Maria Gabriela Calderon Alvarez

Biografía Personal

María Gabriela Calderón Alvarez (1980) nacida el 29 de marzo, abogada, diaguita.

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Descendencia

Fuentes

Trayectoria Política

Maria Gabriela Calderón Álvarez, convencional constituyente 2021 por el pueblo diaguita,

Su postura plantea una constitución con enfoque (y un Estado) plurinacional, que promueva y garantice el buen vivir de todas las personas y todos los pueblos que lo integran.
Propone que en la soberanía se incorpore a la Pachamama como sujeta de derecho y el agua como derecho fundamental. Afirma que las decisiones políticas deben ser tomadas por el conjunto de los pueblos que lo componen, desde la realidad de cada territorio, descentralizado y respetuoso de los derechos fundamentales humanos e indígenas, desde las autonomías territoriales.
Vive en La Serena y es miembro de la Red Nacional Diaguita. Ha mencionado en prensa que lo que esperan con la nueva Constitución es “poder llegar a los espacios de representatividad, de los cuales hemos sido excluidos históricamente».

erick chinga: Declaración de 47 Convencionales: «…Como integrantes electos de la Convención Constitucional, la ciudadanía nos ha dado el mandato que la Nueva Carta Magna debe estar libre de trabas como las impuestas por el TPP-11 y por otros tratados de libre comercio. El pueblo movilizado sabe que la ratificación de este acuerdo comercial significará un gran candado para la discusión constitucional, así como una severa restricción de los derechos sociales que chilenos y chilenas esperan que queden precisados en la nueva Constitución. Es por eso que la lucha contra las consecuencias del TPP-11 se hace más fuerte en este contexto de proceso constituyente y pandemia». Declaración 3 julio 2021

Bibliografia

PROPUESTA CONSTITUYENTE DIAGUITA
Gabriela Calderón Álvarez – Eric Chinga Ferreira

El presente documento es una propuesta constituyente general, para ingresar al SERVEL en tanto, se nos exige esta formalidad.

Red Nacional Diaguita  [email protected]

PROPUESTA PARA EL EJERCICIO CONSTITUYENTE
I. DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
Como representante del pueblo diaguita esperamos que nuestro país reconozca, en
primer lugar, sus raíces ancestrales evidenciadas en las culturas y tradiciones de los
integrantes de los 10 pueblos indígenas que habitan desde tiempos inmemoriales este territorio, denominado Chile. Esperamos que en el proceso de reconocer, se busque la sabiduría de todas las culturas que nos conforman como país, respetando a nuestra Pacha Mama, por lo que postulamos que le reconozcamos como un ente sujeto de derechos dejando de lado la visión antropocéntrica a una de carácter ecocéntrica, especialmente, en estos momentos por el cambio climático y los efectos que ha tenido esta visión de la tierra como un instrumento que puede ser explotado y sobre explotado poniendo en peligro el equilibrio del sistema completo el cual, también, integramos. Este profundo compromiso es para con el presente y el futuro, permitiéndonos construir una sociedad en armonía con la diversidad y la naturaleza (El Buen Vivir): Una sociedad que respeta, en todas sus dimensiones, la dignidad de las personas y las organizaciones generando un país democrático de verdad, que busca la paz y ejerciendo nuestra soberanía en el más amplio aspecto del concepto. Todo lo anterior, con la generación de un nuevo pacto social (Constitución Política de Chile).

Creemos que la Constitución debe apuntar a una nueva estrategia de desarrollo que nos
permita utilizar los elementos que nos otorga la Pacha Mama de manera respetuosa,
rompiendo con la lógica del extractivismo. Por ello, creemos fundamental que todos estos elementos sean plurinacionalizados (cobre, litio, etc.) Por otra parte, es fundamental que el agua como elemento vital, generador de la salud y equilibrio del sistema sea considerada un Derecho Humano, pero con la espiritualidad que nos otorga nuestra cosmovisión. Como pueblo diaguita es importante enfatizar que nuestra territorialidad está sujeta al reconocimiento de las comunidades agrícolas como eslabones perdidos de nuestras formas de producción comunitaria y que consideramos fundamental que el nuevo marco jurídico se haga cargo del fortalecimiento de estas entidades y se les declare territorios indígenas a aquellas áreas que ya poseen con los estudios pertinentes y que así lo validan.
Así mismo, que reconocemos el valor de las comunidades hoy realmente constituidas
en su propia espacialidad y en su rol de espacios de organización de la memoria activa del Pueblo Diaguita, por tanto, creemos que es necesario se reconozca su pertenencia territorial, especialmente en los valles del Aconcagua y el Mapocho. Todo esto nos lleva a otro aspecto fundamental a respetar y resguardar por el nuevo pacto social es la SOBERANÍA ALIMENTARIA, especialmente, en lo que respecta a que nuestros valles recuperen su capacidad productiva ancestral y la protección de las semillas.

Queremos que la nueva constitución se haga cargo de una forma de construcción del
saber y el conocimiento, donde se haga efectiva la participación inclusiva de nuestras
actorías, a través de la descentralización y desconcentración de los recursos, más allá de las instituciones académicas tradicionales, para investigación (pudiendo las organizaciones y personas de cada pueblo hacer uso de ellos para la defensa de los
territorios y la reconstrucción de las memorias colectivas).
Proponemos como elemento fundamental de nuestro ejercicio constituyente, la apertura hacia nuestros hermanos para la formulación de la Constitución a través de espacios consultivos constantes y, con ello lograr que todo nuestro trabajo sea participativo y transparente hacia aquellos que confíen en nosotros para el proceso que se nos acerca.
Siendo un criterio importante, que este trabajo (programa) es una construcción abierta y permanente.

II. ANTECEDENTES SOCIO-HISTÓRICOS DE NUESTRA SITUACIÓN ACTUAL:
Las huellas de nuestros antepasados se despliegan de este lado de la cordillera desde lo que hoy conocemos como valle del Mapocho hasta el Copiapó; los mismos antepasados que dieron resistencia al invasor español y sobrevivieron al exterminio y la esclavitud durante La Colonia.
Abrazamos la República y su promesa de emancipación, engrosamos sus filas pero en ese proyecto no había espacio para los pueblos originarios y el extractivismo se instaló a sus anchas, secando los ríos, cerrando las rutas y aislando las comunidades. Ya antes nuestras idolatrías habían sido extirpadas a la sombra del pueblo de indios, y así, nuestra lengua censurada, pero nunca perdimos la voz.
Seguimos cultivando los valles de sol a sol, abriendo las entrañas a la tierra para escarbar sus metales, tejiendo y bordando nuestras vidas, dando forma a la greda y a las ciudades, y seguimos cantando versos que asombran a la humanidad.
Largo ha sido, generación a generación, el camino recorrido; lenta la toma de conciencia y el resurgir del orgullo, luego de siglos de sometimiento, pero la semilla
ha sido guardada y hoy brota una generación de diaguitas que está dispuesta a romper para siempre con este ciclo.

A fines del siglo XX los reclamos por la exclusión permanente de nuestro pueblo se hicieron sentir y el año 2006 se rectificaba la ley 19.253 para ser incluidas en el listado de Pueblos Originarios; pero dicha inclusión no se hizo cargo de las particularidades del Pueblo Diaguita, ni de sus formas de sobrevivencia ni las territorialidades, sin embargo, a su alero se desató una vorágine de constitución de comunidades, dando fuelle a la urgente necesidad de reunirnos, de volver a juntarnos, de entrar a la ronda y hacer sonar los silbatos. Para el CENSO de 2017 ya éramos casi cien mil almas que nos adscribimos al Pueblo Diaguita y se acopian en las oficinas de CONADI las solicitudes de certificación y constitución de asociaciones y comunidades. A pesar de esto, hasta hoy no ha sido posible que se nos reconozcan derechos territoriales y día a día perdemos la batalla frente a la expansión de la minería y los monocultivos, día a día es destruido nuestro patrimonio
arcaico y presente.
Pero las cacerolas anuncian la buena nueva, desde octubre de 2018 no hay sabios ni
censores que puedan negar el inicio de un nuevo ciclo para los pueblos en Chile. El
derribamiento de la estatua de Francisco de Aguirre y el cambio de nombre de su calle por Avenida Diaguitas son señales inequívocas de la necesidad de refundar el pacto social, político y territorial que le da nombre a Chile y como Pueblo Diaguita entendemos que parte de nuestro futuro se juega también en el respeto y reconocimiento a cada uno de los pueblos en su propia particularidad, y en la participación activa y permanente de cada una de las instancias que el período requiera. Es por eso que hoy asistimos a este proceso, la escritura de una nueva constitución, con la esperanza intacta y la experiencia de la memoria activa para compartir y aportar con el resultado de nuestro trabajo colectivo, síntesis abierta de cada una de las instancias de asambleas y congresos donde permanentemente discutimos sobre nuestra situación y la de nuestros territorios.
Asistimos a este proceso, poniendo a disposición del Pueblo Diaguita, sus comunidades, asociaciones y personas, este programa de trabajo, hoja de ruta para la reconstrucción del presente de nuestro pueblo y el de los demás pueblos de Chile.

III. CONSULTA CONSTITUCIONAL INDÍGENA (03 de noviembre 2017):
No podemos dejar de lado el trabajo realizado anteriormente, en torno a este proceso; por eso queremos hacer eco de la Consulta Constitucional indígena realizada el 03 de noviembre del 2017 y los elementos claves que en dicha consulta se acordaron y que a continuación detallamos de manera sintética y agrupados como Sistema de Derechos:

b. Derechos sociales:
Consideramos estos derechos como aquellos que defienden la importancia de la
integración personal a través de objetivos importantes como el acceso al mercado laboral,
el derecho a la salud, a la educación, entre otros, por ello en esta categoría incluimos:
● Reconocimiento del derecho de los Pueblos Indígenas a conservar, fortalecer y
desarrollar su historia, identidad, cultura, idiomas, instituciones y tradiciones
propias.
● El deber del Estado de preservar la diversidad cultural del País

● Reconocimiento y protección de los derechos culturales y lingüísticos de los
Pueblos Indígenas, su patrimonio cultural, material e inmaterial.
● Principio de igualdad y no discriminación
● Que la Constitución reconozca la salud intercultural, así como su medicina y salud
tradicional.
● Que el Estado reconozca constitucionalmente, la soberanía de los territorios en
que nuestros pueblos habitan, es decir, la reivindicación territorial. Respecto de ello, se entregó un proyecto de redacción: “Que el Estado de Chile es el único propietario de las aguas en todos los niveles y lugares del territorio del país, ya sean subterráneas, así como superficiales, considerando la misma en todos sus estados y formas; asimismo y en consideración a la preexistencia de los derechos que le asisten a los pueblos indígenas, estos tendrán el dominio o propiedad en los mismos términos que el Estado, en los territorios que ellos son titulares.”

c. Derechos civiles y políticos:
Derechos políticos:
● Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de ese
derecho determinan libremente su condición política y persiguen libremente su
desarrollo económico, social y cultural.
● El derecho a la libre determinación de los Pueblos Indígenas se ejercerá en el marco de la nueva Constitución.
● Representación y participación política: Que la Constitución establezca una representación política real tanto en el Congreso Nacional como en todo órgano colegiado de elección popular, respetando la cosmovisión dual de los pueblos originarios.
Derechos civiles:
● Se espera que el Estado consulte a nuestros pueblos, mediante procedimientos apropiados y a través de sus instituciones representativas, de la forma y bajo los criterios que establece el Convenio Nº 169 de la OIT, elevando este tratado a rango
constitucional.

Otras publicaciones

Suscribe declaración de 34 constituyentes de Vocería de los Pueblos: «Llamaos a hacer efectiva la soberanía popular de la constituyente, expresada tanto en el reglamento como en las normativas que deben darse, sin subordinarnos a un acuerdo por la paz que nunca suscribieron los pueblos. Lo afirmamos también respecto de toda la institucionalidad de nuestro país, que habrá de someterse al fin a la deliberación popular» (1)

(1) El Mercurio 9 junio 2021

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