Patricia Politzer Kerekes

Biografía Personal

Patricia Plitzer Kerekes (1952) Periodista de la Universidad de Chile, ha ejercido en distintos medios de comunicación, especializándose en entrevistas y análisis político.

Integró los equipos fundadores de El Diario de Cooperativa, revista HOY y diario La Época. Asumió como Directora de Prensa de TVN en los primeros años de democracia y, más tarde, encabezó el Consejo Nacional de Televisión. Integra el directorio de Educación 2020, es consejera de Comunidad Mujer, socia del Colegio de Periodistas y la Sociedad de Derechos de las Letras, SADEL.

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• Facebook: @patriciapolitz
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Descendencia

Fuentes

María salió del closet, Patricia Politzer 30 enero, 2016

¿Ha oído hablar de María Edwards McClure? Sí, claro, hermana de Agustín Edwards McClure, fundador de El Mercurio de Santiago y, por lo tanto, tía abuela de su actual propietario, Agustín Edwards Eastman. Muy pocos saben de ella, aunque quizás sea la que merezca el mayor reconocimiento de esta poderosa familia, que tanto ha marcado la historia de Chile.

María es una heroína, una de verdad, de aquellas que debiéramos aprender en la escuela, para admirarla y honrarla. Una heroína de la cual el país debiera sentir orgullo. Pero ni su influyente familia ni el Estado se han hecho cargo de que esto ocurra. Como si fuera mejor ignorarla.

María vivía en París cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Viuda, aristocrática, rica, no tendría por qué haberse involucrado en los horrores de aquellos días. Sin embargo, puso en riesgo su vida para salvar a niños judíos que llegaban al hospital Rothschild y que ella escondía en su capa de enfermera, cambiando su destino y evitando que fueran llevados a un campo de exterminio. Nunca se sabrá a cuántos logró librar del infierno nazi, pero sí se sabe que fue detenida y torturada por la Gestapo, negándose a confesar sus acciones para proteger a sus contactos y, sobre todo, la integridad de aquellos niños y niñas, condenados por haber nacido judíos.

En 1957, el gobierno de Francia la condecoró como Caballero de la Legión de Honor y, en diciembre de 2005, gracias a las gestiones de algunos de esos niños de entonces, Israel le otorgó el título de “Justa entre las Naciones”, reconocimiento entregado a quienes –más allá del peligro– ayudaron a las víctimas del Holocausto.

Es muy probable que sin estos homenajes la historia de María seguiría oculta. Como suele ocurrir con los verdaderamente grandes, ella no se vanagloriaba de su obra. Por el contrario, ante alguna pregunta al respecto respondía recatadamente: “Era lo que correspondía hacer”.

El libro se presentó el miércoles 27 de enero, Día Internacional de Conmemoración en Memoria de la Víctimas del Holocausto, en la Universidad Católica. Durante el acto, el rector de la UDP, Carlos Peña, se preguntaba qué misterio mueve a una persona a actuar como lo hizo María y tantos otros “Justos”. No basta una ideología, ni la fe en un dios, ni una determinada educación. Todas estas categorías son insuficientes para develar este enigma. Enfrentados al horror, muchos cierran los ojos y se dejan llevar por el “vendaval de la historia”, como dijo Peña. Son los que, más tarde, se escudarán en que siguieron órdenes, que no supieron lo que pasaba. Sin embargo, hay otros que –como María– no soportan la existencia sin ser fieles a su condición humana, al mínimo ético que, por encima de cualquier creencia y del miedo inevitable, obliga a proteger al prójimo, sea quien sea.Su bisnieta María Angélica Puga Phillips decidió ganarle al olvido y sacar a María del closet. Después de un trabajo de varios años, acaba de publicar Buscando a María Edwards, un relato no solo de sus acciones en el París ocupado por los nazis sino también de cómo la autora logró desentrañar una historia familiar que pertenece a todos.

Hay muchas María en todo el mundo. La mayoría son anónimas y seguirán siéndolo. Me tocó conocer a varias durante la dictadura, mujeres que sin importar su condición social y los riesgos existentes, escondieron y ayudaron a los perseguidos.

En estos tiempo, cuando el mundo vive tiempos de oscurantismo, con miles de refugiados vagando sin rumbo, confío en que alguna María los protegerá bajo su capa. Mi hermana Katerine no tuvo esa suerte, su rastro se pierde en 1944 en Theresienstadt, el campo de concentración checo.

Como dice la medalla que reciben los “Justos entre las Naciones”: “Quien salva una vida salva al Universo entero”. Para tenerlo presente.

Trayectoria Política

Patricia Politzer Kereles (1952) elegida de convencional constituyente 2021 como independiente por una Nueva Constitución, obteniendo 31.695 votos (7.46%) de los 49.967 (11.76%) de la lista.

Su eje estratégico como constituyente contiene cinco lineamientos principales: igualdad real, medioambiente, equilibrio de poder, participación ciudadana y perspectiva de género.

«la declaración de 34 convencionales provoca una tensión innecesaria al plantear el desconocimiento de los acuerdos que abrieron el proceso» El Mercurio 10 junio 2021

Conteo de votos para presidente de la Convención Constitucional: Elisa Loncón con 58 votos, Harry Jürgensen con 36, Isabel Godoy con 35 y Patricia Politzer con 20. En segunda votación Loncón 96 votos, Jurgensen 33 votos, Politzer 19 e Isabel Godoy 5 votos.

Patricia Politzer: «quedó muy claro que no hay ninguna posibilidad de marginar a nadie en la Convención» La Tercera, 18 agosto 2021

Dentro de los 19 convencionales al ala izquierda del espectro que integran la Comisión de Sistema Político, existen seis que se acercan más al centro que al extremo izquierdo. Estos son: Fuad Chahín (Colectivo del Apruebo), Patricia Politzer (INC), Maximiliano Hurtado (Colectivo Socialista), Pedro Muñoz (Colectivo Socialista), Guillermo Namor (INC) y el coordinador de la comisión, Ricardo Montero (Colectivo Socialista). La Tercera, 23 octubre 2021

Partidarios de un régimen parlamentario, en que un primer ministro opere como jefe de gobierno y se aelecto en bse a las fuerzas políticas del Congreso:
Jaime Bassa, Fernando Atria, Constanza Hube, Patricia Politzer, Marco Arellano. Francisca Arauna, Guillermo Namor, Constanza Schounhaut:
«Hay buenos argumentos para pensar fórmulas parlamentarizdas de presidencialismo, semipresidencialismo, parlamenarismo, semi o cuasi parlamentairsmo, o combinaciones mixtas o hpibridas, que permitan generar un modelo político que otorgue gobernabilidad, pero a la vez sea eficaz para responder a las demandas ciuadanas, y que permita a estas premiar o castigar a los gobiernos que no estén a la altura de sus promesas. Es grucial que el régimen que se adopte dialogue adecuadamente con el sistema electoral, de manera que la discusión debe tomar ambas dimensiones» (5)

Patricia Politzer: «A mi no me gustaron las palabras de Ricardo Lagos, porqu él está señalando que hay muchas cosas que cambiar, cuando las cosas todavía no se han acoerdado» (6)

«El gran error fue desconocer la relevancia de ciertas materias. El más importente haber excluido por completo a la derecha. Conducta no sólo errada, sino antidemocrática» (7)

(5) La Tercera, 22 diciembre 2021

(6) 11 abril 2022

(7) 3 octubre 2022, El Mostrador

Bibliografia

Autora de ocho libros, entre ellos

“Batuta Rebelde: biografía de Jorge Peña Hen”,

“Miedo en Chile”,

“Altamirano” y

“Bachelet en Tierra de Hombres”.
Recibió el Premio Lenka Franulic 2017, y el premio Monseñor Oscar Romero, entregado por SERPAJ, Servicio Paz y Justicia, en 1992.

Otras publicaciones

“Tenemos que acostumbrarnos a escuchar cosas nuevas que a veces nos darán tiritones, pero de eso se trata un verdadero diálogo. Es muy fácil respetar al prójimo que piensa como uno” 20 junio 2021

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Cómplices pasivos tremendamente activos 16 enero 2015

A medida que pasan los días y aumenta la información, más se cae a pedazos el ropaje democrático y el compromiso por el país que declaraban profesar desde la política y los negocios. Para muchos no se trata de una novedad, el entramado entre empresarios y dirigentes de la derecha –en especial de la UDI– es bien conocido. Basta leer los libros de la periodista María Olivia Mönckeberg (El saqueo de los grupos económicos al Estado de Chile, 2001; La privatización de las universidades: una historia de dinero, poder e influencias, 2005; El negocio de las universidades en Chile, 2007;Los magnates de la prensa, 2009) para conocer en detalle cómo se gestó una red de control, influencias y favores destinada a cuidar el poder económico a través del poder político.

En los más diversos círculos suele encontrarse algún pillo. Es probable que no nos equivoquemos si apostamos a que no sólo los empresarios de Penta engañan al fisco, y que no sólo los candidatos de la UDI suplicaron por dinero para sus campañas y emitieron boletas que no debían. Pero no se debe generalizar, no se puede empatar una trampa con otra, y si hay pruebas para develar otras trampas o fraudes, bienvenidas sean.

Sin embargo, lo grave del escándalo Penta-UDI es la constatación del andamiaje construido para hacer realidad lo que alguna vez se llamó abiertamente “democracia protegida”. Los protagonistas de esta trama corresponden a quienes el ex Presidente Sebastián Piñera llamó “cómplices pasivos” al conmemorar los 40 años del golpe militar.

Seguramente el ex mandatario no pensó entonces en su gran amigo Carlos Alberto Délano. Pero tanto él como su socio, Carlos Eugenio Lavín, y como el líder natural de la UDI, Jovino Novoa, pertenecen a ese grupo de personas que dice no haber sabido que en Chile se violaban los derechos humanos, o no haber podido hacer nada frente a dichos horrores. Si bien pueden haber sido pasivos en materia de derechos humanos, fueron tremendamente activos para usufructuar de la dictadura y enriquecerse a través de esa “modernización” que significó la privatización de las empresas del Estado a precios tan mínimos que pudieron adquirirlas quienes no tenían fortuna alguna. Los mismos que hoy controlan la enorme riqueza de los principales grupos económicos.

También fueron muy activos para fundar una democracia defectuosa en la que un sistema electoral único en el mundo –el binominal que el Senado acaba de abolir después de 25 años– les permitía empatar cuando perdían y mantener así el cerrojo para los cambios relevantes, como las reformas constitucionales, tributarias y políticas, entre otras. Un sistema sin el cual el fundador e ideólogo de la UDI, el asesinado Jaime Guzmán, no habría llegado a ser senador en 1990. Su votación alcanzó apenas al 17% de los sufragios, dejando fuera del Parlamento a Ricardo Lagos, quien obtuvo el 30%.

Establecieron activamente una democracia en la cual –25 años después– los partidos políticos siguen sin tener financiamiento para realizar su labor, en la que –hasta hace poco– las campañas electorales no tenían límite de gastos ni transparencia alguna en relación con el financiamiento de los candidatos. Los nuevos ricos, los que surgieron con el pinochetismo, distribuyen sus dádivas a diestra y siniestra, estableciendo las proporciones adecuadas para que sus negocios sigan creciendo sin sobresaltos (47% de los aportes reservados de la última campaña parlamentaria fue para la UDI y 24% para RN, el resto se repartió entre la Nueva Mayoría, descontando al PC).

Aunque a nadie le gusta pagar impuestos, tal vez haya que mirarlos como una verdadera bendición. No sólo promueven una mayor igualdad, como lo muestran las contundentes cifras del economista rockstar Thomas Piketty, sino que además hacen caer a los malos. Ya ocurrió hace años con el famoso Al Capone y ahora, una vez más, fueron los tributos los que dejaron en evidencia las tretas entre el dinero y la política para asegurar un orden político, económico y social a gusto de los más conservadores de nuestra sociedad. Aquellos sectores que nada quieren cambiar en las AFP ni las Isapres, ni los colegios particulares-subvencionados, ni las universidades particulares, ni el aborto, ni el matrimonio igualitario, ni…

En la madrugada del miércoles el Senado puso fin al sistema binominal. La justicia sigue adelante con la investigación del caso Penta, en sus variantes tributaria y política. Quizás el 2015 sea un buen año para comenzar a recuperar la confianza en las instituciones políticas y fortalecer la democracia que tanto costó recuperar de las manos militares y de sus cómplices pasivos y activos. (El Mostrador)

Ay, Bachelet!, yo me pregunto…-Patricia Politzer 7 abril, 2015

Cuesta entender la sordera de la Presidenta Bachelet. Basta leer y escuchar a los analistas y a los principales líderes políticos para saber qué tiene que hacer en esta crisis política, que moros y cristianos califican como la más grave desde el retorno a la democracia. Su falta de liderazgo, dicen estos señores, es más que evidente. Yo me pregunto, por qué no los escucha de una vez por todas y retoma su liderazgo. Si le han dicho hasta el cansancio cuáles son los pasos a seguir.

En primer lugar, levantar un patíbulo en la plaza de la Constitución y allí darle azotes a su hijo Sebastián para que a todo el mundo le quede claro de una vez por todas que no está de acuerdo con lo que él hizo: un negocio especulativo, un crédito millonario que sólo él podía conseguir, y no sabemos si la justicia encontrará algún otro pecado.

En segundo lugar, llamar a un gran acuerdo nacional, sentando a la mesa desde la UDI hasta el PC (¡eso sí sería liderazgo!), para establecer ante la ciudadanía que hubo muchos que se portaron mal, pero que por el bien de las instituciones es mejor que no se individualice quiénes fueron ni cuán mal se portaron. La responsabilidad es de la clase política toda, y ya está. Además, el acuerdo debe incluir las bases del futuro y, por lo tanto, los legisladores se pondrán a trabajar de inmediato, desempolvando todos aquellos proyectos y mociones que alguna vez alguno tuvo el descaro o la torpeza de plantear para separar el dinero de la política o poner límite a la reelección. Bueno, un límite no muy estrecho ni una separación de los empresarios que sea tan amplia que termine haciendo que los políticos olviden la importancia de los grandes negocios para el desarrollo del país.

Tercero, decidir cuanto antes un cambio de gabinete, llamando al Gobierno a los que saben de política (porque no hay que olvidar que la crisis es política), esos próceres que saben arreglar las cosas, que junto con mandar a los militares de vuelta a sus cuarteles, supieron entenderse con la derecha y el empresariado para que el país avanzara como nunca antes. Por cierto, eran otros tiempos y tuvieron que aceptar muchos acuerdos que hoy parecen impropios y hasta descabellados, pero eran otros tiempos… lo relevante es que tienen experiencia y saben cómo se hace la política.

Cuarto, leerles la cartilla a jueces y fiscales. Una cosa es haber establecido los juicios orales y públicos para que la justicia se hiciera de cara al pueblo, y otra muy distinta es poner en televisión –en vivo y en directo– a quienes hacen trampa con los impuestos o con los gastos electorales. Eso es poner en juego todo lo que ha ganado el país, incluso se pueden llegar a debilitar instituciones relevantes como los partidos políticos, el Parlamento, los empresarios.

Quinto, revisar su programa de Gobierno y ponerles el freno a algunas de sus promesas como, por ejemplo, la reforma laboral y el estudio de una nueva Constitución. Eso, sin duda, apaciguaría los ánimos en la elite, ya que, en medio de tanto escándalo, no parece conveniente crispar más los ánimos con reformas constitucionales y normas laborales como las que se aplican en los países de la OECD.

¡Ay Bachelet!, yo me pregunto qué diría entonces ese gran club de Tobi compuesto por analistas y dirigentes políticos que copan nuestros medios de comunicación. No está claro si aplaudirían su recuperación de liderazgo o –como lo vienen haciendo desde el 2006– confirmarían su tesis: Michelle Bachelet tiene historia, carisma y sonrisa, pero de liderazgo ni hablar.

También me pregunto qué pasaría si continuara por el camino que parece haber tomado.

Mantener a su gabinete, que hasta ahora surge como un equipo honesto (lo que no es menor en estos tiempos), pero los empodera para que pierdan el miedo a lo que viene y trabajen a toda máquina en lo que a cada cual le corresponde. Seguir al margen del pantano de un acuerdo con rumbo desconocido, promovido por personas que –en mayor o menor medida– hicieron caso omiso de las leyes vigentes, dañando a las instituciones, la democracia y el país a través de actos corruptos en beneficio propio. Insistir en que la justicia es igual para todos, para su hijo, para los empresarios que defraudan al fisco, para quienes manipulan las votaciones legislativas a favor de sus negocios, para los parlamentarios elegidos con una sobredosis de dinero.

Que nadie se enriqueció, que todo fue para las campañas electorales, que era la única manera de estar en política, son explicaciones pobres e impresentables.

¡Ay, Presidenta!, me pregunto si la recuperación de su popularidad –atributo inherente al liderazgo– no irá más bien por el lado de escuchar la rabia y la frustración de los chilenos sin cargos ni poder. La indignación de los que quieren que los corruptos paguen de verdad sus culpas, que tengamos leyes y normas sin vacíos para obligar realmente a la elite dirigente y a los representantes elegidos por el pueblo a comportarse de manera ética y priorizar el bien común. La ansiedad de quienes la increpan en sus salidas a terreno porque aún creen que usted puede, el desaliento de los que la eligieron confiando en que haría las reformas para que Chile sea un país más justo.

Yo me pregunto si la Presidenta podrá resistirse a los seductores cantos de sirena, que tienen la solución en la mano. Curiosamente, son voces mayoritariamente masculinas, voces que representan a aquellos que –hace una década– perdieron poder ante una mujer Presidenta, y no han logrado entender lo que ella representa ni la forma cómo opera su liderazgo. ¡Ay, Bachelet! (El Mostrador)

Se equivocó, senador Walker, Patricia Politzer 13 octubre, 2015

Se enojó más de la cuenta el senador Ignacio Walker. Criticado por Eduardo Engel, quien presidió el Consejo Asesor contra la Corrupción, acusándolo de debilitar el proyecto de ley que obliga a la reinscripción rápida y total de los militantes para que los partidos puedan recibir financiamiento público, Walker explotó: “Estoy cansado de los catones de la moral, de aquellas personas que pontifican desde el pizarrón. La política es algo demasiado serio para dejársela a intelectuales que desconocen la historia de Chile y que no alcanzan a entender la importancia que tiene el desarrollo de los partidos políticos en el sistema chileno”.

La semana pasada, durante la discusión sobre el tema, el senador Walker propuso –entre otras cosas– aumentar el plazo de reinscripción de 12 a 24 meses, mantener en reserva la nómina de afiliados a un partido y no borrar sino solo suspender a los militantes que no se reinscribieran.

Curiosas iniciativas, cuando paralelamente se pide que el financiamiento público comience de inmediato, es decir, antes que los partidos hagan el ejercicio de reinscripción.

Walker justifica sus planteamientos en la protección de aquellos militantes que “libre y voluntariamente” decidieron ingresar a un partido en los últimos 50 años. Sostiene que borrar a los que no se inscriban es “desproporcionado y atenta contra la autonomía de la voluntad y el derecho de libre asociación, que está garantizado por la Constitución”.

Pero, senador, ¡si la inmensa mayoría de esos militantes hace mucho que abandonaron el partido, o al menos sus ganas de participar en él! Basta ver que el padrón de su partido tiene unos 120 mil militantes y en sus elecciones vota con suerte el 20 por ciento. Así ocurre por lo demás con todos los partidos. Y justamente por eso, la Presidenta Bachelet acogió la propuesta de la Comisión Engel para reinscribir a los militantes y transparentar ante los ciudadanos quién es quién. Más aún, para permitir que al interior de los partidos unos pocos dejaran de ser los que manejan a su antojo quién milita y quién no, quién llega a dirigente y quién no, quién puede ser candidato y quién no.

De todo esto está cansada la ciudadanía, y también los militantes que hace años no aparecen por el partido ni siquiera el día de sus elecciones internas. Porque sencillamente ya aprendieron que su voto vale poco y nada.

Los partidos jugaron un rol trascendental en nuestra historia política. La mayoría de los chilenos que sabemos de historia queremos que así ocurra nuevamente en el futuro. Desgraciadamente, en los últimos años, los partidos dejaron paulatinamente de representar a los ciudadanos que, desde que el voto es voluntario, optaron masivamente por ignorar las elecciones. ¡Esa es la realidad que es necesario y urgente revertir! No se equivoque, senador Walker, en este asunto, los ciudadanos están con la Comisión Engel y con el ministro Nicolás Eyzaguirre que intenta concretar el compromiso adquirido al respecto por la Presidenta Bachelet.Se equivoca, senador, Engel y los integrantes de la Comisión que presidió no parecen ser catones de la moral sino más bien chilenos desesperados por la debilidad y la opacidad de nuestro sistema político. Son hiperrealistas respecto de la debacle que se nos viene si los dirigentes políticos siguen defendiendo sus cuotas de poder en vez de fortalecer la democracia con partidos transparentes, preocupados de la sociedad en su conjunto, capaces de representar a la ciudadanía que hoy mira a los partidos con desconfianza y muchas veces con desprecio.

Ignacio Walker señala que la política es un asunto demasiado serio para dejárselo a los intelectuales. Lo cierto es que, en democracia, la política es un asunto de todos los ciudadanos y no de los expertos, por más elevada que sea su formación y por más profunda que sea su  especialización. Esto es de la esencia de la democracia moderna: un ciudadano-un voto. No es necesario leer muchos libros de historia, filosofía o ciencia política.

Esta semana la discusión continúa en la Comisión de Probidad del Senado, los temas pendientes son clave: cómo se hará concretamente la reinscripción; cuándo se borrarán los afiliados que no se reinscriban porque, si bien se aprobó suspenderlos, el senador Guillier propuso borrarlos definitivamente dentro de 24 meses; desde cuándo recibirán financiamiento público los partidos, si será con o sin reinscripción previa;  aunque se aprobó que el 80 por ciento del financiamiento público se distribuirá solo entre aquellos partidos que tengan algún parlamentario, hay quienes quieren volver a discutir el punto, dado que, si un partido obtiene cinco por ciento de los votos pero no elige un diputado, se queda sin recursos para funcionar.

De las decisiones que adopten los senadores dependerá en buena medida que los partidos y la democracia chilena se fortalezcan. La ciudadanía está atenta.

Columna de Patricia Politzer: El extraordinario tintineo en los pasillos
25 de Julio, 2021
Esta Convención está integrada por personas que no forman parte de ninguna elite. Personas que sin este proceso constituyente, los círculos de poder no habrían sabido que existen, o solo las habrían cuantificado en alguna categoría de estudio. Personas que difícilmente habrían aparecido en un medio de comunicación nacional o que son muy distintas a la imagen que se proyectó de ellos a través de la televisión, en medio de las protestas callejeras.
Hace tres semanas que me comprometí, frente a Carmen Gloria Valladares, a cumplir la tarea de escribir la nueva Constitución que nos encomendó democráticamente el pueblo de Chile.
Aún me emociono. Es que estamos viviendo un momento extraordinario, en el estricto sentido de la palabra de acuerdo a la RAE: fuera de orden o regla natural o común. Son tantas las sorpresas que toma tiempo asumirlas y empezar a comprender que el orden es otro.
Desde fuera, algunos ven caos, desorden, atrasos, destacan propuestas que se extralimitan, agresiones verbales impropias o se molestan porque se habla en mapuzungun. Es la mirada de quienes aún no logran ver que la “regla natural” está en plena evolución. Que ya estamos viviendo los cambios prometidos en las campañas electorales, que ya comenzamos a construir un país distinto.
Tener un colectivo elegido democráticamente, con poder de decisión, y que refleja como nunca antes la diversidad de nuestra sociedad es, sin duda, algo fuera de lo común. En su gran mayoría, se trata de personas que no forman parte de ninguna elite. Personas que sin este proceso constituyente, los círculos de poder no habrían sabido que existen, o solo las habrían cuantificado en alguna categoría de estudio. Personas que difícilmente habrían aparecido en un medio de comunicación nacional o que son muy distintas a la imagen que se proyectó de ellos a través de la televisión, en medio de las protestas callejeras.
Sobran los ejemplo, Giovanna Grandon -la tía Pikachu- una mujer que estudia aplicadamente, aportando su experiencia vital, para contribuir a la nueva Constitución. Rodrigo Rojas -el Pelao Vade- que con sus piercing y la delgadez propia de su cáncer, no ha faltado a ninguna de las intensas sesiones plenarias, irradiando simpatía y afecto hacia todos sus colegas sin excepción. Loreto Vidal, la enfermera experta en bioética que nos obliga mirar de frente la pandemia y la necesidad de autocuidado. Wilfredo Bacian, el dirigente quechua que pone el foco en la preservación ambiental de nuestro norte. Paulina Valenzuela, la profesora que viaja a diario desde Paine, cuya risa contagiosa parece contradecir el rigor sus principios y la prolijidad de sus aportes. César Uribe, el único arquitecto de la Convención, que viene de San Fabián y espera ansioso que comience el debate sobre vivienda y ciudad. Paulina Veloso, la militante RN que rompió pronto las cadenas militantes para votar con independencia. Daniel Bravo, el abogado de Coquimbo que silenciosamente se convirtió en coordinador de la Comisión de Reglamento, sin duda la más relevante. Podría seguir enumerando largamente.
Qué pérdida para el país no haber visibilizado antes este gran capital humano.
Estamos recién conociéndonos, descubriéndonos, mirándonos a los ojos. Por cierto, abundan los temores y la desconfianza. Pero, poco a poco, vamos cautivándonos con la humanidad del otro. Fácil, con los más extravertidos; con mayor esfuerzo frente a quienes observan con timidez o se blindan en su trinchera ideológica.
Cuesta romper las fronteras, salir del capullo y comenzar a moverse sin la protección del colectivo que nos llevó hasta la Convención. Los militantes de partidos se relacionan con otros desde esa comodidad, conscientes de su fuerza y su capacidad de negociación. Pero la mayoría de los constituyentes somos independientes, queremos seguir siéndolo y, poco a poco, empezamos a reconocer que tenemos afinidades y objetivos comunes con aquellos que el primer día miramos de lejos y pensamos que eran diferentes. Las conversaciones entre “desconocidos” se hacen más frecuentes y, sobre todo, se va asumiendo que nos necesitamos para esos grandes acuerdos que podrán cambiar el rumbo del país. En los patios, el diálogo entre los distintos colectivos se va haciendo cada día menos extraordinario y más fructífero, en la medida en que se instalan las comisiones con integrantes muy disímiles, pero obligados a cumplir una tarea común.
Párrafo aparte merecen los representantes de los Pueblos Originarios, con la académica Elisa Loncon convertida en presidenta de la Convención, y la machi Francisca Linconao marcando su rol, con rostro severo, para dejar en claro que la discriminación y el menosprecio ya no son parte del orden. En este corto tiempo, no sólo hemos aprendido algunas palabras nuevas en las lenguas originarias, sino también de su cultura y sabiduría.
Cada vez que Elisa Loncon abre la sesión, con su habla especial y su serenidad a toda prueba, sin engrifarse ante comentarios críticos, agresivos o fuera de lugar, sin perder su estampa, se hace el silencio y, en un instante extraordinario, todos recordamos por qué y para qué estamos allí, y cada cual pide la palabra, manifestando su respeto a la Presidenta mapuche.
Los y las constituyentes debemos cumplir la tarea más importante que puede darse en una sociedad democrática. Se nos reconoce un rango especial, pero los hombres ya no visten necesariamente trajes oscuros ni corbata, ni las mujeres vestidos formales o traje y chaqueta como señal de compostura y seriedad. Hoy la norma son los colores, los aros en orejas y narices de hombres y mujeres, los adornos de flores y los bordados que se multiplican y renuevan a diario. Los ponchos y vestidos cuyas formas y colores dan cuenta de variados territorios de norte a sur. Un colorido similar a la diversidad de los seres humanos.
Por los pasillos del Congreso, ese edificio robusto y cargado de historia, se mueven con total naturalidad los representantes de movimientos sociales que luchan por el agua, la calidad de la vivienda, la salud, el reconocimiento de un país plurinacional. Por esos pasillos, tintinean las joyas de las mujeres mapuche como testimonio del cambio profundo que estamos viviendo. Un tintineo que se vuelve cada día más natural y menos extraordinario.

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