28 Jun Rafael Luis Gumucio Vergara
Biografía Personal
Gumucio Vergara Rafael Luis (1877-1947) hijo de Rafael B. Gumucio Larraín (+1908), periodista, P. Conservador y Gertrudis Vergara Correa;
abogado, periodista (“uno de los más grandes periodista que han existido”), casado con Amalia Vives Vives, 9 hijos.
Descendencia
Gumucio Vives Teresita
Gumucio Vives Lucía (1919-2012)[1] casada con Reinaldo Niño de Zepeda Ojeda (1921-1996)
Gumucio Vives Amalia
Gumucio Vives Gabriel
Gumucio Vives Pablo (1924)[2]
Gumucio Vives Esteban (1914-2001) sacerdote
Gumucio Vives Pedro (1925)[3] auditor, candidato a regidor Falange Nacional
Gumucio Vives Juana (1921-2010)[4] cm Álvaro Mayol Pemjean (1918-1982)
Gumucio Vives Rafael Agustín (1909)[5] abogado, P. Conservador, PDC, MAPU, IC, regidor de Santiago 1938, candidato a diputado 1941 por el primer distrito de Santiago (225 votos, de los 3.808 votos de la lista Falange nacional, que elige solo uno de los 18 diputados), subsecretario de Hacienda 1952, diputado 1955, 1957-1961 y 1961-1965, senador 1965-1973 por Santiago
[1] I. 342 nacimiento 1920 Portales; I. 937 matrimonio 1952 Portales
[2] I. 673 nacimiento 1924 Recoleta;
[3] I. 612 nacimiento 1926 Providencia
[4] I. 758 nacimiento 1923 Recoleta; I. 1.281 matrimonio 1966 Ñuñoa; I. 628 defunción 2010 Ñuñoa
[5] I. 1.105 matrimonio 1939 Moneda
Fuentes
Familia
Trayectoria Política
Gumucio Vergara Rafael Luis (1877-1947)[1] P. Conservador, diputado 1915-1918, 1918-1921, 1921-1924, 1924-1924,
diputado por Santiago 1926-1930 (551 votos, de los 22.714 votos la lista PL-PR-Conservador, lista que pudo elegir 12 diputados; no alcanzó la cifra repartidora; ubicado en primer lugar de la lista inscrita de candidatos, fue elegido como el cuarto diputado de la lista por el sistema vigente);
en nombre de todos los diputados, en diciembre de 1926, frente a un nuevo gabinete con el coronel Carlos Ibáñez como Ministro de Guerra, manifestó: «todos sabemos que SE. el Presidente de la República ha sufrido imposicones. El único que parecía ignorar esas imposiciones era, el Ministro del Interior» (4);
detenido y deportado en 1927, estuvo en el destierro hasta 1928; nombrado Presidente del Partido Conservador a la caída de Ibáñez;
senador por Santiago 1933-1941 (2.574 votos de los 15.135 de la lista conservadora, que eligió a sus dos candidatos);
apoyó la candidatura presidencial de Juan Antonio Ríos en 1942: «… la noche del 26 de julio de 1931 fui a ofrecerle mi casa… el señor Ibález conspiró contra el Sr. Morales; conspiró contra el señor Dávila; conspiró varias veces contra el señor Alessandri, entre otras el 25 de agosto de 1939… la dictadura sería inevitable si llegara a la presidencia de la República el señor Ibáñez…» (3)
“El sufragio universal se presenta ya como un fracaso aun para los que tenemos las más arraigadas ideas democráticas: formando en su mayoría por incapaces, lleva también incapaces a los poderes públicos… los únicos verdaderamente capaces de las funciones democráticas de elegir y de gobernar son los que tienen el derecho que forma la filosofía católica; los que tienen el concepto del deber que forma la moral católica, y los que tienen el concepto de justicia y caridad que forma la sociología católica” (1);
“En la elección presidencial 1938, los partidos de derecha resolvieron arriesgar el todo por el todo y, para dar carácter decisivo a la lucha, alzaron de candidato, al más representativo, al más teñido, al más temido, al más combativo y al más combatido de los hombre de extrema derech
(1) NINEZ página 124 (1933)a” (2).. (2) Revista HOY, 28 noviembre 1940. ASTICA página 28.
(4) Recuerdos de un soldado, Carlos Saez, página 58, tomo II.
(3) Alocución radial 31 de enero 1942
Bibliografia
«Las ‘memorias’ de don Abdón Cifuentes son el mas precioso documento de la política chilena en el siglo XIX». «Durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer decenio del siglo XX, ningún hombre público tuvo tanta influencia ideológica como él en la política chilena y, especialmente, en la Partido Conservador… un año antes de morir en 1928 dió una postrera muestra de adhesión a las libertades cívicas, entonces conculcadas. Salió la primera partida de desterrados por la dictadura»
Otras publicaciones
En el libro «Voces de la política, el púlpito y la calle» de Ricardo Boizard (1948) hay un capítulo sobre Gumucio: «En 1931, al caer la Dictadura, era Gumucio la figura central de nuestra política, uno de los pocos valores republicanos que permanecián en pie, con la huella del dolor y sin la limitación del depecho. Había sido, quizás, el mas hiriente y mordaz de los periodistas reaccionarios. Después de la prueba de la dictadura, se convirtio en el más comprensivo y abierto de los políticos. Su casa fue el centro y como el eje de nuestra accidentada reconstitución civil…. en 1932, cuando por segunda vez los militares se adueñaron del Poder y cayeron al peso de sus propios desaciertos, Gumuci volvió a tomar un relieve superior, pero dentro de su partido aparecía como el representante más genuido del obscurantismo reaccionario…»
Intervención sesión 23 de octubre de 1926
sesión nocturna de la Cámara de Diputados, del 23 de octubre de 1926. El Presidente de la Cámara, Rafael Luis Gumucio, expresó: «En la última sesión declaré en nombre de la Cámara: o queremos agravar un conflicto; deseamos patrióticamente resolverlo». A fin de realizar ese propósito, y gracias a la mediación patriótica del señor Ismael T ocornaf, se ha llegado ya a una solución. Con el acuerdo de los comités de los partidos declaro, en nombre de la Cámara, que ella no se ha solidarizado en ningún momento con los conceptos emitidos por algunos de sus miembros que hayan podido herir el prestigio del Ejército y que ella lamenta. La Cámara, al aprobar el proyecto propuesto en la sesión del 18 del actual, no tuvo tampoco la intención de ofender al Ejército, que es una institución nacional que merece la consideración de todos los poderes públicos. Debo agregar todavía que la corporación no oirá con agrado expre-siones que ofendan a las instituciones armadas, y la Mesa confía en que el patriotismo de sus miembros ha de ser la mejor garantía de que estos propósitos se observarán en todo momento.