Lasso de la Vega Requena José Silvestre (1777-1844) h. José Severino Lasso de la Vega Carvajal y Catalina Requena Cortés Monroy, abogado, casado con Mercedes del Castillo Saravia hija de Manuel del Castillo y de la Torre, español y Josefa de Saravia Ureta.

Lasso de la Vega Castillo Eugenio Antonio
Lasso de la Vega Castillo José Joaquín (1813-1885)1 abogado, PL, revolucionario en 1851, regidor por Santiago 1864, diputado por La Victoria 1867 y por Valparaíso 1870, senador 1882-1885, soltero
Lasso de la Vega Castillo Juan José
Lasso de la Vega Castillo Francisco
Lasso de la Vega Castillo Andrea del Carmen, soltera
Lasso de la Vega Castillo Rosario casado con José del Castillo Saravia
Lasso de la Vega Castillo Teresa casado con también con su tío José del Castillo Saravia
Lasso de la Vega Castillo Silvestre, dueño de tierras y minas en San José de Maipo casado con Juana María Lorca Ugarte
Lasso de la Vega Castillo Miguel Ignacio (-1890) diputado por Lebu y Cañete 1882, 1885 y 1888, soltero

Lasso de la Vega Requena José Silvestre (1777-1844)1 patriota, regidor 1811, diputado al primer congreso nacional por Cauquenes, firma reglamento constitucional 1812, emigró a Mendoza 1814, diputado 1824 por Santiago: “se padece una equivocación cuando se asienta que el Congreso no reúne todos los poderes de los pueblos. El Congreso representa la Nación; a esta se le conceden todos los poderes, no hallo pues porque no los obtengan sus representantes”; diputado 1825 por Valparaíso a la Asamblea Provincial; diputado al Congreso de 1826: “Federación quieren todas las provincias; ellas quieren gobernarse a si mismas… ellas entienden que, nombrando sus gobernadores, acaba ya en Chile el imperio de la arbitrariedad y no habrá tirano que las ataque” (2); nuevamente diputado por Valparaíso 1829 a la Asamblea Provincial, redactor del Mercurio de Valparaíso, juez letrado de Valparaíso por 5 años, Ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago por 6 años, plenipotenciario ante el gobierno de Argentina, Ministro de la Corte Suprema;

“Desde el año diez en que tuvo principio nuestra revolución, fui uno de los que entraron en ella asistiendo a todas las reuniones populares que se hicieron para mudar gobierno. Son notorios a toda la República mis servicios sin exceptuar clase ni ramo, fue el primer regidor nombrado por el gobierno patrio, procurador de ciudad, juez de las causas revolucionarias, asesor y secretario del Cabildo, jefe de las fuerzas que marcharon a los Andes , secretario después del Gobierno en que despaché los tres ministerios por siete meses, emigrado en 1814 y vuelto en 1817, me nombraron presidente de descuentos a más de ser procurador de ciudad,… todos estos destinos los desempeñé no solo sin tacha sino a satisfacción de los gobiernos y del público. En el año 30 hallándome de Ministro de la Corte Suprema fui separado por discusiones políticas y jamás habría quietado el tiempo a la legislatura si una serie de sucesos desgraciados no hubiera reducido mi suerte al estado más deplorable cuando me encuentro en el último tercio de mi vida. Estas circunstancias me obligan a implorar a los representantes de la nación un auxilio que sirva de alivio a mi ancianidad. Creo pues que mis servicios me hacen acreedor a una jubilación de cualquiera de los empleos que he obtenido o una pensión piadosa en consideración a mis méritos” (1).