Camilo Escalona Medina

Biografía Personal

Escalona Medina Camilo (1955) hijo de Camilo Escalona Jorquera y Berta del Carmen Medina Meneses; cientista político; casado con Claudia Pardo con una hija; casado 2 con Jimena Tricallota López, periodista, PS.

Descendencia

El Presidente Aylwin, Camilo Escalona 20 abril, 2016

El deceso del ex Presidente Patricio Aylwin, por su larga trayectoria como dirigente político y figura pública, causa de inmediato un sentimiento de hondo pesar y también de sincero reconocimiento a su decisivo aporte al restablecimiento de la democracia en nuestra patria y, en especial, su esencial contribución al reencuentro de los demócratas chilenos.

En efecto, superando las agudas disputas del periodo previo al Golpe de Estado de 1973 y la dramática división de los partidos y fuerzas democráticas que posibilitó la arremetida de la conjura golpista y la instauración de la dictadura de Pinochet, Patricio Aylwin estuvo presente en el liderazgo de las primeras iniciativas unitarias de reagrupamiento de la civilidad, como lo fuera el llamado “Grupo de los 24” para el diseño de una propuesta constitucional alternativa al diseño del tutelaje impuesto por la llamada “democracia protegida”.

Asimismo, como figura gravitante de una fuerza política, la DC, obligada a la ilegalidad por el régimen militar, respaldó el enorme y multitudinario movimiento ciudadano que exigía el retorno de la libertad, de la dignidad y el respeto a los derechos humanos en Chile, que fuera ampliando los espacios políticos y sociales hasta lograr la proeza de ganarle a la dictadura “en su propia cancha”, en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, tarea en la que Patricio Aylwin asumió el liderazgo opositor en el Comando por el No y luego en la Concertación por la Democracia.

Por otra parte, a lo largo de su extensa trayectoria fue un hombre recto y de intachable conducta personal, que hizo de la austeridad un sello distintivo de su identidad política, entregando una lección que lo enalteció ante el país, sobretodo ahora en un momento de afanes personalistas, fáciles de dejarse tentar por los oropeles de la riqueza mal habida y de la popularidad mal adquirida.

Le correspondió encabezar, como candidato presidencial y luego como jefe de Estado, el más amplio bloque social y el entendimiento político más fecundo, la Concertación de Partidos por la Democracia, el que llegó a ser actor principal en la reimplantación de la estabilidad democrática, desde la cual se proyectara además un periodo virtuoso de crecimiento económico y progreso social, el que durante dos décadas consiguió más que duplicar el producto nacional y enrumbar el país, desde el oscuro periodo dictatorial, a un vital proceso de reconstrucción de las instituciones democráticas.

Aylwin tuvo la valentía, desde su condición de Presidente de la República, de pedir perdón por el terrorismo de Estado y las crueles, sistemáticas y degradantes violaciones de los DD.HH. sufridas por decenas de miles de compatriotas, por los crímenes y abusos de poder cometidos desde las instituciones castrenses, así como por la herida abierta generada por la situación de los detenidos desaparecidos.

La historia sabrá reconocer en él al político por excelencia, aquel conductor capaz de anteponer el lucimiento personal ante el interés nacional, de advertir con lucidez el curso futuro de la situación del país y no perder el rumbo en la seguidilla de hechos puntuales que marcan el día a día. Su conducta ejemplar como Presidente de la República fue hacer lo que el país requería y no aquello que el aplauso fácil demandaba. Con su austeridad y sentido de la responsabilidad fue labrando una senda que lo transformó en un estadista, sobre la base del ejercicio del pluralismo político y de su identidad de humanista cristiano. En ese camino afianzó su liderazgo, respetando a quienes no pensaban como él y haciéndose respetar en su condición de Presidente de Chile.

En lo inmediato, al apagarse su vida se valora lo realizado en su mandato, pero en el porvenir se le valorará mucho más todavía, cuando se ponga de manifiesto en todo su alcance la perspicacia con que fue orientando la transición democrática, abordando con tino y delicadeza, con firmeza y sin demagogia, paso a paso la superación de la amenaza autoritaria, que se mantenía viva en torno a la permanencia de Pinochet en la Comandancia en Jefe del Ejército.

Hoy, la figura de Aylwin permite situar en lo que son, como críticas exacerbadas por el maximalismo, ciertas teorías refundacionales que pretenden desconocer que la transición democrática fue una etapa clave, que exigió una fuerte tensión política y también una alta cuota de flexibilidad y sabiduría para aislar los núcleos más duros del dogmatismo neoliberal y doblegar los intentos de regresión autoritaria, asegurando el camino de la sociedad chilena hacia grados crecientes de libertad y de justicia social que habían sido postergados durante más de una década.

Una vez concluido su periodo presidencial, Aylwin supo dar una gran lección de servicio al país, evitando permanente y sistemáticamente intervenir en la contingencia política, dando muestra con ello de auténtica grandeza en su vocación de servicio público y su férreo compromiso como hombre de Estado.

En todo momento, en sus normas de vida y en su propia fisonomía como figura pública, Aylwin supo mantener la investidura republicana con que la ciudadanía lo distinguió al confiarle la Presidencia del país, en el primer periodo posterior a la dictadura. Por todo ello, quedará en la historia como el padre de la transición a la democracia en Chile. (La Tercera)

Camilo Escalona

La unidad necesaria 19 enero 2023

El desafío de generar unidad política entre actores con visiones y trayectorias diversas no es nuevo en la política nacional. Dicha unidad ha sido fundamental para hacer avanzar los cambios, aguantar chaparrones en tiempos difíciles y hacerle frente a la derecha conservadora que ante la desunión siempre sale ganando.

Cuando se trata de escribir un nuevo pacto social, tanto más importante es proyectar la unidad con que trabajamos a todo nivel y promover su ampliación. Trabajar juntos y no divididos debe ser un principio para impulsar un nuevo pacto social sobre la base del Estado social y democrático de derecho, el aseguramiento universal y garantizado de los derechos sociales, la paridad de género, la profundización de la democracia y un sistema político participativo y capaz de hacerse cargo de las demandas ciudadanas por mayor bienestar, enfrentar la crisis climática y descentralizar el poder a las regiones como principales objetivos. Ello requiere poner término a la Constitución de Pinochet y abrir un nuevo capítulo en nuestra historia, marcada por la voluntad soberana expresada en un nuevo pacto social.

Sobre todos estos asuntos, el progresismo y las izquierdas tenemos un acuerdo matriz muy importante, que se ha trabajado en mesas temáticas y también en el debate político que llevamos varios meses compartiendo. Este acuerdo se expresa todavía con más fuerza cuando las fuerzas conservadoras expresan lo que ya sabemos: un Estado mínimo, marcado en su debilidad por la subsidiaridad que ha traído endeudamiento crónico a las familias de Chile y que expresa intereses económicos minoritarios.

Cuando distintas tradiciones y generaciones confluimos en una alianza política, podemos trabajar para hacer de dicha diversidad y amplitud una potencia y no una debilidad. Nuestros adversarios siempre buscarán lo segundo, debilitarnos. El momento histórico que transitamos nos exige diálogo, generosidad, debatir francamente reconociendo nuestras diferencias pasadas y matices presentes, y también fundamentalmente nuestros puntos en común, que son muchos más, sobre todo ante un escenario fragmentado, tratándose de escribir una nueva Constitución que permita una democracia más fuerte y un país de derechos sociales garantizados.

En consecuencia, es viable y necesario presentarnos con unidad en la diversidad en la elección de mayo próximo, con vistas a lograr juntos y con toda nuestra potencia común las propuestas que representan las ideas de libertad, democracia y justicia social.

Por Ximena Peralta, vicepresidenta CS, y Camilo Escalona, secretario general del PS

Trayectoria Política

Escalona Medina Camilo (1955) [1] miembro del Partido Socialista desde 1969, presidente del PS en tres periodos: 1994-1998, 2001-2003 y 2006-2010; presidente  federación estudiantes secundarios en 1973, exiliado en 1973, diputado 1990-1994 por El Bosque, San Ramón y La Cisterna (50.949 votos, 24.6%),

como secretario general del PS, luego del triunfo de Ricardo Lagos en las primarias de la Concertación: «Hay que festejar el 12 de diciembre, no antes. En mi cabeza sólo hay una idea: se abre una etapa difícil, porque esta elección presidencial va a ser la más tensa de todas las que hemos enfrentado. En nosotros no debe haber ninguna gota de arrogancia, pues a diferencia de ocasiones anteriores la derecha tiene un candidato que no podemos subvalorar. Nuestra tarea ahora es construir la mística concertacionistas»;

reelecto diputado en 1994 (62.629 votos, 30.3%),

La «Nueva Izquierda» encabeza las elecciones en el Partido Socialista   La «Nueva Izquierda», tendencia liderada por Camilo Escalona, encabeza hasta el momento las elecciones internas del Partido Socialista. Además, expresó que «hay algunos que no quieren nada y que le gusta la polarización… yo no estoy en esa y no creo que una gran mayoría esté en esa postura».

candidato a senador en  1997 por Santiago Poniente, diputado por Lota y Arauco 2002 (33.291 votos, 32.8%), senador por la región de Los Lagos en 2006-2014 (65.337 votos, 28.7%),

impulso de la unidad de los partidos de centro y de izquierda (“La Concertación perduró porque obedeció a una realidad profunda de la época, que era concertar a los que antes habían estado separados. La única posibilidad de entregar una alternativa fructífera al país es el acuerdo entre la izquierda y el centro. Y eso es la llave de cualquier alternativa. Sin los votos de la DC, Guillermo Teillier no sería diputado. Y al revés: sin los votos del PC, Andrés Zaldívar no sería senador. Seamos claros. La alternativa programática no es ni para la DC ni para el PC, es para el país, no es para la parcela política. Lamentablemente hay gente que cree que la política son los cuatro metros cuadrados del partido propio y del partido de al lado, y llaman a una reformulación que, en el fondo, lo que quiere es reducir la izquierda a un segmento minoritario de la sociedad (1))”;

Presidente del Senado el 2012, no logra ser candidato a la reelección senatorial al no postular a una elección primaria en 2013; candidato PS a senador por Bío-Bío 2013 con el apoyo del PDC (82.114 votos, 17.8%); Vicepresidente del PS 2014 al no lograr la Presidencia del PS muestra su preocupación por crear demasiadas expectativas en los proyectos gubernamentales  (“Están sembrando una expectativa que no se va a poder cumplir”(2), “soy un tenaz adversario de la tesis refundacional” (3)); en el debate presupuestario 2015, siguiendo su posición de respaldar una política fiscal responsable, afirma “El Parlamento es la catedral de la democracia y no un sindicato. La discusión del presupuesto no es la simple presentación de un pliego de peticiones (4)”;

apoya la candidatura de Ricardo Lagos en 2017: «la tarea esencial es rehacer una mayoría política y social que permita reponer la legitimidad del sistema político, porque todos somos minorías» (5)

sobre petición a favor de Lula: “Lesiona al PS profundamente el involucrarse en un juicio por corrupción” (6).

[1]   En 1996 una acusación constitucional de la UDI contra el presidente de la Corte Suprema, Servando Jordán, termina con una votación de 52 votos a favor y 52 en contra, con la abstención de Escalona: “sepultando las laboriosas aspiraciones de Escalona por la senaturía de Santiago Poniente” TRANSICION p. 419, “La candidatura senatorial de Escalona en 1997 sufre el traspié más brutal: menos del 16%” p. 420. “Salvador Allende es una expresión señera de un dirigente de mentalidad abierta, amplia, no dogmática, alerta a los cambios nacionales y mundiales” Una transición de dos caras, 1999.

«Pretender ahora que el Senado ha sido una especie de caverna de dinosaurios es un ataque a nuestra tradición democrática que no corresponde» (8)

el papel del Gobierno es «parte de sus responsabilidades políticas y éticas», ya que «lo que está de por medio es ni más ni menos que la más importante decisión del Estado de Chile en los 200 años». Sin embargo, en la otra vereda, «quienes dirigen y orquestan la campaña el Rechazo están en las sombras. No dan la cara. ¿Por qué no ha hablado el expresidente Sebastián Piñera? ¿Por qué no han hablado los otros líderes de la antigua oposición de la derecha? Porque saben que son minoría. La minoría se ocultó tras figuras que hoy son sus aliados, pero que tienen una imagen diferente a la del profundo conservadurismo que proyecta la derecha chilena desde siempre». (9)

El secretario general del PS reprochó la declaración de Ricardo Lagos, quien opinó que tanto el Apruebo como el Rechazo están «lejos de convocar a la gran mayoría ciudadana». «No son lo mismo», replicó el ex senador, destacando que la primera opción «significa dotar a Chile de una Estado social y democrático», y la segunda, «la Constitución de Pinochet». (10)

El secretario general del PS, Camilo Escalona, criticó las declaraciones de la ministra Camila Vallejo, quien aseguró en Radio Sonar que es un «hecho consumado» que el oficialismo competirá en dos listas para el 7 de mayo.  «No pienso así. A mí no me gusta eso, no me gusta que en estos momentos finales de decisiones de los partidos, los ministros intervengan en temas que son privativos de los partidos, nunca me gustó, desde el año 90 a la fecha». En esa línea, dijo que «por el bien del Gobierno, lo que nosotros hemos estado haciendo es lo mejor. Hemos tratado de evitar que el Gobierno se vea debilitado porque su conglomerado no es capaz de ponerse de acuerdo en una lista única, por eso que hemos sido tercos en este planteamiento». «No me gusta que sean palabras que desde el propio Gobierno debiliten nuestra posición» (11)

el 19 de enero la vicepresidenta de CS, Ximena Peralta, y Camilo Escalona firmaron una columna en conjunto llamando a la unidad de las coaliciones. (12)

(1) La Tercera, 17 septiembre 2011 (2) El Mercurio 1 agosto 2014.  (3) Revista CARAS 29 diciembre 2014.

(4) Entrevista El Mercurio 14 noviembre 2015.

(5) Entrevista La Tercera 4 febrero 2017

(6) El Mercurio 24 julio 2018.

(8) El Mercurio 15 abril 2022

(9) El Mostrador 8 agosto 2022

(10) 10 julio 2022

(11) 1 febrero 2023

(12) La Tercera, 5 febrero 2023, sobre las maniobras de Escalona para impedir dos listas de la izquierda en la elección de Constituyentes

Bibliografia

Una transión de dos caras: crónica crítia y autocrítia (1999)
En Jaque: historias con historia (2006)
El atentado (2008)
Cuentos del infierno (2009)
De Allende a Bachelet (2013)

Otras publicaciones

Entrevista la Tercera  4 octubre 2009: «El Chile de hoy necesita mas Estado… la Concertación tendrá que renovarse en la práctica, sobre la base del cumplimiento del programa que la ciudadanía respaldará y no en elucubraciones académicas… a pesar de todo el desmoronamiento del sistema de partidos políticos que se vive en nuestro país y con todos sus defectos, el PS continua siendo, a mucha honra, un partido político motivado por un interés de país, por mantener la gobernabilidad democrática, ampliar y extender la protección social, depurar la institucionalidad de los enclaves autoritarios y tener una constitución democrática de manera definitiva…»

Entrevista La Tercera 17 diciembre 2011: «Un gobierno de Bachelet debería incluir a Cheyre y Vallejo… nuestro próximo gobierno debe contar con una ancha base política y social, mucho mas amplia de la que tuvimos hasta el 2010»

Entrevista El Mercurio, 16 junio 2012 «El gobierno debe escucharnos y nosotros conocer sus argumentos» sobre reclamos bolivianos: «La paz existe sobre el respeto a los tratados».

«Vigencia de la Política» La Tercera, 16 marzo 2014 «La política es una actividad que es menoscabada y desconocida en su profunda dimensión social, sin embargo, su rol resulta fundamental para el bien común, Para que el sistema político no defraude a la ciudadanía, la tarea de las tareas es derrotar la desigualdad»

«El Presidente Aylwin» LT 20 abril 2016 «le correspondió encabezar el mas amplio bloque social y el entendimiento político mas fecundo, la Concertación de Partidos por la Democracia, el que llegó a ser actor principal en la reimplantación de la estabilidad demoáratica, desde la cual se proyectara ademas un periodo virtuoso de crecimiento económico y progreso social, el que durante dos décadas consiguió mas que duplicar el producto nacional y enrumbar el pais, desde el oscuro periodo dictatorial, a un vital proceso de reconstrucción de las instituciones democráticas…»

Entrevista El Mercurio, 8 octubre 2016 «Si la Democracia Cristiana lleva candidato a primera vuelta, se cierra el ciclo de entendimiento del centro con la izquierda» «El camino de Lagos es difícil, porque tien resistencia esencialmente en la élite política que se siente satisfecha con la Nueva Mayoria» «En las elecciones municipales se va a confirmar que el sistema político chileno continua siendo aquel que se estableció entre 1988 y 1990, que no ha habido refundación alguna»

«La fuerza del liderazgo» La Tercera 15 octubre 2016 «… como Ricardo Lagos pone el énfasis en alcanzar una mayor crecimiento, lo anatemizan como amigo de los empresarios; como valora el balance estructural en el gasto fiscal es conservador; como tiene ideas claras se le sindica como el partido del orden… el objetivo que se ha propuesto Ricardo Lagos es coherente con el interés país, como corresponde a un dirigente que surgió como figura nacional en la brega contra la dictadura, que se proyectó a la presidencia por su trabajo tesonero y fructífero en la restauración democrática, con identidad y domicilio conocido, requisitos necesarios para superar la crisis de confianza que afecta al país»

Camilo Escalona M. @CamiloEscalonaM 31 diciembre 2020
Se fue un año qué puso a prueba el temple del alma humana y la fortaleza de los pueblos, y que desnudó la torpe ineptitud de gran parte de los gobernantes.
Los poderosos siguieron encerrados en su cápsula de privilegios y las personas vulnerables y dignas se apoyaron con voluntad solidaria. El 2021 hay que seguir bregando con unidad y dignidad para derrotar las injusticias y la desigualdad.

Entrevista, El Mercurio, 29 mayo 2021 «La figura que le propuso a Chile un camino en democracia, pluralismo y libertad, se llama Salvador Allende, para eso tuvo que romper con los dogmas ideológicos, es una figura única, irrepetible. Hay quienes están muy lejos de comprender a Allende, pero que se sienten hoy los representantes de su legado. Con los avances de la civilización, luego de que concluyó la Unión Soviética y cayó el muro, vino la ofensiva neoliberal y ahora la sociedad reclama una nueva opción. Lo que se  necesita es el respeto irrestricto a la diversidad. Yo no veto a nadie, pero sí creo que hay que hacer un intercambio de opiniones, hay que escuchar, hacer una reflexión colectiva, hay que meditar y discernir para poder proponerle a Chile un camino de solución a la crisis y, naturalmente nadie tiene la verdad en su bolsillo» Entrevista, 29 mayo 2021

«Estamos cayendo, una vez más, en el gravísimo error de discutir la distribución del poder sin que estén debidamente conversadas y clarificadas las ideas fuerza que nos unen. Antes que todo hay que recompone el ethos del entendimiento entre el PS, la DC, el PPD, el PR, el PL y el Nuevo Trato, si es que ellos se quieren sumar» 20 junio 2021

Crisis en las ideas 22 agosto 2022

Hace ya años que se habla y teoriza sobre la llamada «crisis de representación» que sufre el régimen democrático vigente, tanto en Chile como en gran parte del mundo globalizado. Como suele ocurrir cuando un concepto, moda o estudio alcanza notoriedad son millones de páginas (hoy digitales) las que se mueven en torno de las acciones mediáticas y conductas humanas que motiva.

En Chile, la ausencia de un proyecto país con mayoría y coherencia suficiente, más la desigualdad, los abusos de poder y la autocomplacencia de Piñera, desembocaron en la crisis de legitimidad del sistema político que está en la raíz del estallido social de octubre y noviembre de 2019, el que provocó el acuerdo político que llevó a la reforma constitucional que hizo posible encauzar la movilización social en el proceso constituyente que tiene un hito relevante en el plebiscito del 4 de septiembre próximo.

Sin embargo, los mismos defectos proselitistas y estériles protagonismos que se criticaban se hicieron presentes tempranamente en la actividad de la Convención Constitucional. Así, absurdas figuraciones individuales y ultrismo en las posiciones políticas, generaron en la ciudadanía un conjunto de opiniones críticas que se orientaron, muy astutamente desde la derecha, al cuestionamiento de la nueva Constitución y a preparar su Rechazo en el plebiscito del próximo 4 de septiembre.

En ciertos temas esas observaciones tienen asidero, como lo ha recogido el Acuerdo de los Partidos que apoyan el Apruebo, suscrito el 11 de agosto en la Biblioteca del ex Congreso Nacional, el que expresa un compromiso de reformas aspirando a que esa opción tenga respaldo mayoritario en dicho plebiscito. En consecuencia, no se trata de un texto inmutable, no podría serlo, en el contexto de vertiginosos cambios y mutaciones que atraviesa la humanidad.

Además, hay que reconocer que hubo desaciertos o despropósitos que posibilitaron una intensa campaña ultraconservadora, tan fuerte que arrastró a personeros del centro político hacia la derecha ante la dura crítica que se creó en los medios de comunicación, los maximalistas que empujaron una imagen radicalizada de la Convención Constitucional no tuvieron capacidad de respuesta.

Así, un efecto comunicacional tiene un impacto objetivo y no solo subjetivo en el curso de los procesos sociales y/o políticos. La imagen de triunfo «arrastra» y desnuda conductas. En una sociedad tan exitista como la actual el pánico a perder a muchos no resulta soportable y se renuncia a convicciones profundas. En un marco de intencionadas confusiones, se manifestaron renuncias e inconsistencias en figuras políticas que se ufanaban de exhibir una irreductible posición democrática que, ahora, se ve desmentida por el público acuerdo con el conservadurismo de derecha de ciertos líderes o lideresas que aparecían con opiniones «progresistas».

No cabe duda qué hay un vacío de ideas porque resulta realmente sorprendente que personas que dicen haber sido perseguidas o excluidas durante la dictadura ahora asuman la defensa de la Constitución pinochetista, incluso es llamativo que supuestos y corajudos luchadores antidictatoriales se aumenten la edad para encajar en un escenario en que su niñez les impedía tener el protagonismo que hoy añoran y que nunca ocurrió.

El afán de lucirse produce simuladores que intentan adueñarse de luchas que no les pertenecen con el fin de justificar sus actuales posiciones políticas, pero hay cosas que no se pueden hacer y una de ellas es mancillar la memoria de las víctimas del régimen de Pinochet. Es penoso que la trampa mediática ultraconservadora haya aniquilado conciencias.

Es cierto que el texto propuesto no es perfecto, por eso, los partidos que lo apoyan adoptaron un compromiso de cambios que permita asegurar lo fundamental, reemplazar el Estado subsidiario y avanzar hacia el Estado social y democrático de derechos, sin embargo, los personeros aludidos siguen en las filas de quienes se juegan por la conservación de la Constitución del ’80.

En otras palabras, la parálisis en las ideas llena el espacio cultural de grupos sociales que se han despolitizado y prefieren el estancamiento al cambio social. La distancia de la política los lleva a una crisis en las ideas. Carecen de proyecto-país y se resignan al estatus quo. Sus liderazgos pasan a las filas del conservadurismo.

Por eso, no se cuestionan el hecho de caer bajo la hegemonía del sector más retardatario del país, incluso se atribuyen una misión de preservación del sistema aduciendo que la transformación social sólo traerá calamidades. Así, se incorporan a una opción de sociedad cuyo horizonte no es más que la perpetuación de una sociedad profundamente desigual y excluyente.

En suma, la democracia representativa se vuelve una cáscara si no responde al reclamo de las fuerzas sociales y no recoge las demandas populares que han cobrado vigencia en el devenir social. Resolver ese desafío es la perspectiva estratégica a concretar con el logro de la nueva Constitución, nacida en democracia.

Un acuerdo para el futuro 16 agosto 2022

Los partidos de gobierno que apoyan la opción del Apruebo en el próximo plebiscito del 4 de septiembre concordaron un acuerdo con directos y precisos contenidos que aclaran y/o enriquecen el texto emanado de la Convención Constitucional, estableciendo el compromiso de bregar por esos criterios una vez que la nueva Constitución haya sido aprobada por la ciudadanía.

De ese modo, con firme sentido unitario y responsabilidad política, acogieron el llamado del Presidente de la República, Gabriel Boric, quien les «instó» a tomar esa resolución y a elaborar dicho acuerdo político institucional de futuras reformas.

Lo contrario hubiera debilitado severamente la autoridad presidencial en un momento decisivo, porque la virulencia del mensaje del Rechazo indica claramente que la ultraderecha es el centro hegemónico de la oposición a la nueva Constitución. Lo demás es camuflaje para cazar incautos.

Incluso circula un video de un ultraderechista señalando que la izquierda prepara un fraude electoral, ocultando intencionalmente que los procesos de votaciones y escrutinios están bajo el control del Servicio Electoral, órgano autónomo del gobierno, cuyo presidente tiene reconocida pertenencia al espacio político de la derecha chilena y cuyos funcionarios en ningún caso avalarían un hecho semejante.

Hay grupos extremistas de ultraderecha que pretenden enturbiar el proceso y reponen falsedades monstruosas no importándoles el daño que pueden causar a Chile, me recuerdan la siniestra Operación Cóndor y el titular de la prensa de la dictadura que señaló que «los cazaron como ratones».

Muy lamentable es la actitud de personas que conocieron la represión y que ahora se prestan para validar la arremetida de la ultraderecha que, en definitiva, es una amenaza al régimen democrático, lo hacen llegando incluso a tratar de apropiarse de la imagen del No de 1988, intentando vestirse con ropa ajena. Los mártires de ayer lucharon y no se entregaron. No hay que mancillar su memoria. El neo transformismo pierde la vergüenza.

Por eso, las fuerzas políticas de izquierda y centroizquierda que respaldan el Apruebo deben ir masivamente a votar, así como hacer conciencia que en democracia resulta fundamental respetar el resultado, actuar en sentido contrario significa socavar los pilares fundamentales del régimen democrático. El ejercicio de la voluntad popular es la base esencial de la convivencia en un país democrático.

Además, el acuerdo por el Apruebo pedido por el Presidente Boric, al comprometer una común voluntad de reformas, se hace cargo de la necesidad de forjar un respaldo mayoritario a la nueva Constitución, única vía posible para derogar definitivamente la Constitución de 1980, se trata de un ejercicio político legítimo y necesario porque no existe Carta Fundamental ni norma jurídica que sea inmutable.

Más aún, ante la crisis de las democracias representativas y en el vertiginoso devenir social que caracteriza nuestra época que ha visto derrumbarse, en cosa de semanas, sistemas políticos cuyas estructuras parecían infranqueables, la capacidad de reformas democráticas oportunas y revitalizadoras del sistema político es una exigencia decisiva.

En este contexto, el sectarismo paraliza, hay ataques desde la «izquierda», opiniones intolerantes que pretenden erigirse en guardias incontaminados con falsas muestras de pureza doctrinaria. Son narcisismos sin límites, incurables. Dicen que su propósito es derrotar a la derecha, pero no les importa coadyuvar al triunfo de esa misma derecha, eternizando la Constitución del ’80.

Por el contrario, lo que guía la voluntad socialista son principios y convicciones lo suficientemente sólidos para superar el individualismo populista que resulta ser un factor nocivo que desgasta y erosiona el régimen democrático, a través de una demagogia que justifica las conductas más nefastas, bloqueando y disolviendo la acción de las fuerzas transformadoras.

Hay que saber responder al devenir social, y eso es lo que representa el acuerdo de los partidos del Apruebo, el hecho que se haya suscrito venciendo poderosos obstáculos, viene a significar madurez y altura de miras cuando la situación nacional así lo exige.

Darse vuelta la chaqueta 8 agosto

Los que se pasan a las filas del adversario, en el dicho popular, «se dan vuelta la chaqueta», abrazando causas o ídolos que antes combatieron. Son transformers, cuyas reconversiones les hacen irreconocibles. Hay diversas causas para ello. En el ámbito del debate público se presenta con cierta frecuencia el caso de quienes cruzan a la filas que antes repudiaban. Así pasa en la política, la religión o la cultura, son figuras que gracias a su reconfiguración adquieren una notoriedad que no tenían en sus acciones habituales y es evidente que por ganar alguna fama cometen yerros garrafales.

Hay también un desprecio al valor de la acción colectiva, la errada intención de atribuirse la condición del «llanero solitario», de aquel que se salva sólo de acuerdo a lo que le indica el instinto. Es el falso héroe que hace aquello que le conviene o sirve a su propio interés. En otras palabras, un individualista que piensa tendrá ganancias personales no importándole lo que pase con una decisión de país decisiva.

Pero, al lado de una fama o acomodo, muchas veces breve, también aseguran el desprecio de aquellos con que compartían ideales o doctrina, así como el desdén y menoscabo de sus nuevos aliados que no olvidan que así como cruzaron de vereda una vez, pueden hacerlo dos veces. En definitiva, darse vuelta la chaqueta puede parecer un gran negocio, pero no es más que «pan para hoy y hambre para mañana».

Cada persona en la intimidad de su conciencia y las organizaciones políticas en la interacción con la realidad en que actúan y de sus miembros entre sí evolucionan en sus opiniones, ideas y puntos de vista, tales cambios fortalecen y no debilitan si reflejan las transformaciones de la sociedad y de la naturaleza por la acción cotidiana de miles de millones de protagonistas que modifican el entorno provocando impactos que escapan incluso del control humano, como sucede con el cambio climático.

La constante evolución del pensamiento no significa dejar de ser lo que cada cual es, abandonar la propia identidad y tomar la posición contraria, la que antes se confrontó, plegándose finalmente, al mandato ideológico ajeno.

En especial, el cambio de época que vive la humanidad y que exige estar colocándose al día ante los nuevos desafíos del devenir social, requiere de personas y organizaciones políticas y sociales que logren crear una sólida comunidad de ideas y principios que permitan realizar una acción transformadora fecunda que asegure responder eficazmente a los desafíos del desarrollo humano.

Sin cambio social, paralizada, autoenceguecida y sin convicciones, la humanidad se condena al atraso y el estancamiento conservador, cuidar lo qué hay sin avanzar hace crecer las fuerzas reaccionarias, de modo que los conversos no son factores de progreso sino que generadores de regresión social y conservadurismo ideológico.

El vacío de ideas que permite ir de un lado a otro, flotando sin raíces, es la gran debilidad de la globalización. No traigamos ese fenómeno en Chile. No hay que aplaudir el abandono de ideas de quienes reniegan de su identidad esencial para caer en la ausencia de principios fundamentales, vacío moral que desnaturaliza la lucha política y no contribuye al desarrollo de la civilización humana.

Las ideas y convicciones, desplegadas sin dogmatismo y de acuerdo a la realidad de cada país, continúan siendo un requisito primordial para que la política sea fecunda y no una mera caza de pedazos de poder o de efímera figuración personal. Una ilimitada ambición personal no es el camino. El bien común es el propósito que debe prevalecer.

Somos hijos de nuestra historia 1 agosto 2022

Se instaló el debate, fuese por presión mediática o no, sobre las reformas que habría que incorporar al texto de la nueva Constitución una vez realizado el plebiscito convocado para el 4 de septiembre. Sin embargo, resulta curioso que activistas muy destacados de ese teórico esfuerzo de cambiar el Apruebo sean guaripolas del Rechazo, es decir, no son partidarios del Apruebo sino sus adversarios, aquellos que quieren derrotarlo. Entonces, algo no suena bien, los sostenedores de ese supuesto reformismo para perfeccionar el Apruebo resultan ser, paradójicamente, perpetuadores de la Constitución del ’80.

Hay voces que ahora practican la exégesis de la derecha y afirman que es una «nueva derecha», pareciera que la magia retórica de los voceros del Rechazo es suficiente para crear una infundada seguridad, acerca de las bondades democráticas de la derecha, después que dieran sostén político a la peor dictadura de nuestra historia. Se confirma que «el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones», en especial, ante esas afirmaciones de fe de los nuevos simpatizantes o adherentes de la derecha chilena.

Es cierto, hay figuras que jugaron un rol en las reformas implementadas en los últimos «30 años», pero hace años que abandonaron o se cansaron de ese papel y de la responsabilidad de impulsar los cambios necesarios para dar continuidad a la estabilidad democrática en nuestro país al querer «conservar» un esquema constitucional que los asocia con la derecha y sus objetivos auténticamente conservadores.

Así, tomaron distancia de la demanda por más dignidad, respeto y justicia social, adaptándose a una sociedad modelada desde arriba, sea por los «expertos» o los laberintos del trámite parlamentario. La horizontalidad reclamada desde la sociedad civil en los últimos años trastoca la conducción vertical de esas visiones tradicionales, por eso, el feminismo les resulta especialmente irritante.

Se puede cambiar de posición, habrán razones que lo explican, puede ser entendible que así suceda, pero es notorio que esa transferencia a otros intereses e ideas quiere disimularse o esconderse ya que es muy inconfortable y costoso reconocerse como defensor de la Constitución del ’80, la misma que tuvo un rechazo ciudadano de 80% en el plebiscito de octubre de 2020, y que lleva la herida imborrable de las víctimas de la represión ejecutada fríamente y sin escrúpulos para imponerla.

Incluso, hay personas que cruzan a la otra vereda, cuyos familiares fueron parte de los mártires masacrados por la represión pinochetista y que son una bandera de la causa democrática. Ante este dilema, los hechos son el factor preponderante, somos hijos de nuestra historia, nos marca con sus hechos y consecuencias, así resulta inevitable que por la memoria de los y las víctimas caídas en la lucha por la libertad y la democracia, millones de compatriotas añoran alcanzar el gran objetivo de aprobar una nueva Constitución, nacida en democracia.

Por eso, es inexplicable hacerse parte del andamiaje constitucional que a pesar de las reformas que tuvo, en su esencia vital, el Estado subsidiario, es la médula que le da energía y sentido histórico, al régimen económico-social excluyente con que Jaime Guzmán amarró el apoyo de los poderes fácticos económicos a Pinochet para su perpetuación en el poder. A la postre, en esa extrema desigualdad social está el fermento del estallido social.

Ahora bien, que el plan original del autoritarismo neoliberal se desmoronara por la victoria del No y la derrota de Pinochet en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, no acabó con esa raíz y estructura excluyente al perpetuarse el Estado subsidiario.

Asociarse y dar continuidad al armazón excluyente y autoritario del Estado subsidiario es un resultado inevitable al respaldar la opción del rechazo, porque deja vigente la Constitución del ’80, un efecto que afea y delata imágenes cuidadosamente diseñadas, esa realidad no se quiere asumir y se trata de ocultar, camuflar o disfrazar.

Se presentan propuestas o iniciativas para diluir el impacto o disfrazar el rechazo en su auténtico propósito. Todo para seguir en el espacio de una matriz democrática cuando ya no se es parte de ella, el camino del rechazo tiene ese destino. A su vez, el Apruebo es la vía de las reformas para contar con una institucionalidad que permita un Chile justo y digno.

En definitiva, no basta con decir que se es de centroizquierda y trabajar con la opción de la derecha. No es honesto ni digno, tampoco transparente. Esa actitud de doble estándar daña irreparablemente la credibilidad de la acción política. Por eso, aunque sea difícil, cada cual debiese reconocerse como lo que es y no como lo que desea ser. La historia no dejará de marcar a cada cual con su veredicto.

Una ortodoxia insensata, Camilo Escalona. 5 octubre, 2015

El Servicio Electoral ha denegado la solicitud de inscripción como partido político a un conglomerado en formación como tal; se trata de Revolución Democrática, asociación voluntaria de personas que se proponen incorporarse a la lucha electoral e institucional, ahora como una fuerza partidaria, luego que el grueso de sus adherentes lo hiciera como parte del movimiento estudiantil, uno de los protagonistas sociales más trascendentes de la última década en nuestro país.

El Servel, para tomar esta resolución, se ha refugiado en una interpretación ultraortodoxa de la Constitución de 1980 que resulta paradojal; de pronto pareciera que nos encontráramos de nuevo frente al mismo Tribunal, que en 1987, con soberbia inquisitiva, salvo en uno de sus miembros, privó de sus derechos políticos al líder socialista Clodomiro Almeyda, en una odiosa persecución por sus ideas a quién fuera uno de los grandes pensadores chilenos de las últimas décadas del siglo pasado.

Pero de entonces han pasado casi 30 años, y celebramos este 5 de Octubre un año más de la derrota de la dictadura; por eso, actuar con ese criterio ahora es de una ortodoxia insensata. No se está pidiendo que dicha institución, el Servel, adopte una decisión abiertamente inconstitucional. De lo que se trata es de reconocer lo que es público, evidente y notorio: el futuro partido Revolución Democrática tiene un diputado, participa del «ordenamiento constitucional» y se propone su reforma y transformación, como otras fuerzas políticas, sin patrocinar una insurrección, guerra civil, ni nada que se la parezca.

Qué lógica entonces puede tener refugiarse en el sentido literal de la palabra Revolución, si hasta Sebastian Piñera y Joaquín Lavin han hablado de sendas revoluciones. En mi opinión, sólo un apego equívoco y errado al texto constitucional.

Por el contrario, el Servel debiese facilitar y no obstruir la formación de nuevas fuerzas partidarias que renueven un escenario en que parte significativa de sus protagonistas anota claramente signos de fuerte desgaste o decaimiento. Lo más perjudicial es connotar distancia o rechazo de órganos institucionales hacia los nuevos protagonistas de la política nacional.

El camino tomado por el Servel es claramente contraproducente y tendría que ser urgentemente rectificado.

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