Mario Ossandón Cañas

Biografía Personal

Ossandón Cañas Mario (1951) [1] hijo de Héctor Mario Ossandón Sánchez y María Alejandra Cañas Díaz; trabajador social,  casado con Felisa Solar Silva (1951), hijo de Miguel Ángel Solar Silva (desciende de Camilo del Solar Vial) y María Gabriela Silva Moreno.

[1] Inscripción 6.147 nacimiento 1951 Moneda; Inscripción 243 matrimonio 1971 La Florida; I. 295 nacimiento 1951 Talca.

Descendencia

Fuentes

Trayectoria Política

Ossandón Cañas Mario (1951) Partido Por la Democracia, concejal de La Florida 1992 (12.673 votos 9.4%), subsecretario de Previsión Social 2006-2009; jefe de la División de Gobierno Interior del Ministerio del Interior 2014.

Bibliografia

Otras publicaciones

Frente al agotamiento del modelo de desarrollo neoliberal ¿Cuáles son los pilares de un nuevo modelo? Por Víctor Barrueto y Mario Ossandón. 19 enero 2023

La centroizquierda tiene que responder con más claridad y precisión como reemplazará el modelo neoliberal, más allá de instalar un verdadero Estado de Bienestar acompañado por un pacto tributario que permita financiar la ampliación de derechos sociales. También debe proponer una estrategia de transformación y diversificación productiva que permita retomar un crecimiento económico sostenible con características distintas al logrado con anterioridad, asegurando una mejor distribución de la riqueza generada y comprometido con la protección del medio ambiente en un contexto de cambio.

Hoy, cuando el tema del crecimiento económico adquiere nuevamente una primera prioridad debido a la crisis coyuntural producto de la pandemia y cuando se hace con esto más evidente el estancamiento económico de ya más de una década, tenemos que dar respuestas urgentes y concretas. Tenemos que decir qué se implementará como sustituto del actual modelo económico en crisis y qué se conservará, ya que, no se puede desechar todos y cada uno de los elementos que son parte de la actual realidad, pero si decir, cuáles son las modificaciones indispensables en las relaciones que caracterizan a esos elementos.

Las propuestas que se hacen a continuación tienen dos conceptos fundamentales. El primero es que ha cambiado la relación entre crecimiento y mayor igualdad, donde esta última aparece como un motor dinámico para promover un mayor crecimiento. Y la segunda, es que de una vez por todas se tiene que iniciar la transformación y diversificación productiva tan alardeada, pero no realizada: Es toda una inspiración para este objetivo el libro publicado por el Congreso del Futuro, “Chile tiene futuro”, en cuanto a señalar las oportunidades extraordinarias que tiene Chile, a partir de su vocación como país y de las vocaciones productivas territoriales de nuestras distintas regiones. La promoción de las energías renovables, el hidrogeno verde, la energía solar, el cobre y el litio para la electromovilidad, en fin.

A continuación, presentamos elementos para responder la pregunta principal planteada.

Determinación de objetivos claves

I. Disminuir la desigualdad.

La disminución de la desigualdad debe ser prioridad en las políticas públicas que el país defina, por cierto, no es lo mismo buscar la igualdad que disminuir la desigualdad.

Debemos consensuar la idea de que los ciudadanos no están disponibles para tolerar los niveles de desigualdad existente en Chile. Si queremos recuperar los niveles de crecimiento con beneficios para todos y convivir en paz social, la política debe modificar sus prioridades. El problema de la desigualdad es mucho más un tema de los ciudadanos que de los economistas y empresarios, que no han sido capaces o no les ha interesado generar una economía menos desigual, no basta con tener solo buenos índices de crecimiento en mercados altamente concentrados, si no tenemos una mejor distribución. Los problemas económicos no se resuelven ni se han resuelto nunca por autorregulación de los mercados.

En Chile, por mucho tiempo se evitó la discusión del problema de la distribución de la riqueza incluso en los regímenes democráticos, era un tema de los “expertos”, a pesar de ser demasiado importante, porque afecta a toda la sociedad y se vive todos los días por todas las personas afectadas por sus consecuencias. De hecho, una de las dimensiones más presentes en el estallido social de octubre 2019 se relaciona con la vivencia subjetiva de la desigualdad que afecto finalmente al conjunto de las instituciones del país.

No basta el crecimiento del PIB como único indicador de desarrollo, ni las estadísticas sobre ingresos promedio de los habitantes en una economía tan concentrada en pocas manos.  Por otro lado, la dimensión de la desigualdad tiene múltiples aristas: existe una correlación entre la desigualdad y el bajo crecimiento; también entre la desigualdad y la concentración del poder; de similar manera, muchos de los problemas que tratan de resolver las políticas sociales son consecuencia directa de la desigualdad.  Mientras no se ataque la raíz del problema, (La desigualdad) independiente del nivel de riqueza que alcance el país, los problemas de violencia y malestar social no se resolverán. Se agrega a ello que los economistas de organismos internacionales hacen ver cada vez más que el binomio crecimiento-igualdad se da vuelta en su relación, y hoy es indispensable disminuir la desigualdad primero para dar un nuevo dinamismo al crecimiento.

La dinámica histórica de la distribución de la riqueza es un tema de preocupación mundial y son muchos los estudios sobre la materia, como, por ejemplo, el que aporta Thomas Piketty en su obra “El capital del siglo XXI” en el que analiza los datos históricos sobre los ingresos, su distribución y su relación con los patrimonios.

En ese texto nos recuerda que los ingresos incluyen siempre dos componentes, por una parte, los ingresos obtenidos del trabajo (sueldos, salarios, primas, bonos, ingreso por trabajos no asalariado) y, por otra, los ingresos provenientes de la tenencia de capital ya sea en forma de tierra, propiedades inmobiliarias, recursos financieros o industriales sean estos heredados o constituidos por esfuerzo de ahorro individual. Ambos componentes son esenciales para comprender la dinámica de la distribución desigual de la riqueza.

La desigualdad a nivel patrimonial es dos veces más alta que la desigualdad a nivel de los ingresos, como indica la (OCDE). Esa desigualdad no es fácil de medir, pero, como aproximación, se usa la relación entre el promedio de la riqueza neta y la riqueza mediana.

En los 28 países miembros de la OECD, los datos muestran que la riqueza neta promedio es 2,6 veces superior a la riqueza mediana. Según esa medida, EE. UU., Holanda, Dinamarca y Alemania lideran en materia de desigualdad patrimonial. En Chile la situación no es diferente, por el contrario, forma parte del 50% de los países miembros de la OECD con un coeficiente riqueza neta promedio sobre riqueza mediana superior a dos.  En los hogares chilenos, el 10% mejor acomodado en patrimonio neto es dueño de casi 60% del patrimonio neto total mientras que el 40% de los hogares menos acomodados no tienen patrimonio neto. Por su lado, el Allianz Global Wealth Report 2018 muestra un coeficiente Gini de patrimonio para Chile de 0,7, que es uno de los más altos de la OECD. En Chile se ha estudiado bastante la distribución de los ingresos del trabajo, pero ha sido un tema casi vetado el origen legitimo e ilegitimo del capital y su impacto en la desigualdad.

“Mucho se habla de desigualdad y grandes brechas salariales. Se dice que en una empresa en Europa los salarios más altos superan 15 veces a los más bajos, mientras en Chile esa relación es de 30 o 40 veces. Se propone el loable “Desafío 10x” (que invita a las empresas a reducir la diferencia entre sus sueldos máximos y mínimos a 10 veces, o pagar un mínimo de 22 UF o $605.000 brutos), pero en realidad no sabemos qué es una brecha salarial “adecuada desde el punto de vista social” como decimos los economistas”.[1]  Hay que decir que dicho “loable” desafío fue propuesto por las entidades Sistema B y G100 vinculadas al empresariado 3 días después del estallido social del 19 de octubre 2019.

Volvamos al texto de Piketty antes citado. “La principal fuerza de convergencia para reducir las desigualdades es el proceso de difusión de los conocimientos y de inversión en la capacitación y la formación de habilidades”. Este proceso permite al mismo tiempo el aumento general de la productividad y la reducción de las desigualdades. Compartir el saber es un bien público por excelencia y no un mero fenómeno de mercado o de conveniencia competitiva. La importancia del proceso de difusión de los conocimientos y de la inversión en capacitación y formación de habilidades permite y facilita disminuir las desigualdades.

Reducir la brecha de ingresos provenientes de trabajo

El ingreso mínimo juega un rol fundamental. En los primeros años de los Gobiernos de la Concertación los principales mecanismos para reducir la pobreza estaban relacionados con: el aumento del salario mínimo, la incorporación de la mujer al mercado formal del trabajo, el número de perceptores de ingreso por grupo familiar, el tamaño de la familia y las trasferencias monetarias directas. Todo ello fue determinante para disminuir la pobreza.

Otro mecanismo importante es limitar la brecha de ingresos, al menos en el sector público, o empresas que se financian con fondos públicos. La diferencia de remuneraciones entre las personas que ganan menos con las de mayor ingreso no debería ser superior a 15 veces.

Un mecanismo de gran impacto en los salarios y remuneraciones, fueron el pago por cargas familiares, antes del golpe militar estas asignaciones representaban aproximadamente el 1.5% del Gasto público, hoy no llegan al 0.2% del gasto. Fue un mecanismo simple de alto impacto distributivo en las familias.  El país actual es mucho más rico que en los años 70. lo que, para las empresas de menor tamaño, podría significar una exigencia muy difícil de asumir, aunque un aumento del pago de las cargas familiares puede contribuir a disminuir el impacto del alza del salario mínimo. Si el salario mínimo creciera un 10% anual sobre el IPC, en diez años habríamos logrado duplicar el salario mínimo y, por el efecto del pago de asignaciones familiares, disminuiríamos el trabajo informal y se aportaría a una mejoría sustancial de las jubilaciones.

En Chile los mercados importantes están en manos de tres o cuatro empresas las que, por su posición dominante, controlan todas las dinámicas de la competencia, inversión, producción, financiación y desarrollo de nuevos productos, servicios y mercados. En este marco, no es verdad que exista libre competencia en Chile y ello es una realidad que también contribuye a la desigualdad.

Mucho se habla de la importancia que tienen las empresas de menor tamaño (pymes y mini pymes) para la economía y el empleo, pero sus enormes dificultades de acceso a los mercados, limita severamente su desarrollo y le impide pagar mejores salarios.

Las compras públicas  podrían estimular el desarrollo de estas empresas,  mediante algunos cambios en los procesos de evaluación de los concurrentes a las licitaciones, como, por ejemplo, considerando  factores – aparte del  precio – que impliquen un mayor pago por sobre los niveles relacionados  con el salario mínimo, la posibilidad de realizar compras en las localidades, la provisión de asistencia técnica de organismos de apoyo, la cobertura a las boletas de garantía, la agilización de los procedimientos para el tratamiento de los estados de pago, los castigos por atrasos injustificados en los pagos comprometidos, la facilitación del uso de factoring para las órdenes de compra, la protección de los mercados dedicados a los segmentos vulnerables (mujeres, inmigrantes, Jubilados, etc.)   Pero los más importante es abrir el sistema de compras de todos las empresas y servicios públicos, incluyendo las inversiones, las obras públicas, la vivienda, las fuerzas armadas y de orden, en todos los niveles de administración del Estado:  nación región, provincia y comuna, fijando metas de apertura de mercados por tamaño de empresa concurrente.

Utilizar los instrumentos tributarios y los subsidios fiscales

Los instrumentos tributarios y los subsidios son recursos fiscales que, muchas veces, orientan el desarrollo de las empresas y han sido utilizados recurrentemente en Chile, pero, casi siempre y prioritariamente por las grandes compañías. Un ejemplo claro de esto fueron los subsidios a los inversiones de los conglomerados dedicados a la explotación forestal, pero además están los proyectos de embalsamientos para riego, a los derechos sobre tratamiento y distribución de agua, a las concesiones de suelo público, al financiero estatal de la venta de empresas públicas, a las diferentes modalidades de exención y condonación del pago de impuestos, a los cambios de uso de suelo especialmente para el desarrollo Inmobiliario y a muchos situaciones parecidas más.

Varios de estos instrumentos, hoy se podrían reorientar y ser utilizados para i) apoyar la actividad económica de empresas de menor tamaño, como, por ejemplo, la compra o reformulación (plazos más largos y/o costos más reducidos) de las deudas con los bancos o con el gobierno, ii) la reparación de las unidades productivas afectadas por disturbios o agresiones violentas (este subsidio y seguros existen actualmente para las empresas que operan en las zonas del conflicto mapuche y es administrado por Sercotec), iii) la flexibilización y ordenamiento urbano para actividades productivas y comerciales de este tipo de empresas,  iv) disminución de un porcentaje del IVA recaudado para ahorrar en el sistema previsional, v) el no pago de tributos para las empresas que inician su funcionamiento por el periodo inicial ( 1 año ).

II. Reorientarse hacia las actividades económicas estratégicas

Las orientaciones sobre los distintos modelos de desarrollo que se han implementados en Chile a través de su historia han sido dirigidas por la elites política y económica dominante en cada periodo. Nunca han sido el resultado espontaneo del funcionamiento de los mercados y su autorregulación.

El nuevo periodo que se está abriendo en Chile requiere poner en conversación entre amplios sectores de la sociedad que modelo de desarrollo es más conveniente para el país y sus ciudadanos, a partir de las condiciones reales que nos encontramos.

Los economistas debaten mucho sobre los equilibrios macroeconómicos, pero hablan poco de la producción, y ello es fundamental.

Los dos sectores económicos más dinámicos de la economía son, sin duda, la minería, particularmente la del cobre, y la alimentación (desde la producción a la mesa)Estos dos sectores basan su desarrollo en productos primarios a partir de la explotación de recursos naturales, que conforman la mayoría de las exportaciones del país y generan las mejores condiciones para constituirse en las principales actividades de inversión, e incorporación de la ciencia y la tecnología a la innovación y ser un centro de experimentación para enfrentar los desafíos del cambio climático para otras actividades en el país.

La minería y la economía circular

La producción de metales y la cadena GEO minera metalúrgica que la sostiene, es una de las principales actividades económicas de nuestro país. Sus dificultades no pasan solo por la falta de recursos, sino también por su impacto ambiental. Sin embargo, la industria minera tiene un gran componente social, lo que nos hace reflexionar sobre su importancia para nuestro desarrollo. La situación que se vive hoy es compleja y existe la sensación de encontrarnos con parámetros cada vez más difíciles de manejar.

Solo para hablar de nuestra minería del cobre hoy tratamos recursos con menos del 1% de metal y debemos descartar más del 99% del material a lo largo de los procesos de extracción. Ello tiene gran impacto ambiental. La producción de cada tonelada de cobre puede generar entre 300 y 400 toneladas de estériles, de 100 a 200 toneladas de ripio, entre 60 y 100 toneladas de relaves y de 2 a 5 toneladas de escorias. Sin embargo, hoy se pueden recuperar materiales valiosos desde estos pasivos, agregando valor a la industria y contribuyendo a disminuir los daños ambientales.

El caso de los gases de fundiciones es un ejemplo notable de economía circular. Al tratarlos para producir ácido sulfúrico, se le agrega valor a un material que otrora fue un residuo contaminante.  En Europa se estima que la aplicación de protocolos de economía circular permitirá reducir un 32% el consumo de materia primaria. para el año 2030 y 53% para el 2050. Ello permitiría ajustar mejor la producción mundial al tamaño del planeta en que vivimos.

La Comunidad Europea hoy considera los proyectos de recuperación de materiales de fallos o desde pasivos como potencialidades: “en toneladas año de 2 millones de minerales de baja ley, un millón de residuos finos y 3 millones de escoria para recuperar cobalto, níquel, cromo, cobre, plomo, zinc, entre otros.” EL Mercurio. 22 de agosto del 2021. Profesor Mario Sánchez. De la Universidad Andrés Bello Economía circular.

La minería tiene un gran potencial de desarrollo en encadenamientos productivos hacia atrás y hacia delante. Convirtiéndose en uno de los motores del crecimiento y desarrollo tecnológico.

La alimentación y la economía circular.

El sector agroalimentario es una potencia exportadora de nuestro país. Un embajador de nuestra imagen en el mundo y de cómo las personas, ya sean consumidores, importadores y/o líderes de opinión nos perciben.

El sector agrícola, y en este caso el frutícola, está llamado a transformarse hacia la sostenibilidad ya que es uno de los más vulnerables ante el cambio climático en alimentación. “Contar con herramientas para combatir la escasez hídrica y el cambio climático son una de las principales prioridades para la agricultura y la industria hortofrutícola de Latinoamérica y el mundo”. Catalina Cuevas, jefa del Subdepartamento de Sostenibilidad de Portal ProChile en Portal Frutícola.com

La creciente demanda de alimentos en cantidad y calidad, como así también económicamente accesibles, es una realidad ya identificada desde hace algún tiempo. Los valores de incrementos necesarios tienen diferentes interpretaciones, pero como concepto general, hay consenso en cuanto a que será necesario aumentar su disponibilidad de alimentos en un 50% hacia el año 2050, en el mundo.

Asimismo, hay suficiente consenso respecto de las cuestiones relacionadas a la sustentabilidad de la producción. El aumento en la disponibilidad de alimentos es necesario, pero no a cualquier precio. La huella ambiental generada por todas las actividades productivas debe ser disminuida.   El desafío es lograr grados crecientes de industrialización en estos sectores y de otros intensivos en extracción de recursos naturales (madera), en el marco de una economía circular, para lo cual es necesario definir al menos tres orientaciones: Marco Institucional claro y de largo plazo que defina el equilibrio necesario entre actividad económica y protección del medio ambiente; Políticas de incentivo para la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías que se encadenen a otras actividades productivas del país; El aumento de la productividad depende también de la inversión en capacitación y formación de habilidades de las personas y de cómo estos saberes se transforman en bienes públicos compartidos por el resto de la sociedad.

La política de exportaciones ha sido exitosa para un numero reducidos de empresas, han concentrado el mercado y la distribución de la riqueza en pocas manos y tensionado al límite el equilibrio entre actividades económicas y su relación con el medio ambiente y su entorno cercano.

Es importante estudiar con detención las experiencias de otros países abundantes en recursos naturales y su proceso de industrialización en torno a estos, por ejemplo, Finlandia, Suecia y Perú (en particular su industria de alimentos)

Ambos sectores, la Minería y la Alimentación para su adecuado funcionamiento requieren de dos recursos muy escasos. El agua y la energía, de cómo se resuelvan estas limitaciones y se conviertan en oportunidades depende la dinámica de crecimiento futuro.

  • La gestión del agua

El agua es la sustancia más abundante del planeta y la única que se encuentra en la atmósfera en estado líquido, sólido y gaseoso. El 97% es agua que pertenece a los océanos y el resto es agua dulce. El agua dulce también está presente en depósitos acuíferos y permafrost, lagos, embalses, ríos, humedad del suelo, vapor atmosférico y el agua contenida en los seres vivos. Aunque no toda está disponible, gran parte permanece siempre helada, formando los casquetes polares y los glaciales.

El uso eficiente del agua, y su correcta devolución al medio, son dos temas que deben ser centrales en cualquier cambio de futuro

El cambio climático en Chile se ha expresado en diminución de lluvias y aumento de las temperaturas, incorporado un factor de incertidumbre en todos los sectores productivos del país particularmente en el sector de alimentación. Hasta el momento parece asegurado el agua para el consumo humano.

El agua es uno de los principales bienes públicos de un país y de la humanidad y su valor no se puede determinar en el mercado de bienes transables. Si bien es posible definir el precio de los accesos de este bien, no ocurre lo mismo con su valor, ni menos en tiempo de escasez.

El cambio climático alteró severamente este ciclo natural del agua, llamado “ciclo del agua” o “ciclo hidrológico”: el impacto del cambio climático no es solo por la ausencia de lluvia (sequia), también ha traído aluviones, con graves consecuencia para la población, grandes incendios, marejadas a orilla de playas cada vez más frecuentes y agresivas que amenazan a poblaciones costeras.

Un segundo factor que hace difícil la gestión del agua en tiempos de escasez fue la privatización y el modelo de negocios (modelo teórico de una empresa ideal que no existe en ninguna parte del mundo) de las empresas del agua potable, cuyo resultado económico final depende de los litros consumidos y de los precios que se determinen para dicho consumo. En síntesis, en este modelo de negocios los resultados de la empresa concesionada dependen exclusivamente del volumen de la demanda, y no responde a ningún incentivo al ahorro o de innovación que permitan adaptar la gestión en tiempos de escasez.

Un tercer factor crítico fue la dación de derechos de agua (propiedad de todos los chilenos) de carácter perpetuo y gratuito a particulares, se usen o no, como ocurre en el caso de la agroindustria, donde se permitió separar el agua de la tierra, generando con ello dos activos transables distintos, en forma independiente del mercado, sin ninguna intervención posible del Estado.

Abordar el problema del agua es de alta complejidad y requiere tener presente múltiples dimensiones, entre ellas, un cambio institucional, en el sentido de tener una autoridad única del agua que tenga por misión asegurar la disponibilidad de agua para todos los sectores y personas que demanden según sus necesidades en el corto, mediano y largo plazo, asegurando la alimentación y el consumo humano como prioridades de su gestión.

Por otro lado, hay que mejorar el uso del agua en la agriculturaquerepresenta el 70% del consumo de este vital elemento, mientras el uso doméstico sólo alcanza un 6%. El uso de agua de una hectárea cultivada en la zona central del país utiliza un caudal continuo de 1lts. /seg., en cambio un hogar requiere de apenas un 0.1 lts. /seg.

Es necesario señalar que en nuestro país se cultivan 5.0 millones de hectáreas, de las cuales sólo 1.2 millones están bajo riego y, de éstas, en la actualidad apenas 0.3 millones de hectáreas están regadas con sistemas tecnificados de alta eficiencia (goteo, microaspersión, etc.) cuya eficiencia de aplicación es cercana al 90%, en cambio hay 0.9 millones de hectáreas con riego superficial, con una eficiencia de solo un 40%.

La situación anterior nos indica que, si mejoramos la eficiencia del riego, se liberarían grandes volúmenes de agua para el consumo humano, la minería o la industria y perfectamente se podría duplicar la actual superficie de riego del país.”[2]  

Hay que agregar que la digitalización del agua en las ciudades, convirtiéndolas en smart water cities, es un proceso muy complejo. Sin embargo, parece ser el único camino para ofrecer un servicio adecuado a la población y asegurar, para el futuro, un aprovisionamiento de agua más seguro y sostenible.

Resolver los problemas de agua en la ciudad puede ser un espacio adecuado para el desarrollo de nuevas tecnologías y para la innovación, aumentando así los saberes para otras áreas de desarrollo.  En varios países, las ciudades están aportando nuevas soluciones para enfrentar el cambio climático especialmente en la técnica de reúso de las aguas para uso de riego en la misma ciudad o en la agricultura o la industria controlando las pérdidas en la distribución de aguas, acumulación de aguas lluvias, la potabilización de aguas de los ríos, la desalinización de aguas en las ciudades costeras.

El sector de agua es un espacio óptimo para pasar a la industria 5.0, cuando la tecnología es un medio para las personas, la sostenibilidad y la resiliencia.

  • La gestión de la Energía.

Todas fuentes de energía incluida la electricidad requiere agua en sus procesos de producción, ya sea para la refrigeración de las plantas térmicas, para la extracción de materias primas, la limpieza o para el funcionamiento de las turbinas.

De igual manera el agua requiere de innovación en el uso de energías para sus procesos de gestión: producción, distribución y eficiencia en su uso, lo que crea, una demanda creciente en investigación y formación de recursos humanos. Ambos sectores son un binomio y deben ser tratados como tal en el diseño de la estrategia de desarrollo.

Algunos ejemplos citados por la investigadora Paula Sánchez en la revista IGUA con fecha 17.08.2021, permiten comprender la amplitud de los desafíos que tenemos por delante. Nuevas tecnologías para desalar agua sin electricidad, energías renovables para producir agua en zonas rurales en África, basados en la gasificación de residuos orgánicos y sistemas fotovoltaico, en la Comunidad de Madrid el año recién pasado logro producir el 74% del consumo energético de la gestión del agua en las instalaciones de Canal Isabel II. La Agencia Catalana del Agua (ACA) invertirá más de 3 millones de euros en instalar 29 parques fotovoltaicos en 29 depuradoras catalanas, con una capacidad total de 2.396 kWpic. Estas instalaciones producirán energía eléctrica de origen renovable que se destinará al autoconsumo propio de las instalaciones de saneamiento donde se instalan, evidenciando la apuesta decisiva en la descarbonización del ciclo del agua y fomentando la autosuficiencia energética de las depuradoras.

El avance tecnológico y los nuevos asombrosos rendimientos de los paneles con la introducción del perovskita[3], el grafeno, y los nuevos compresores de aire (CC-AC) permiten que cada casa o edificio autogenere y venda excedente.   Es conocido que hay horas en que se pierde energía renovable.

El sector energético ha logrado importantes grados de consenso entre los distintos actores en el país. Políticos, empresarios, ministros, científicos y sociedad civil, concuerdan en la importancia de avanzar hacia una transición energética y definir buenas políticas públicas para que los distintos gobiernos asuman como políticas de Estado.

El actual Ministerio de Energía del Gobierno de Chile público en el mes de noviembre del año 2020 el documento “Estrategia Nacional del Hidrogeno Verde” que resume el trabajo de distintos actores.

En dicho texto “el hidrogeno verde aparece como una gran oportunidad para Chile dado el enorme potencial en cuanto diversidad y cantidad de fuentes energéticas renovables disponible para su producción, la cual se estima superior a 1800GW (equivalente a 70 veces la demanda actual de Chile.)

La producción de hidrogeno verde en Chile, puede ser muy competitiva a nivel internacional ayudando a disminuir los gases de efecto invernadero, abriendo un nuevo sector económico similar a la industria minera del país y contribuyendo simultáneamente al desarrollo de las regiones que tienen ventajas competitivas especialmente a Atacama y Magallanes.

Los distintos tipos de energía renovable encuentran en Chile condiciones óptimas para su generación.  En efecto, la energía solar en el norte, la energía eólica en el sur, la energía a partir del agua salada en la costa, la explotación del litio(baterías) y la bio masa, entre otras.  De lograrse un buen desarrollo del polo tecnológico con relación a la energía aumentaremos la productividad de toda la economía, se generarán grandes conocimientos que demandarán técnicos y profesionales bien formados y adecuadamente remunerados.

En los últimos años surge con fuerza un modelo alternativo, el de producir in situ la energía demandada. Se llama “energía distribuida”. La energía se acerca al consumidor, no incurre en gastos de transmisión ni sufre pérdidas en las líneas. La energía sobrante se puede vender a la red, lo que en el caso de edificios o grupos de casas configuran una suerte de cooperativa que abarata los costos gracias a la venta de los excedentes del Norte por falta de líneas de transmisión hacia el Centro. La construcción de la línea de interconexión del SING-SIC[4] no es suficiente, y sin duda se van a construir más capacidades. Lo interesante es que a esas mismas líneas se les puede ir sumando excedentes autogenerados en otros centros urbanos del Norte, del Norte Chico, y de la Zona Central.

La gestión del territorio

Desde la independencia de Chile en los inicios del siglo XIX el país se construyó en torno a la idea de un Estado y una Nación, sin tener en consideración las diferencias geográficas y de las distintas naciones que conformaban el país. Estas tensiones han estado siempre presentes y no todas se han resuelto adecuadamente.

Los nuevos desafíos que enfrenta el país deben tener presente la diversidad de recursos que están disponibles en las actuales Regiones, Provincias y Comunas y que no será tan fácil, como en otros periodos, implementar modelos de desarrollo desde el centro.

Las autoridades regionales recién electas, ya no serán representantes del poder ejecutivo centralizado, son representantes de las personas que habitan y trabajan en distintos territorios y velarán por que los recursos generados en las regiones tengan una distribución menos desigual, en un marco de protección al medio ambiente y respeto a la vida de las distintas comunidades. Serán también un nuevo motor para impulsar una gestión inteligente y estratégica del desarrollo de sus territorios.

El elemento ordenador será el reconocimiento a la diversidad, la autonomía para ordenar los factores que generan riqueza y la capacidad de los actores locales para consensuar un proyecto común.

El estado nacional se articuló sobre las carreteras y diversos sistemas de transporte dirigidos desde el centro, es posible que el nuevo eje ordenador sea la carretera digital que facilitará las comunicaciones en tiempo real. La era digital cambiará las formas de gobernar entre los distintos niveles de administración del estado, en las relaciones entre gobierno y ciudadanos y en las relaciones entre distintos actores económicos.

Dada las condiciones geográficas y su relación con el ciclo natural de agua, el factor territorial clave será la Cuenca Hidrográfica que por cierto transciende la división administrativa del país. El análisis disponible de las 101 cuencas repartidas en todo el territorio nacional es suficiente para que las autoridades de los distintos niveles de administración del estado tomen las decisiones adecuadas, dada la urgencia del problema del agua. El problema no es la información es de gestión de un bien público.

  • Agradecemos los comentarios y aportes del sociólogo José Víctor Núñez

[1] Jaime Ruiz-Tagle, “¿Qué puede hacer Chile para reducir la brecha salarial” Diario Financiero del Mercurio, 22/11/2019

[2] Oscar Miranda, Ingeniero Agrónomo/Docente en Sistemas de Riego Universidad de las Américas y consejero del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile

[3] El perovskita es un mineral del grupo IV (óxidos) según la clasificación de Strunz; es un trióxido de titanio y de calcio (CaTiO3). Es un mineral relativamente raro en la corteza terrestre

[4] Hasta 2017 existían cuatro sistemas interconectados que operaban aisladamente, pero ese año se unieron los dos principales, el Sistema Interconectado Central (SIC) y el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING), en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

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