Francisco Javier Ovalle Olivares

Biografía Personal

Hijo de José Tomas Ovalle Ortiz y Tránsito Olivares, naturales de Quillota

Descendencia

Fuentes

(1) Actas de las sesiones de la Cámara de Diputados.

Trayectoria Política

Ovalle Olivares Francisco Javier, ingeniero 1867, titulo de Ensayista General en 1867, miembro del Partido Radical, diputado por Freirina 1873-1876; diputado por Lebu 1876-1879

Intervención en la Cámara en n1978:
«La circunstancia de ser industrial ocupado de la explotación de minas de carbón y de cobre, me había decidido, señor Presidente a no tomar parte de la discusión.
Pero la lectura de los discursos de los Honorables diputados, y mas que todo, el encardo que tengo del pueblo que represento, me obligan a tomar parte de este debate.
Siento que la brevedad del tiempo y la importancia del proyecto no me haya permitido esplanar debidamente las breves observaciones que tendré el honor de someter a las consideraciones de la Honorable Cámara.
Se trata de imponer el derecho de un peso a la tonelada de carbón extranjero que se importe, y rebajar en un tercio el derecho con que actualmente se grava el cobre.
Yo acepto, como medida subsidiaria esta transacción. Y la acepto, no porque llene las aspiraciones del país sino porque ella nos servirá de norma para llegar mas tarde a la abolición completa de los derechos del cobre y al fomento amplio de la industria carbonífera.
Sufren una equivocación los Honorables Diputados que piensa que un impuesto sobre el carbón extranjero vendría aumentar permanentemente el precio del carbón en perjuicio del Fisco y de la industria.
El precio del carbón ha estado siempre en relación con el mayor o menor consumo y con la mayor o menor explotación que se ha hecho de las minas de carbón. El carbón de piedra es un artículo que no se puede guardar sin desvirtuarse.
De ahí, pues, la imperiosa necesidad que tiene el minero de vender su carbón, contentándose las mas veces con sacar los gastos de explotación, halagado siempre con un aumento de explotación y con las mejoras que introduce en sus minas.
Alejarle del mercado fomentando la competencia ruinosa de fuertes capitales extranjeros es obligarlo a paralizar completamente sus minas.
Sabe la Honorable Cámara cuantos años, cuantos capitales y cuantos sacrificios cuesta al país la formación de las pocas empresas carboníferas existentes. Estos establecimientos donde el pueblo encuentra moralidad en el trabajo y pan para sus familias, son las únicas fuentes de consumo, verdaderamente estables, de todos los productos nacionales y extranjeros, los que vienen a producir una aumento en las entradas fiscalas.
La agricultura, el comercio, la navegación, extendiendo sus diversas redes, y enlazándose mutuamente, necesitan todas ellas de la estabilidad y fomento de la materia prima.
Saben los Honorables Diputados que las instituciones bancarias alejan de su cartera toda especulación de minas. Saben también que casi todos los mineros de carbón han principiado sus faenas con capitales prestados.
¿Creen ahora los diputados que nuestros pobres nacionales podrán soportar la larga competencia que impone el fuerte capital extranjero? Los pueblos que se encargan traer aquí su voz, me dicen que no, y que si la ruinosa competencia sigue introduciendo en el país grandes cantidades de carbón extranjero, nuestros nacionales agobiados con fuertes deudas y altos intereses, tendrán que paralizar completamente sus minas.
¿I entonces que sucederá? Las galerías, máquinas, herramientas y ferrocarriles se deteriorarían con la acción del agua y de tiempo. Reponer después esos trabajos, cuesta a veces mas que iniciarlos de nuevo.
Volveríamos a los antiguos tiempos en que el mercado extranjero hacia pagar al fundidor, al maquinista y al naviero, menos de quince pesos por cada tonelada de carbón extranjero.
Olvidaba, señor Presidente, una consideración de previsión y de alto interés social. ¿Qué haría el país en caso de una guerra extranjera, en caso de un bloqueo? ¿Cómo defendería sus costas y sus puertos, sin tener minas propias que le suministraran el combustible? Sus poderosos blindados y sus demás buques de guerra serían otras tantas boyas ancladas en el mar. Tenemos el ejemplo palpitante de la guerra con la España.
Por estas razones, pienso que es necesario dispensar una protección decidida a la industria nacional carbonífera, ya se considere como el fomento de las demás industrias, ya como medida de seguridad para el país.
Y no se crea que el impuesto de un peso por tonelada de carbón extranjero vendría a imponer al Fisco, a la minería y a las demás industria un gravamen permanente.
Vuelvo a repetir: mientras tengamos suficiente consumo y minas abundantes que nos proporcionen el combustible, tendremos estabilidad en las industrias, baratura en el precio del carbón y la competencia se establecerá entre nuestros mismos nacionales.
Paso ahora a ocuparme de la rebaja en un tercio en el impuesto fijado como derecho de exportacion al cobre.
He visto con placer que los honorables diputados están acordes en: «que conviene al país la supresión completa de los derechos establecidos. El único temor que tienen es quitar al Erario uno de los recursos de que puede disponer».
Siento, señor Presidente, en esta última parte, no estar acorde con la opinión de mis Honorables colegas.
Pienso que el impuesto directo sobre el cobre, aparte de las contribuciones indirectas que paga el minero en el consumo y movimiento de los diversos productos nacionales y extranjeros, es un gravamen oneroso, que solo permite al minero concretarse a la explotación de minerales de una ley determinada.
La riqueza del país no esta en la explotación de minerales de leyes altas, sino en la explotación de sus inagotables depósitos metalíferos de baja ley, minerales que a hora no hace cuenta explotar por las mil gabelas que pesan sobre el minero.
De aqui, pues, proviene la disminución en la exportación de cobres y el desequilibrio entre la importación y la exportación.
Los Honorables Diputados se fijan que el Erario rebajando el impuesto, va a dejar de percibir tanto; y no se fijan que el Fisco, dando facilidades al minero, percibirá indirectamente mayores derechos en el aumento de la importación que se haga y un notable mejoramiento en el cambio.
¿Cuántos miles de pesos cuesta anualmente a la Nación el pago de su deuda exterior y los diversos pedidos que hace para las obras fiscales?
Pero se me dirá: el proyecto del Ejecutivo tiene por objeto obtener mayores recursos y no quitar al Estado las escasas rentas de que dispone. Yo contestaré: si queréis tener mas tarde recursos y pagar ahora religiosamente vuestras deudas, imponed otro género de contribuciones, pero no costéis al país la única tabla de salvación que le queda.
El cobre es la moneda principal con que el Gobierno y el comercio pagan al extranjero sus cuentas. Limitar su producción, es dificultar las relaciones del cambio y traer mayores complicaciones para lo futuro.
Por estas consideraciones pienso, que la Honorable Cámara haría bien en aprobar el proyecto de la Comisión» (1).

Section

Bibliografia

Debate sobre división de la provincia de Concepción

El Ministro de RR.EE., Culto y Colonización, presente en la discusión, sostuvo que «el Gobierno cree que debe denominarse de Arauco la provincia de la costa y de Bio Bio, la mediterránea. Lo piensa así, agregó, porque el Departamento de Arauco y la bahía de este nombre se encuentran en esa provincia. La de Bio Bio, merece este nombre, porque el río así llamado la atraviesa en su totalidad».

Vicuña Mackenna intervino para hacer una descripción de la geografía de Arauco, referirse de paso a la subdivisión de las provincias y para proponer que a la nueva provincia se la denominase Nahuelbuta.

El diputado por el Departamento de Freirina, Francisco Javier Ovalle Olivares, industrial carbonífero en la zona de Lebu, entregó cifras y antecedentes para demostrar que el artículo 15° del proyecto permitiría la colonización nacional, al decretar la libre enajenación de los terrenos agrícolas de la futura provincia y que de aprobarse, el solo Departamento de Lebu financiaría los gastos estimados para crearla y mantener su administración.

Después de un corto debate se dio por aprobado el proyecto en general.

En la misma sesión, a segunda hora, Zorobabel Rodríguez, refiriéndose al nombre de la provincia en la zona costera sostuvo: «En cuanto a la denominación de la provincia de Arauco, sostengo como el señor Ministro, que conviene darla a la de la costa. Allí está la gran bahía de Arauco; Allí el Departamento de Arauco; allí la ciudad de Arauco, fundada por Pedro de Valdivia; allí la costa de Arauco, conocida geográficamente por los navegantes. ¿Cómo cambiar las tradiciones de nuestra historia y el nombre con que en el mundo civilizado es conocida aquella costa?»

Y Miguel Luis Amunátegui acotó: «Estoy muy conforme con que una de las nuevas provincias se llame Arauco; este nombre es conocidos de todos y en cierto modo, hijo de la historia nacional».

Como el debate derivaría hacia la creación de tres provincias y no de dos como propusiera el Gobierno, el Ministro intervino para señalar que por razones de economía, el Ejecutivo no aceptaba la división del territorio en tres provincias. Y ya que la misma Cámara había solicitado al Intendente de Arauco su opinión al respecto, propuso que se la aceptase como la más autorizada. Por lo tanto el Gobierno modificó la redacción del artículo 1° en discusión particular: «Art. 1°. De la actual provincia de Arauco y de los departamentos de Lebu e Imperial, se formarán dos provincias y un territorio de colonización. Una de estas provincias se denominará Bio Bio y la otra Arauco».

Respecto a la cuestión del nombre de la provincia de la costa, el Ministro la consideró insignificante y secundaria, «pero creo que debe conservarse el nombre de Nahuelbuta» precisó.

Rodríguez apoyó al Ministro aduciendo que las provincias deberían «tomar los nombres de sus demarcaciones o accidentes de su suelo que las hacen distinguirse más».

Sometido a votación el nombre de la provincia de la costa, fue aprobado el de Arauco por 37 votos contra 2.

Estas opiniones, entresacadas del debate general y particular del proyecto del Gobierno sobre la división de la antigua Provincia de Arauco, demuestran que ni el Gobierno ni la Cámara pensaron por un momento en conservar para el territorio de la primera provincia de Arauco ese nombre, y que se lo otorgaron al territorio de la costa conforme a los antecedentes históricos que estaban en la conciencia de todos.

Todos los sectores ciudadanos de Lebu estaban pendientes de la discusión parlamentaria. Tanto el Gobernador, como las personalidades más representativas del mundo industrial y comercial del Departamento, enviaron numerosas comunicaciones instando a sus amigos en el Congreso Nacional a apoyar el proyecto de ley que creaba la provincia.

Respondiendo una de las comunicaciones, Francisco Ovalle Olivares, el principal defensor del proyecto en cuestión, contestó el 20 de agosto: «Quiero que el Sol de Septiembre salude por mi a la capital de la nueva provincia y a sus distinguidos moradores». El 23, un nuevo telegrama dirigido por el diputado Jorge Hunneus a Rioseco y Herreros decía: «Gracias por el telegrama. Está aprobado en general el proyecto sobre división de la provincia de Arauco». Minutos más tarde un nuevo telegrama, esta vez dirigido a Pérez de Arce por el diputado Francisco Javier Ovalle ampliaba la noticia: «Hoy a las 3 de la tarde la Cámara ha aprobado en general la creación de la provincia de Lebu. La discusión continúa el martes próximo».

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