constitucion

Presidencialismo a la Chilena

Mireya Dávila Avendaño · Universitaria

Reseña del libro «Presidencialismo a la Chilena»

Se ha afirmado que el presidencialismo engendra la inestabilidad de las democracias, sus gobiernos y sus gabinetes; es así como se trata de explicar el quiebre democrático de 1973 en Chile. Los cuatro gobiernos de la Concertación, más el quinto de la Nueva Mayoría, contradicen esta teoría. El análisis de los siete gobiernos elegidos desde el retorno a la democracia muestra los factores que permiten entender la estabilidad del presidencialismo chileno y la gobernabilidad de las coaliciones a partir de una comparación de los gobiernos de la Concertación, de la Nueva Mayoría y de la Derecha. En momentos en que la democracia y el sistema político chileno se enfrentan a demandas por un país más justo y que en las urnas se decidirá una nueva Constitución, este libro analiza los elementos centrales de lo que ha sido gobernar en coalición. La Concertación, creada en torno a dos rivales políticos de antaño -parte de la izquierda y los democratacristianos-, desarrolló reglas informales de distribución del poder que le permitieron, en medio de un proceso de cambio de régimen político, organizarse para compartir el gobierno. La comparación de la Concertación, de la Nueva Mayoría y los gobiernos encabezados por Sebastián Piñera, permite comprender la diferente manera en que se ha gestionado el presidencialismo de coalición. Este análisis de la gestión del poder presidencial en los últimos treinta años es una contribución fundamental en el debate sobre el tipo de gobierno que se aprobará en una nueva Constitución.

Datos Personales

Fuentes

Presidencialismo. Reflexiones Para el Debate Constitucional en Chile

Presidencialismo. Reflexiones Para el Debate Constitucional en Chile

Christopher A. Martínez · Fondo De Cultura Económica

Reseña del libro «Presidencialismo. Reflexiones Para el Debate Constitucional en Chile»

En octubre de 2020, Chile celebró un plebiscito en el cual se decidió comenzar un proceso de cambio constitucional inédito en la historia del país. Uno de los temas que ha atraído tanto la atención intelectual como la de los medios es el del régimen político. Esto es, si Chile necesita reformar o deshacerse de su sistema presidencial. Para entender la importancia y el alcance de los posibles cambios al régimen político, se hace necesario un análisis conciso y de fácil comprensión sobre temas fundamentales asociados al presidencialismo en Chile y América Latina. Fruto de un esfuerzo colectivo de académicas y académicos nacionales y extranjeros, este libro discute las desventajas y potenciales problemas de funcionamiento del parlamentarismo y semipresidencialismo, pone en perspectiva histórica la naturaleza del presidencialismo y la disminución del poder presidencial en Chile, reanaliza la relación entre partidos políticos y presidentes en tiempos normales y excepcionales en el Chile post-Pinochet, y cuestiona nociones como el supuesto incontrarrestable poder del presidente en Chile, denominado incorrectamente por algunos como “hiperpresidencialismo”. Además, con un enfoque comparado, el libro trae una perspectiva fresca sobre la función de la vicepresidencia en el presidencialismo, el uso del impeachment en los sistemas presidenciales, el funcionamiento del Senado, la ambición de gobernar más que de administrar que han demostrado los presidentes interinos, y la reelección presidencial.
Section
Reacciones al proceso constitucional

Escritor Carlos Franz: «Se ha pasado de la polarización a la «bunkerización». Los grupos de opinión profundizaron sus trincheras hasta convertirlas en refugios inexpugnables tanto para los ataques como para las invasiones contrarias. Dentro de esas cámara ideológicas acorazada se aviva y celebra la autocomplacencia. ¿Quién querría salirse de ese interior tibio y protegido? Afuera, el aire de este invierno es tan helado y espeso que se corta con cuchillo. Y no podemos culpar solo al esmog. Eta bruma densa surge de nuestros propios alientos cargados de orgullo y prejuicio». 30 junio 2022

Bibliografia

opiniones en contra

¿Apruebo o Rechazo?

por  7 junio, 2022

Estos elementos son los siguientes:

  1. Plurinacionalidad desigual y extremista. Desde un inicio, quienes en la centroizquierda aprobamos este proceso estábamos convencidos de la necesidad de darle un reconocimiento formal a los pueblos originarios, cuestión a la que los partidos de derecha siempre se habían negado. Sin embargo, esta Constitución consagra desigualdades profundas, con escaños reservados en todos los niveles de gobierno, y autonomías territoriales excesivas, con autogobierno, con sistemas jurídicos propios, con un poder omnímodo dentro de sus territorios, lo que generará situaciones muy similares a las que hoy vemos en Temucuicui, desintegrando Chile en muchas islas de conflicto. ¿Qué pasará con las personas que viven en esos territorios y no se autoidentifican como de pueblos originarios? Esa indefensión parece inaceptable. Queríamos superar esa desigualdad, no profundizarla. Las obligadas expropiaciones que se proponen en el texto, cubrirán en los hechos miles de hectáreas en la Macrozona Sur. Se les definen escaños reservados en todos los cuerpos nacionales, regionales y comunales, con lo cual el principio de “un chileno, un voto» queda vulnerado. Reparar los daños del pasado no puede ser a costa de dañar a las personas del presente.
  2. Descentralización desintegradora y extremista. Del mismo modo, sigo convencido de la necesidad de descentralizar el país. Pero al definir regiones, comunas y territorios con total autonomía política, administrativa, económica y financiera, se desorganizará completamente la actuación del Estado, incluso en la prestación de servicios que se están definiendo como derechos sociales en el mismo texto constitucional. He estudiado y publicado sobre este tema por 20 años, y concluyo que los ciudadanos de regiones estarán peor, no mejor, con esta propuesta. Un país, para avanzar, necesita coordinación, y esta propuesta implica una gran descoordinación del Poder Ejecutivo. Hubiera bastado con imitar a la Constitución española, bien regional por cierto, definiendo en un artículo las 30 o 40 potestades que son del Poder Ejecutivo a todo evento para resolverlo pero… el extremismo es extremista.
  3. Debilitamiento y vulnerabilidad del Poder Judicial. Al definirse un Consejo Nacional de Justicia con minoría de jueces, con potestad para contratar, despedir y reorganizar el sistema judicial, este será muy vulnerable políticamente, eso sin contar con la existencia de Poderes Judiciales paralelos por cada pueblo originario. La de por sí abusada figura de la Acusación Constitucional ahora se extenderá también a jueces, militares, y gobernadores, y podrá aprobarse por simple mayoría de los asistentes en el Congreso. Esto es, por decir lo menos, insólito. Bastará un dictamen judicial que no les guste a algunos diputados para desencadenar la acusación. Por otro lado, si se aprueba el transitorio correspondiente, el retiro adelantado de jueces y fiscales mayores de 70 años producirá en lo inmediato la virtual parálisis de muchos tribunales y procesos penales. Por último, la nueva figura de tutela de derechos en lugar del amparo, generará decenas de miles de litigios de ciudadanos contra el Estado, generándose desigualdades entre ciudadanos litigantes y no litigantes, y debilitando severamente la acción del Gobierno en materia de políticas públicas. Como ejemplo, si la lista de espera de salud (que hoy está en dos años para algunas patologías) no se acorta de inmediato, habrá decenas de miles de juicios de tutela solo por ese tema. No habrá Gobierno ni dinero que lo pueda resolver en menos de una década. Si las aguas de Antofagasta traen trazas de arsénico (está en las arcillas de toda la región) lo mismo pasará.
  4. Facilitación de la violencia. En esto, los convencionales extremistas actuaron por omisión, eliminando del texto figuras imprescindibles como el Estado de Emergencia, mismo que el propio Presidente Boric ha debido decretar recientemente, y eliminando además el crucial rol de las Fuerzas Armadas para asistir a la ciudadanía en caso de emergencias civiles, como por ejemplo terremotos.
  5. Inestabilidad política y legislativa, derivada de las normas del sistema político. Por ejemplo, el texto pone fin a los quórums normalmente utilizados para temas relevantes. Así, muchas leyes podrán aprobarse por mayoría simple de los diputados presentes en la Sala, ni siquiera de la totalidad de los diputados. Como ejemplo aberrante, podría eliminarse la independencia del Poder Judicial, la Contraloría o el Banco Central por esta simple mayoría. Para el mismo propósito, estos sectores extremistas han acordado la desaparición del Senado como contrapeso esencial, bajo el absurdo argumento de que en una ocasión aprobó la Ley de Pesca (la cual también apoyaron los diputados). Las personas demandaban más control a los políticos, esta Constitución hace todo lo contrario. Les entrega a los futuros diputados control sobre muchos organismos del Estado, habrá un espectáculo permanente de múltiples acusaciones constitucionales, tendremos todo tipo de leyes absurdas que serán aprobadas y posteriormente rechazadas por otra mayoría simple en breves plazos. La abuela Jiles estaría en su salsa. Seremos un país más inestable, con diputados con mucho más poder y mucho menos control. Para remate, aquello que era indispensable definir constitucionalmente, como por ejemplo una mejor ley electoral y de partidos políticos, fue omitido. La esencia misma de una Constitución.
  6. Deterioro económico y del empleo. Se generará decrecimiento por la incerteza jurídica que involucra la nueva Constitución. Esto ocurrirá como fruto de diversas normas que implican mucho riesgo a la inversión y al derecho de propiedad. ¿Por qué alguien, chileno o extranjero, querría invertir en uno de los países más alejados del mundo, con un mercado pequeño y sin normas claras? Así, conceptos como expropiación “a precio justo”, la “incomerciabilidad” de los derechos de agua, el derecho a huelga por cualquier motivo no relacionado con la empresa, o la exigencia de autorizaciones previas de pueblos originarios para toda actividad en territorios que afecten sus derechos, ocasionarán un inevitable deterioro al patrimonio, no solo de las grandes empresas, sino también de cientos de miles de agricultores y pequeños empresarios mineros. Al paralizarse las inversiones, habrá mayor desempleo y menor recaudación fiscal, tan necesaria precisamente para satisfacer los derechos sociales. Por esta razón, las afirmaciones de que los ciudadanos tendrán mejor acceso a prestaciones sociales son simplemente falsas. Será una Constitución de derechos, como se presume, puramente en el papel.
  7. El “efecto Transantiago”. Cuando se puso en marcha este sistema de transporte, se concatenaron y fallaron simultáneamente muchos elementos, lo que ocasionó una crisis que se prolongó por muchos años, perjudicando a millones de ciudadanos de escasos recursos. Con los seis elementos arriba mencionados ocurrirá lo mismo. La descentralización extrema se concatenará con la plurinacionalidad, y ambas con los problemas económicos y la inestabilidad política, y así sucesivamente, en un círculo vicioso de mayor inestabilidad y violencia. No exagero entonces al decir que se puede ocasionar una crisis de imprevisibles magnitudes, un verdadero Transantiago Constitucional. 

Es falso también que, si se aprueba el Rechazo, volvemos a la Constitución de Pinochet. Es una consigna demasiado barata, pues es sabido que de ella solo quedan retazos menores, después de más de 200 reformas. En caso de Rechazo, el Congreso, que es el poder constituyente originario, y que no ha perdido esta potestad, podría comenzar desde el mismo 5 de septiembre un proceso que termine, en plazos razonablemente breves, y por el método que estimen conveniente (incluyendo, por ejemplo, la consulta a expertos), la elaboración de un acuerdo que recoja los aportes positivos del texto constitucional, que son muchos, pero que corrija los profundos y dañinos vicios arriba mencionados y que nos dé una casa de todos y para todos.

 

Fracaso del proceso constituyente

Señora Directora:

Concluida la etapa de armonización de la propuesta constitucional emanada de la Convención y a pocos días de que se lleve a cabo la entrega oficial del texto en la ceremonia del 4 de julio, no queda más que concluir que el proceso iniciado hace un año fracasó.

Y fracasó porque el documento final definido por una mayoría circunstancial y distorsionada (con escaños reservados para los pueblos indígenas), lejos de representar los anhelos de ese casi 80% de personas que votaron a favor de una nueva Constitución en el plebiscito de entrada, resultó ser maximalista, divisionista, sesgada y que otorga privilegios desmesurados a un segmento minoritario de la población, como son los pueblos originarios.

Lo anterior, en desmedro del resto de los chilenos, donde destacan normas como las autonomías territoriales, los sistemas judiciales especiales para los miembros de esos pueblos y el enorme poder de veto que se les entrega ante eventuales modificaciones al texto que se propone.

Ese sabor amargo y desilusión de un número importante de personas que votó Apruebo en octubre de 2020, se ve hoy reflejado en las encuestas, que muestran una creciente desaprobación al texto propuesto, ya que advierten en él una amenaza a los pilares más básicos de la convivencia democrática y un riesgo evidente a la estabilidad institucional y económica del país, que desde ninguna perspectiva ofrecerá una mejora la calidad de vida ni permitirá construir un país más próspero y con mayores oportunidades para todos.

ENRIQUE GARCÍA A. ABOGADO  30 junio 2022