07 Mar Juan Ignacio Piña Rochefort
Biografía Personal
Juan Ignacio Piña Rochefort (1973) abogado, dirigente gremial 2011, subsecretario de Justicia 2013 en el primer gobierno de Sebastián Piñera, Coagente chileno en la demanda por rio Silala en la Corte Internaiconal de Justicia, renuncia en julio del 2019 para asumir la defensa de la empresa sanitaria ESSAL por corte de agua en Osorno.
Casado con María José Naudon Del Oro (1973) hija de Alberto Naudon del Rio y Maragrita Maria Dell’oro Crespo (Inscripción 2.198 de 1973, Universidad). Nieta del diputado Alberto Neudon Abarca.
Voto Ignacio Briones. Una decisión que tomo en un contexto complejo y lo hago observando un país que demanda una reconfiguración política, social y económica.
Este nuevo ciclo instala como desafío definir el tipo de liderazgo que debe encausar el proceso y creo que todos en esta elección estamos de alguna manera precisando ese perfil. En mi caso, pienso que el liderazgo requiere ser dialogante, pero con los pies en la tierra. Exige ser conciliador, pero con objetivos claros. Implica conocer las propias limitaciones y construir equipos. Requiere oír y mirar. Demanda salir de la trinchera y estar dispuesto a ser persuadido. Supone, la valentía de llamar las cosas por su nombre, sin dejarse seducir por lo políticamente correcto, ni por las abrumadoras mayorías. He visto a Ignacio Briones en esta ruta.
El nuevo ciclo nos ha forzado, por una parte, a volver a lo esencial: el reconocimiento de la división de los poderes del Estado, el respeto irrestricto a los derechos humanos, la justicia social, la igualdad ante la ley, la obligación del Estado de ejercer el correcto uso de fuerza, el reconocimiento de la libertad, entre muchas otras cosas. Lo que parecía incuestionable hoy requiere ser reafirmado con claridad y fuerza. Pero al mismo tiempo impone nuevos desafíos, muchos de los cuales ni siquiera somos capaces de vislumbrar. Desde la educación, la participación, la nueva ciudadanía, la diversidad, el desarrollo verde, la gestión de datos, el nuevo mundo laboral y todo lo que esto conlleva.
La derecha deberá adaptarse con cambios estructurales en el sector. No basta con acercarse al centro. Ese es apenas el mínimo. Se requieren caras frescas, ideas frescas, nuevas maneras de hacer las cosas. Aprendiendo de los errores y caminando hacia los objetivos. Para ese desafío Briones me da confianza: su preparación, su trayectoria y su domicilio político, me parecen propicios para la labor que viene por delante.
Sin duda hay algunas de sus propuestas con las que no coincido; pero hoy no aspiramos a una coincidencia absoluta, porque entendemos la complejidad como un valor y votamos por quien creemos pueda -rodeado de un equipo amplio y de alianzas sólidas- colaborar de la mejor manera al proyecto de país que queremos.
Quien salga elegido hoy deberá no solo aspirar a gobernar el próximo periodo, sino a protagonizar el diseño de un país a largo plazo. Y eso me parece brutalmente importante. Un objetivo es noviembre, el otro es de mucho más largo aliento. La Tercera 18 julio 2021.
Maria José Naudon "Lejos del texto" La Tercera 23 julio 2022
No hay nada peor para el debate de las ideas que renunciar a convencer y dedicarse exclusivamente a vencer. En sociedades complejas, donde conviven intereses divergentes que no pocas veces están en colisión, solo si las partes están dispuestas a persuadir y ser persuadidas el diálogo democrático puede servir para descomprimir las tensiones naturales. Por otro lado, en democracia los ciudadanos deben ser exigentes y así como deben estar dispuestos a escuchar toda clase de opiniones y no excluirlas ex ante, también deben juzgarlas en su mérito. Lamentablemente a estas alturas el debate constituyente ha abandonado los paradigmas anteriores. Tras esta deserción se esconde una dolorosa abdicación a la capacidad de juzgar y una incoherencia extraordinaria: el texto ha sido el gran ausente.
Durante el año trascurrido entre el 4 de julio de 2021 y el mismo día de 2022, una dinámica constituyente estridente y vociferante, se tomó el debate. A medida que avanzaban los meses y tanto los desaguisados como las propuestas descabelladas continuaban, hubo un intento por apaciguar las críticas apelando a que se trataba de un texto en construcción: para poder juzgarlo en su mérito era necesario esperar a que estuviera terminado, incluso armonizado. Mucha energía estuvo destinada a desacreditar a quienes avisaban la elocuencia de aquellos problemas que estaban latentes en el texto.
El fin del proceso y su armonización, coincidieron con el aumento de la intención de voto por la opción del rechazo y las declaraciones de varios personeros de la ex concertación y otros grupos de centro izquierda a favor de ella. La llamada entonces a “leer el texto”, que por definición permite interpretaciones y ponderaciones diferentes, se transformó en una insólita caza de brujas. El subtexto parecía decir: lea y si no está de acuerdo es usted antidemocrático, autoritario, elitista, mentiroso o simplemente tiene miedo. Lo anterior no solo es intelectualmente inaceptable, sino volvió a poner el texto en segundo plano, focalizando en las supuestas características de los lectores.
Y así las cosas, el viernes pasado el Presiente Gabriel Boric declaró que de ganar el rechazo el proceso constituyente debía continuar. Se instaló la polémica y con eso el debate de fondo llegó definitivamente a su fin. Llevamos varios días, una vez más, lejos del texto y nada hace pensar que el desplazamiento vaya a ser pasajero. Por el contrario, la discusión sobre el mecanismo en caso de que gane el rechazo, o sobre si quienes votan por él ofrecen una alternativa clara, han terminado por sepultarlo. Si agregamos a esto el despliegue “informativo” del gobierno, el resultado es que la discusión se mantiene en la periferia. Solo en los últimos días el foco ha estado puesto en el presidente firmando copias del proyecto, la vecina que, azuzada por el primer mandatario, toma el micrófono para poner en tela de juicio a una periodista, Chayanne apruebista en redes sociales y la utilización de la camiseta de la selección. Estamos en campaña, es verdad, pero cuidar las formas y cumplir el deber es una obligación inclaudicable. Jugar permanentemente a “tejo pasado” es una estrategia irresponsable.
Las semanas que vienen seguramente seguirán la misma directriz y para contrarrestar los efectos es imprescindible subir el nivel. Dejar fuera las polémicas sobre las fotos, los insultos y las performances para hablar sobre estado social de derecho, sobre plurinacionalidad, sobre paridad, sobre condiciones de estabilidad democrática y administración territorial, sobre redistribución del poder. Hablar también sobre las reformas o mejoras que, desde el apruebo aspiran a realizar, pues eso también es poner en el centro el tema en cuestión. Es importante saber qué hay que mejorar y porqué. Que el proyecto no sea perfecto “pero se acerque a lo que siempre soñé” es retóricamente potente, pero nada más.
La democracia tiene tiempos distintos y las metas de corto plazo pueden terminar perjudicando las de largo. En este sentido, mantener este diálogo de sordos y contribuir a una exacerbación de las distancias es todo lo contrario de promover la amistad cívica que necesitamos para gestionar el día siguiente al plebiscito. Buscábamos un texto convocante, una Constitución que pudiera ser un espacio de encuentro y consenso entre los chilenos y este propósito falló. Y el estado actual de la discusión parece abonar que siga fallando. Como diría el presidente… seguimos.
Entre La Moneda y la calle 21 octubre, 2022
Si hay algo a lo que el Frente Amplio presta atención es a lo simbólico. Es esta una preocupación atingente, pues lo simbólico es una forma imprescindible de narrar en la comunicación actual. Un símbolo es capaz de hacer patente mensajes subjetivos que permiten una interpretación más simple y sencilla de una realidad compleja. Por ejemplo, cuando el presidente aparece en cadena nacional rodeado con los símbolos patrios deja de ser el representante de un partido político o de una coalición y se muestra como un estadista. Lo mismo ocurre cuando se difunde la foto de Gabriel Boric e Irina Karamanos bailando cueca o cuando se enfatiza su pasión por la poesía. Ambas lo humanizan y transmiten sentimientos y emociones que forjan imágenes atractivas a los ojos ciudadanos. Sin embargo, y aunque parezca contradictorio, el aura generada se sostiene en la distancia que existe entre ellas y la realidad. Por eso estas imágenes, en apariencia naturales, son totalmente controladas. Y está muy bien que así lo sea. Sin embargo, lo simbólico, tan relevante para ciertos objetivos, también entraña riesgos, pues si no se articula adecuadamente forma y fondo el desfase resulta perjudicial.
El discurso del presidente Boric el 18 de octubre no queda fuera de esta lógica. Una observación detenida de la puesta en escena exhibía a un presidente dentro de la Moneda, pero con la calle a sus espaldas. Un escenario definido y estudiado sin duda alguna. Una primera interpretación podría afirmar que la imagen buscaba visibilizar una ciudad funcionando normalmente, en orden a transmitir que desde la Moneda se ejerce adecuadamente el poder y la situación país se encuentra bajo control. Sin embargo, esta imagen no articula bien la forma y el fondo. Los problemas de seguridad y orden público son percibidos por toda la ciudadanía como graves y descontrolados, por lo tanto, el desfase, como lo explicábamos anteriormente, impide este significado.
Una segunda interpretación, más coherente con el discurso, es la de un presidente a medias entre La Moneda y la calle. La imagen de Gabriel Boric es reveladora de las dos almas que conviven en su gobierno y que, tensionadas una y otra vez, conforman su más grande debilidad. Apruebo Dignidad representa la calle. Esa vocación vociferante, eje de un modo de hacer política que es propia de un líder estudiantil o sectorial y que se concreta en exigir. Por definición, esta lógica favorece causas o banderas y tiende a no observar la realidad como un todo, manifestando problemas a la hora de priorizar. Por otra parte, suele entender los problemas como el resultado de una élite corrupta y abusadora y no como un desafío colectivo y como consecuencia, se plantea desde una desdeñosa superioridad moral que impide muchas veces la revisión crítica de los asuntos. Es, en cierto sentido, casi lo opuesto a gobernar.
El socialismo democrático, representa La Moneda. Una vocación y una experiencia al servicio de un proyecto que se inserta en una historia y una tradición republicana. Acepta las renuncias como parte de una estrategia mayor, pues justamente la visión de conjunto obliga a evaluar permanentemente las estrategias y decisiones. Aun cuando muchos de ellos se hayan dejado seducir por la calle y sus líderes, hoy cumplen un rol distinto. Por esta razón, podemos o no compartir partes de su proyecto, pero las diferencia entre La Moneda y la calle son innegables.
El presidente representa el límite entre ambos y por tanto, se transforma en el único articulador posible. Sin embargo, como su corazón y su biografía están en la calle la ecuación resulta compleja. El discurso optó justamente por ese espacio intermedio y como consecuencia tuvo aciertos, pero también desaciertos y no termina por hacerse cargo de las responsabilidades, los giros y las necesidades. La alusión final relativa a la necesidad de tender puentes debería pensarse en dos dimensiones y la primera de ellas supone construirlos hacia adentro, porque si esto no es posible el presidente seguirá en ese espacio intermedio donde la acción se vuelve imposible. (La Tercera)
María José Naudon
Descendencia
Fuentes
Trayectoria Política
Piña Rochefort Juan Ignacio (1973) abogado, subsecretario de Justicia 2013, presidente del Consejo de Defensa del Estado 2013-2017.
Bibliografia
Otras publicaciones
«Fallo privado» carta El Mercurio 31 octubre 2009: «que las sanciones privadas estén contempladas en la mayoría de los colegios profesionales, no es una justificación respecto de la legitimidad o necesidad de esa publicidad…»