Espejo Yaksic Sergio (1967)[1] hijo de Gilberto Espejo Espejo[2] taquígrafo de sesiones de la Cámara de diputados, y Magdalena Yaksic Triantafilo; abogado, maestría en políticas públicas U de Harvard,  casado con Carola Judith Gana Ahumada (1970) profesora de educación general básica, egresada del magister en políticas educativas, directora programa mejor escuela de Fundación Chile; 5 hijos.

[1] I. 1.228 nacimiento 1967 San Isidro: I. 672 matrimonio 1993 Las Condes

[2] Por ley 15.547 de 1964, se reconoce, por gracia, tiempo servido los 6 años 8 meses prestados en el Banco del Estado, Hijo de Jesús Espejo Donoso.

I. 772 nacimiento 1932 Tocopilla

Espejo Gana Joaquín

Espejo Gana Magdalena

Espejo Gana Catalina

Espejo Gana Antonia

Espejo Gana Rosario

Espejo Yaksic Sergio (1967) miembro del   Partido Demócrata Cristiano , superintendente de Electricidad y Combustibles 2001-2005, candidato a diputado 2005 por distrito 17 de la región metropolitana (23.349 votos, 15.4%),

Ministro de Transportes y Telecomunicaciones 2006-2007, diputado 2014-2018 por distrito de Santa Cruz (16.870 votos, 26.2%), en 2015 como Vicepresidente del PDC afirma: “La Democracia Cristiana ha ido desapareciendo de la mirada de los chilenos. Ha habido un esfuerzo de prudencia muy extendido: por no afectar la marcha del gobierno, por  no debilitar al partido en un proceso de cuestionamientos internos, pero los cuidados del sacristán están matando al cura, y espero propongamos caminos de solución”.

[1] “Porque creemos que Chile debe realizar un esfuerzo para financiar el desarrollo con justicia social, nos jugaremos por aprobar lo fundamental de la reforma tributaria. Porque creemos en el valor de la deliberación y proponer cambios en todo aquello que nos parezca de justicia y necesario para sostener el crecimiento que abrirá oportunidades para todos los chilenos” El Mercurio 14 abril 2014. Entrevista La Tercera, 2 de noviembre 2015.

Apoya candidatura a gobernador de Claudio Orrego 2020.

Carta El Mercurio 21 octubre 2019: «existe amplia experiencia internacional en materia de resolución de conflictos, tanto o mas graves que el que vivimos, que enfatiza la necesidad de concentrar los esfuerzos en establecer agendas acotadas, que hagan posible tomar decisiones operativas y establecer resultados alcanzables y medibles. Nadie podría creer que nuestros dirigentes seran capaces de alcanzar un acuerdo en torno a un nuevo modelo. Pero sabemos que esta al cance de su mano el condordar mejoras concretas en amteria de pensiones y de acceso a medicamentos, por ejemplo, asi como en materia de ocntrol del orden público»

«Asimetria Total» Jaime Pilowsky, Sergio Espejo, la Tercera,  15 diciembre 2015 «Corregir este escenario exige modificar el presidencialismo y reconocer al Parlamento la posibilidad de generar un control efectivo… hemos crecido como país en muchos aspectos, pero en materias de gestión pública y cuando de actualizar procedimientos se trata, seguimos profundamente al debe»

El Congreso aprobó la Ley de Presupuesto en un contexto de restricciones económicas. Momento oportuno para reflexionar sobre un proceso que tiene muchas limitaciones y que tiene una fuerte asimetría entre los actores que participan. Se ha convertido en una discusión muy similar a la del reajuste del sector público. Siempre los mismos, pocas sorpresas sobre los tiras y afloja y, finalmente, tenemos un presupuesto que se ajustaría a los énfasis y prioridades del Gobierno de turno para el año inmediatamente siguiente.

La rutina: una suerte de ejercicio contable, donde los expertos del Ejecutivo llegan con números ordenados, partidas por áreas y glosas a proveer. La contraparte, nuestro Parlamento, sin la capacidad técnica necesaria para evaluar y verificar que los supuestos sobre los que se construye ese presupuesto son los correctos. Menos rigor aún en la “postventa”: somos incapaces hoy como país de dar un control acabado de cada peso invertido y qué tanto rentabilizamos socialmente esa apuesta. En medio de una burocracia difícil de sortear, el concepto de profesionalizar se torna una máxima urgencia.

En países como Estados Unidos, a falta de reguladores que controlen, sobran los alumnos de doctorados que siguen glosa por glosa el presupuesto fiscal y hacen de éste un asunto de investigación para sus tesis doctorales. Si no fiscaliza el propio Estado, tendrán cientos sino miles de profesionales haciendo ese trabajo por, al menos, un par de años. En Chile, ni el Congreso ni la ciudadanía logran controlar este proceso. Tampoco el cumplimiento de los objetivos trazados. Los parlamentarios acá tenemos poco margen, enhorabuena,  para aumentar partidas.

Esta asimetría se transforma en falta de transparencia, una condición especialmente grave si de fiscalizar la ejecución del gasto público se trata. Que los dineros vayan a donde deben ir y que se gasten cuando deban gastarse es sólo una parte. Un sólo dato: mientras Chile exhibe una puntuación de 55 sobre 100 en materia de transparencia, participación y supervisión presupuestaria, nuestros vecinos de Perú y Brasil se empinan a los 75 y 77 puntos, respectivamente.

Corregir este escenario exige modificar el presidencialismo excesivo que estructura nuestra institucionalidad y reconocer al Parlamento la posibilidad de generar un control efectivo. También, implica al Congreso reconocer una grave falencia: no contar con los recursos institucionales permanentes para que su rol sea relevante. Asesoría especializada, una oficina de presupuestos, por ejemplo, con fondos propios y un staff acotado pero potente de analistas, tal como lo recomienda la Comisión Engel. Asimismo, disponer de una estructura más acorde al desafío, donde los parlamentarios de las comisiones permanentes se integren, formalmente, al debate del presupuesto. En tiempos de crisis de confianza, el remezón debe tocarnos la fibra en todos los espacios allí donde necesitamos urgentemente mejorar procesos. Hemos crecido como país en muchos ámbitos, pero en materias de gestión pública y cuando de actualizar procedimientos se trata, seguimos profundamente al debe.