Bossay Leiva Luis (1912-1986) [1] hijo de Pedro Bossay y María Leiva; estudió en el Liceo de Hombres de Valparaíso y posteriormente en el Curso Fiscal de Leyes de la Universidad de Valparaíso; abogado, comerciante, en 1935 fundó la firma Bossay Hnos., la cual se transformaría en Sociedad Comercial Bossay Importadores y Cía. de artículos electrónicos;  presidente de la Federación de Estudiantes de Valparaíso; casado con Marta Elena Hoedl Fontbona, apoya candidatura presidencial de Alfonso 1952 (3), hija de Félix Hoedl  y María Fontbona; 3 hijos.

Bossay Hoedl Luis Adolfo (1941) agricultor

Bossay Hoedl María Eugenia (1943) agricultora

Bossay Hoedl Pedro Félix (1949)

Bossay Leiva Luis (1912-1986)[1]  militante del Partido Radical, Partido de Izquierda Radical en 1971,  Ministro del Trabajo 1946-1947, Ministro de Economía y Comercio 1947.

diputado por Valparaíso 1941-1945 (1.453 votos, de los 14.705 votos de la lista PR-Democrático-PC-PST-PRS, lista que logró cuatro diputados de 12, dos del PR y dos del PC);

reelegido diputado 1945-1949 y 1949-1953;  senador por Aconcagua y Valparaíso 1953-1961, 1961-1969 y 1969-1973 (43.200 votos, 14.3%);

candidato a la Presidencia 1958, ocupando el cuarto lugar con el 15.4% de los votos;

apoyó la candidatura de Allende en 1970 (“La Unidad Popular es la unidad de los partidos que han estado frente de las luchas populares” Puro Chile 7 julio 1970);

“El acuerdo que obligó a retirarnos del Partido Radical, alcanzó un marxismo intransigente, como quiera que estableció ‘todos los bienes de producción para el Estado’. Vale decir, un camión, una máquina de tejer, una carnicería, todo para el Estado y con mayor razón la casa en que se vive, la pequeña parcela, el arado y los  bueyes” (1);

como presidente del PIR, luego del Golpe Militar: “hicimos cuanto estuvo a nuestro alcance para lograr que el gobierno reencauzara su acción por la vía democrática y pública y oportunamente advertimos al ex Presidente Allende las ‘imprevisibles consecuencias’ del conflicto que estaba provocando con los otros poderes del Estado…” (2).

En 1983, en una de sus últimas acciones políticas, puso su firma en el «Manifiesto Democrático», documento que reunió a varios dirigentes de oposición al régimen de Pinochet.

[1]  “El rasgo principal de Luis Bossay es su simpatía. Siempre se las ha arreglado para estar en el primer plano de la política y se le menciona contantemente como candidato a la Presidencia. Ya lo fue una vez” SENADO página 35.

(1) entrevista La Discusión de Chillán, 1971. (2) La Tercera, 18 septiembre 1973. (3) El Mercurio de Valparaíso, 17 agosto 1952.

“Hombre sencillo, agradable, sin falsas ínfulas, posee maneras de ser y de hablar que le permiten a la gente de la clase media sentirse en su propio ambiente cuando llegan hasta él” CASTRO p. 146

Del libro «Chile, una historia casi secreta» de Fernando Villegas (2018):

«Lo interesante de Bossay es que ejemplifica en su persona al mismo tiempo el cénit del influjo y poder de los radicales que comandaron el país en el periodo previo -«el cucharón radical»-, como también su rápida decadencia como fuerza política relevante. Bossay encarna especialmente lo último no porque su actividad política fuera fuera escasa, pequeña o menor comparada con la de sus predecesores del período radical, sino precisamente por lo contrario, porque si bien desde joven fue notorio y hasta notable siguió siéndolo en su crepúsculo, porque no hizo mutis por el foro sino que estuvo en todas, porque era conocido no solo en los años de gloria de radicalismo sino en los de penumbra, porque ocupó innumerables cargos de importancia y hasta fue candidato a la presidencia de la república… todo lo que hizo Bossay aparece ahora como banal, irrelavante, anecdótico e ingrávido porque desde nuestra perspectiva, luego ya de décadas de «gran historia», tumultuosa al menos, dramática y hasta trágica, sus peripecias parecen ocurrir en una Tierra de Nunca Jamás, en un Chile ya inexistente, en un escenario político donde no parecía nunca derramarse sangre ni jamás llegar a los extremos» «al renunciar a su vieja tienda a cambio de ingresar al flamante partido Izquierda Radical. Quien mejor que él debe haber sabido que la esencia misma de la visión y postura radical era y es el no ser un partido con calificativos, no ser de izquierda o de derecha, sino mantenerse en la linea moderada, de centro, sensata, acomodaticia quizás pero humanamente acomodaticia, oportunista, sin duda, pero humanamente oportunista. Pero esa vía estaba agotada. Él, el más radical de todos, debió no solo verlo sino teatralizarlo… su  tiempo se había agotado. Su política se había agotado. La tormenta se levantaba en el horizonte, en verdad corrían ya algunos vendavales».