Alberto Edwards Vives

Biografía Personal

Edwards Vives Alberto (1874-1932) abogado, historiador, fue precursor de la novela policial al iniciar en el Pacific Magazine, bajo el seudónimo de Miguel Fuenzalida, la publicación de cuentos protagoniza por el detective chileno Román Calvo;  Director General de Estadísticas 1916-1927;   casado con Magdalena Vives Solar s/d.

Descendencia

Fuentes

Trayectoria Política

Edwards Vives Alberto (1874-1932) Partido Nacional, nacionalista en 1915, diputado por Valparaíso 1909-1912 “se había alistado en el Partido nacional, siguiendo viejas tradiciones de familia. En la Cámara llamaba la atención por su optimismo de raza, ese optimismo constructivo de los ingleses que es tan utíl entre nosotros” (1);

Ministro de Hacienda 1926-1927; Ministro de Educación 1930-1931; Ministro de Justicia y de Relaciones Exteriores julio 1931 (sólo tres días).

Bibliografia

Bibl: “La catástrofe de la Punta del Diablo” (1914).

“La Fronda Aristocrática: historia política de Chile” (varias ediciones, 1928, 1945, 1952, 1959, 1972, 1991, 2001).

“El gobierno de don Manuel Montt: 1851-1861” (1932).

“Proemio para la obra de don Alberto Edwards” de Luis Barros Borgoño (1933).

“Bosquejo histórico de los partidos políticos chilenos” (1936, 1976).”La organización política de Chile 1810-1833” (1943).

“Páginas históricas” (1945). “Historia de los partidos políticos chilenos” (1949, con Eduardo Frei Montalva).

“Román Calvo: el Sherlock Holmes chileno” (1953).

“Correspondencia de don Alberto Edwards con Luis Montt” (RChHyG N: 129, 1961).

“Perspectiva de Alberto Edwards V” (1976).

“Hombre activo, estudioso, honesto, observador, nacionalista, entusiasta por todos los elementos de acción del país, el señor Edwards es uno de los escritores que no ha tomado la pluma por vanidad o por placer: busca y ha buscado siempre un fin más alto, la propaganda de ideas sanas y benéficas” (1).

Otras publicaciones

Sobre Alberto Edwards

Alberto Edwards y la nueva fronda, Hugo Eduardo Herrera, La Segunda 28 septiembre 2021 «Que la crisis será larga se nota cuando se escucha al candidato Sichel hablar de despolitizar la política»
«Uno tiene derecho a preguntase si acaso no estamos así como Edwards percibía que ocurría en su tiempo en manos de oligarcas sin mayor conexión con la situación concreta; oligarcas desentendidos de la exigencia fundamental de renovar un orden que, mas que reiteración gatopardesca o radical novedad, apunte a lo que se requiere de una política aplomada y sin frivolidad: la sensatez que lo haga ameritar el reconocimiento de vastas capas de la ciudadanía»

Visión de crisis ministerial

La suerte final del Gabinete Rivas Vicuña-Matte Gormaz en 1926, la describe Alberto Edwards, Ministro de Hacienda en el mismo Gabinete, en los capítulos finales de su Fronda Aristocrática.

«El señor Rivas, educado en las prácticas del antiguo sistema parla-mentario, no abandonaba sus modales corteses e insinuantes ni siquiera en su trato con los comunistas; por otra parte, fiel a las tradiciones del individualismo burgués del siglo XIX, sentía alguna repugnancia para castigar o reprimir lo que en el lenguaje de esa escuela se denominaron delitos de opinión. Así, aunque no dejaba de comprender las nuevas necesidades de los tiempos, el Ministro del Interior opuso cierta resistencia a las medidas que le eran sugeridas por las autoridades policiales. No falt6, por supuesto, quien imaginara que había en esa conducta algo de cálculo politico, y el deseo de crearse una aureola de popularidad entre los elementos sospechosos. Ni el Ministro de la Guerra, ni ninguno de los miembros del Gabinete, participaban de esos recelos; pero varios de ellos deseaban que se adoptase una actitud más enérgica en defensa de la tranquilidad social y del nuevo régimen político. El Coronel Ibáñez así lo manifest6 al señor Rivas, asegurándole que su deseo personal era que continuase a la cabeza del Gobierno, orientando, sí, su politica en el sentido que, según él lo estimaba, exigía la situaci6n del país. El señor Rivas estuvo de acuerdo en general con el Ministro de la Guerra; pero agreg6 que en su concepto no era aconsejable que el Presidente de la República, elegido por acuerdo de todos los partidos, ligara directamente su nombre a una política de represi6n. El señor Figueroa debía, por tanto, abandonar el Gobierno durante algunos meses, dejando un Vicepresidente que lo reemplazara. Esta idea fue sugerida al señor Rivas por el recuerdo de un temperamento hasta cierto punto análogo, adoptado bajo la administraci6n de don Germán Riesco, cuando este Mandatario, elegido por la Alianza Liberal, hubo de entregar el poder a una mayoría coalicionista. El Ministro de la Guerra estim6 que un cambio de esta índole, en las circunstancias porque atravesaba la República, y cuando la auto-ridad del Gobierno no se había aún afianzado por medidas enérgicas, era peligroso y de inseguro éxito. Por otra parte, una propuesta semejante no pudo sino avivar, y en hora inoportuna, los recelos de que el señor Rivas era ya objeto. El desacuerdo entre ambos Ministros trajo consigo la crisis del Gabinete, que fue reorganizado en parte. El señor lbáñez tomó la cartera del Interior, resuelto a cumplir por sí mismo el programa que insinuara a su predecesor»

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