Sergio Urzua

Datos Personales

Fuentes

SecciónVacas flacas y Constitución, Sergio Urzúa 7 septiembre, 2022

La Convención Constituyente (CC) comenzó a trabajar el 4 de julio de 2021 y terminó su mandato un año después. ¿Cómo anduvo la economía mientras operó? En junio de 2021, el Imacec crecía un histórico 21,1%. Por esos meses la economía agarraba inmenso vuelo. Retiros, expansión del gasto y laxitud monetaria alentaban. El 2021 cerraría con una espectacular expansión de 11,7% del PIB. Consistente con esto, el número de ocupados aumentó 7,3% en el año, mientras los desocupados cayeron 26,2%. La variación del IPC promedio fue 4,5%.

El viento de cola sostuvo el crecimiento en parte de 2022, pero se agotó. Luego de un buen primer semestre, el Imacec desestacionalizado de julio cayó 1,1% mensual. Y todo apunta a que tal tendencia continuará. Véalo así: frente al crecimiento de la primera mitad del año (7,4% en Q1 y 5,4% en Q2), si el PIB crece 2% a diciembre (como se proyecta), los números rojos tendrán que dominar lo que resta de 2022. Por su parte, la nefasta inflación, como suele suceder, ha sido menos paciente: 13,1% a julio, con una proyección a diciembre cercana al 10%. La resiliencia del mercado laboral es un tema por dilucidar. ¿Y 2023? Nublado tirando a temporal. La proyección del crecimiento se ubica en el rango -1% a 0%, mientras la inflación promedio estaría en 5%.

En perspectiva, la CC de 2021-22 trabajó bajo un escenario económico tan positivo como artificial. Ese espejismo puede haber moldeado tanto su labor como desenlace. Un dato para pensar: en las comunas no acomodadas, más afectadas por el menor crecimiento, el margen a favor del Rechazo fue mayor. Ahora veremos si el resultado del domingo da algo de respiro a una economía extenuada por la incertidumbre.

Sin embargo, independientemente de lo anterior, es claro que cualquier nuevo esfuerzo constitucional se desarrollará durante un período de bajo crecimiento y alta inflación. ¿Ayudará un escenario de vacas flacas a configurar un proyecto constitucional aterrizado y prudente? ¿Favorecerá un ajuste en el cinturón nacional acuerdos amplios que configuren la institucionalidad necesaria para hacerse cargo pragmáticamente de las demandas de la sociedad? No sería la primera vez que Chile encuentra soluciones a partir de situaciones adversas. Y es que, como las personas, las grandes naciones aprovechan las pruebas de humildad para fortalecer su carácter y progresar. En el corto plazo, vientos de sensatez podrían calmar los mercados y reducir el impacto de una eventual recesión. En el largo plazo, una Constitución así fraguada sería una señal inequívoca de que Chile va camino a conseguir grandes cosas. (El Mercurio)

Sergio Urzúa
U. de Maryland y Clapes-UC

¿Hasta cuándo de leseras?, Sergio Urzúa 26 junio, 2016
El problema de un tercio débil, Sergio Urzúa 23 octubre, 2022

Chile acarrea un problema de gobernabilidad hace años. Este facilitó la caída del país en la trampa del ingreso medio casi una década atrás e impidió el desarrollo de agendas para sacarlo de ese pozo. Es una dificultad institucional que siempre tiene el mismo nefasto efecto: frenar el crecimiento. ¿Cómo se manifiesta hoy?

El desarrollo de toda organización depende de su capacidad para conducir procesos de negociación entre sus partes. Por eso, aquellas constituidas por pocos grupos bien definidos tienden a tener mejores logros. En fácil, logran articular acuerdos. Este simple principio organizacional ayuda a identificar algunas de las problemáticas que afectan a la política en Chile.

Veamos. Hoy existe más de una decena de partidos con representación popular en el Congreso chileno. Estos cubren un amplio espectro de identidades ideológicas. En principio, tal situación podría complejizar cualquier negociación parlamentaria. Efectivamente, algo de eso ocurre. Sin embargo, cuando se examina la reciente dinámica organizacional del conjunto de partidos se distinguen algunos macrogrupos. No son dos como bajo el binominal, sino más bien tres, como en ese antiguo rayado de cancha de los tercios de la política nacional pre 1973. ¿Novedad? Ninguna. Derecha, centro e izquierda. Más viejo que el hilo negro.

A pesar de la falta de originalidad que significa el fenómeno, a más de alguno puede sorprender. Por ejemplo, a parte del nuevo centro. Algunos de sus dirigentes siguen negociando (entre ellos) como si existiesen dos bandos, cuando realmente emergen tres. Tal confusión puede tener consecuencias materiales si evita que el centro forje rápidamente identidad propia.

Y quien no se nota confundido por la nueva reorganización es el Presidente Boric. Sus instintos por sostener a como dé lugar su coalición son consistentes con la idea de blindar lo que él considera es su tercio. Ahora, ¿será exitoso? Pronóstico reservado. Y es que el Socialismo Democrático, Frente Amplio y Partido Comunista parecen unidos con engrudo. Vea lo ocurrido con el TPP11. Las desavenencias oficialistas son tan evidentes que no se descarta que las famosas side letters sean puro tongo. ¿El costo? Una oportunidad para sacar al país del estancamiento en injustificada pausa. Ahora se plantea la “OPEP del triángulo del litio”, entre Argentina, Bolivia y Chile. Gran oportunidad para Australia. Uno no sabe si reír o llorar a esta altura.

Pero esas equivocadas decisiones no son lo más preocupante del caso. Como en cualquier sistema, los esfuerzos por evitar la fractura de una parte tensionan el todo. En el Chile actual, esto se siente. ¿Cómo? Gobernar cuando hay tres tercios requiere pragmatismo y flexibilidad: se llega a acuerdo con el adversario A en un tema y con el B en otro. Bien gestionado, el resultado puede ser virtuoso. Pero para eso se requiere una plataforma estable desde donde negociar. Sin ella, los adversarios no tienen incentivos para conversar ni llegar a acuerdos. Por eso las señales de un frágil tercio alertan sobre la gobernabilidad del conjunto. Justo lo que no necesita un país que se posiciona como el de peor crecimiento económico en la región el 2023. (El Mercurio)

Sergio Urzúa

El aporte experto, Sergio Urzúa 18 diciembre, 2022

¡Los expertos están de vuelta! Algo impensado poco tiempo atrás. ¿Habrá sido el desorden institucional? ¿Quizás el fiasco que fue la Convención? O en una de esas, su regreso se explica por algo más subliminal. Horas de mundial, con expertos como Mbappé y Messi dando cátedra, activaron el sentido común: una cosa es jugar una pichanga de barrio y otra es la responsabilidad de echarse un país al hombro. Como sea, son bienvenidos.

Momentito, ¿cómo que “como sea”?, dirá usted. Le tomo el punto. Es cierto que, sin conocer los nombres de quienes jugarán un rol clave en el nuevo proceso constituyente, un anticipado “bienvenido” puede ser un pelito optimista, al borde del off side. Y es que el mercado de “esos expertos” es complicado, no es como el del fútbol. Un perito con la pelota se nota. La gente paga por verlo, los equipos se lo pelean, los auspiciadores le sobran. Las fuerzas del mercado dejan claro quién es crack. En otras profesiones, si bien el mercado opera, se puede pasar gato por liebre con más facilidad.

Pero fíjese que, incluso con ese riesgo, estoy algo optimista. Le cuento por qué. La semana pasada hubo un seminario en la Casa Central de la UC, que reunió a un grupo de economistas especial: los ocho ministros de Hacienda entre 1990 y 2019. Todos, en distintas circunstancias y tiempos, tuvieron que ponerse la 10 del país. Podemos discutir si uno era bueno para la finta, otro hábil con los pies o fuerte en el juego aéreo, quién lució más; pero le aseguro que la experiencia de haber estado a cargo de la billetera fiscal entrega un grado de pericia que no da ningún PhD. Por eso valía le pena escucharlos.

Y déjeme decirle que, al hacerlo, uno rápido confirma lo obvio: el progreso de ese período de nuestra historia no fue suerte de amateur. Ellos juegan de memoria, dominan la pelota fiscal y tienen oficio de servidor público. Todos, además, reconocen que les faltaron partidos por ganar, reformas que aprobar. Y aquí lo más interesante. Hubo un amplio consenso en el grupo respecto del principal problema que enfrenta Chile: un fragmentado régimen político tiene al país con un pie en la B.

A partir de las experiencias de los exministros, se pudo también constatar que ese problema se ha agravado en el tiempo. Eso demuestra el daño creciente de nuestro deficiente sistema electoral. Su estructura de incentivos está desalineada con los intereses del país. Con 21 partidos en el Congreso, ¿cuánto espacio hay para ponerse de acuerdo? Sobran los díscolos y quienes buscan lucirse incluso saltándose las reglas del juego. El caldo de cultivo para la polarización es total.

¿De dónde entonces el optimismo? Muy simple. De la oportunidad que brinda el nuevo acuerdo constitucional al agrupar a expertos que apunten al tema medular: mejorar la política a partir de un mejor sistema electoral. ¿Cuál es el diseño óptimo? ¿Cómo alcanzarlo con la resistencia de los incumbentes? Preguntas difíciles que requieren precisamente conocimiento, experiencia y habilidad. Por eso, como quedó claro en ese seminario, con el aporte experto, Chile puede volver a progresar. (El Mercurio)

Sergio Urzúa

Del ChatGPT al ChaoPLR, Sergio Urzúa 29 enero, 2023

De vez en cuando uno se sorprende con logros tecnológicos que desafían al ser humano y que incluso hacen pensar en su reemplazo. Fue el caso, por ejemplo, de las históricas partidas de ajedrez entre la computadora de IBM, Deep Blue, y el campeón Garry Kasparov. En 1996 ganó el cerebro humano, por 4 a 2, pero en 1997 lo hizo la máquina, por 3½ a 2½. Desde entonces el avance ha sido formidable. Hoy lo raro es que una persona le gane a una computadora. Existen campeonatos mundiales de ajedrez en que solo juegan ellas. Los humanos compiten, pero es otra liga. ¿Cuán generalizable es ese caso?

Con clásicos como “2001: Odisea del espacio”, de Kubrick, y “Terminator”, de Cameron, el cine ha tratado la supremacía de la máquina sobre el humano como ciencia ficción. Sin embargo, una sencilla aplicación llamada ChatGPT generó en este columnista una preocupación similar a la que debe haber sentido Kasparov luego de esas seis partidas, de febrero del 96, contra Deep Blue.

Si no se enteró, le cuento. ChatGPT es un programa computacional que genera textos similares a los que produciría un humano. Es de fácil acceso y utiliza avances científicos que permiten a la “máquina” aprender de sus interacciones con personas. Para mostrar su capacidad, le resumo mi reciente “conversación” con el programa:

SU: ¿Puedes reemplazarme?

ChatGPT: Como modelo de lenguaje, puedo realizar tareas relacionadas con el procesamiento del lenguaje natural, como responder preguntas, generar texto y traducir idiomas. Sin embargo, no puedo reemplazar completamente a un ser humano en todas las tareas.

(Nota mental: Ojo, usó “completamente”. En una de esas podría ayudar con el lenguaje y los mensajes para no arruinar las relaciones internacionales de un país.)

SU: ¿Puedes reemplazar a un economista?

ChatGPT: Puedo proporcionar información económica y ayudar a analizar datos, pero no puedo reemplazar completamente el trabajo de un economista.

(Nota mental: ¡Zafamos, colegas! Ahora, igual repitió “completamente”. Pongamos a prueba.)

SU: ¿Será Chile un país desarrollado?

ChatGPT: Es difícil predecir si será un país desarrollado, ya que depende de varios factores y es un proceso continuo. Sin embargo, ha experimentado un crecimiento económico y mejoras en la calidad de vida de su población, pero todavía tiene desafíos por superar.

SU: ¿Cuáles son los tres desafíos más importantes?

ChatGPT: Hay varios desafíos, pero algunos de los más importantes incluyen: Desigualdad económica, cambio climático y educación y formación.

¡Nada de mal! Y la velocidad con que el software generó textos impresiona. Por suerte, a medida que se le hacían más preguntas y se solicitaba más análisis, la máquina flaqueó. ¿Conclusión? Aún no es amenaza, pero hay que tomar nota. La competencia de la tecnología no es fantasía, se viene brava. Quizás en un tiempo a este columnista le digan chao, para reemplazarlo con un algoritmo de mejor estilo y más fino humor. (El Mercurio)

Sergio Urzúa

Hackear una Constitución 27 septiembre, 2020

Chile parece embarcarse en un proceso constitucional con inocencia. Las aspiraciones en el debate lo demuestran. ¿Tomar las virtudes del texto germano del 49, sueco del 74, colombiano del 91 o finlandés del 99? El ejercicio no repara que en el 49 apareció la primera memoria computacional, el 74 se creó el primer proveedor de internet, el 91 la red informática mundial se hizo pública y que en el 99 el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, recién dejaba la pubertad. ¿Cómo se elabora una Constitución cuando el debate es influenciado por redes sociales?

Uno podría buscar respuesta en países que redactaron cartas fundamentales hace poco. ¿Desde cuándo? Digamos 2008, cuando apareció la red de la barra brava, Twitter.

De acuerdo al Comparative Constitutions Project, desde entonces 33 naciones abrazaron nuevas constituciones: 16 en África, 9 en Asia, 4 en Europa y 4 en América Latina y el Caribe. Un grupo grande para encontrar referente, pensará usted. La comparación, sin embargo, no calza. El PIB per cápita promedio entre los 16 africanos al momento de la nueva Carta era de US$ 3.880, US$ 7.850 entre asiáticos, US$ 12.550 europeos y menos de US$ 10.000 entre los vecinos. Al comparar con Chile se concluye que el país era tres veces más rico que el promedio de los 33. ¿Mucho que copiar? Claro, si estuviésemos en 1980.

Pero quizás el aprendizaje no esté en el texto final, sino en cómo estos procesos recientes se ajustaron a los desafíos de alcanzar consensos mientras una amplia mayoría accede a adictivas y polarizadoras redes sociales. Suena posible hasta que se ven los datos. En los 33 países, en promedio solo un 20% de la población tenía acceso a internet al momento de aprobar la Constitución. ¿Y si nos restringimos a los cuatro últimos casos? En una de esas ellos supieron conducir el proceso ajustándose a los nuevos tiempos. Cuba (2019), Burundi (2018), Chad (2018) y Comoras (2018) son los más recientes. El primero no es referente y en los otros menos del 6% de la población tenía acceso a internet. En Chile la cifra supera el 82%, inmensa brecha que limita la comparación. ¿Y Hungría? De la lista es el más cercano a Chile en PIB per cápita y acceso a internet (68%) al momento de su nueva Constitución (2011). Sin embargo, no se puede obviar la debacle institucional que ha experimentado desde entonces.

Así que Chile sería pionero. Su eventual proceso constituyente contaría con los parlantes de las redes sociales a todo volumen y con más de dos tercios de la población con el potencial de escucharlos. A esto hay que sumar la estratégica respuesta de quienes operan sus contenidos. Sabemos que ellos tienen la capacidad de silenciosamente manipularnos. También que en el agregado pueden influir plebiscitos y elecciones, ¿por qué no constituciones? A prepararse entonces. Una cosa es tener 155 convencionales trabajando “desconectados” y otra distinta es pedirles consensos mientras son quirúrgicamente bombardeados con fake news, funas y “cancelaciones”. ¿Cómo blindarlos de esa amenaza? Esto definiría el resultado de un experimento constitucional sin precedentes. (El Mercurio)

Sergio Urzúa

Trayectoria Política 19 junio 2022

«El PC opera con las reglas de mercado, por eso tiene la razón en esta caso»: «… no hay nada que se requiere reformar… asi se ofreció a la población… la estretegia comercial cambio diametralmente el pasado jueves,… habia que entregar ‘certezas de las mejoreas’…  primero se debe informar a la demanda que el producto ofrecido no tiene las cualidades que se le atribuian dias atras… hay que convencerla de que los parches son suficientes…» (1)

(1) ¿Por que el PC tiene razón? El Mercurio, 14 agosto 2022

Bibliografia

Con el ex ministro de Hacienda, Felipe Larraín, lanzó el libro “Constitución y desarrollo, argumentos económicos para aprobar o rechazar” (2022)

Otras publicaciones

Entrevista 31 mayo 2022

El economista, profesor de la U. de Maryland e investigador internacional de Clapes UC, Sergio Urzúa lanzó la semana pasada, junto con el ex ministro de Hacienda, Felipe Larraín, el libro “Constitución y desarrollo, argumentos económicos para aprobar o rechazar”.

Afirma que “la desinformación que emana de las redes sociales representa un riesgo para la democracia”, por lo que el objetivo del libro es contribuir al debate y entregar a las personas argumentos para tomar una decisión informada en base a experiencias, cifras y datos. “La Universidad Católica ha jugado un rol de liderazgo en esta discusión, ofreciendo una visión lo más objetiva posible del proceso y nosotros quisimos contribuir con un granito de arena a este esfuerzo”, dijo Urzúa.

-En su opinión, ¿es este un borrador para una constitución que el país podría tener por los próximos 50 años o es tan específico como un programa de gobierno como cuestionan algunos?

Su extensión juega en contra del objetivo de un texto constitucional. Entra en temas importantes, que no estaban presentes en versiones anteriores, pero esto no la hace adecuada para conducir al país en los próximos 50 años. Hay muchos artículos que son más bien materia de Ley.

Además, se identifican rasgos contrarios al liberalismo. Por ejemplo, hay una confianza ciega en el Estado. Esto le subirá las aspiraciones a la política por controlar elementos de la vida de las personas. Hay un riesgo en esto.

Tiendo a creer que un texto de estas características puede generar rigideces que limiten las posibilidades de crecimiento y progreso futuro.

­-¿Qué es lo que más le preocupa?

Identifico varios riesgos en la estructura del sistema político que se plantea, que incluye un profundo proceso de descentralización. Estoy convencido que la descentralización es necesaria, pero de leer el texto uno concluye que existen improvisaciones y falencias en los pesos y contrapesos del diseño propuesto y en los incentivos entre las autoridades.

Todo apunta a continuar con el escalamiento del gasto público. Y si el proceso presupuestario ya es un dolor de cabeza para Hacienda, hay que almacenar desde ya cajas de paracetamol en dependencias de Teatinos 120 para el consumo de las futuras autoridades y sus equipos durante las próximas décadas.

También es preocupante que la institucionalidad del Banco Central queda debilitada, lo mismo que el derecho de propiedad. Y hay temas en materias sociales que requieren atención: En educación, por ejemplo, el cambio es drástico. Veremos hasta dónde las familias internalizan las restricciones que impondría el nuevo sistema de financiamiento que se propone. Lo mismo en Salud.

-Y, por el contrario, ¿hay algo que rescataría desde el punto de vista económico?

El artículo respecto de la responsabilidad y sostenibilidad fiscal es importante. Ahora, del dicho al hecho hay mucho trecho. De aprobarse, veremos cómo se aplica. Lo que ha ocurrido con la regla de balance estructural, ajustada a la medida del gobierno de turno hasta hacerla letra muerta, es un mal precedente.

-El ministro de Hacienda dijo que la visión de los bancos internacionales es más positiva que a nivel local, porque miran esto con más perspectiva ¿está de acuerdo?

Como académico, yo no tengo contacto con los ejecutivos con los que el ministro Marcel probablemente conversa. En la academia internacional, sí hay mucha gente interesada por lo que ocurre en Chile. Algunos por la curiosidad propia de un experimento refundacional, muy similar a lo observado con la transformación bajo la dictadura, pero claro, con un espíritu totalmente al revés.

Otros académicos y técnicos están muy entusiasmados porque fueron y son parte interesada al haber brindado apoyo intelectual al proyecto ideológico del Presidente Boric. Estos ven en los cambios de nuestro país una suerte de “laboratorio” para la posibilidad de confirmar políticamente sus posiciones e influir en la toma de decisiones de un país pequeño y alejado. Esa es una oportunidad única para académicos ansiosos por la fama. También para jóvenes políticos en la búsqueda de gurúes.

Por lo tanto, creo que hay que ser muy cuidadoso cuando uno lee o escucha el diagnóstico internacional.

-Hacienda también ha dicho que la incertidumbre se irá reduciendo prontamente ¿qué le parece a usted?

Ojalá así sea. El país no puede seguir alimentando el apetito de inversionistas que ven en la incertidumbre la oportunidad de hacerse una pasada. Lo ideal es atraer a otro tipo de capitales, aquellos que apuestan por el progreso de largo plazo del país. Esa es una de las razones por las que las democracias liberales han logrado distinguirse en materia de crecimiento e inversión.

Chile fue un ejemplo en esta materia por décadas, pero ya no lo es.  Para la persona promedio puede ser difícil notar el impacto de dicho cambio en el corto plazo, pero en el largo plazo lo resentirá. No hay que olvidar que la incertidumbre hoy está permeando las decisiones de todas las personas, desde comprar una propiedad a iniciar un emprendimiento.

El problema es que a veces es demasiado tarde para hacer los ajustes necesarios. En mi barrio decían “pasó la vieja”… Así no más.

-¿Cómo ha visto hasta ahora el manejo económico del gobierno, en la preparación de las reformas y cómo eso es conversa con el debate constitucional?

Llevamos poco más de 80 días. Es verdad que, en varios ámbitos, como en el control de la violencia, han sido como 80 segundos, pero debajo del agua.

Ahora bien, en materia económica no conocemos aún el contenido de las reformas, solo titulares. En función de la evolución de la economía, con bajas proyecciones de crecimiento y alta inflación, no me sorprendería ver cambios menos radicales de lo que se proponían en campaña. Sería negativo para el país bailar al ritmo de los grupos radicales en lo relativo a reformas económicas.

Identifico en el alto porcentaje que opta por el rechazo en las encuestas una crítica frente a esa opción, pero también a la forma en la que se ha desarrollado el proceso y el comportamiento de muchos protagonistas. Cualquier político con un mínimo instinto de sobrevivencia, debería ajustar el discurso frente a ese riesgo.

-Después del análisis para su libro, ¿usted aprobaría o rechazaría la propuesta de constitución?

La discusión en las comisiones de armonización y normas transitorias aún no concluye, así que quiero ver el texto final para opinar con seguridad.

Ahora, sí me apuras, con la lectura ya de los 499 artículos en el cuerpo, te respondo como respondió el gran Murci Rojas cuando le preguntaron a qué países partía a jugar: “del país no puedo contarles nada, solo puedo adelantar que se trata de un equipo brasileño”.

Descontento y rebeldía 19 julio 2022

Cuando se evalúa el pasado, presente y futuro de Chile, hay una brecha generacional enorme. Esta quedó comprobada en la última elección (la ventaja de Gabriel Boric se redujo con la edad) y encuestas sugieren que el plebiscito de septiembre la plasmaría una vez más (apruebo ganaría entre sub-35). Ya, ¿y qué?

La distintiva mirada de las nuevas generaciones puede anclarse en el duro golpe para sus aspiraciones que ha significado una década de mínimo progreso económico (¿cómo digerirán ahora la inflación?). Menos sabemos del origen de su mayoritario apetito por extremar la transformación, casi una rebeldía frente a lo que se construyó.

“Liberalismo y sus descontentos”, el último libro de Francis Fukuyama, podría ofrecer una explicación al fenómeno. La clave sería el arribo de un neoliberalismo extremo que, en el contexto de democracias liberales desarrolladas, habría bloqueado la intervención y regulación por parte del Estado, amplificando la desigualdad.

La tesis, claro, no convence en el plano local. Es inconsistente con la realidad de las últimas décadas y no explica la grieta generacional (en Chile y el mundo). De hecho, evade un tema central: ante los desafíos de las sociedades modernas, ¿cómo impactan redes sociales y globalización la construcción y propagación del instinto juvenil de desafiar? Paréntesis: vea la cuarta temporada de la serie Borgen. La similitud de temas entre las diametralmente distintas realidades danesa y chilena es ilustrativa de lo anterior. El motín del hijo de Birgitte Nyborg parece familiar.

No es necesario, sin embargo, explicar el quiebre generacional para divisar sus consecuencias sobre la sociedad. En esto el texto de Fukuyama sí acierta. Desde los más jóvenes se puede asaltar la mejor solución institucional creada para gobernar pacíficamente una sociedad pluralista: el liberalismo. No es coincidencia que Putin lo declarara “obsoleto” el 2019. Orbán hace lo propio en Hungría. La derecha nacionalista-populista y la izquierda radical-progresista aprovechan el cambio generacional para enamorar.

Y en el caso local, la mayoría de la Convención Constituyente (CC) se subió a un bus con destino similar. Desde el supuesto poder sanador del Estado hasta un atípico sentido de comunidad (tema central del malestar), su propuesta y el proceso que la originó no cuentan con una virtud central. Aquella que los griegos llamaron sôphrosýnç y que hoy interpretamos como la sabia templanza o moderación frente a la atracción que generan los extremos. Fukuyama aloja en su promoción la protección de la democracia liberal. Y tiene razón. El autoritarismo crece con la escasez de tal virtud.

Cierro con un dato curioso. El promedio de edad de la mesa directiva de la Convención Constituyente es 36 años. Sus 9 miembros tenían en promedio 14 cuando el Presidente Lagos llegó al poder. Es más, cuatro eran menores de edad cuando Lagos terminó su período. Quizás fue incultura el vilipendiar a los expresidentes, pero marginarlos de la clausura tiene un tufillo a rebelión. Por eso la carta del expresidente es notable por partida doble. Educa al grupo y, al mismo tiempo, les comunica su falta de sôphrosýnç. Ahora bien, por lo mismo, es una fuente de preocupación. (El Mercurio)

¿Transitorio o permanente? 31 julio 2022

El arribo de un nuevo alumno casi nunca causa sorpresa en un colegio. Este caso fue distinto. El director venía preguntándose hace rato qué estaba pasando. La duda ahora la hizo pública. “María, ¿por qué llegan tantos niños desde Chile?”, consultó a la alumna hispana en el pasillo. Ella levanta los hombros, se da vuelta y sonríe. Goza de la ignorancia del gringo respecto de América Latina. María está al tanto de los motivos tras la llegada de compatriotas al liceo público en los EE.UU. A estas alturas, uno más no es sorpresa. ¿Se estará repitiendo esto en otras ciudades del país del Norte?

Desde el retorno a la democracia, dejar Chile había sido para aventureros. La cosa andaba bien, no era necesario mirar al extranjero. Sí, hubo desafección frente al incumplimiento de la promesa de desarrollo —los presidentes Lagos y Piñera fueron explícitos en la apuesta—, pero con crecimiento y progreso se toleraba. Ahora, con violencia, delincuencia y desorden, la cosa cambia. Eso, más años de una economía frenada y con dudosas proyecciones futuras, obviamente pueden llevar a familias a preguntarse dónde realmente está la aventura.

¿Cuán extendida es dicha visión? Apuesto que conoce a gente que está en esa parada. También uno podría hacer el punto recurriendo a la cantidad de famosos locales que está emigrando (Miami está lleno). Es preferible, claro, mirar algunos datos.

Partamos por EE.UU. Como destino es complicado. Visa, obligaciones tributarias permanentes y una compleja situación política son trabas. Aún así, cifras de IPUMS indican que desde el 2012 el número de nacidos en Chile viviendo allí aumentó 25% (entre 2002 y 2012 había crecido solo 7%). La tendencia es consistente con otras estadísticas. El Servel, por ejemplo, muestra que entre el 2017 y el 2020 el número de votantes chilenos inscritos en el país del Norte creció un 43%.

¿Europa? Para muchos, la posibilidad de acceder a pasaportes del Viejo Continente lo transforma en destino atractivo (la acreditación de descendencia directa de italianos está desatada). El INE español lo muestra. Mientras entre 2015 y 2018 el número de chilenos en la madre patria se mantuvo estable en 25 mil, el 2020 el grupo había crecido 10%. Y la alternativa de Portugal hay que también tenerla en el radar. Ofrece algunas facilidades para acceder a residencia. Quizás esto explique la creciente popularidad de búsquedas de “visa Portugal” que reporta Google Trends en Chile desde el 2021. El crecimiento de “Portugal golden visa” es aún más marcado. El interés se correlaciona con un salto en el número de chilenos inscritos en el Servel para votar en el país de la selección de los escudos.

Son todas estadísticas tristes. Sugieren que parte de la población no considera que lo que ocurre en la patria es transitorio. Migrar es duro y puede ser opción para quienes tienen recursos (no necesariamente con grandes patrimonios), pero la preocupación frente a algunas de las tendencias locales debe ser mucho más amplia. Sin ir más lejos, para María, quien siempre ha añorado volver a Chile, cada nuevo compañero la hace pensar sobre el futuro y lo que allá abajo pasa. (El Mercurio)

La democracia no tiene atajos Sergio Urzúa 22 mayo, 2022

Luego de un proceso agotador, finalmente conocemos la primera versión del texto aprobado por la Convención. Muy perdidos estaban quienes apostaban por el minimalismo. ¿El resultado? 499 artículos, más de 275.000 caracteres. Dado que una persona promedio lee cerca de 1.000 caracteres por minuto, tomará al menos 4 horas y media recorrer el texto completo. No queda otra que organizar el tiempo.

Para miles, seguro, será una lata tal esfuerzo. Quizás el espectáculo dado por muchos convencionales o el bajo nivel del debate en las comisiones agotaron su paciencia. Otros creerán que es innecesario, pues con la cobertura de medios y redes sociales ya formaron opinión al respecto. Por supuesto, ambas posiciones son erradas. Es el momento de justificar el personal veredicto leyendo lo que se propone. Es una responsabilidad histórica, no hay excusa. Así que no se pase de listo ni sea flojo, mire que la cosa es en serio.

Ahora, si usted es de esos mateos que ya hizo la tarea, le tengo malas noticias. Va a tener que seguir leyendo, pues en los últimos metros de esta maratón aparecerán incómodas sorpresas. De hecho, una muy delicada se asomó el pasado viernes.

El tema es más o menos este. En el evento de que gane el Apruebo, se plantea, el Congreso podría no dar abasto promulgando la gran cantidad de leyes para implementar los cambios. Ante este eventual dilema, se promueve desde la izquierda una ingeniosa idea: mandatar al Ejecutivo (gobierno) con la atribución de legislar a través de Decretos con Fuerza de Ley (DFL) en materias en las que el Congreso no logre acuerdos en un tiempo “razonable”. Ah, un detalle, funcional a esto sería el trabajo de la comisión de Normas transitorias conformada por algunos de los más hábiles convencionales del ala más de izquierda.

Qué cariñosos, ¿no? Tan preocupados que están por el trabajo futuro del Parlamento.

Los riesgos, claro, son evidentes. Sí, los DFL existen en la actual institucionalidad, pero son absolutamente excepcionales y precisos. La propuesta, por el contrario, tiene implicancias críticas. Si el debate parlamentario demorase por las complejidades propias de 499 artículos, entonces un gobierno que no cuenta con mayoría en el Congreso podría imponer su visión por secretaría. Esta amenaza serviría de “incentivo”, se puede argumentar, para apurar el tranco. Momentito, ¿no era que íbamos lento porque queríamos llegar lejos? ¿Por qué ahora el apuro? ¿No hay mejores opciones? ¿Vamos a seguir improvisando?

Además, el tironeo que se generaría entre el Congreso y el Gobierno gracias al “incentivo” sería otra fuente de costosa incertidumbre para un país que ya tiene magras proyecciones económicas. ¿Alharaca? Recomiendo estudiar la “Ley Habilitante” para quien esté interesado en instruirse de las consecuencias de una idea similar en Venezuela el 2001.

Así que muchas gracias por la “desinteresada” preocupación por el arduo trabajo que se le viene al Congreso, pero paso. Mejor permitan a la gente leer el texto con calma. No más sorpresas. La democracia no tiene atajos. (El Mercurio)

Sergio Urzúa

La técnica contraataca Sergio Urzúa 8 mayo, 2022

Se ha complicado el futuro para los jóvenes chilenos. Al consumado costo de casi una década de estancamiento económico, se agregan ahora nuevos “tributos” que amenazan al grupo. Uno es el gravamen de un menor capital humano resultante del larguísimo cierre de establecimientos educacionales. Por otra parte, frente a la más alta inflación en 28 años (impuesto regresivo), el Central tuvo que subir la tasa de política a niveles no vistos desde 2008, elevando así el costo del crédito para la nueva generación. Y tarde o temprano el mismo grupo tendrá que financiar con mayores impuestos la montaña de deuda pública acumulada por el Estado. Difícil, ¿no? ¿Quiénes podrán ayudarlos?

Pistas emergen del desarrollo de la Convención Constituyente. Y no me refiero al contenido del texto que se configura (cada vez más preocupante), sino a las lecciones de lo que no hay que hacer en instancias como estas.

Fue la misma madre del Presidente Boric quien dejó caer una clave en una reciente entrevista: “(hay) mucha gente buena que quiere hacer cosas buenas, ¡pero para hacer eso hay que saber!”, agregando que “yo jamás me hubiese postulado (a la Convención), no se me habría ocurrido”. Es decir, si no tiene dedos para el piano, sea honesto y manténgase al margen. Como la señora Font, son muchas las voces que alertaron de que, para resolver el problema, las habilidades necesarias eran otras.

Sin embargo, la evidencia ha demostrado que no todos las escuchan. Por ejemplo, solo un aficionado mago intenta la ilusión de contribuir al debate constitucional desde la ducha. Claro, como un acto circense puntual puede ser simpático, pero en el largo debate de temas complejos todos reconocen que no aporta. Lo positivo es que este tipo de eventos hacen brillar más a las visiones expertas frente a su ausencia.

Ahora bien, hay que reconocer que en la escasez de lo técnico existe responsabilidad de los mismos expertos. Estos clavan ideas con precisión, lijan argumentos hasta alcanzar un acabado de calidad y barnizan los textos para protegerlos de los arañazos de los colegas. Trabajamos a lo carpintero. El riesgo es que, con opiniones sofisticadas, pero de temas tan específicos que solo valoran un puñado de pares, se suman papers mientras se pierde calle. Además, con esto se abandona un espacio de influencia que es ocupado por otros magos. Ellos, sin el rigor que brinda la evaluación objetiva del trabajo, ofrecen soluciones para todo sin reparar en las dificultades de nada. Por eso la responsabilidad del experto es doble: si se margina, da espacio a la fantasía.

Lo bueno es que dentro del complejo escenario que enfrenta la juventud, hay espacio para el optimismo. Con la economía y el debate constitucional al rojo vivo al mismo tiempo, la visión técnica puede pasar a la ofensiva. Esto no es automático. Requiere la reinvención de los expertos que, con ganas e innovación, pueden desplazar a los hábiles magos. La oportunidad existe. ¿Qué más motivante que, con ideas basadas en evidencia, se contribuya a disminuir el peso de los impuestos que caerán sobre las nuevas generaciones? (El Mercurio)

Sergio Urzúa

La inflación según el Pato Donald Sergio Urzúa 24 abril, 2022

La inflación no da margen de error y no tiene fácil solución. Por eso preocupa la cantidad de malas ideas que están dando vuelta para contenerla. ¿De dónde vienen? ¿Será que colegios y universidades dejaron de enseñar de qué se trata el fenómeno? Y si lo hacen quizás no se aprende, sobre todo si una evaluación laxa infla notas y tolera la copia.

Pregunta de introducción a la economía: “Imagine que el tío millonario del Pato Donald, Rico McPato, tira billetes desde un helicóptero sobre la ciudad. ¿Sube la inflación? En su respuesta mencione a Friedman, Lucas y Summers”.

La alumna estudiosa responde: “La lluvia de billetes del tío Rico McPato es un fenómeno monetario que agrega dinero a la economía, la causa según Friedman de la inflación. La gente aumenta el consumo, pudiéndose afectar las expectativas, como planteó Robert Lucas, y sostener así las alzas de precios. Por eso, frente al gran crecimiento del gasto público, Larry Summers ya anticipaba el año pasado que la inflación sería un problema. A esto se suman los problemas en las cadenas de distribución en el mundo. Varios modelos dan cuenta de esto. Para calmar al IPC hay que bajar el gasto y subir la tasa de interés”.

El copión del lado estira el ojo y lee la respuesta. Su versión queda: “Rico McPato tirando billetes es como sumar de la nada plata a las cuentas del banco. Me imagino a Donald y Daisy gastándose ese dinero, lo que contribuiría al alza de los precios, como decía Friedman, y al cambio en expectativas, como planteaba Lucas. Por eso, ya el año pasado Summers planteó que el mayor gasto generaría inflación. Además, las empresas han subido precios por los problemas en las cadenas de distribución. El modelo de mercado genera esto. Para calmar al IPC hay que gastar menos y subir la tasa de los bonos”.

Y como ladrón que le roba a ladrón tiene 100 años de perdón, un tercero ojea a la rápida esa respuesta y la transcribe así: “El tío millonario tirando plata es como un banco que entrega billetes de la nada. Me imagino a Donald y su familia comprando con esos billetes, haciendo subir los precios y generando más expectativas, como alertaba Lucas. En el verano (summer) pasado no subieron los precios porque con el covid no hubo vacaciones. Las empresas sí ajustaron precios por las cadenas de distribución. El modelo de Friedman genera todo esto. Para calmar al IPC hay que actuar con bonos y bajar los precios”.

Así avanza el cantinfleo y la copia hasta llegar al joven influenciado por las redes sociales. Su versión de la respuesta queda: “Fácil. Ojalá que el tío millonario entregue toda la plata y quede en bancarrota. Como Donald y su primo, el pato Lucas, quieren mantener expectativas de consumo, los nuevos billetes compensan los mayores precios. La inflación no subió en el summer, pues en las vacaciones yo no gasto tanto. Las responsables son las empresas que se coluden en cadena. Todo gracias a Friedman y su modelo neoliberal. Hay que calmar al PC y entregar más bonos y fijar los precios”. Si con esa respuesta se pasa de curso, quizás la inflación de notas (y no de precios) sea el peor problema nacional. (El Mercurio)

Sergio Urzúa

Las dictaduras del siglo XXI Sergio Urzúa 10 abril, 2022

Amenaza, persecución y violenta represión. Hasta hace poco, ese era el arsenal estratégico de las dictaduras. ¿El objetivo? Gobernar en base al miedo. Pero las cosas han cambiado. Una nueva forma de opresión, más sofisticada y tecnológica, se expande con éxito en el planeta. De derecha o izquierda, en países de ingresos bajos o altos, desde Orbán hasta Putin, pasando por Chávez, Correa o Fujimori en la región; no es el miedo lo que explotan, sino el embuste.

El cambio en la cara de las tiranías es el tema de “Spin Dictators”, el reciente libro de los académicos S. Guriev y D. Treisman. La tendencia que los motiva inquieta. Desde los 70, los embaucadores que utilizan el engaño (en vez del miedo) para someter al pueblo se han multiplicado cinco veces. Hoy superan el 50% de todos los dictadores en ejercicio.

Cinco son sus reglas. Primero, mantener la popularidad a como dé lugar. Para esto, un control quirúrgico de los medios de comunicación y redes sociales es vital para los opresores modernos (por 20 años la aprobación de Putin no bajó del 60%). La estrategia no implica censura, sino contraatacar toda crítica con campañas de desinformación masivas. Así, se apropian del más mínimo éxito económico, pero cuando la cosa anda mal responsabilizan públicamente a otros de sus ineptitudes.

Segundo, asegurada la popularidad, hay que consolidar el poder. En la actualidad, el aparato del Estado (sus datos) permite implementar tácticas electorales de última generación. Aprovechan, entonces, las circunstancias para ganar elecciones o referéndum y modificar las reglas institucionales a discreción. Así nace la tercera pata del engaño de estos tiranos: proyectan ser demócratas, cuando realmente no lo son.

El apoyo intelectual y económico lo consiguen desde el exterior, por lo que se mantienen abiertos al mundo (cuarta). Finalmente, los nuevos dictadores evitan a toda costa la represión con violencia. Y es que cuando el embuste funciona, aterrorizar al ciudadano es innecesario y contraproducente. Mucho más fácil destruir la democracia como camaleón.

Instituciones sólidas protegen de esta amenaza, pero pueden ser insuficientes. De hecho, Guriev y Treisman apuestan por la acción de la sociedad civil, particularmente de quienes están atentos y preparados para reaccionar, “los informados”. Y una educación que confiere habilidades básicas, como pensamiento crítico y comprensión lectora, debiese producir ciudadanos vacunados contra eventuales esfuerzos inescrupulosos por dañar la democracia.

¿Está Chile inmunizado? Ya el 2015 la prueba PIAAC concluyó que cerca de la mitad de la población (16-65 años) solo podía completar procesos matemáticos básicos y era “analfabeta funcional” (¿dice el oficio de la PDI que despegó el avión?). Entre 2015-18, los liceos públicos de la Municipalidad de Santiago acumularon más de 300 días sin clases (tomas y movilización). El 2019, paros de profesores y violencia significaron cerca de 60 días sin instrucción. A partir de 2020, el covid implicó prácticamente la pérdida de un año escolar completo. Se ve débil la inmunidad, ¿no? (El Mercurio)

Sergio Urzúa

Final feliz Sergio Urzúa 28 agosto, 2022

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Quedan siete largos días. Nos vamos a quedar sin uñas. Las encuestas indican que la opción del Rechazo parece correr con ventaja. De ser ese el resultado, ¿será posible tener un final feliz en el alargue del proceso constituyente? Sí. Y la clave está en entender cómo se ha fraguado la ventaja del Rechazo.

La composición de la Convención Constituyente es un primer determinante. El amplísimo dominio de la izquierda, particularmente de la más extrema, fue una anomalía en la historia electoral del país. Por eso, más allá de esfuerzos específicos por generar (o simular) moderación, el texto que se ofreció a la población refleja ese desequilibrio. Gran parte de la gente, independiente de qué opción gane el próximo domingo, así lo entiende.

Un segundo factor nace de la naturaleza misma del plebiscito de salida. Durante los últimos años, la atomización de los partidos políticos —resultado natural de los cambios implementados en el sistema electoral— amplificó las fuerzas centrífugas en la política local. Así, con un abanico de opciones, la narrativa de los extremos ganó mercado. Las redes sociales, entre otros factores, hicieron que el proceso fuese más marcado en los jóvenes.

Pero el plebiscito del 4 de septiembre tiene algo distinto. Al ser una decisión binaria (Apruebo o Rechazo), limita la polarización. ¿Por qué? La razón está en lo que se conoce como el teorema del votante mediano: si las preferencias de los votantes pudiesen ser ordenadas en función de cuánto gusta o disgusta una opción, una elección que decida por mayoría seleccionaría la preferencia más cercana al centro de la distribución. Eso parece ser lo que está pasando en este caso. La fuerza centrípeta ganó tracción, contrarrestando el accionar de los extremos. En consecuencia, como sugieren las tendencias, la mayoría de la ciudadanía (la demanda) no estaría satisfecha con el texto ofrecido desde la izquierda.

Y como ocurre siempre, la oferta reacciona. ¿Se ha dado cuenta de cómo los oferentes de un producto tienden a congregarse en una misma zona de la ciudad? Lo hacen para asegurar la mayor participación de mercado posible. Bueno, los políticos hacen lo mismo. Con las condiciones apropiadas, ellos gravitan instintivamente al centro, pues ahí están los votos. Es lo que hemos visto entre muchos líderes de la antigua Concertación que, alejándose de la alternativa periférica, han dado puntos cruciales al Rechazo. Claro, en el evento de ganar el Apruebo, el centro queda muy maltrecho.

Volvamos entonces al escenario de un eventual triunfo del Rechazo. Sería una victoria para el centro. Las nuevas reglas para el cambio habría que diseñarlas con eso en mente. Esencial será el papel de la centroizquierda que no se ha polarizado. Esta tendría la oportunidad de reposicionarse luego de un período de confusión y decadencia. Hay liderazgos interesantes en el grupo que parecen entenderlo. Estos no solo habrán derrotado al Apruebo, sino también tendrán la responsabilidad de gestionar un final feliz de la historia. La senda es angosta, pero senda, al fin y al cabo. (El Mercurio)

Sergio Urzúa

¿Cómo hacer competitiva a la oposición?- Urzúa 27 marzo, 2022

La coalición gobernante arrasa entre las mujeres jóvenes. Las encuestas indican que allí su popularidad es altísima y se estima que el Presidente Boric ganó el grupo, que además participó más en la última elección, por amplio margen. Con razón, entonces, su gabinete cuenta con ministras sub-40 de gran futuro político. En la oposición, claro, la historia es inversa. ¿Será esta brecha permanente? Depende.

El nublado pronóstico económico del país es un elemento que puede reposicionar, desde el mundo femenino, a la oposición. ¿Cómo así? Datos internacionales indican que las mujeres son, en general, más negativas respecto de la economía que los hombres (las razones dan para otra columna). Chile no es excepción. En el período 2000-2021, ante la pregunta ¿cómo calificaría Ud. la actual situación económica del país?, un 40% de las mujeres menores de 35 años encuestadas en las CEP respondieron “mal” o “muy mal”, un tercio más que los hombres. Y cuando las cosas andan de hecho mal, este mismo pesimismo puede alterar el respaldo femenino: con inflación o menor empleo, ellas castigan con fuerza a quienes consideran responsables (Chaney et al., 1998). Este es un riesgo para la actual administración.

Ahora bien, incluso una economía bajo el yugo de la estanflación no potenciaría a la oposición, sobre todo a la derecha, si su relato no se moderniza. Y en esto el liderazgo femenino puede hacer gran diferencia. Sin descuidar el crecimiento (clave diferenciadora), sabemos que el electorado demanda liderazgos que apuesten por calidad de vida, ambientes seguros y expresión individual (eso que Inglehart llamó los valores del posmaterialismo). Pues bien, fíjese que la evidencia indica que las líderes locales tienden a impulsar más dichas agendas que sus homólogos masculinos (Vanderleeuw et al., 2011). Aquí, claro, parte de la ventaja actual de la izquierda.

¿Cómo dar vuelta la cosa? Desde la misma derrota. En cualquier industria, shocks negativos remecen el statu quo de una organización. Es el caso, por ejemplo, de un partido que pierde ampliamente una elección. La presión gatilla innovación y facilita la aparición de nuevos liderazgos que de otro modo se hubiesen desperdiciado. Así, malos resultados electorales, como los del 2021, son una oportunidad para que las mujeres se abran espacio en la competitiva (y tradicionalmente machista) política (O’Brien, 2015).

La oposición aparece hoy imposibilitada de competir por el voto joven (en los Amarillos por Chile, ¿hay juventud?). Esto daña la democracia, pues sin adversarios competitivos, no hay moderación. Sin embargo, en la misma carencia del sector está la solución. Las opciones son dos: renovarse o relegarse. Si quiere competir, la oposición debe contar con más mujeres jóvenes y honestas (nefasto el caso de la exedil de Antofagasta) en posiciones de liderazgo. Sin ellas, no tiene posibilidad de enfrentar de igual a igual al rival. Como dijo Margaret Thatcher, en política, si quiere escuchar de una cosa, pregúntele a un hombre; si quiere la cosa hecha, hable con una mujer. Y en Chile, queda tanto por hacer. (El Mercurio)

Sergio Urzúa

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Con buena onda no alcanza-Sergio Urzúa

Habría que ser muy bruto para no desearle la mejor de las suertes al Presidente Boric. Como él reconoció en su discurso del viernes, se vienen “tiempos desafiantes y tremendamente complejos”. En lo económico y social, no habrá luna de miel. Ya voló la corbata, ahora toca arremangarse las mangas. Lo bueno es que cada desafío representa una oportunidad de logro. Tres ejemplos.

La inflación, ese nefasto impuesto que golpea más fuerte a los más pobres, se ha dejado caer nuevamente en Chile. En febrero llegó a 7,8% (en 12 meses) y la mitad de los consultados en la Encuesta de Expectativas del Central la ubica en 5,8%, a diciembre de 2022 (un 43,5% por sobre 6%). ¿Sorprende? No. Con la expansión de la base monetaria local (más del 60% en dos años), el mayor gasto público, los retiros, los problemas en las cadenas de distribución mundiales y, más encima, ahora, el costo del petróleo en niveles récord, los precios tenían que volar. Pronto el Central sorprenderá con otro potente aumento en la Tasa de Política Monetaria. Si el Gobierno da una mano con un menor gasto, el control de la inflación sería mayor.

En materia de crecimiento, el pronóstico es nublado con chubascos. Chile, como sabemos, lleva casi una década estancado. Los salarios se han resentido, particularmente entre los jóvenes. Ya se advertía antes de octubre de 2019: menos oportunidades más desigualdad, igual malestar. Y la misma encuesta de expectativas sugiere que las vacas flacas no se marcharán. Para 2022, 2023 y 2024 se proyectan tasas de crecimiento de 2%, 1,5% y 2%. Es decir, estancados tres años más. Pero quizás si el Gobierno busca acuerdos y actúa con pragmatismo, impulsa una agenda moderna procompetitividad, quién sabe… ante tan bajas expectativas, la historia puede cambiar.

En educación, los desafíos se multiplicaron. Antes de la pandemia, la gratuidad profundizaba la tragedia de un sistema de educación superior que produce diplomas, pero no calidad (fuente de frustración). Pero ahora, luego de dos años de procesos educativos interrumpidos en todos los niveles, ese problema parece menor. Los retrasos en el desarrollo infantil están comprobados. Con grandes falencias en lenguaje y socialización, el trabajo en el aula se vuelve vital. Quien crea que basta con abrir los colegios para ofrecer la misma educación de años atrás, no entendió nada. El Gobierno tiene la oportunidad de evitar cometer ese error garrafal.

Ya conocimos al dirigente estudiantil, luego al diputado y en 2021 al candidato. Ahora toca conocer al Presidente Boric. No lo haremos de esas entrevistas donde el conductor la pica finita y es todo buena onda. No, hablo de descubrir al hombre de Estado, ese que tendrá que tomar decisiones complejas, enfrentar la violencia, conducir el proceso constituyente, entender que el Chile de 2022 no es el del 70, gestionar un país que lleva mucho tiempo frenado. Gieco le achuntó: Chile quiso “un Presidente joven”. Buena cosa, pues la energía y tiempo que tendrá que dedicarle al país es monumental. (El Mercurio)

Sergio Urzúa

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