Eugenio Rivera

Datos Personales

Fuentes

Debates y proyecto de centroizquierdaE, ugenio Rivera 12 mayo, 2016

Discusiones en marcha prefiguran los clivajes programáticos que se enfrentarán en la próxima elección presidencial. Diferencias respecto de la reforma laboral han vuelto a aparecer en el seno del gobierno. Basados en una argumentación coyuntural – el efecto sobre el crecimiento – algunos ministros se oponen a relaciones más equilibradas en el mundo laboral. Sólo la convicción reformista de la Presidenta la llevó a vetar elementos de la ley que tenían sentido sólo si se viabilizaban los ejes de la reforma. El debate en torno a la priorización del ajuste fiscal versus quienes sostenían que el Estado tenía una posición financiera suficiente para realizar un esfuerzo significativo para enfrentar la desaceleración económica y los problemas estructurales que afectan la economía muestra también diferencias de fondo. Esta discusión, con frecuencia invisibilizada, tuvo una expresión significativa en el documento presentado en el congreso socialista “Hacia una estrategia de desarrollo inclusivo y sostenible” que relevó como problemas de la economía chilena el modo de explotación de los recursos naturales, una lógica económica rentista, una débil política de desarrollo productivo y baja inversión en desarrollo e innovación y una alta concentración de rentas, todo lo cual es promovido por las instituciones y leyes vigentes.

La renuncia de un diputado del PPD que denunció prácticas clientelistas en la organización y que recibió el apoyo del expresidente Lagos es otra señal relevante. Ambos personeros apuntan a un problema real, que no es sin embargo propiedad exclusiva del PPD. Es cierto que los partidos necesitan fuertes reformas. De manera difusa, en el trasfondo de estas discusiones aparecen las diferencias en torno a las reformas y respecto de lo que debe ser el programa de una futura candidatura de centroizquierda. Tienen peso en la DC y en el PPD (en menor medida en el PS) sectores que jugaron un papel relevante en los gobiernos de la Concertación y que  han ido asumiendo responsabilidades en el mundo empresarial y expresan posiciones que poco se diferencian de la derecha. Para ellos, los cambios que necesita el país son menores y valoran las instituciones básicas de lo que ha sido el modelo chileno. Pero la transformación del sistema de AFP, de la salud estructurada en torno a las Isapres, la culminación de una reforma educacional basada en derechos universales y una labor más relevante del Estado en innovación productiva son sin duda el núcleo programático económico social de una nueva coalición de centroizquierda.

La intervención del expresidente Lagos corre el peligro de ser interpretada como una apuesta a favor de los sectores que han puesto obstáculos a las reformas en marcha y de un programa futuro que no contempla las reformas indicadas. Ello debilita una eventual candidatura del ex – presidente. Al mismo tiempo, los sectores de la centroizquierda que pujan por impulsar las reformas pendientes, carecen de un liderazgo capaz de competir con perspectivas de éxito en la futura campaña presidencial. Un debate programático que ponga énfasis en estas cuestiones puede permitir superar estas dificultades. (La Tercera)

Eugenio Rivera

“El centro existe” 13 febrero, 2023

En su columna, Carlos Peña aborda el desafío que enfrenta el sistema político de representar al sector de la ciudadanía que con su irrupción, el 4 de septiembre, cambió el escenario electoral.

Certeramente señala el papel que jugó el centro político entre 1932 y 1970, asociado a la expansión, naturaleza y ethos de los grupos medios vinculados al crecimiento del Estado y al desarrollo de sectores vinculados a la sustitución de importaciones. Al contrario de lo que señala, sobre su representación, esos sectores persisten entre los funcionarios del Estado y en parte del emprendimiento de menor tamaño, pero encuentran su expresión política en partidos distintos al centro político.

Lo nuevo, sociológicamente, es el grupo de emprendedores y empleados vinculados con las finanzas, el cambio tecnológico y, particularmente, los amplios grupos (no solo medios) que viven en la turbulenta y compleja economía de servicios que, aunque precaria, permite sobrevivir e incluso generar ingresos, que sumados a las ayudas sociales abren un acceso al consumo.

Son sin duda veleidosos en política, pero sobre todo desafectos; contribuyeron mayoritariamente a la explosión de participación electoral del 4 de septiembre y representan un tercio del electorado.

Potencialmente, pueden servir de base a movimientos de ultraderecha y tienen características como las identificadas por Hanna Arendt en las masas reclutadas por los movimientos totalitarios: gente que nunca había aparecido en la escena política, que miraban con indiferencia y apatía el transcurrir político, contrarios al sistema de partidos y con nula disposición a participar en un debate informado.

Articular a esa masa es efectivamente un desafío inmenso para la política democrática, pero una perspectiva como la de Laclau, validada por Peña, no calibra la importancia de la democracia constitucional en la construcción de la comunidad política, y por ello imagina la posibilidad de construcción de un sujeto político donde los partidos no aparecen sistemáticamente (hegemonía) que puede ser de derecha o de izquierda, y puede derivar en el asalto al Congreso de EE.UU. o en la dictadura de Ortega en Nicaragua. (El Mercurio Cartas)

Eugenio Rivera Urrutia

Trayectoria Política

Bibliografia

Los dichos de Lagos 13 julio 2022

Por Eugenio Rivera, Fundación Chile 21 y Casa Común

En una entrevista con La Tercera muy difundida, Ricardo Lagos busca reposicionarse como el articulador político post 4 de septiembre. A tal fin, estratégicamente, elude tomar posición respecto de cuál texto constitucional, el emanado de la Convención o la Constitución vigente, es el que permite enfrentar mejor las demandas ciudadanas y los desafíos del presente siglo, y cuál es el mejor punto de partida para culminar el proceso constitucional tras el plebiscito.

Resultan desconcertantes sus numerosas inconsistencias discursivas. Denomina a la propuesta constitucional como “fratricida”, y que los constituyentes “debieron hacer un esfuerzo mucho mayor por entender que no debieron ser tan partisanos”; en entrevista análoga con CNN agrega que sobre las constituciones no hay debate, pues se alcanza la verdad. Estos dichos muestran su distancia respecto del curso de los acontecimientos en el país. Habiendo el 18-0 evidenciado hondas y graves fracturas -con los pueblos originarios, entre los centralistas y la aspiración a un Estado regional, entre la economía y el medio ambiente, entre la ciudadanía y el sistema político, entre los partidos crecientemente desprestigiados y los independientes-, solo una visión mesiánica puede concluir que ello podría superarse en el curso de un año y solo sobre la base de un texto. Es incoherente sostener que sobre las constituciones no hay debate, pues ellas, por su naturaleza, se elaboran en momentos políticos críticos de las sociedades.

Resulta incoherente su postura, ya que el propio Lagos admite y muestra sistemáticamente cómo la derecha faltó al compromiso establecido en 1989 para cambiar la Constitución; cómo ese sector necesitó 6 años para acceder a aprobar la reforma constitucional de 2005, pese a que mantenía los quórums supramayoritarios, la noción implícita de Estado subsidiario; el predominio del derecho de propiedad sobre cualquier otro derecho y que se negó a discutir la propuesta constitucional de Bachelet. No obstante, todo ello, repentinamente exige a la derecha una declaración escrita comprometiéndose con algunos cambios, como si eso garantizara que ese sector, teniendo el sartén por el mango en caso de ganar el Rechazo, acepte cambiar los aspectos fundamentales de la Constitución vigente.

Ignora el expresidente cómo Chile cambió y la contribución que ha hecho la Convención para construir un nuevo pacto social. Existiendo una ya larga crítica de la izquierda y la centroizquierda a la Constitución vigente. ¿Se habría imaginado alguien que la derecha (al menos de palabra) aceptara la idea de un Estado social y democrático de derechos, o el reconocimiento de la plurinacionalidad, la paridad y la preocupación por el medioambiente? Pero, claro, ese “giro” de la derecha solo será realidad si triunfa el Apruebo.

Repensando la izquierda 27 junio, 2022

Bajo el título “Socialismo democrático: ideas en busca de una voz” (“El Mercurio”, 19 de junio), Carolina Tohá sostiene que, en el contexto de las tensiones que experimenta el país, tiene lugar una “revalorización” del “socialismo democrático”. No obstante, el artículo genera múltiples dudas y deja en evidencia una reflexión insuficiente de los desafíos que plantea el proceso abierto por el estallido y el proceso constituyente.

La propia noción de socialismo requiere precisiones. No cabe, además, considerar como patrimonio exclusivo del sector que representa, la vocación de construir mayorías, la búsqueda del cambio social en paz, la preocupación de la sostenibilidad de las políticas públicas y el compromiso con la democracia y los derechos humanos, pues todo ello es también patrimonio de la izquierda, como lo viene demostrando desde su fundación el Frente Amplio, la Plataforma Socialista y el gobierno del Presidente Gabriel Boric.

No hay proceso de “puesta al día” posible si se piensa que el desafío de la socialdemocracia y de la llamada “Tercera vía” radica en introducir las “nuevas preocupaciones”, como el medio ambiente y el feminismo, en su marco tradicional. El proceso es más complejo, se trata del encuentro de culturas políticas que se ignoraron o combatieron; cuya confluencia requiere tiempo y supone procesos de deconstrucción y reconstrucción de las ideas de izquierda, repensar cómo se articula lo social y lo político e indagar en nuevas formas de partidos.

Tohá tiene razón en que la cercanía de su sector respecto de la democracia liberal la distingue de la izquierda, pues esta última mira críticamente que la democracia liberal ha convivido, históricamente, con la exclusión de amplios sectores y está afectada por la captura del sistema político por parte de la tecnocracia, la despolitización de la deliberación pública y la dificultad para hacerse cargo de los “otros” que plantea, por ejemplo, la migración. Todo ello ha redundado en desafección y el surgimiento del populismo. No menciona Tohá, tampoco, cuestiones importantes para la izquierda, como la democracia directa, complemento indispensable para que la democracia representativa supere sus dificultades (modernas) para avanzar hacia una democracia más próxima a los ciudadanos.

Lo que Tohá llama “reconocimiento de los límites del Estado” como propio de su sector es problemático, porque en Chile se tradujo en la abdicación del Estado de su rol en el desarrollo y la mantención en el mercado (y por tanto a las grandes empresas) del liderazgo de las decisiones de inversión y de las pensiones.

Hay otras diferencias entre el sector de Tohá y las izquierdas que han aparecido en el debate constituyente. (1) Un énfasis en el sistema parlamentario en el Frente Amplio versus un presidencialismo en la ex-Concertación. (2) Asociado a lo anterior, una clara tendencia en el Frente Amplio a terminar con la iniciativa exclusiva del Presidente de la República en diversas materias; ello apunta a una preocupación por la eficiencia legislativa, pero también y sobre todo a una preocupación por la primacía del Congreso como principal instancia de representación y por los efectos de separación entre la sociedad y el sistema político resultado de la baja capacidad de incidencia constructiva del Congreso. (3) Sin duda hay una profunda diferencia en la relevancia asignada al tema medioambiental y la preocupación por los derechos de la naturaleza. No deja de sorprender la poca atención que Tohá le asigna a este problema.

Propone la autora la construcción de un Estado de Bienestar de nuevo tipo “que responda a los cambios sociales, tecnológicos y económicos que hemos vivido”. Ello no basta para dar cuenta de la complejidad del problema. Las migraciones y el reconocimiento de los pueblos originarios ponen en cuestión la idea de un Estado de Bienestar pensado en los estrictos límites nacionales y exigen su reconstrucción a partir de encuentros de culturas y naciones muy diferentes. La demanda feminista representa un cambio epocal que se refleja en un cambio cultural, del mundo “privado” y en la centralidad social, pero también económica del sistema nacional de cuidado.

Los cambios económicos que inciden en la necesidad de una visión distinta del Estado de Bienestar no pueden ser comprendidos sino a partir de la construcción de una nueva relación con la naturaleza para combatir el cambio climático y la destrucción en marcha del entorno natural y la construcción de la gobernabilidad democrática del cambio tecnológico. (El Mercurio)

Eugenio Rivera Urrutia

«La ruleta rusa del Presidente» 13 junio, 2022

Daniel Mansuy crítica virulentamente al Presidente de la República al afirmar que “no tiene escrúpulos en hablar como un activista más” por haber criticado la propuesta de Rincón y Walker de rebaja de quorum a instancias del presidente de la UDI. Acusa al Presidente de duplicidad al querer ser a la vez “líder histórico que abre las grandes alamedas” y el vociferante líder de la Confech. Sostiene que para el proyecto “cultural” del Frente Amplio (FA) resulta indispensable “una derecha lo más reaccionaria posible… la narrativa solo funciona si al frente hay una derecha malvada y violadora de los derechos humanos”.

Mansuy pretende que la ciudadanía olvide el rol jugado por el FA, en particular por el Presidente, en la crítica a una educación organizada en torno al lucro, en la construcción del acuerdo del 15 de noviembre de 2019 que abrió el camino institucional de superación de la crisis que dejó en evidencia el estallido social del 18-O, en la construcción de una izquierda que se hace cargo de los grandes desafíos del siglo XXI (la desigualdad entre los géneros, la inclusión social, la crisis climática, la centralización, el conflicto en La Araucanía, que no ha hecho sino agudizarse en las últimas administraciones), que se compromete con la democracia representativa y que por todo ello es mirada con interés como alternativa a las izquierdas chavistas y a una derecha sin proyecto político.

Esta crítica procaz no calza con el autor de “Nos fuimos quedando en silencio”, que criticaba a los políticos que asumen una lógica de trinchera que tiende a esterilizar cualquier discusión y a impedir un diálogo auténtico. Cabría esperar una actitud autocrítica, pues mientras Boric y otros líderes de estudiantiles levantaron una alternativa a la izquierda tradicional que derrotó a Jadue, la nueva derecha que creían impulsar Mansuy y sus asociados ha terminado en nada y se ha plegado al discurso más incendiario de la derecha tradicional. Peor aún, cuando advierte que rechazar las terceras vías es terreno fértil para “el surgimiento del populismo de derecha”, olvida que JAK es hoy la cara de la derecha. (El Mercurio Cartas)

Eugenio Rivera Urrutia
Presidente Fundación Foro para un Desarrollo Justo y Sostenible

Constitución y futuro compartido 30 mayo, 2022

Convencionales sostienen que el proceso constituyente ha canalizado institucionalmente los graves conflictos. Los críticos ponen en cuestión la afirmación aduciendo que el clima de violencia persiste; como si la nueva Constitución (NC) -sin terminar aún su elaboración- fuera la solución automática de todos los problemas y no el primer paso para resolver la convergencia de múltiples crisis que configuran la situación más compleja que ha vivido el país en más de 100 años y crear un futuro compartido.

Confluyen en esta crisis orgánica la desigualdad, la dificultad de superar una sociedad estamental que ha persistido pese a los procesos de modernización y una crisis de legitimidad del sistema político e incluso de la idea misma de partido. Se sumaron a ello, el abuso cotidiano que viven amplios sectores de la población, los distintos fenómenos de colusión empresarial, connivencia entre el dinero y la política, la corrupción constatada en diversos ámbitos públicos como privados, la desaceleración de la economía y el estancamiento de la productividad que viene afectando desde hace más de una década al país.

Pero ha llovido sobre mojado. Las dificultades económicas se acentuaron con la pandemia, y como si ello fuera poco, se agregan la crisis climática, de la globalización producto del conflicto de EE.UU. y China, la invasión rusa de Ucrania y el consecuente aumento de precios de los alimentos y la energía. Asociado a lo anterior, el conflicto de La Araucanía crece en virulencia y la crisis migratoria no da descanso.

Todos estos fenómenos dejaron en evidencia que cambios cosméticos a la Constitución vigente o que los propios parlamentarios elaboraran un nuevo texto no eran capaces de resolver estos problemas.

No es realista esperar que la NC resolviera todos estos problemas, sí que mostrara un camino y lo ha hecho con creces. Más allá de grupos pequeños, la mayoría está debatiendo sobre la NC; ya no quedan personas que defiendan abiertamente la Constitución actual. Al reconocer la NC la demanda de paridad, de descentralización, la crisis climática y del sistema político, el abuso, la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo, la importancia de abordar la plurinacionalidad, la compra de tierras y su reasignación para enfrentar el conflicto de la Macrozona Sur queda en evidencia una visión más compartida de los problemas. Falta perfeccionar el texto y construir un acuerdo amplio para la transición; pero también que los sectores beneficiados con el actual orden constitucional hagan suyas las afirmaciones de Adam Kahane (especialista en procesos de paz): hay que partir de la idea de que vamos a tener que vivir juntos; esto lo entiende la gente que ha sido oprimida, no así los opresores, pues una de las características de estar en la cima es que puedes ignorar a todos los demás. (La Tercera)

Eugenio Rivera

La lógica económica de la nueva Constitución 18 agosto, 2022
El Estado social y democrático de derecho es crucial para la economía. Al comprometerse con un sistema de salud de calidad para todos, con el derecho a la vivienda y la seguridad social, crea condiciones para una mayor integración y paz social, con lo que disminuirá fuertemente la incertidumbre. El énfasis en la educación contribuye a un modelo de desarrollo basado en la ciencia, la tecnología y la innovación. Una salud de calidad se traduce en menos ausencias y trabajadores más productivos. La paridad y el compromiso con un sistema nacional de cuidados releva la necesidad de que la mujer asuma un rol directivo en la vida económica y aumenta su tasa de participación y, con ello, se da un fuerte impulso a la producción de bienes y servicios. Así mejorará el ingreso de las familias. El cuidado genera, además, más actividad económica. El fortalecimiento de los derechos laborales implicará que los trabajadores se sentirán más respetados en su dignidad y derechos, mejorando la convivencia y la productividad de las empresas. La investigación científica ha dejado en evidencia, también, la importancia de los trabajadores en la innovación.

A la campaña contra el Apruebo se ha sumado, explícitamente, el BCI (conocido antes como Banco de Crédito e Inversiones), con un “estudio” sobre el costo económico de la propuesta constitucional. El argumento básico del banco –según informa la prensa– es que la nueva Constitución implica incertidumbre jurídica, lo que impacta en la inversión y mayor conflictividad laboral, todo lo cual llevaría a un deterioro del PIB tendencial del 2,2% actual a un 1,2% (pero nada dice respecto de las causas que llevaron a que el PIB tendencial haya caído a un 2.2% en los últimos años) y un aumento del desempleo desde 7,5% a 9,5%.

El banco elude preguntarse sobre las causas que llevaron a una amplia movilización social, ya desde hace más de una década, y que culminaron en el estallido social del 18-O. De haberlo hecho, los analistas se habrían dado cuenta de que la sociedad chilena se encontraba extremadamente insatisfecha con la grave desigualdad existente, con la gran concentración de la riqueza y el ingreso, con las pensiones miserables que entregaban las AFP después de 40 años de funcionamiento, con la grave crisis medioambiental, el deficiente y desigual sistema educativo, todo lo cual generó una movilización social que puso en cuestión los fundamentos básicos del funcionamiento de la sociedad chilena. Se llegaba así al punto máximo de “incertidumbre jurídica y política”.

El acuerdo del 15 de noviembre del 2019 constituyó el primer paso para superar la incertidumbre al abrir el proceso constituyente. El rechazo por parte del 80% del electorado a la Constitución del 80; la opción por una Convención Constitucional completamente elegida fue un nuevo paso hacia una situación de mayor certidumbre. La grave fractura social y política que se venía generando desde hace más de 10 años, la radicalización de la derecha, cuyo sector mayoritario votó Rechazo y se negó a participar constructivamente en la Convención, y la incorporación de grupos excluidos del sistema político y económico, dificultaron el funcionamiento de la instancia a la cual los chilenos y chilenas confiaron la elaboración de la nueva Constitución (NC).

El banco ignora también en su informe la incertidumbre creada por la campaña de fake news que, desde antes que siquiera se hubiesen alcanzado los primeros acuerdos sobre la NC, desataron medios de prensa y los propios constituyentes de la extrema derecha. No obstante, fue posible construir mayorías superiores a los 2/3, logrando con ello ofrecer un proyecto constitucional que mira al futuro y responde a los más graves problemas que enfrenta el país y el mundo, dando así un paso más para superar las incertidumbres. El reciente acuerdo de los partidos por el Apruebo, explicitando el real contenido de artículos, ayuda también a este proceso. Todo esto es conocido.

Menos abordados son los problemas metodológicos que enfrentan los “estudios” respecto de los presuntos impactos fiscales y económicos de la nueva Constitución, al basarse en “disquisiciones” y al eludir toda referencia a la lógica económica de la NC que, justamente, apunta a superar los problemas que ha venido acumulando el modelo económico vigente.

El estudio sobre los costos fiscales de la NC

Es el caso del estudio encabezado por Rodrigo Vergara y Rodrigo Valdés y otros, sobre los costos fiscales de la NC y publicado a fines del mes de julio. Cabe saludar el estudio, pues ayuda a cuantificar la magnitud del esfuerzo necesario para satisfacer los derechos sociales (DDSS) que la NC compromete, y deja en evidencia que la “Constitución de los Derechos” va en serio. Cabría, sin embargo, en primer lugar, recalcar que la implementación de estos compromisos estará sujeta al principio de responsabilidad y sostenibilidad fiscal, taxativamente especificado en el artículo 183 de la NC.

Es necesario señalar que el estudio presenta limitaciones graves que acotan su relevancia. Aplica la metodología utilizada para estimar el costo de las leyes en circunstancias que la Constitución formula solo principios y los costos de implementación dependerán de la legislación que los desarrollen y de las orientaciones políticas de los distintos gobiernos que entenderán de manera diversa el contenido de los derechos. Tan importante como lo anterior, es que el estudio no considera el impacto positivo de los DDSS en el crecimiento de la economía y la productividad, lo cual impide determinar la proporción que representan los costos estimados, en el PIB de los próximos 10 años. Esto es crucial, pues en la NC subyace el convencimiento de que la inversión en DDSS y en especial en educación, salud y cuidado, más allá de su impacto en el bienestar social, tiene un impacto positivo significativo en la capacidad de crecimiento.

Piénsese, por ejemplo, en el impacto del sistema de cuidado en el incremento de la tasa de participación de la mujer y, en consecuencia, en la capacidad productiva del país y en los ingresos fiscales. Los resultados de países como Dinamarca en este campo son extraordinarios. O el impacto de una educación de calidad en una economía basada en el conocimiento. Tan importante como lo anterior es que en la NC subyace la idea de que solo una economía basada en la innovación, articulada con la protección del medioambiente y el compromiso del Estado con el desarrollo de nuevas actividades productivas y que aprovecha las oportunidades que abre la transición a una economía global verde, en la cual el país tiene muchas ventajas, favorece el acelerado crecimiento del PIB, reduciendo el costo de la inversión en los DDSS que promueve la nueva Constitución, como porcentaje del PIB.

Lo que omite el estudio del BCI: la lógica económica de la NC

El debate sobre la dimensión económica de la nueva Constitución (NC) ha omitido el análisis de la lógica que orienta a las normas específicas, con lo cual se hace imposible realizar cualquier estimación sobre su impacto en la actividad económica. El estudio del BCI pierde toda validez al no incluir el análisis de la lógica económica de la NC. Cinco son los principios que estructuran el orden económico constitucional: el Estado social y democrático de derecho; la estructuración de una sinergia positiva entre la economía y el medioambiente; la apuesta por una economía basada en el conocimiento y la innovación; la descentralización y el rol protagónico de las regiones en el desarrollo; y el nuevo rol del Estado en la innovación y la promoción de la iniciativa privada.

El Estado social y democrático de derecho es crucial para la economía. Al comprometerse con un sistema de salud de calidad para todos, con el derecho a la vivienda y la seguridad social, crea condiciones para una mayor integración y paz social, con lo que disminuirá fuertemente la incertidumbre. El énfasis en la educación contribuye a un modelo de desarrollo basado en la ciencia, la tecnología y la innovación. Una salud de calidad se traduce en menos ausencias y trabajadores más productivos. La paridad y el compromiso con un sistema nacional de cuidados releva la necesidad de que la mujer asuma un rol directivo en la vida económica y aumenta su tasa de participación y, con ello, se da un fuerte impulso a la producción de bienes y servicios. Así mejorará el ingreso de las familias. El cuidado genera, además, más actividad económica. El fortalecimiento de los derechos laborales implicará que los trabajadores se sentirán más respetados en su dignidad y derechos, mejorando la convivencia y la productividad de las empresas. La investigación científica ha dejado en evidencia, también, la importancia de los trabajadores en la innovación.

La atención preferente al medioambiente responde a las preocupaciones por la sobrevivencia del planeta, pero también es una respuesta a las amenazas que enfrentan nuestras exportaciones por la utilización de combustibles fósiles en su producción y, con ello, nuestra forma actual de inserción internacional. Es también una buena base para impulsar nuevas actividades, consistentes con un mundo sin energías fósiles. Es una opción inteligente, pues la demanda global exige productos limpios y energía verde, en todo lo cual Chile tiene fuertes ventajas competitivas, como lo muestra el potencial de producción de hidrógeno verde asociado a nuestra capacidad en la generación de energías eólica y solar. La NC orienta también la decisión de transitar desde la propiedad de los derechos de agua (que mantiene su vigencia hasta que el Congreso dicte las leyes correspondientes), que está generando graves dificultades sociales y económicas, hacia un sistema de autorizaciones administrativas sustentado en la plena vigencia del Estado de Derecho y administrado por los Consejos de Cuencas constituidos democráticamente y la Agencia Nacional del Agua, órgano autónomo, que vela por el uso razonable de dicho recurso.

Atraviesa la NC la preocupación por la cultura, por la educación, por la libertad de enseñanza y de impulsar diversos proyectos educativos y exige del Estado, en su artículo 97, estimular, promover y fortalecer la investigación científica y tecnológica en todas las áreas del conocimiento, todo lo cual tiene como motivación las debilidades de nuestro estilo de crecimiento.

El Estado regional responde a la demanda de las regiones por asumir el rol protagónico que les corresponde en la marcha del país y a la convicción de que no habrá un crecimiento económico dinámico si las regiones no asumen el protagonismo en su desarrollo. De ahí los elementos de descentralización financiera que incluye la NC, como son atribuciones en la fijación de tasas, creación de empresas públicas y capacidad de endeudamiento. Todo ello estará regulado por leyes y guiado por el artículo 183, que señala taxativamente que “las finanzas públicas se conducirán conforme a los principios de sostenibilidad y responsabilidad fiscal, los que guiarán el actuar del Estado en todas sus instituciones y en todos sus niveles”, y en el inciso siguiente indica que “El Estado usará sus recursos de forma razonable, óptima, eficaz y eficiente en beneficio de las personas y en función de los objetivos que la Constitución y las leyes les impongan”.

En relación con el nuevo rol del Estado, la nueva Constitución lo responsabiliza del combate al cambio climático y sus consecuencias sobre la capacidad productiva del país; lo obliga a desarrollar políticas públicas para la actividad minera y sus encadenamientos productivos; y le exige fomentar la innovación en la economía en general. También, prevenir y sancionar los abusos de poder de mercado, cuestión clave para la competencia, y abre la posibilidad de crear empresas públicas que impulsen actividades relevantes para el país en colaboración estrecha con el sector privado. Promueve un nuevo pacto social, con el cual se comprometan los distintos agentes económicos.

Kaiser vs Mayol: la tiranía de la confusión, Eugenio Rivera Urrutia 21 septiembre, 2015

Recientemente fueron convocados Axel Kaiser y Alberto Mayol a discutir sobre la relación entre igualdad y libertad, iniciativa importante para indagar en algunas materias que subyacen a posiciones políticas que emergen en el medio chileno.

Axel Kaiser, habitual columnista sobre desigualdad y libertad de El Mercurio, sostiene en el artículo titulado “La Tiranía de la desigualdad” que la búsqueda consecuente de la igualdad inevitablemente lleva a una tiranía de terribles consecuencias. Lamentablemente, prescinde de explicitar qué entiende por igualdad, en circunstancias de que se trata de un tema muy polémico.

Como señala el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, “la idea de igualdad (…) se enfrenta a dos tipos de diversidad: la heterogeneidad de los seres humanos y la multiplicidad de las variables en términos de los cuales puede apreciarse la igualdad”. En tal sentido, como plantean Fitoussi y Rosanvallon, la verdadera pregunta es entonces ¿qué igualdad o, más precisamente, la igualdad de qué?

De allí que resulte al menos simplista concluir que la búsqueda de la igualdad, en términos genéricos, conduce a la tiranía, afirmación que Kaiser toma de Wilhelm Röpke, y que hace caso omiso de las graves equivocaciones de Röpke y Hayek allí implicadas, que la experiencia histórica dejó en evidencia.

Según Kaiser, el proyecto igualitario se basa en la coacción estatal. La historia universal no es concluyente al respecto. Frente a ambos valores el desempeño del poder estatal ha sido mixto: ha consagrado en la legislación las demandas sociales o ha aplastado tanto la libertad como la igualdad.En efecto, en una carta de 1937, Hayek manifestaba su deseo de hacer entender a sus amigos “progresistas” que la democracia es solo posible bajo el capitalismo y que “cualquier experimento colectivista (ya fuera elementos de planificación o de Estado de Bienestar) llevarían inevitablemente al fascismo”. Del mismo modo, sostuvo que “una vez que el libre trabajo del mercado es impedido, más allá de un cierto grado, el planificador será forzado a extender sus controles hasta que sean completos”. Sin embargo, es claro que las democracias occidentales avanzaron mucho en impedir el libre desarrollo del mercado; no obstante, no terminaron en un régimen nazi ni implementaron una economía tipo soviética.

Al mismo tiempo, Kaiser afirma que la igualdad “fáctica” (¿?) y libertad son conceptos totalmente opuestos e incompatibles. No obstante, las sociedades más igualitarias modernas no han resultado de la coacción estatal, sino de la lucha social por ampliar simultáneamente los espacios de libertad y de mayor igualdad. Gran Bretaña es un ejemplo histórico significativo.

Se trata de un país que enfrenta la Segunda Guerra Mundial con un régimen democrático en pleno funcionamiento (con las restricciones obvias de una guerra) y que pone en práctica, a partir del famoso Informe Beveridge, un sistema de protección social y un servicio de salud universal que representaron un gran avance hacia una mayor igualdad.

Al mismo tiempo, la educación pública y gratuita inglesa, buscó con bastante éxito independizar de las condiciones familiares la suerte de los hijos. Bajo diferentes modalidades se ha avanzado en los países del norte de Europa, en Alemania y Francia hacia una desmercantilización de las políticas sociales que permiten importantes niveles de bienestar. Esto no significa que estos países hayan alcanzado la plena igualdad y la plena libertad y ambos desafíos son objetivos permanentes, sujetos a avances y retrocesos.

Kaiser termina su artículo queriendo ser concluyente, con una cita de Isaiah Berlin, el célebre autor del libro Cuatro ensayos sobre la libertad, diciendo que la única libertad real es “elegir lo que queremos, porque queremos elegir de esa forma, sin coacción, sin intimidación, sin ser tragados por un vasto sistema”. Como se sostiene en un artículo reciente del jurista Estaban Pereira, no existe una sola forma de tematizar la libertad negativa. Mientras el liberalismo clásico pensará la libertad negativa como ausencia de restricciones, un republicanismo de corte gótico-romano optará por una libertad negativa como falta de dependencia y, finalmente, un republicanismo como el sugerido por Pettit reinterpretará a la libertad negativa como no-dominación”. Se trata, en consecuencia, de un ámbito polémico que no admite visiones ni conclusiones simplistas.

Alberto Mayol por su parte, en el artículo “Se trata de un falso dilema” intenta una respuesta desde el mundo de la izquierda, que resulta a veces confusa y plena de frases crípticas. Señala, por ejemplo, que “la cuestión de fondo es que una sociedad desigual es inviable”. Es difícil entender en qué dirección apunta su afirmación, pues la historia de la humanidad es la historia de la desigualdad, y vaya si han perdurado y perduran las sociedades desiguales.

O bien que “una sociedad por definición debe tener participación igualitaria”, pues las diferencias individuales no justifican diferencias de ingreso en que unos reciben 200 veces lo que reciben otros. Pero ¿cuál es su concepto de sociedad que le permite afirmar que por definición debe ser igualitaria? ¿Sería suficientemente igualitario si, digamos, las diferencias fueran de uno a cinco? Las sociedades no tienen una configuración por definición, son construcciones sociales que admiten múltiples características (¿?). Sostiene también que “la libertad de elegir es un falso ídolo: parte de la premisa que existe una oferta fija en el mundo; no cree en la capacidad fértil del ser humano de hacer una nueva oferta”, afirmación cuya lógica argumentativa está ausente.

Mayol señala que la libertad es una condición de la sociedad moderna y la igualdad es el pacto fundamental para que esa sociedad sea tal cosa. Es cierto y, numerosas experiencias lo demuestran, que la libertad e igualdad o, más precisamente, la lucha por los derechos civiles, políticos, sociales y culturales ha ido avanzando conjuntamente con la lucha por mayores niveles de igualdad política, social y económica. Es este un fundamento poderoso contra las dictaduras de distinto signo. No obstante, las grandes disputas filosóficas, los debates al interior de la teoría económica y las confrontaciones políticas y sociales en torno a los conceptos de libertad e igualdad y su compatibilidad o incompatibilidad, hacen de la discusión todo menos un falso dilema.

Como algunas reformas estructurales planteadas por el actual Gobierno han puesto en cuestión importantes cimientos del modelo neoliberal, es natural que surjan debates sobre los problemas de fondo que subyacen al statu quo y los esfuerzos por superarlo. Como las ideas contribuyen a crear realidades, es muy importante la rigurosidad con que se entable el debate.