundamentales para la sobrevivencia de la especie, las posibilidades de heredar a nuestros hijos un mundo parecido al que nosotros recibimos de nuestros padres.

si viene un ciclo del cobre muy virtuoso, va a haber que pensar en que la colaboración del cobre con este nuevo ciclo, sea mayor. Sabemos que vamos a pasar de una concepción donde la competencia y la iniciativa individual eran el centro de nuestro proceso de desarrollo, a una que va a tener más al centro la colaboración, la sostenibilidad y la sustentabilidad.

Va a haber un upgrade en los derechos sociales de salud, educación, pensiones, que van a considerarse derechos sociales garantizados. Y habrá que agregar el derecho a la vivienda. Al ser garantizados, efectivamente se vuelven exigibles, y lo exigible estará determinado por la ley. Y será la discusión legislativa, bajo la instrucción nuclear de la Constitución, la que se verá retada periódicamente a actualizar las condiciones y los detalles de ese derecho social.

Mira, lo que tenemos en frente es un reto de porvenir. Se va a construir hacia delante un camino de desarrollo, donde la colaboración va a sustituir como núcleo a la competencia. Pero la Constitución no cambiará todo de un día para otro, sino que señalará una ruta de desarrollo… Creo que podemos construir. Es el único y el mejor camino para un futuro virtuoso. Chile está siendo mirado por otras partes del mundo, porque estamos viviendo tiempos de cambio, y nuestro país ha optado por el camino democrático para resolverlo. Nos están mirando porque otros muchos van a tener la necesidad pronto. Si esto sale bien, Chile sube su precio de manera muy significativa. Nos convertiríamos en un modelo y un ejemplo del cual rentarían no solo las inmensas mayorías de los ciudadanos, sino también sus empresarios y sus mundos productivos.

Uno de los pilares acordados, diría yo, que va a tener la nueva Constitución es una nueva relación con los pueblos indígenas. En primer lugar, su reconocimiento constitucional, algo que Chile no ha querido hacer a lo largo de su historia. Nuestro Estado decimonónico de alguna manera creía en algo así como llevar su concepto de civilización hasta los rincones más lejanos del territorio. Hay que modernizarlo, sin duda.

1 julio 2021, El Mostrador: Los doscientos y tantos traumas oculares ocasionados por los perdigones que disparó la policía mientras reprimía las protestas -Gustavo Gatica y Fabiola Campillay perdieron completamente la vista- las tiñeron de abuso gubernamental. Fueron detenidos un número impreciso de manifestantes durante la revuelta, y el porcentaje de ellos sin liberar pasó a la categoría de “presos políticos”. Tampoco está claro cuántos murieron en lo que duró el levantamiento popular, ni cómo, pero algunos alcanzaron la categoría de mártires. Circularon historias de violaciones y torturas en comisarías. Llegó a decirse que las estaciones de metro estaban convertidas en centros de tortura. Algunos comenzaron a llamar “dictador” al presidente Sebastián Piñera.
Pero más allá de las auras y los prejuicios, para los miembros de esa derecha histórica, católica, apostólica y romana, acostumbrada a poner las reglas de la decencia, dueña de los medios de comunicación hegemónicos, del juego financiero y de la inmensa mayoría del aparato productivo chileno, ver presidiendo esta convención desde la testera de caoba a una indígena, igual a otras que solo habían visto sirviéndoles la mesa y aseando sus casas, es muy difícil de asimilar.
Aquí no ordenan los partidos de las décadas pasadas: no existe La Concertación, hay un DC, un par de PPD, solo sobrevive el Partido Socialista, pero sin sus “barones” ni rastros del Mapu-Martínez: salvo un par, todo el resto son jóvenes y dos de ellos homosexuales, algo completamente inusual en una organización de tradición obrera.
La Lista del Pueblo tiene un corazón que late en Plaza de la Dignidad y una variedad de arterias regionales, con causas ecológicas o demandas locales, recién conociéndose unas a otras. Días atrás, Loreto Vidal abandonó dicho colectivo -Elisa Giustinianovich lo hizo algunas semanas antes- argumentando que no quería perder su independencia, y que su único objetivo “es darle valor al buen trato, al diálogo, al método deliberativo como una forma de resolver los conflictos”. Al igual que los Independientes No Neutrales, son conglomerados que nacieron para dar cabida a representantes de realidades sociales y culturales ajenas a las organizaciones partidarias existentes en el parlamento.
El Frente Amplio vive sus tiempos de gloria, pero aún no aprende a liderar. Mira para distintos lados preguntándose quién es, por miedo a reconocer que ya lo sabe. Con un presidente de la república ad portas entre los suyos, se le acabó el tiempo de las coqueterías. Hoy su obligación es generar gobernabilidad.
Es evidente que vivimos el fin de un ciclo histórico y que al interior de la Convención comienzan a amasarse las nuevas alianzas que dibujarán el mapa político de los tiempos por venir. Difícil encontrar, para alguien interesado en la Política -la grande, la misteriosa, la que Aristóteles llama “arte”- algo más interesante y complejo que este proceso constituyente.

Trayectoria Política

Patricio Fernández Chadwick, elegido convencional constitucionalista, como independiente en la lista del Partido Liberal, en el distrito 11 de la Región Metropolitana, con 11.886 votos (3,09%) de los 50.747 de la Lista del Apruebo.

Entre sus propuestas está una Carta Fundamental que establezca un Estado laico y plurinacional, con un sistema político con mayor equilibrio entre los poderes del Estado.
Además, propone establecer equidad de género y considerar los derechos sociales, como vivienda, salud, seguridad social y educación, establecidos por el sistema internacional de DDHH.

Patricio Fernández @PatoFdez  «Me gusta mucho la posibilidad de que las mejoras que proponga el gobierno y el congreso a la nueva constitución sean plebiscitadas. Demostraría que el proceso constituyente sigue su curso democrático y participativo, sin retroceder ni detenerse. Coherente, paulatino y armónico». 27 julio 2022

Bibliografia

«Ferrantes»

«Los Nenes»

«Notas Acerca del Estallido Social en Chile»

«La Calle me Distrajo: Diarios 2009-2011”

«Cuba Viaje al Fin de la Revolución»

«Sobre la Marcha».

Otras publicaciones

Convención Constituyente

«Uno de los pilares acordados que va a tener la nueva Constitución es una nueva relación con los pueblos originarios. En primer lugar, su reconocimiento constitucional, algo que Chile no ha querido hacer a lo largo de su historia» Diario Financiero, 30 mayo

Una Convención sin aire, arriesga morir de asfixia 31 enero 2022

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Este martes termina la recepción de normas: sólo hasta entonces los convencionales podremos ingresar nuestras propuestas y aquellas iniciativas populares que no consigan las 15.000 firmas para ese día a medianoche quedarán fuera, hasta ayer, las presentadas eran más de 400. Muchas de ellas tratan un mismo asunto con ópticas diversas o antagónicas, otras se diferencian en matices y, de haberse coordinado sus promotores, pudieron presentarse juntas.

La comunicación interna, sin embargo, no es fácil por estos días, son varios los estancos que la dificultan: en primer lugar, las comisiones, donde cada convencional aborda sus principales temas de competencia junto a representantes de todas las fuerzas; los colectivos, donde se exponen las normas que cada uno está desarrollando a nombre del resto, de modo que ahí se corrijan y complementen entre supuestos cómplices; y los asesores, el núcleo duro de confianza con que cada uno trabaja y piensa. Más allá están las organizaciones sociales, los académicos y los centros de estudio que comparten sus ideas y proyectos, los políticos jubilados que ofertan su experiencia, etc., etc.

No es raro que nos enteremos por la prensa de lo sucedido en la sala del lado. La carga de trabajo de cada constituyente es tal, que no queda tiempo para preocuparse de más. Si las comisiones y el pleno suelen comenzar sus sesiones a las 9.30hrs, por estos días las reuniones via zoom están arrancando antes de las 8 y terminando a eso de medianoche, cuando no más tarde.

“El Cansancio” es tema frecuente de conversaciones, los últimos años han sido agotadores para todos, pero para los convencionales se trata, además, del segundo verano consecutivo con actividades intensas y sin vacaciones. El anterior lo pasamos en campaña y aquí estamos ahora, no se trata sólo de un cansancio físico, sino especialmente emocional.

Es cierto que las relaciones interpersonales ahí adentro son buenas -los mayores roces se producen entre cercanos-, que hemos hecho nuevas amistades, que en “los recreos” compartimos cigarrillos, cocavíes y pelambres de manera mucho más transversal de lo que afuera se imaginan, pero a la hora de tejer acuerdos, la voluntad de “ganar el punto” suele primar por sobre la de “busquemos juntos”. Es decir, los gallitos son permanentes, nadie quiere verse pasado a llevar y no siempre es la razón quien prima en los debates, sino más bien las rabias y los miedos, las inseguridades y las arrogancias.

En la comisión de Derechos Fundamentales, sin embargo, esta semana se dieron discusiones interesantes. Por primera vez nos permitimos intercambiar argumentos, deliberamos en torno de los derechos civiles y políticos: el debido proceso, la libertad de conciencia, opinión, prensa, propiedad, entre otros. Ahí se dejaron ver, al menos, dos clivajes que acompañarán nuestro debate constitucional en sus distintas materias:

Maximalismo/Minimalismo: mientras unos quisieran desarrollar las normas lo más acabadamente posible, no sólo señalando los principios que debieran regir nuestro futuro democrático sino también el modo de realizarlos, otros pensamos que la Constitución no es la encargada de definir los detalles con que sus grandes lineamientos deben llevarse a cabo. Los primeros dicen desconfiar del legislador, a lo que los segundos respondemos que eso equivale a desconfiar de la democracia, a suponer que la propia elección -llevada a cabo bajo las mismas condiciones y procedimientos que las parlamentarias- fue más sabia, más virtuosa y respetable que cualquier otra. Los maximalistas parecen desear cerrar la historia, mientras los minimalistas esperamos abrir un nuevo capítulo de ella. Los primeros señalan un camino y el modo de recorrerlo, los segundos, sólo lo primero. Un acuerdo amplio es más posible atendiendo a la lógica minimalista. Y lo demás sería lo de menos.

Diálogo con el pasado/Diálogo con el futuro: si unos parecen pensar sus normas vengando el pasado, otros prefieren hacerlo imaginando el porvenir. Los primeros piensan la nueva Constitución “en contra”, los segundos “a favor”. No se trata de tener o no a la vista la historia -sólo un necio podría ignorarla-, sino del modo en que se asume: como lucha de bandos y vuelta de mano, o como enseñanza. De hecho, si algo enseña la historia es que las barbaridades cometidas por unos en el pasado, bien podrían cometerlas los otros en el futuro. Que las víctimas de ayer, pueden ser los victimarios de mañana. Y una Constitución está llamada a evitar las arbitrariedades vengan de donde vengan. Imponerse tanto al gobierno de unos como de los otros.

Esta semana, la Convención emitió mensajes inquietantes. Terminó enfrentada con el Poder Judicial -algunos convencionales propusieron incluso una comisión elegida por el Presidente electo para evaluar a los jueces una vez aprobado el nuevo texto- y hubo quienes hicieron callar a sus miembros cuando manifestaron su parecer sobre las discusiones en curso.

El debate acerca del sistema político, si bien dista de ser un enfrentamiento ideológico -la UDI y el PC aquí son aliados- no ha conseguido la coherencia deseada. La comisión de Medio Ambiente y Modelo Económico, como era de esperar, dado que ahí se reúnen los representantes más apasionados de causas específicas, ha regalado titulares refundacionales y desconcertantes. Nada de esto ha sido aprobado por los 2/3 requeridos en el pleno, pero quizás por primera vez desde que comenzamos, la inquietud dejó el radio de los reaccionarios y temerosos de siempre, para apoderarse incluso de aquellos que han acompañado este proceso de manera cómplice y comprometida.

No está del todo claro cómo abordaremos en los días por venir la inmensa cantidad de normas propuestas. De buenas a primeras, parece una tarea infinita y los tiempos no sólo son limitados, sino escasos. Sirva para hacerse una idea recordar que para la construcción de los Reglamentos se pusieron en votación más de 1100 indicaciones, y ahora las normas en juego son exponencialmente más. La mesa convocó a una comisión para establecer el camino a seguir.

El desorden es grande, abunda el cansancio y la dispersión, no hemos conseguido estructurar una coordinación política y hay, en efecto, buenas razones para la desazón, pero la importancia del reto es tal, que no hay esfuerzos por escatimar. Se nos encargó acordar un pacto social capaz de darle gobernabilidad y paz social a Chile para los tiempos que vienen. Se lo debemos a millones de ciudadanos que confiaron en nosotros y también al mundo que nos mira atenta y esperanzadamente, porque elegimos apostar por una mejor democracia para resolver nuestros desafíos pendientes.

Cualquier particularismo, auto referencia excesiva, incapacidad de levantar la vista o tozudez, debiera avergonzarnos. Aquí nadie sobra. No son las causas propias, sino el bien común lo que debiera orientar, primeramente, nuestro quehacer. Y para llegar a buen fin, necesitaremos el apoyo, la colaboración y la crítica de todos y todas. Adentro y afuera del viejo edificio del Congreso Nacional. Una Convención sin aire, arriesga morir de asfixia.

“En caso de ganar el Rechazo, hay un proceso en el que todos los demócratas debemos involucrarnos” 23 agosto 2022

Escritor  y periodista, el ex convencional Patricio Fernández, que vota Apruebo, no es de los que cree que si gana el Rechazo vienen tiempos oscuros, como dijo Teillier. “No me interesa lo que diga Teillier en este cuento. No creo que lo que se abra sea un período negro, que nos iremos a la catástrofe y que el país se desmorona”.


-Una parte de la centroizquierda está por el Rechazo. ¿Por qué crees que el Apruebo es una mejor opción?

-Yo me he ido convenciendo, de manera cada vez más nítida, que el mejor camino es el Apruebo. En primer lugar, porque recoge las grandes inquietudes manifestadas por la comunidad en los últimos años. Me parece un camino más coherente en el entendido de que a estamos en un proceso en curso que no terminará en el Apruebo ni en el Rechazo.

Pienso que el reciente acuerdo oficialista por las reformas al texto, conviene seguir acrecentándolo y ampliándolo. O sea, sectores que no se sintieron del todo representados por la propuesta, especialmente sectores de derecha, pueden encontrar su lugar en los pasos sucesivos.

Eso sí, creo que el Rechazo abre unos espacios de incertidumbre hacia delante que no me parecen felices ni recomendables.

-¿Para ti sería un fracaso si gana el Rechazo? Estuviste un año en esto.

-En lo personal, no puedo ver como tiempo perdido algo que ha sido un período de gigantescos aprendizajes.

Ahora, tiene algo de fracaso en el sentido de que no llega al puerto que hubiéramos esperado. ¿Tiene algo de profunda derrota? Sí, ineludible, incuestionable. ¿Significa un fracaso total, una ruina? No. En caso de ganar el Rechazo hay un proceso en el que todos los demócratas convencidos debemos involucrarnos, porque hay algo que no termina, que queda en un espacio muy inconcluso.

-¿Cuál fue el gran error de la Convención, que tenía el 80% y ahora la mitad?

-Me parece que el error político, hijo de la inexperiencia, fue marginar de manera muy rígida a sectores de derecha que estaban dispuestos a participar de esta construcción.

-Algunos dicen que juegan por el Rechazo ciertos convencionales como Daniel Stingo, Baradit, Bassa. ¿Es así?

-Mira, sin abocarme a nombres, todos aquellos que ponen sus propias voluntades, la autorreferencia, sus propios sentires en lugar de abrirse a la búsqueda colectiva no son precisamente aportes ni para el triunfo del Apruebo, ni para la construcción que definitivamente aquí se requiere.

-Se suele decir que el PC tuvo harto poder en la Convención. ¿Estás de acuerdo?

-Se han ido sustituyendo unos fantasmas tras otros para explicar determinadas cosas de la Convención; primero, esto era la Convención de Atria; después, fue la Convención de García Linera, y terminó siendo la Convención de Barraza. Cualquiera que haya estado adentro, lo único que puede descubrir es que hubo mundos dispersos, fraccionados, que difícilmente construyen un discurso cohesionado. Los escaños reservados no son un bloque. La derecha no era un bloque.

-La Lista del Pueblo se quebró varias veces….

-Así fue. Al interior del colectivo del Frente Amplio había diferencias importantes. Al interior de los Independientes No Neutrales también. Al interior del Colectivo Socialista también las hubo. No hubo un Flautista de Hamelin en esta historia. Hubo búsquedas complejas de soluciones y acuerdos.

Los dos tercios en ese sentido fueron ricos. Cuando hoy se dice que quedan demasiadas cosas abiertas en el texto yo respondo: ese es un gran logro del minimalismo. Hay muchas normas, es cierto. Cada norma es maximalista, no. Cada norma llegó hasta donde los dos tercios le permitieron.

Por lo tanto, es cierto que la derecha no puso normas originadas en su sector. ¿Pero es verdad que la derecha no participó en cómo quedaron las normas? Falso.

-¿Qué es lo que menos te gusta del texto final?

-Lo que menos me gusta, los espacios más discutibles son paradójicamente los que se generaron en las comisiones más técnicas, más de expertos y más políticas, por ejemplo Sistema Político. Fue la comisión donde estaban los constitucionalistas.

Todos teníamos apoyo de expertos, yo nunca jamás voté una norma sin consultarle a mis asesores abogados.

Si te fijas, en el espacio en el que resultó lo más discutible es el espacio que reunía a los convencionales más “expertos”. ¿Dónde estaban los abogados constitucionalista en la Convención? ¿Dónde estaban los políticos más representantes de los partidos? Sistema Político y Justicia.

-¿La experiencia cómo la describes?

-Es una experiencia bien distinta de una vacación en una playa caribeña. Pero es intensa, compleja, cansadora en extremo, exigente en extremo. Pero al mismo tiempo formadora. Fue como un doctorado en la más sofisticada universidad del mundo. Cansadora, sí. Extraordinaria, también.

-El gobierno se ha abierto a la posibilidad de que gane el Rechazo. Se hizo un acuerdo de reformas y Boric propuso hacer una nueva Convención. ¿Cómo recibes la intervención del gobierno en el proceso?

-Es evidente que un gobierno no puede quedar capturado por una de las posibilidades del resultado de un evento electoral. Y la tarea del Gobierno es llevar adelante este proceso cualquiera sea el camino que la mayoría de los chilenos prefiera.

Que el Presidente no esté abierto a la posibilidad del Rechazo sería una barbaridad. Dicho eso, yo entiendo que al gobierno también le resulta más llevadero, constructivo y conveniente el camino del Apruebo.

Además hay algo importante: hay quienes dicen que el acuerdo de las reformas que plantearon los partidos oficialistas, es como una renuncia y algo que hace de mal grado para aumentar las posibilidades de triunfo.

Yo tengo la certeza de que  en el socialismo democrático, y también en la persona del Presidente, hay una convicción y un deseo de llevar adelante esas reformas y mejoras.

-¿Si gana el Rechazo se abre un período incierto, oscuro, como dijo Teillier?

-No me interesa lo que diga Teillier en este cuento. No creo que lo que se se abra sea un período negro, que nos iremos a la catástrofe y que el país se desmorona. Esos diagnósticos altisonantes me resultan muy lejanos. El resultado que sea, obligará a quienes tengan buena voluntad y quieran construir este país en conjunto, a abocarse a ese camino.

Lo que sí yo creo es que el Rechazo vuelve incierto el proceso, porque la derecha pasa a tener una fuerza en la decisión del camino a tomar muy radical. Lo que queda de base es la Constitución del 80, y para cambiarla habrá que entregarse a aquellos en la derecha que estén dispuestos a las reformas.

Razón por la cual creo que se produce un retroceso importante. Yo quisiera creer que en caso de ganar el Rechazo, los sectores de derecha estén mayoritariamente dispuestos a incorporar los grandes pilares que establece esta propuesta constitucional. Cualquier intento de ignorarlos  o disminuirlos es lo más inconveniente que puede haber para el desarrollo moderno de este país.

-¿Qué vas a hacer ahora?

-Lo único que quiero es regresar a mis temas y tener la tranquilidad para escribir. Todo esto cansa.

-A propósito, ¿te gusta cómo quedó escrita la nueva constitución?

-Me parece que está muchísima mejor escrita de lo que se dice. La historia de convertirlo en un mamarracho es un gran éxito publicitario. Si le preguntas a especialistas de Chile y del mundo, no lo ven así. Las obras colectivas no están llamadas a ser del gusto de todos sus autores.

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