16 Sep Carlos Ibáñez del Campo
Biografía Personal
Ibáñez Ibáñez Francisco (1), h. Agustín Ibáñez Olivares y Felisa Ibáñez; militar, apoyó las revoluciones de Septiembre de 1924 y Enero 1925; casado con Nieves del Campo Leiva.
padres de;
Ibáñez del Campo Carlos (1877-1960) ingresa a la escuela militar en 1896, alférez en 1899, capitán en 1900, mayor en 1918, los sucesos de 1924 y 1925 lo elevaron de rango llegando a general de Ejército; masón, director de la Escuela de caballería 1921; casado en 1907 con Rosa Quiros Ávila, salvadoreña, que conoció en su estadía en dicho país y falleció en 1918; casado 2 con Graciela Letelier Velasco en 1927, siendo ya Presidente, hija de Ricardo Letelier Silva «adinerado jurista, político y hombre de negocios talquino».
«Soy sano y robusto por herencia. Mi padre vivió mas de noventa años y mi abuelo pasó de los cien» (2)
(1) «Legó a su hijo al altura destacada, el físico distinguido e imponente, y los perfectos modales, la cortesía de gran señor. Pero don Francisco presentaba, además, rasgos negativos, que influirían igualmente en su hijo: mutismo, apartamiento y soledad, estrictez y, como telón de fondo, un orgullo gigantesco…» Gonzalo Vial, Historia de Chile tomo IV, p. 11
(2) Gonzalo Vial, Historia de Chile tomo IV, p. 11
Descendencia
Ibáñez Quiros Rosa casado con Osvaldo Koch Krefft
Ibáñez Quiros Carlos (1909-1966) [1] estaba enfermo en España durante la segunda presidencia de su padre: “comprendo lo que sufre el presidente con la enfermedad de su hijo” (1); casado con María del Carmen Concha Guerrero (1921), h. Germán Concha Molina y Raquel Guerrero Cavada
[1] (1) OLAVARRIA II p. 236-237. I. 511 mat 1946 Moneda
Ibáñez Letelier Margarita casado con Patricio Donoso Letelier (1927-2011) médico cirujano
Ibáñez Letelier Ricardo (1930) [1] ingeniero agrónomo; a raíz del “paro de Octubre” de 1972, fue despedido de la CORA (1); casado con María del Carmen Lira Ovalle (1932) hijo de Luis Alejandro Lira Lira (hijo de Alejandro Lira Lira)
Ibáñez Letelier Nieves (1932) casado con Crescente Donoso Letelier () abogado, PAL, candidato a diputado hijo de Fermín Donoso Donoso y Gabriela Letelier Donoso (h. Pedro Segundo Letelier Silva)
Ibáñez Letelier Gloria
[1] (1) QuePasa 25 enero 1973
Fuentes
(1) Alejandro Hales, revista HOY 4 mayo 1983.
(2) En las elecciones celebradas el domingo 22 de mayo de 1927, el Coronel Carlos Ibáñez del Campo obtuvo el 98% de los votos, concurriendo a las urnas el 83% de los ciudadanos inscritos.
(3) Mensaje del Presidente Carlos Ibáñez al Congreso Nacional, 21 mayo 1958, páginas 183-184
(4) Mensaje del Presidente Carlos Ibáñez al Congreso Nacional, 21 de mayo de 1954, página 32
(5) Mensaje del Presidente Carlos lbáñez al Congreso Nacional, 21 de mayo de 1953, página 54
(6) Mensaje del Presidente Carlos Ibáñez al Congreso Nacional, 21 de mayo de 1955, página 36
(7) Mensaje del PIesidente Carlos lbáñez al Congreso Nacional, 21 de mayo de 1955, página XXXiV
“El General Ibáñez es un alessandrista del primer tiempo, que ha querido practicar lo que otros pregonan” General Ibáñez, BOIZARD página 75.
“La debilidad de la respuesta de Ibáñez a la insurrección civil de 1931 revela un enfoque realista, una prudente aceptación de los límites de la fuerza, la conciencia de la imposibilidad de gobernar contra el conjunto de la élite política y de los partidos, sin apoyarse en ninguna clase fundamental” MOULIAN página 25.
“No tuve ninguna participación real en el motín del Seguro Obrero. Había sin embargo, un movimiento en marcha que nada tenía que ver con los nacistas y que se preparaba con la complicidad de políticos cuyos nombres es preferible callar. Yo tenía conocimiento de ese golpe contra la candidatura de Ross” BOIZARD página 67.
“En 1927 se inició la dictadura del coronel Carlos Ibáñez del Campo. Desde el poder hizo perseguir a los organismos políticos y sindicales del pueblo. Destruyó la Usrach, la Foch y la Forch. Numerosos dirigentes fuero relegados y desterrados; y varios perecieron en las prisiones o al tratar de fugarse. Para eliminar el movimiento obrero libre creó una organización estatal, al servicio incondicional del gobierno, la Crac (Confederación Republicana de Acción Cívica)” Julio Cesar Jobet, Atenea, Enero 1952 página 75.
Trayectoria Política
Ibáñez del Campo Carlos (1877-1960) “participó desde los primeros instantes en la revolución del 5 de septiembre de 1924 y formó parte del comité militar que fue a la Moneda y presentó al Presidente Alessandri el pliego de peticiones”, como también en la revolución del 23 de Enero de 1925 que lo encumbró como Ministro de Guerra 1925-1927;
ante desabeniencias con el Presidente Alessandri, a principios de octubre de 1925 para la designación de un candidato presidencial: «el Ministro Ibáñez puntualizando estrechamente la errada interpretación y temor que en este país se da al término militarismo. Aquí en Chile, expresó, no hay militarismo. En nuestro Ejército nadie lo desea ni nadie lo aceptaría; y si algún militar lle~ase a la Primera Magistratura de la República en estos momentos, ese iría en contra del militarismo que pudiera remotamente producirse como resultado de este período de intensa conmoción poHtica y social. Con sentimiento hago esta última declaración, puesto que he sido ungido candidato, pero al hablar así elimino completamente mi persona, con la sinceridad y lealtad que por mis actos el país no tiene derecho a desconocer».
Emite declaración tras intento de motín militar el 4 de octubre de 1925 (ver abajo);
el Ministro de la Guerra, Carlos Ibáñez, hizo gestiones amistosas en los Comités Parlamentarios tendientes a que éstos influyeran para poner término a las expresiones hirientes de algunos diputados contra el Ejército. En sesión del 19 de junio de 1926, mientras se trataba el proyecto de rebaja a los sueldos, medida impuesta para paliar el grave desequilibrio fiscal, el Ministro lbáñez aludió a sus gestiones ante los Comités, oportunidad que también le sirvió para reiterar su posición funda-mental: »Efectivamente conversé con algunos señores diputados sobre la conveniencia de que los debates de esta ley, como los de cualquiera otra, se desarrollaran en té rminos de moderación, como corresponde a la Cámara. Creo que la H. Cámara no dudará de los sentimientos democráticos de que es un convencido el Ministro de la Guerra y, si la dis-ciplina del Ejército no fuera normal, si hubiera la más insignificante presión, no estarla el Ministro de la Guerra en este asiento; él la había manifestado en su oportunidad tanto al Presidente de la República como a la H. Cámara, porque ocupa este puesto convencido de que sólo es digno de ocuparlo mientras las fuerzas y los servicios que tiene a sus órdenes corresponden a las leyes fundamentales y a las leyes especiales porque están regidos».
Presidente de la República 1927-1931 (223.741 votos de los 228.372 emitidos) (2)
Cuando Carlos Ibáñez asumió el Ministerio del Interior, el 9 de febrero de 1927, en medio de una gran expectación política, aumentada por las noticias de la reorganización de la Marina de Guerra que se dieron en esos mismos dias, algunos congresales adoptaron actitudes descontroladas. Además, se pretendió producir un receso parlamentario en tanto el nuevo Ministro no se presentare en la Cámara de Diputados, como habia sido tradicional hasta entonces, y se ofició al Ejecutivo pidiendo esa presencia.
Pero Ibáñez decidió otra cosa. El 15 de febrero, interrogado por un reportero de prensa acerca de la presentación del Ministerio al Congreso, el Ministro expresó: «Los rumores que circulan al respecto son absolutamente falsos y sin fundamento. Yo he sido y seré siempre un enemigo decidido de toda gestión entre el Parlamento y el Gobierno que revele, siquiera aparentemente, el propósito de volver al régimen parlamentario, traicionando con ello el espiritu y la letra de la Constitución que nos rige». «Esto no significa que yo desestime la armonia, que dentro de los términos precisos de la Constitución, debe existir entre los diferentes poderes del Estado, para que se realice asi una mutua cooperación, tan necesaria, cuando se aspira a hacer obra útil y eficaz, y cuando cada uno de estos poderes tiene el propósito sincero de mantener el rol de sus atribuciones dentro del estricto marco que les señala la Ley Fundamental»
«En 1927, mi elección fue detenninada por la necesidad ineludible de consolidar el nuevo régimen presidencial de Gobierno, instituido por la Constitución casi recién aprobada. Había que extirpar los re-brotes del parlamentarismo anárquico provocado por las hegemonías partidistas. Estas reacciones se presentan cuando los contubernios políticos se hacen cargo de la dirección del pais. En las asociaciones ilícitas de este tipo, los partidos de opuestos credos e ideologías se adueñan del poder para servir los intereses de sus correligionarios y no las verdaderas necesidades del pueblo» (3)
«Esta ardua labor habría sido irrealizable si el Gobierno no hubiera tenido la firme voluntad de hacer cumplir las disposiciones constitucionales que aseguran la absoluta independencia del Poder Ejecutivo en la dirección superior de los servicios del Estado y sí, como en otras épocas, hubiera persistido en esta materia la influencia de los intereses políticos contrarios al bien público» (Mensaje al Congreso Pleno, en 1929)
«Interesa fundamentalmente al Estado la dictación de este Estatuto ya que en el futuro los altos jefes administrativos deberán ser elegidos en los respectivos escalafones de los servicios o de entre los profesionales que más se hayan distinguido en nuestras Universidades y en las especialidades técnicas de cualquier orden y no, como antes ocurría, en las asambleas o centros pollticos» (Mensaje al Congreso Pleno, en 1929).
Al finalizar el mismo Mensaje de 1929, decía el Presidente a los Congresales: «Rudas y contrarias a las prácticas que hasta ahora han regulado las relaciones del Ejecutivo con el Congreso, os parecerán estas apreciaciones. Sin embargo, al formularlas he creído cumplir sólo los elevados deberes de mi cargo, ya que el nuevo concepto sobre la fun-ci6n del Poder Ejecutivo impone la existencia de un Jefe Supremo de la Naci6n, investido de los medios necesarios para ejercitar el alto control de todos los organismos del Estado. En consecuencia, estando ligada estrechamente la acción del Parlamento a la del Jefe del Estado, su funcionamiento no puede serie indiferente». «Se aproximan las elecciones con que el país renovará su representaci6n al Congreso Nacional, y ante este hecho creo de mi deber declarar que el Gobierno no omitirá esfuerzos para asegurar la pureza del acto elecloral en forma que el pueblo pueda manifestar libremente su acuerdo o desacuerdo con los principios del 11 de septiem-bre que constituyen la base de la política del actual Gobierno. Debo también declarar en esta oportunidad que el Ejecutivo considera que, así como para el Poder Judicial se han dictado leyes que aseguran el correcto ejercicio de su alto ministerio, mediante la elimi-ción sistemática de los malos magistrados; que así como la Cámara de Diputados tiene la facultad de acusar al Presidente de la República, así también debe dictarse una legislación que dificulte el acceso al Congreso acional de hombres que lo profanen por su desprestigio, y que facilite, además, su eliminación del seno de las Cámaras cuando su falta de espíritu público, su deshonestidad o el culpable olvido de sus deberes los constituya en elementos de descrédito para el Parlamento y de peligro para la salud del Estado.
«A vosotros, señores senadores y diputados, que desempeñaréis vuestras funciones hasta más allá del ténnino de mi penodo consti, tucional, os invito a la colaboración y a la armonía. Habéis llegado al Parlamento en las privilegiadas condiciones de quien puede obrar con entera independencia, con arreglo sólo a sus personales convicciones, e inspirar sus actos únicamente en los altos y sagrados inte-reses de la Nación, pues al finalizar vuestro elevado mandato no tendréis que rendir cuenta de su desempeño sino a vuestra conciencia de patriotas. Formulo votos porque ese espíritu de cooperación, de armonía y de progreso dirija siempre vuestro criterio en la solución de los arduos problemas en que os corresponderá actuar, y porque vuestra aspiraci6n suprema sea siempre, por encima de toda otra consideración, la grandeza de la Patria, el mejoramiento de sus instituciones y el bienestar de todos los ciudadanos, a la sombra de la libertad orde-nada y de la justicia social» (Mensaje presidencial 1930)
exiliado en Argentina, escribió en su defensa el folleto «El ex Presidente Ibáñez contesta la acusación», donde ataca al Congreso y partidos político;
pre candidato presidencial 1938, deponiendo la candidatura tras la Masacre del Seguro Obrero; candidato a senador por Santiago 1941 por el Partido laborista de Chile (5.690 votos, siendo la cifra repartidora 20.252); candidato presidencial 1942; propuesto como embajador en Lima en 1943 fue rechazada la nominación por un voto en el senado;
senador por Santiago 1949-1952; presidente de la República 1952-1958 (446.439 votos de los 957.102 emitidos).
«La politiquería y las cábalas parlamentarias crearon entre nosotros en el hecho y en derecho, un cuarto poder del Estado, el Poder Contralor, creación que no estuvo en ningún instante en la mente ni en los raciocinios de los constituyentes de 1925, y cuyo mantenimiento es una negación de todos los principios constitucionales que informan y sustentan al régimen presidencial» (4)
«La aceptación del predominio del juego de los partidos y la presencia en los gabinetes de Ministros líderes en lugar de Secretarios de Estado (que cumplan las instrucciones y la voluntad del Presidente de la República) es la causa de fondo que provoca el debilitamiento del Poder Ejecutivo y reduce la fuerza de su autoridad. El Presidente de la República termina por ser un prisionero de los partidos, mientras los Ministros líderes se dedican a la labor de montar la máquina de sucesión, con el consiguiente perjuicio para el desarro-llo de una acción constructiva» (5);
«Que la Contraloría fiscalice toda inversión de fondos públicos -señalaba el Presidente lbáñez en 1955-y cuanto se refiere al manejo de los bienes del Estado y, en general, que ella tenga facultades fiscalizadoras de reparticiones públicas, está dentro del papel que constitucionalmente le corresponderla. Pero que la Contraloría fiscalice y pueda revisar los actos de autoridad del Poder Ejecutivo, es tan absurdo como pretender que extendiera su competencia fiscaliza-dora y revisora hacia los actos del Parlamento o del Poder Judicial» (6).
«EI camino fácil que se presenta a un Mandatario que carece de mayoría en las Cámaras -,señaló en 1955- no es otro que la formación de un Gabinete con personas adictas a los partidos políticos que forman o pueden formar esa conveniente mayoría, la designación de los Ministros, como se comprende, no es en este caso un acto libre del Presidente de la República. Por el contrario, es un acto de sometimiento, es una abdicación de una de sus más señaladas prerrogativas, y precisamente, de una de aquellas que con mayor vigor definen la fisonomía del régimen constitucional ae Gobierno. Al mismo tiempo, ello importa volver a la época de los gabinetes parlamentarios, porque cualquiera que sea la denominación con que se quiera encubrir seme-jante retroceso, el hedho positivo, indisimulable, es que un Gabinete que se forma de acuerdo con el criterio de una mayoría del Congreso y cuya permanencia queda subordinada a esa mayoda, es un Gabinete parlamentario que muy poco de común tiene con los Secretarios de Estado de un régimen presidencial». Para finalizar afrimando:
«Debo expresar ante el Parlamento y ante el país que dentro de las atribuciones que me confieren la Constitución y las leyes, mantendré la plena vigencia del régimen presidencial, no abdicaré directa ni indirectamente de mis facultades constitucionales, que son correlativas de deberes categóricos que me impone la Ley Fundamental; y, por lo tanto, no me subordinaré ni al Congreso ni a los partidos» (7).
“Jamás se dejó manejar por una camarilla económica y política, no clausuró nunca el Congreso ni eliminó a los partidos políticos; siempre mantuvo su sistema de vida, no conocía las escoltas y supo, en 1931, retirarse a tiempo” (1);
Bibliografia
Otras publicaciones
La figura de Ibáñez jugó un papel fundamental en los apoyos recibidos por la nueva junta. El exdictador reapareció en los medios defendiendo las realizaciones de su Gobierno, criticando a las tendencias “derechistas” que habían llevado a Montero a la presidencia y a Marmaduke Grove, “oficial idealista y un tanto desequilibrado, siempre dispuesto a la aventura y al sacrificio por sus semejantes”. Además de anunciar su retorno al país, Ibáñez se mostró sorprendido por el desarrollo del socialismo en Chile, tendencia antes limitada a sectores radicales y demócratas que, en su opinión, se extendió debido a los ataques de Montero contra la obra social de su Gobierno. Una de estas nuevas corrientes estaría representada en el “liderazgo espiritual” de Carlos Dávila, inspirados por una “tendencia franca y avanzada radical-socialista” que en opinión del general caracterizó al movimiento del 4 de junio. (1)
(1) “Ibáñez partirá mañana con rumbo a Chile”, El Mercurio, 18 de junio de 1932.
9
Sobre Carlos Ibañez del Campo
Discurso sobre Ibáñez, senador Enrique Bravo, El Pregón 16 diciembre 1933:
«Es el mismo ciudadano que, sin otro antecedente que el de contar accidentalmente con la fuerza, movido por una ambición injustificada, pues su ignorancia y su torpeza son reconocidas, traicionó al Presidente Alessandri en 1925 y al presidente Figueroa en 1927, hasta logar su propósito de escalar al Poder, del cual se apoderó por la fuerza, después de una mascarada de elección, en la que no se respetó ningún derecho ni se permitió otra candidatura presidencial que la suya…».
«…crearon un ambiente favorable para que amplios sectores vieran con simpatía el autoritarismo del general Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931) y simpatizaran con el inicial fascismo y nacionalsocialismo. La paradoja fue que Ibáñez del Campo no militarizó el Estado y tomó una orientación opuesta a los intereses pro germánicos, ya que incentivó la inversión estadounidense en la minería, los servicios y la industria
HISTORIA Vol. 41, N° 2, julio-dic 2008: CAMBIOS TECNOLÓGICOS Y PROYECTOS ECONÓMICOS EN LAS FUERZAS ARMADAS DE CHILE, 1860-1930
Salvador Allende, en el Senado: sobre Ibañez: “General [Gamboa], jamás, nunca en mi vida he oído tamaña insensatez y monstruosidad […] Me extraña sobremanera que un general de la república se preste para ser el recadero de esta infame maniobra que
me está proponiendo Ibáñez a través suyo. Tenga usted muy claro que mi vida personal es intachable y que jamás prestaré mi nombre ni mi posición para que corra sangre inocente en Chile. Lo aberrante de su mensaje es la antítesis de mis convicciones. ¿Han perdido ustedes la razón?, ¿no han meditado las consecuencias de lo que están planeando? Si el señor Ibáñez ha creído por un solo instante que puedo ser su pelele, se ha equivocado rotundamente. Por esencia, por filosofía, demostrada
en la trayectoria de toda mi vida política, soy profundamente demócrata.
Regresen [ustedes] por donde vinieron y díganle al señor Ibáñez que seré el primero en respetar el veredicto de las urnas, así como seré el primero en combatir cualquier intentona sediciosa en Chile, tal como denuncié en su oportunidad la actuación golpista del general y su conocida Línea Recta. Señores, han pasado 34 años y el señor Ibáñez sigue siendo el mismo golpista inmoral de 1924. No tenemos nada más que hablar.”
Es posible que la intelectualidad política todavía demore en com-prender la personalidad y la obra del Presidente lbáóez. En su caso, como sucede mucbas veces, la intuición popular se le anticipa. La personalidad de Ibáñez desconcierta por la extraordinaria annonía de sus contrastes. Su estatura jerárquica y señorial, con raigambre campesina y mi-litar, encarna un espíritu siempre inquieto de renovación y de pro-greso, pero surgido desde la profundidad provinciana del alma antigua de Chile. Mucho más que un hombre fuerte era un bombre auténtico «. Precisamente ésa fue su fortaleza. Crescente Donoso Letelier NOTAS SOBRE EL ORIGEN, ACATAMIENTO Y DESGASTE DEL REGIME PRESIDENCIAL. 1925-1973
Entrevista 4 diciembre 2021
El ministro de Economía dice que la inversión requiere “ciertas certezas de ciertas reglas del juego”, para poder desarrollar proyectos de largo plazo. Además, señala que hay pocos detalles de cómo se convergerá a los equilibrios fiscales, ni qué se hará en materia impositiva. Si bien no critica directamente al candidato Gabriel Boric, sostiene que “es una fantasía pensar que los países puedan desarrollarse con una visión estatista, sin incorporar al sector privado”.
Prácticamente quedan dos semanas para las elecciones presidenciales de segunda vuelta y todavía no hay una claridad total de lo que pretende hacer cada uno de los candidatos. Si bien tanto el representante del Frente Social Cristiano, José Antonio Kast, como el de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, han señalado que se encuentran afinando los programas de gobierno para incluir nuevas propuestas y lograr mayorías, lo cierto es que, para el ministro de Economía, Lucas Palacios, esas definiciones tienen que darse pronto, porque están afectando las decisiones de inversiones. Es más, afirma que algunos proyectos se han paralizados a la espera de que se conozcan más detalles de lo que se quiere hacer en materia tributaria y del rol que jugará el sector privado. Por eso hace un llamado a “ambas candidaturas para que sean claras y específicas de cómo piensan plantarse de cara al futuro”.
El secretario de Estado añade que lo que está haciendo es levantar las alertas para que ambos candidatos tengan presente que la falta de claridad en materias económicas
genera problemas en las decisiones de los inversionistas. “Se requieren ciertas certezas de ciertas reglas del juego”, puntualiza.
Los candidatos presidenciales están readecuando sus programas y todavía no hay mucha claridad sobre lo que realmente realizarán.
¿Esta falta de definiciones afecta los proyectos de inversión que puedan estar en carpeta?
-Durante el último año, y en base a las continuas reuniones que sostengo con inversionistas de todos lados, he observado una mayor preocupación por parte de empresas de mayor tamaño y de origen local. Esto se da, sin duda, porque los inversionistas nacionales son los que están más expuestos a los riesgos locales, ya que sus carteras de proyectos están mayoritariamente en nuestro país, en contraste con los inversionistas extranjeros que poseen una cartera más diversificada en diversos países y latitudes. Sin embargo, ya en las últimas semanas he sido testigo de cómo se ha vuelto más generalizada la preocupación por parte de los inversionistas, ahora no solo nacionales, sino también internacionales, respecto de cuál será el rumbo político que tomará nuestro país, sobre todo si prosperan visiones más estatistas que no incorporan ni sopesan la relevancia del sector privado y la inversión para el desarrollo futuro. Están a la espera de una mayor claridad con respecto de qué es lo que harán los programas de gobierno. Esta realidad está afectando significativamente decisiones de inversión y, por consiguiente, las proyecciones económicas y de generación de empleo para los próximos años.
¿Qué es lo que le ha tocado percibir en las reuniones con inversionistas?
-Hay un temor entre los inversionistas tanto chilenos como extranjeros por la poca claridad de los programas de gobierno y de lo que se pretende realizar. Por un lado, hay un proyecto que quiere resolverlo todo a través del Estado y están pensando como si estuviéramos en el siglo XX y no en el siglo XXI. Los desafíos que tenemos a futuro exigen claridad para que el sector privado pueda invertir y sacar el país adelante entre todos. El rol importante que tiene que cumplir el sector privado y el rol eficiente que tiene que cumplir el sector público. En esas materias falta claridad. Además, tampoco hay detalles de cómo se convergerá a los equilibrios fiscales, ni qué se hará en materias impositivas. En materia laboral, hay programas que proponen rigidizar el mercado del trabajo lo que va en la dirección contraria de lo que hacen los países desarrollados que buscan mayores niveles de flexibilidad. El impulso del teletrabajo para una mayor compatibilización entre la vida laboral y familiar. Todo eso ha postergado decisiones de inversión.
¿Y esas reticencias de los inversionistas son igual para ambas candidaturas?
-Para ambas faltan detalles, pero sin lugar a duda hay un programa que afecta la inversión privada y la otra busca favorecerla. Una cosa son los incentivos para la inversión, pero otra es de qué manera se busca una mayor compatibilidad entre lo que tiene que hacer el sector privado y el público en el país. Faltan detalles importantes, pero una de ellas representa un freno de mano para la inversión en el país.
En cuanto a las propuestas de Kast, ¿cuáles son los principales problemas de ese programa para la inversión?
-El programa de José Antonio Kast requiere detalles y entiendo que está siendo modificado. Lo que conocemos hasta ahora es que incluye el objetivo de hacer más eficiente la recaudación tributaria, a través de un proceso de simplificación y reducción gradual de impuestos, además de generar condiciones de certeza y seguridad para las empresas y los inversionistas, mediante lo cual busca impulsar la inversión y el crecimiento económico del país. Esto es positivo para la economía, aunque requiere, a mi juicio, mayor claridad respecto a la ecuación de disminución de impuestos y su impacto en la convergencia a déficit fiscales acotados, lo cual es muy importante dadas las necesidades de mantener una red de protección social adecuada y costos de financiamiento bajos en el tiempo.
¿En su argumentación se desprende que sería mejor para la inversión el programa de José Antonio Kast? ¿Se inclina por esa candidatura?
-Me preocupa el futuro del país, independiente de quién sea el Presidente electo en las próximas elecciones. Lo que hago es el levantar las alertas para que ambas candidaturas sepan el impacto que tiene la poca claridad cuando se plantean temas económicos, porque la inversión requiere ciertas certezas, de ciertas reglas del juego. Cuando se plantea subir más de 8 puntos la recaudación fiscal, tiene que haber mucho detalle de cómo se hará, porque finalmente los proyectos de inversión tienen que bajar a una planilla de cálculo e incorporar mayores costos o menores incentivos para tomar sus decisiones de manera informada.
¿Espera que se disipen pronto esas dudas programáticas?
-Hago un llamado a ambas candidaturas para que sean claras y específicas de cómo piensan plantarse de cara al futuro, porque es una fantasía pensar que los países puedan desarrollarse con una visión estatista sin incorporar al sector privado. Los inversionistas están a la espera de una mayor claridad y mesura de los planteamientos que permitan el desarrollo de la inversión privada.
Reactivación del turismo y agenda legislativa
¿Cómo se está siguiendo la variable ómicron y su eventual impacto en el sector turismo?
-El turismo receptivo, que son los turistas extranjeros, lleva dos temporadas altas muy malas. La primera fue entre diciembre de 2019 y marzo de 2020 con caídas del orden de 60%, y después la temporada diciembre 2020 y marzo 2021, la situación fue aún peor: la caída llegó al 95%. El turismo receptivo genera unos 75 mil puestos de trabajo y está todavía muy rezagado y no se puede perder una tercera temporada. Estamos buscando medidas de flexibilización para permitir con todas las medidas sanitarias el ingreso de turistas.
¿Como cuáles?
-Dependemos de alguna forma de cómo se desarrolla la nueva variante. Cuál es su amenaza para Chile considerando el nivel de vacunación que tenemos. Estamos trabajando en conjunto con los gremios del turismo, con los operadores internacionales. Estamos haciendo contactos con ellos para poder mostrarle que las fronteras de Chile están abiertas para aquellos extranjeros que puedan homologar su vacuna. Ahora la homologación de vacunas se está demorando ocho días, lo que es un plazo bastante acotado a lo que había antes, estamos siempre con el Ministerio de Salud viendo las materias para agilizar la toma de PCR y mejorar las condiciones y simplificar los procesos para que los extranjeros puedan hacer turismo en Chile.
Carta a Arturo Alessandri Palma, marzo 1925
Santiago, marzo 9 de 1925
Excelentísimo Señor: Don Arturo Alessandri Buenos Aires
Excelencia: En este día en que su Excelencia acaba de ganar en Washington una gloria más para nuestra Patria, no puedo sustraerme al impulso de enviarle mis saludos de soldado lleno de orgullo y amigo adicto a la persona y a los ideales con que S. E. viene a presidir la renovación potitica de la República. No pondría en esta carta todo el calor de mi afecci6n ni creen a cumplir este deber honroso con la solvencia moral que mi actual cargo exige, si al darle la bienvenida no hiciera algún aport» útil a su claridad de visión para nuestro momento social. De aquí por qué voy a complementar con informaciones mi ardiente saludo. La oficialidad del Ejército, Excmo. Señor, va a recibiros con la dis-ciplina y su fraternidad definitivamente consolidadas. Ha restablecido ya su fraternal unión con la Marina, uni6n que momentáneamente lo-graron perturbar elementos interesados. Siente hoy que sus aspiracio-nes descansan sobre esa base inconmovible que los pueblos serios requieren para fundar con grandeza su porvenir y que se llama la opi-ni6n pública. Todos los elementos vitales y que realmente represen-tan trabajo y producci6n en Ohile son nuestros aliados y cooperado-res. Pero es menester no desatender circunstancias y factores que han hecho cambiar en nuestra tierra la conciencia nacional hasta el punto de renovarla por completo. Desde luego, es un hecho indiscutible que las viejas entidades políticas Uni6n Nacional y Alianza Liberal han fenecido como fuerzas militantes de eficacia. S6lo existe hoy con verdadero vigor un pueblo que exige ser gobernado con honradez, energía, resoluci6n y salud ¡:>olitica, y anhela hacer de Chile un Estado digno de sus glorias y de figurar entre los pueblos cultos y vigorosos que saben reaccionar virilmente sobre sus males. Los viejos profesionales de la política no s6lo han dejado de ser necesarios sino que están repudiados y conde
nados de hecho al aislamiento; a nadie arrastran, nadie los oye, todo el mundo desconfía aquí, ahora, hasta de aquellos que intentan de-fenderlos por cualquier aspecto. Ellos, sin embargo, inconsolables de su desplazamiento, siempre ambiciosos de gobierno e influ.encias, ~ratan de mover resortes, apelan a la audacia que antes les dio sItuacIón y siguen soñando, en su inconciencia, con las combinaciones de partidos, con las situaciones revueltas en las cuales saben medrar por el gastado medio de la transacción y, lo que es más repugnante, han llegado a la conspiración contra el Gobierno que espera al Presidente Constitucio-nal, mezclándose para ello elementos reaccionarios con hombres a quienes el interés individual ciega y hace olvidar sus antagonismos doc-trinarios. Se ha visto aqui que señores ufanos de su amistad con Su Excelencia han entrado en concomitancia con los enemigos, a trueque de influir todos juntos en una vana ilusión: la reapertura del clausurado Parlamento, en el cual tenían sillones. A juicio de la oficialidad del Ejér-cito, contra estos últimos es preciso precaverse de modo especial y deci-dido. Ni los militares ni los civiles desean ya tolerar los manejos maño-sos. Ambicionamos todos la política de la franqueza y del valor que S.E. supo tan bien proclamar, y no hay chileno que no sepa distinguir quiénes son nuestros hombres y quiénes nuestros parásitos, como asimismo que las prácticas caducadas del antiguo régimen sólo conducen a una política que hizo su crisis definitiva y con cuya reaparición revivirlan los poderes públicos irresponsables o de responsabilidad fugaz y diluida. Todo ciu-dadano que piensa quiere ver hoy robustecido el principio de autori-dad, y consagrado el de la honradez política y administrativa. Pero hay más: la oficialidad revolucionaria que el 5 de septiembre no tuvo para S.E. la intención torcida con que maliciosamente se le hizo aparecer; la oficialidad que el 23 de enero rectificó ese mal rumbo y devolvió al Generalisimo su poder legítimo, se halla hoy inquebrantable en el deseo de que en la depuración que S.E. viene a realizar sean eliminados todos los hombres que por su inconsistencia moral, o por ha-ber hecho impúdicamente una profesión de las intrigas políticas, la opi-nión los señala con el dedo camo inhabilitados para actuar en el esce-nario del Gobierno y de la política. Ellos fueron arrastrando al país a una situación que el Ejército hubo de remediar aun a riesgo de manchar su tradición de obediencia, y este Ejército no quiere que su esfuerzo, su sacrificio resulte estéril. Así, repudia con toda su entereza a personas como Carlos Alberto Ruiz, Pedro Rivas Vicuña, Héctor Arancibia Lazo, Eduardo Grez Padilla, Luis Salas Romo, Eulogio Rojas Mery, Lautaro Booban, Oscar Chanks, Abraham Leckie, Manuel O’Ryan, Guillermo Bañados y otros. Vería la vuelta de estos seüores a las tareas del Go-bierno con la misma cólera con que vería la intromisión de los simila-res del bando opuesto, como los hermanos Huneeus, Rafael Urrejola, Francisco Bulnes, los Claro Solar, Claro Lastarria, Manuel Rivas Vi-cuüa, Rafael Luis Gumucio, Ellas y Ladislao Errázuriz, Carlos Larraín Claro y demás semejantes, de los cuales S.E., por larga que sea su ge-nerosidad y su amor a la concordia, sólo deslealtad y daño podrá recibir. Apartadas definitivamente estas gentes, la esperanza del pais se
vuelve ilusionada hacia la Constitución que ha de ser fundamental-mente reformada. Se considera indispensable que el fatal vicio de con-templar siempre en las leyes institucionales la expectativa electoral para el futuro sea eliminado, y se estima que para ello es condición primera y esencial evitar la intromisión del espíritu corrompido en la Consti-tuyente. El manifiesto del 11 de septiembre, que de simple programa se ha convertido en una especie de Constitución transitoria, establece bien claramente el ideal del Ejército; y como en ese mismo programa se ha depositado ya toda la fe pública, estoy cierto que ese documento habrá merecido a S.E. la consideración debida. Pero hay algo más, algo tal vez nuevo para S.E., o cuya gravedad se ha revelado más recientemente. Anoche, la sesión inaugural de una asamblea en la cual elementos ohreros y asalaliados piensan discutir características para la próxima Constituyente, ha dejado de manifiesto el incremento de las doctrinas comunistas en el pueblo. Un suhido porcentaje de asistentes a esa Asamblea mantuvo una actitud violenta de odio a las instituciones ar-madas, a la bur7!’esía (grande y chica) y aun a la persona del Presi-dente de la Republica. Luchó enconadamente contra los votos de bien-venida que para S.E. se proporuan y pidió, por último, la disolución de las fuerzas armadas y voceó la revolución social. Este síntoma revela la necesidad de tino y energía frente a ciertos elementos y, si otras consideraciones aconsejan reprimir con mano de hierro la obra de odio desarrollada por la oligarqUla, esta otra manifiesta idéntica necesidad para con aquella parte del pueblo que desearía atentar contra el orden social que a todos garantiza iguales derechos. A mi juicio, la clase me-dia que trabaja con sensatez, persigue finalidades de orden y equilibrio y hace patria con su trabajo y su producción tesonera y cuerda en unión con la parte del pueblo que conserva el instinto de la justicia y del bien patrio, constituye la fuerza sana que ayudará a la creación del régimen constitucional nuevo y acorde con la realidad social exis-tente. Por lo demás, sobrados son los medios con que se cuenta para man-tener el orden público. Se dispone de un gran pueblo, la disciplina del Ejército se halla tonificada como en sus mejores días y la moral de todo su personal intacta; la Armada estrecha más y más, hora tras hora su adhesión a la causa y a la persona de S.E., y el ambiente todo, sa-turado con el éxito de Washington, ha venido a caldearse de fe en tal grado, que vuelve a todos los corazones la honda y enorgullecedora emoción de cuando se afirman las raíces de un pueblo vivo y exaltado de amor patrio consciente. S. E. se servirá excusar a este servidor qne se ha permitido añadir a su saludo muy cordial, muy afectuoso y muy sincero, digresiones de franqueza, y querría viera en ello tan sólo el anhelo de ser útil a la Patria y de secundar con inalterable tesón a la nueva obra ya próxima a iniciarse por S. E. Por lo demás, el Señor General Navarrete, Inspector General del Ejército, le informará ampliamente sobre los detalles de la situación político-militar.
Carta a Alessandri 1 octubre 1925
Excmo. señor Don Arturo Alessandri
Moneda
Ha reconocido V.E. incompatibilidad entre mi cargo de Ministro de Guerra y mi calidad de candidato a la Presidencia de la República, y por ello exige mi renuncia. No fundándose dicha incompatibilidad en preceptos constituciona-les ni legales, ella no puede ni podrá fundarse jamás en reparos de índole moral, por cuanto mi tradición de hombre honrado y la pureza cívica con que he creído revestir todos mis actos, me capacitan para mantener simultáneamente, en plena paz con mi conciencia, mi condi-ción de Ministro en la cartera de Guerra y de candidato, por más que esta dualidad no tenga cabida en las mentalidades propias del profesio· nalismo político. Con todo, siempre hubiera sido grato para mí complacer a S.E.
Pero hay raZOnes superiores que me lo impiden: sobre mi calidad de Jefe de la Revolución recayó el cargo de Ministro de Guerra con que me invistieron mis mandantes, para que desde él luchara por salvar nuestro programa contra los recios vientos que lo han amenazado ‘f siguen amenazándolo; para que realizara la regeneración que el pals espera y que no ha podido lograrse por falta de una colaboración debida. Finalmente, subraya este mandato la necesidad de que respon-da personalmente desde mi puesto de Ministro de la cohesión y dis-ciplina del Ejército y del mantenimiento del orden frente al caos político en que nos encontramos y que tiene amenazada la paz social por obra de esta «poHtica gangrenada» de que habla nuestro Manifies-to del 11 de septiembre, y que continúa reinando a pesar de mi incan-sable esfuerzo por abolirla; esa misma política de la cual es prueba elo-cuente la tendenciosa información que aparece en esta misma edición sobre lo ocurrido en el Consejo de Gabinete de ayer, como lo demuestra la carta en que doy a conocer las verdaderas razones de la salida del señor ]aramillo del Ministerio del Interior. Por las razones expuestas, debo expresar a V.E. que no abando-naré por ahora el puesto ante la necesidad de defender el orden pú-blico, la unidad entre las filas y la pureza de la revolución, para poder cumplir asi hasta el fin el programa que tiene comprometido el honor de las fuerzas armadas. Tengo el gusto de repetirme a las órdenes de V.E. como afecd-simo y S.S. Carlos Ibáñez Ministro de Guerra
P. D. «En vista de la situación producida y de ser el infrascrito el único Ministro en ejercicio, me permito rogar a S.E., en nombre de la patria y de la paz social, que, careciendo de valor, según los preceptos de la antigua y nueva Constitución, todo comunicado sin la firma del Ministro respectivo, se sirve no dirigirse a ninguna autoridad u orga-nismo nacional o particular, sin el requisito de mi firma, como único Ministro en funciones. Vale»
Del artículo de la revista Historia:
Crescente Donoso Leelier «NOTAS SOBRE EL ORIGEN, ACATAMIENTO Y DESGASTE DEL REGIME PRESIDENCIAL. 1925-1973»
Carta Pública 5 octubre 1925
En carta pública de la misma fecha 5 de octubre, Carlos Ibáñez decía a sus partidarios: «Son ustedes testigos, junto con mis demás compatriotas, de cuántos esfuerzos inútiles gasté durante largo tiempo por conseguir la desig-nación de un hombre de esas condiciones. Cuando no quedaba ninguna esperanza de que estas gestiones tuvie-ran un éxito feliz, recibí la carta de ustedes. Dentro de mi concepto del deber, no podía negarme y acepté. Pero en mi ánimo seguía luchando la idea que repugnaba a mi espíritu ciudadano, de que tal vez no hubiera agotado todos los recursos, de que aún debiera tocar otros resortes, para conseguir que fuese a La Moneda un civil. Fruto de ese deseo de borrar hasta la suspicacia de quienes pudieran mirar en mí, por el uniforme que visto, un peligro para la vida civil, fue la convocatoria que, libre de sugestiones extrañas, espontáneamente, hice a Jos presidentes de partidos. Los resultados de esa reunión son conocidos de todos. Pedí a los señores representantes que eligieran un hombre que, junto con unir a todos los chilenos, se identificase con los principios en nom bre de los cuales salimos de nuestro noble enclaustramiento: los id eales de pureza política y social, que fueron el nervio de la revolución de septiem bre y de la restauración de enero. Seguramente, el ciudadano que han elegido cumple con esas dos condiciones, que, como representante de la revolución, me permití iodícar. Hago íntimos votos porque logre realizar la reconstrucción nacional, a base de los principios que he indicado; que logre unir las fuerzas armadas con toda la gran familia chilena, y que bajo su mano encuentre el pueblo justicia y trabajo; el capital, seguridad y estimulo; el patriotismo, campo donde expandirse sin tropiezos, y la patria la paz y la confianza en sus altos e inmutables destinos.
Producida la elección del candidato único, sólo restaba que haciendo bonor a mi palabra y a mis profundas convicciones cívicas, me eliminara del camino de la presidencia, y eso es lo que he hecho»
Declaración 5 octubre 2025 por motin militar
«Fuera de la tristeza que ha de producirnos la imperdonable ofusca-ción de esos dos camaradas·, surge de estos inciaentes una lección que debemos aprovechar. Quedó en primer lugar de manifiesto que la disciplina de las tropas y oficiales salvó la situación, ya que éstos no atendieron las incitaciones al motín, a pesar de serIes hechas por un oficial que gozaba de prestigio y series presentadas en forma relativamente verosimi!. Hay, pues, que estrechar más y más las filas; robustecer la disciplina, cultivar hasta el exceso el sentimiento de la lealtad y la confianza en los jefes; tener la seguridad de que las democráticas finalidades de la revolución, sintetizadas en el manifiesto del 11 de septiembre, han de cumplirse, llevando la República a una feliz normalidad, y ele· vando casi hasta un plano mistico el compañerismo y el espiritu de institución. Sólo asi podremos prevenir la repetición de estos vergon· zosos hechos, y sólo asi tendremos el antidoto contra los venenos, que en las más sutiles formas quieren damos los malos patriotas desplazados del Gobierno, en hora feliz para la República. Se procederá con la severidad de nuestras leyes contra los culpables de este intento de motín»
Intervención 19 octubre 1926
El 19 de octubre de 1926, en vista de que no se producía ninguna reacción favorable en el Congreso, Ibáñez habló ya en otro tono en la Cámara de Diputados, con ocasión de un voto de acuerdo para perseguir la posible responsabilidad criminal de un teniente que retó a duelo a un diputado -Rojas Mery-por sus expresiones anticastrenses. Este discurso, cuya lectura Ibáñez suspendió en sus primeros pá-rrafos ante el desorden que se produjo en la sala de sesiones, fue en-tregado para su publicación en la prensa. Sus principales acápites son los siguientes: «Yo no voy a discutir, porque no me corresponde, los fundamen-tos constitucionales del proyecto de acuerdo. Creo que más bien es ésta una cuestión de orden moral y estimo que la inviolabilidad que nuestra Constitución ha acordado a los parlamentarios en el ejercicio de sus funciones debe encontrarse limitada, como ocurre en toda so-ciedad culta y en todo país civilizado, por el respeto debido a las personas. No me imagino, porque no puedo suponer tal criterio en el legislador, que el alcance de esas disposiciones legales llegue basta autorizar a los bonorables diputados paTa que, sin control de ninguna especie, se ensañen en forma violenta y cobarde contra las honras ajenas. Tal hipótesis sería contraria a la cultura, a la moral, y equivaldria a prostituir la tribuna parlamentaria. Yo rechazo esa interpre-ación y creo velar así, mejor que el señor Rojas Mery, por la dignidad del Parlamento. Después de recordar la impresión de alivio con que Chile acogió la extirpación del Parlamento anterior, cuando se entregó al «delez-nable juego de los intereses personales y de la politiquería corrompi-da», agregó: «En el fondo de todas las actividades del Parlamento y del Gobierno se vislumbra sólo el interés de supeditar un poder a otro y la impotencia para satisfacer los anhelos de renovación surgidos en el mundo entero como consecuencia de la guerra europea. No bay duda que las revoluciones militares tuvieron una rcpercusión de simpatía profunda en todas las clases trabajadoras. Ha ve-nido después el desengaño; pero la responsabilidad, ¿pertenece a los que engendraron la esperanza o a los convidados ingratos que se encargaron de malograrla? El momento no puede ser más grave, porque las fuerzas de re-novación no se detienen en su avance ¡s610 se hacen más razonables o más salvajes! y la masa de nuestro pueblo va siendo empujada así, inconscientemente, al extremismo revolucionario .En cambio, los partidos históricos insisten en la ceguera peligrosa de ver en el fondo de todos los problemas de interés general un problema político, es decir, buscar las normas para su solución, considerando únicamente el beneficio de sus partidos o círculos. No han comprendido que, además de la delicada situaci6n inter-nacional en que nos encontramos, subsiste con caracteres pavorosos el problema fundamental de este país, cual es el de gobernar; no ban comprendido que los rumbos de un Estado moderno deben orientarse de preferencia y urgentemente hacia la solución de los problemas económicos; hacia la organización de las fuerzas productivas que constituren la única base sólida del robustecimiento de la economia naciona. En suma, no han comprendido que el viejo criterio político debe ser sustituido por un nuevo concepto de gobierno, de Gobierno que resuelva y ejecute, que no postergue la soluci6n de los problemas nacionales. Nada de todo esto ban comprendido y ante tal estado de cosas; ante los ataques tan violentos como injustos que de los bancos anár-quicos que hay en esta Cámara han partido para el Ejército, que re-velan una incomprensión inexplicable de la situación del país y que demuestran que los señores diputados no se dan cuenta que todo el orden constitucional descansa exclusivamente en las instituciones armadas; ante esta unión de los partidos políticos que, tras aparentes fines de cooperación al Gobierno, s6lo ha llegado a traducirse en odiosidades y enconos para el Ejército; ante esta lucha estéril entre un par-lamentarismo que pugna por recobrar sus antiguas posiciones y un Gobierno que en su afán de armonía y cooperaci6n no ha querido reprimirlo, y ante la politiquería que reaparece hoy con caracteres tan sórdidos como antes del 5 de septiembre, el Ministro de Guerra declara, en nombre de S.E. el Presidente de la República, que el Gobierno no puede mirar con indiferencia que el principal foco de conspiraci6n contra el Estado esté radicado en este recinto; por una parte, se abusa de la inviolabilidad parlamentaria para incitar desde la tribuna pública al proletariado a la revuelta y, por otra parte, es malograda toda obra de progreso por el grupo de parlamentarios anárquicos a que me he referido, que así traicionan los ideales de bien público y de honestidad política con que los electores los ungieran sus representantes. Como ejemplo de la obra disociadora realizada por estos ele-mentos sin patria, muohos de los cuales ban sido reclutados en la podredumbre inmunda de las antiguas Municipalidades o en los alrededores de las cárceles, donde como abogados sin escrúpulos medraban con la miseria del pueblo, quiero sólo referirme al hecho incali, ficable de que el propio Presidente de la Cámara haya llegado basta uno de nuestros barcos de guerra a pronunciar un discurso en que, con malicia jesuítica, procuro desconceptuar la actuación del Ejército ante la institución hermana y ante el país. En nombre de la tranquilidad de la República, inspirado en el sentir de las fuerzas que hicieron las revoluciones que, ante el desconcierto de los partidos políticos, permanecen unidas al lado del pueblo, resguardando las espaldas del Primer mandatario de la Nación, el Ministro de Guerra cree también de su deber declarar que esta campaña disociadora, impropia de un Parlamento de país culto, no puede con-tinuar, no se permitirá que continúe, aun cuando para obtenerlo sea necesario abrir la Constitución del Estado, leer sus disposiciones ter-minantes sobre los deberes de los poderes públicos y pasar por sobre aquellos, que, olvidando las experiencias del pasado y saliéndose de la letra y del espíritu de nuestra Ley Fundamental, pretendieran anarquizar nuevamente a la República»
Boletín de Sesiones de la Cámara de Diputados. La Naci611J Santiago, 20 de octubre de 1926
Intervención 23 octubre 1926
·Señor Presidente: Las expresiones que acabo de oír en esta Honorable Cámara dejan satisfecho al Ejecutivo y al Ministro de Guerra, y. en consecuencia, retiro con gusto de mi discurso aquellos conceptos que pudieran haber herido la dignidad de esta honorable corporación, dando tér-mino feliz y patriótico a la delicada situación en que nos encontrá-bamos. Es justo reconocer que en esta solución han debido intervenir en for-ma decisiva muchos honorables diputados, que siempre se han des-tacado por su gran espíritu público, desentendiéndose de sentimientos ajenos al interés general de la República. A ellos, y al ilustre mediador don Ismael Tocornal, mís agradecimien-tos más sinceros. Si se ba terminado satisfactoriamente el entredicbo que ha preocupa-do al país, ello no obsta, sin embargo, para que saquemos algún provecho de este incidente. Es necesario dejar establecido clara y francamente que el país clama por robustecer el rprincipio de autoridad; que anhela acabar con la anarquía, enemiga de todo progresoj que desea que, una vez por todas, se implante la justicia social que establecen nuestras leyes y dentro de lo que soporta nuestra capacidad económica; y que pide también, de acuerdo con nuestros recursos, que se reorganice nuestra administración pública, modernizándola y reduciéndola en béneficio de su eficacia. Nuestro régimen constitucional establece un Gobierno fuerte, o sea un Parlamento que legisle y fiscalice, y un Poder Ejecutivo con facultades suficientes para hacer cumplir las leyes sin entorpecimiento. Nadie puede olvidar que acabamos de salir de un período revolucio-nario cuyos vestigios están muy frescos y que, en consecuencia, todos tenemos el deber de evitar cualquier acto que pudiera producir situa-ciones análogas, felizmente ya pasadas. Para terminar, yo pienso que todos debemos cubrir con un espeso velo de olvido las incidencias ocurridas. He dicho, señor Presidente»
Declaración ante crisis Ejecutivo-Parlamento
«A MIS CAMARADAS DEL EJERCITO, MARINA, AVIACION y CARABINEROS La tenaz oposición contra mi Gobierno ha producido en estos últimos diaz hechos sangrientos y ha apasionado en forma tan extraordinaria que creo inútil seguir manteniendo el orden público en la capital sólo por la fuerza y a costa de tantas dificultades. Esto debe terminar, camaradas; y para contribuir a ese apacigua-miento necesario me alel’o de mi puesto. Lo entrego de acuerdo con las normas constituciona es. Pido a mis queridos camaradas de las Fuerzas Armadas y de Carabineros, cuya leal adhesión hacia mi persona constituye el mejor y único premio a mis afanes, que comprendan este sacrificio que hoy hago en aras de la tranquilidad de la República. Les pido, con toda mi alma de soldado que continúen en el futuro, totalmente desligados de la política, como lo han estado durante toda mi administración; y sin otro pensamiento que cumplir con el deber en el servicio de la Patria, a las órdenes incondicionales del Gobierno constituido. y a mis amigos civiles les pido que también acepten y compren-dan mi partida inspirada sólo en el bien de la Patria y que no cons-tituyan por ningún motivo obstáculos O dificultades para el nuevo Gobierno. De lejos o de cerca deben cooperar con su acción y su palabra a las labores que toman en sus manos los nuevos gobernantes. Por mi parte, me retiro con la conciencia de no haber omitido sacrificio por el bien de Chile. Me sentiré siempre un soldado de este Ejército cuya disciplina y lealtad son junto con las de la Marina, Aviación y Carabineros, la admiración de todos y mi mayor orgullo. A todos mis camaradas y a mis amigos civiles los abrazo al dejar el Gobierno con mi afecto más hondo y les deseo felicidad»