Antonia Urrejola Noguera

Datos Personales

Antonia Urrejola Noguera (1968) nacida el 13 de noviembre de 1968, abogada de la Universidad de Chile.

Hija de Carlos Urrejola Dittborn y de María Inés Noguera Echenique, a través de quien desciende del presidente de Chile José Joaquín Prieto Vial.

Maria ines Noguera Echenique, hija de Alfredo NOguera Prieto y Victoria Echenique Correa.
Alfredo Noguera Prieto, hijo de Alfredo Noguea Opazo y Manuel Prieto Hurtado
Manuela Prieto Hurtado (1866) hija de Joaquín Prieto Warnes y Rosa Pimitiva Hurtado Alcalde
Alfredo Noguera Opazo (1896) hijo de Ramon NOguera Mas y Rosario Opazo Silva
Joaquín Prieto Warnes, diputado, hijo del presidente de Chile José Joaquin Prieto Vial, presidente de Chile, y Manuel Warnes Garía de Zñúñiga.

Fuentes

A la abogada Antonia Urrejola le tocó ser hija del exilio. En su caso, su experiencia fue a más de siete mil kilómetros de distancia de Cuba. La futura ministra dice que pese a ser una niña de seis años tenía conciencia de lo complejo de la situación del país: “Antes de que mis papás partieran, mi casa fue allanada varias veces. Mi padre estuvo detenido por tres meses en Tejas Verdes. Una vez llegaron los militares a la casa y se llevaron a mi mamá a Villa Grimaldi”, recuerda Urrejola.

Su padre, Carlos Urrejola, era economista, arqueólogo y trabajaba en el Pedagógico. Su madre, María Inés Noguera, era profesora de un colegio particular. Ambos no eran militantes activos, apoyaban a la Unidad Popular, pero tenían contactos en el MIR y el Partido Socialista.

“Recuerdo cuando mi papá volvió de su detención. Tengo la imagen de él volviendo a la casa de manera sorpresiva. Lo recuerdo muy flaco, con el pelo largo y barba. Cuando lo vi me dio miedo, mucho miedo”, recuerda la abogada.

Los Urrejola llegaron como refugiados políticos hasta Hull, una ciudad al norte de Inglaterra, en el condado de Yorkshire. Seis meses después llegó la futura canciller, de entonces seis años, junto a su hermana de 14 y su otro hermano de nueve. En Chile se había quedado con unos tíos y recuerda que ellos le compraron un vestido: “Querían que llegara bonita al reencuentro. Lamentablemente, de ese momento no me acuerdo mucho más, lo tengo súper borrado”.

Antonia Urrejola llegó de seis años y se fue de 12 desde Hull hasta Chile. Al igual que sus compañeros de gabinete, el exilio que le tocó vivir por sus padres configuró su carrera de abogada. “Creo que ver de cerca lo que implican las violaciones a los derechos humanos y las rupturas democráticas, sus efectos devastadores en las vidas de tantas personas me marcó en mi opción de estudiar Derecho, por dedicarme a los derechos humanos y en tener empatía con las víctimas de violaciones a los derechos humanos”.

A Hull volvió dos veces. La primera vez lo hizo embarazada de su primer hijo y con su marido, Cristián Franz: “Fue impactante, porque miré todo desde la posición que deben haber tenido mis padres. Llegar al norte de Inglaterra, lejos de Santiago, el sol y la familia, a cargo de tres hijos y llenos de incertidumbres debe haber sido durísimo”. Urrejola cuenta que cuando se fue de Hull a Londres no paró de llorar: “Fue un viaje precioso de reencuentros, pero también desgarrador, porque me puse en los zapatos de un papá y una mamá que partieron a un país, a una ciudad desconocida”.

Trayectoria Política

Antonia Urrejola Noguera (1968)  participó en la comisión especial de Pueblos Indigenas en el gobierno de Patricio Aylwin, luego en el gobierno de Eduardo Frei fue asesora del ministerio de Bienes Nacionales; fue consejera presidencial de la CONADI durante el gobierno de Ricardo Lagos, en el gobierno de Michelle Bachelet colaboró con  el ministerio Secretaria General de Gobierno; en 2017 fue elegida por la OEA como iembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; nominada como Ministra de Relaciones Exteriores en el primer gabinete del presidente Boric 2022.

«En Nicaragua se reqieren medias urgentes por parte del Estado para poner fin a la represión y recuperar las grantías propias de una democracia. Se trata de una crisis de derechos humanos muy grave que se inicia en 2018 y que persiste hasta aora»

Tras ser designada ministra, escribió: «vamos por el multilateralismo, cooperación y diálogo, con énfasis en política exterior basada en demcracia, derechos humanos, feminismo y turquesa».

«La Celac es el único espacio que existe donde los países que son parte de América Latina se sientan a conversar. Nos parece muy importante tener espacios multilaterales sin exclusiones. La Celac es precisamente eso», apuntó la ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola, antes de viajar a Argentina para acompañar en su debut en la instancia al Presidente Gabriel Boric. 24 enero 2023

Deja el cargo de Canciller el 10 de marzo de 2023.

Respondiendo a la comentada entrevista a Natalia Piergentili, afirma: »

“Pretende ahora justificarse señalando que sus palabras constituyeron un ‘error en la forma’. Las suyas fueron expresiones descalificadoras, intolerantes y homofóbicas; no fueron sólo groserías, no fueron sólo palabras mal escogidas ni, mucho menos, meros ‘errores de forma’. Todo lo contrario, fueron expresiones odiosas de la mayor gravedad que transgreden principios morales básicos de quienes hemos luchado por tantos años por sociedades más justas, inclusivas y tolerantes”.

Además, la otrora canciller agregó: “Quiero pensar q en su entrevista ella revela sólo una postura personal. El socialismo democrático, del que ella forma parte, errores más, errores menos, ha tenido como sello en las últimas décadas, la promoción de la tolerancia, la inclusión y la defensa de los DDHH”.

“Son estos principios, la defensa irrestricta de los DDHH y la construcción de una sociedad mas justa, tolerante e inclusiva, que me han guiado a lo largo de toda mi vida, mi conducta y mi carrera profesional. Sus declaraciones PUBLICAS a un diario nada tienen que ver con la lamentable grabación y filtración de una conversación PRIVADA“  La Tercera 28 mayo 2023

Bibliografia

Otras publicaciones

El 1 de septiembre de 2020, en diálogo con El País de Uruguay, dijo esto: “En mi última visita de trabajo a Uruguay, el año pasado, hubo algo que me llamó la atención: cómo una sociedad tan democrática y pluralista, como la uruguaya, no ha avanzado en las graves violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Preocupa la alarmante impunidad que existe en el país por las violaciones a los derechos humanos en la dictadura”.

Entrevista 3 abril 2022

Antonia Urrejola: “Boric busca aprender de los errores y aciertos de los gobiernos de izquierda”
La canciller, simpatizante socialista, entrega los lineamientos clave de la política exterior de la nueva Administración chilena

La ministra de Relaciones Exteriores del Gobierno de Gabriel Boric, la abogada Antonia Urrejola (Santiago de Chile, 1968), por cuatro años integró la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En el organismo, que presidió en 2021, jugó un papel fundamental en crisis regionales, como la de Nicaragua, donde pidió medidas “urgentes” por parte del Estado para poner fin a la represión y recuperar las garantías propias de una democracia. Su llegada a la Cancillería de Boric, por lo tanto, fue una fuerte señal para la coalición original del presidente, donde existen diferentes miradas en asuntos sustantivos de la política exterior. En noviembre pasado, en medio de la campaña presidencial, el Partido Comunista realizó una declaración en respaldo a la cuestionada reelección de Daniel Ortega. Sobre su nominación en el ministerio, Urrejola explica: “El presidente tuvo presente el papel que me tocó jugar como presidenta de la CIDH”, dice en su despacho de la Cancillería, a metros del Palacio de La Moneda, en el centro de Santiago de Chile.

A tres semanas de haber asumido, le ha tocado lidiar de rebote con algunos episodios inesperados. Junto con el inicio hoy de los alegatos en La Haya por la demanda de Chile a Bolivia por el río altiplánico Silala, ayer la ministra del Interior, Izkia Siches, ofreció disculpas por utilizar el concepto Wallmapu para referirse a la región de la Araucanía, luego de que se lo criticaran desde Argentina, porque parte del territorio mapuche pertenece a ese país. Sucedió a pocas horas de que el domingo próximo arranque la primera gira oficial de Boric, que será precisamente a Argentina. «Entendemos que el concepto de Wallmapu es un planteamiento del pueblo mapuche y que la ministra Siches lo hizo suyo por respeto, pero bajo ninguna circunstancia el Gobierno chileno lo entiende como escisión del Estado ni mucho menos existe por parte de esta Administración una falta de reconocimiento a la soberanía argentina en su territorio», explica la ministra de Relaciones Exteriores.

Antes, casi al inicio del Gobierno, la canciller tuvo que hacer frente a la polémica con España por los dichos del presidente. El mandatario chileno criticó públicamente al Rey de España, Felipe VI, porque –según él– había retrasado su ceremonia de cambio de mando. Al ser corregido por la Casa Real, el Gobierno chileno tuvo que dar explicaciones. “Él fue mal informado y es consciente que, aún así, provocó un impasse sin querer hacerlo. Eso tiene que ver con, más bien, con una presidente que es muy transparente. Pero él no estaba buscando ningún hecho político”, dice la canciller Urrejola.

P. ¿Fue por transparencia? Porque se ha criticado que el episodio con España mostró, quizá, falta de experiencia.

R. Prefiero no calificar si es por falta de experiencia o es por transparencia. Lo que sí sé es que él en ningún momento quiso mandar un mensaje político, más allá de los efectos políticos que el incidente pudo haber tenido, que es lo más importante. Y tanto la Casa Real como el Gobierno español lo han dado por superado.

P. ¿Qué otros países le preocupan a la Cancillería de Boric, aparte de Nicaragua?

R. La especial preocupación apunta a cómo Chile empieza a retomar un liderazgo que tuvo mucho tiempo en materia de derechos humanos. Porque los derechos humanos serán un sello distintivo de este Gobierno en materia de política exterior. La crisis humanitaria y de derechos humanos en Venezuela, por ejemplo, requiere de un diálogo político que los Estados deben acompañar.

P. ¿Y Cuba?

R. Cuba y Chile tienen una antigua relación. Tenemos gente en el propio Gabinete que ha sido educada en Cuba [la ministra de Defensa, Maya Fernández] y hay una relación política y también histórica respecto del papel de Cuba, sobre todo después del golpe militar de 1973. Es un reconocimiento que existe en el Gobierno, pero, por otra parte y, aunque no es un tema que yo haya hablado con el presidente, hay una preocupación por lo que ocurre en materia de derechos humanos. Por ejemplo, la situación de los presos de las protestas de junio del año pasado, que han sido condenados a 15 o 20 años. Nuestra posición con respecto a Cuba, sin embargo, también contempla el hecho de que resulta imposible abstraerse de las sanciones económicas. Las sanciones económicas que ha sufrido Cuba tienen un efecto en materia de derechos económicos, sociales y culturales.

P. En el Gobierno de Boric conviven diferentes miradas en materia internacional, sobre todo respecto de estos tres países. ¿Dónde se inclinará la balanza?

R. Todos tienen claridad que la política exterior la lleva el presidente de la República y él ha manifestado una posición muy clara.

P. Usted es cercana al PS. ¿El de Boric es un Gobierno de izquierda o de centroizquierda?

R. Es un Gobierno de izquierda, progresista, con una agenda transformadora, pero también con un compromiso con la democracia y los derechos humanos.

P. En el extranjero, las aspiraciones de algunos sectores de la izquierda democrática apuntan a que Boric represente una alternativa distinta. Es decir, que se instale más cerca de Canadá y Nueva Zelandia y no del lado del socialismo del Siglo XXI. ¿Qué opina?

R. El presidente Boric representa una alternativa nueva. No me gusta etiquetarlo, pero es un liderazgo transformador donde ha ido incorporando distintos temas de la izquierda tradicional con lo que se llama la socialdemocracia. Su principal eje es abrirse al mundo, aprender del pasado y de los errores y aciertos de los gobiernos de izquierda y, a partir de eso, hacer una nueva lectura con una mirada moderna. Boric tiene una mirada fresca sin estereotipos.

P. ¿Cómo habría que entender su afinidad con Alberto Fernández, el presidente argentino?

R. Una prioridad de cualquier política exterior es la relación con los países vecinos y, en ese sentido, Argentina es fundamental para Chile. En segundo lugar, claramente hay acercamientos ideológicos con algunos países de la región, que no lo hay respecto de otros. Pero el presidente ha insistido que, más allá de las cercanías ideológicas con unos u otros, su prioridad es que América Latina vuelva a tener una sola voz. Y esa voz única tiene que ver con una agenda común que tenemos que encontrar los distintos países de la región que va más allá de las diferencias ideológicas. América Latina es de las regiones más afectadas por la crisis climática, siendo que es una de las que menos responsabilidad tiene. Tenemos que tener una miraa conjunta en el tema migratorio, el narcotráfico, la seguridad.

P. ¿Se va a establecer una relación “carnal” con Argentina, como alguna vez Carlos Menem dijo sobre Argentina y EE.UU.? Siempre es prioritaria, pero, ¿lo será más? La primera dama ha hecho guiños a La Cámpora de Cristina Kirchner y Boric designó como embajadora a Bárbara Figueroa, una importante líder comunista.

R. Argentina siempre ha sido una prioridad en la política exterior, pero hubo en el último año bastante roces, por lo que primero que queremos es recomponer. Yo no diría que será una relación distinta, por esta interpretación a propósito de La Cámpora. Yo puedo entender que existan esas interpretaciones, pero no está en el ánimo del Gobierno que vayamos a reforzar esas relaciones. Más bien el ánimo del Gobierno es reforzar la relación con Argentina, que incluye a todos los que son parte de Argentina.

P. ¿Ve posible un reordenamiento de Chile hacia el Atlántico? Salvo que gane Petro en Colombia, ¿estará el Gobierno chileno más cómodos con Argentina y el Brasil de Lula?

R. No. Todo lo que incluye el Asia-Pacífico sigue siendo una prioridad absoluta y no hay ninguna duda, no hay dobles matices. No hay una mirada hacia el Atlántico. Hay cercanía obviamente con Argentina, si gana Lula en Brasil habrá una cercanía ideológica ahí, pero quiero insistir en la idea de que más allá de la cercanía ideológica con algunos gobiernos de la región, la agenda fundamental para América Latina es una agenda de integración regional. Porque América Latina, por la polarización y la fragmentación, perdió la voz. Y para ello, no podemos trabajar solo con los que tengamos cercanía ideológica. Queremos insistir en los acuerdos y no en los desacuerdos. Y esto corre para América Latina y para los países vecinos.

P. Poco después de asumir, el presidente Boric propuso relaciones diplomáticas con Bolivia, cortadas desde 1962 y, fiel al libreto, Bolivia lo rechazó porque puso como condición la salida al mar. ¿Sabía el Gobierno chileno que Bolivia diría que no?

R. En general nuestra relación con Bolivia está concentrada en nuestras diferencias, que son históricas y van a seguir existiendo más allá de las sentencias de La Haya, pero lo que quiere el presidente es hacer un acercamiento también para establecer una agenda común. Estamos conscientes de que establecer relaciones diplomáticas es un camino que hay que recorrer, como también estamos conscientes de que la Constitución boliviana establece como irrenunciable el derecho al mar y eso es parte del paisaje. No quiero minimizarlo, pero es parte del paisaje y tenemos que trabajar con esas diferencias para hacer una agenda común. Creo que va a ser lento, pero esa voluntad sigue existiendo por parte del presidente. No me atrevo a decir que en cuatro años vamos a tener relaciones diplomáticas –creo que sería muy presuntuoso de mi parte–, pero sí en un acercamiento.

P. El exvicepresidente boliviano Álvaro García Lineras es uno de los gurús intelectuales de Boric y el presidente chileno lo invitó al cambio de mando. ¿Fue adecuado dado que fue uno de los más activos y duros en la demanda contra Chile por la salida al mar?

R. El presidente tiene la facultad de hacer invitaciones especiales. Efectivamente, nunca ha escondido su admiración a García Lineras desde el punto de vista intelectual y fue en esa calidad que lo invitó. Algunas personas habrán pensado que fue inadecuado, pero él fue muy respetuoso de los debates internos y muy consciente de que era un invitado especial, por lo que no quiso poner ninguna piedra en el camino al presidente.

P. ¿Cómo impulsar una mayor integración regional, como el Gobierno chileno busca, más allá de lo discursivo?¿Qué es lo que propone y cuáles son los planes?

R. Llevamos tres semanas y hemos estado conversando con el presidente sobre este asunto. Lo primero, que es una tarea a la que me tengo que avocar, es conversar bilateralmente tanto con los embajadores como con los cancilleres en esta idea, en esta declaración, en esta intención. Y luego, como siempre se hace, empiezan consultas bilaterales y se va construyendo. Son procesos que tardan. Entiendo que hay que darle cuerpo y estamos trabajando en eso. Me gustaría que a finales de este año o comienzos del próximo podamos materializarlo.

P. ¿Que ocurrirá con Chile y el tratado comercial Transpacífico, TTP11?

Más allá de que se adopte una decisión después del proceso constituyente, como ya se ha dicho, ¿qué opina de los contenidos de acuerdo? ¿Benefician a Chile o no?

R. No estamos evitando el debate, pero hay una responsabilidad y debemos tenerlo a la luz de una nueva Constitución. El esperar la constituyente tiene un sentido de responsabilidad, porque el TPP11 toca un conjunto de temas que van a estar directamente relacionados con una eventual nueva Constitución y, más allá de las opiniones que pueda tener yo como canciller, el marco adecuado va a ser la nueva Constitución para poder discutirlo en términos sustantivos. CEPAL nos ofreció ayuda para tener un debate técnico, ausente del tema ideológico, porque en la discusión del TPP11 hubo –de parte y parte–, posiciones ideológicas. Y más allá del TTP11, a nivel internacional se está dando un debate que tiene que ver con los mecanismos de solución de controversias. Ha habido un debate sobre el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias (CIADI) y otros sobre cómo esos mecanismos se revisan a la luz de los nuevos desafíos que enfrenta Chile y el mundo.

P. ¿Qué ocurrirá con los tratados de libre comercio firmados por Chile desde los años noventa?

R. Muchos países que están abiertos al mundo como Canadá o Nueva Zelandia –nadie puede decir que son países aislados o que tienen una mirada de desarrollo estatal de la economía– los han modernizado frente a los nuevos desafíos. La revisión de los tratados es común y lo han hecho muchos países. Dicho todo lo anterior, es importante recalcar que cualquier revisión, sea de los tratados que han sido suscritos o del TTP11 cuando se dé, es una discusión que se da en el ámbito bilateral o multilateral. Bajo ninguna condición va a ser unilateral, porque entendemos que Chile es parte de un mundo globalizado y no podemos vivir aisladamente. Alguna gente tiene ese miedo, pero no está en la agenda de Chile sentarse a revisar cada uno de los tratados.

P. Muchos socios de Chile –la UE, EE.UU., Canadá, Nueva Zelandia– han adoptado sanciones contra Rusia por la invasión a Ucrania. ¿Chile se sumará?

R. Chile, junto con condenar la invasión de Rusia a Ucrania, ha respaldado las resoluciones en Naciones Unidas respecto de las condenas. Entendemos que hay una invasión, que se han quebrantado derechos básicos del derecho internacional y hemos apoyado esas resoluciones, junto con entregar ayuda humanitaria a través de la Cruz Roja. Sobre las sanciones económicas, es un tema que por ahora no está en la cartera para Chile, porque es un tema que también tiene que ser conversado con los países vecinos. No podemos tener iniciativas como llaneros solitarios en temas que tiene efectos muy importantes no solo para Chile, sino para la región.

P. Desde el estallido de 2019, Chile ha estado marcado por la violencia callejera, lo que no se ha detenido con la llegada al poder de Boric. ¿Cómo se lo explica?

R. Los extranjeros lo deben entender. Chile no está aislado de los fenómenos regionales y mundiales. Como ex comisionada de la CIDH, mientras se producía el estallido de Chile, me tocó visitar Ecuador, que estaba viviendo un estallido al mismo tiempo que nosotros. Se vio la gente en las calles, el descontento social, junto con el uso desproporcionado de la fuerza por parte de las policías. Luego, durante el año pasado, como relatora de Colombia, visité ese país durante el estallido social, donde se vieron fenómenos similares, aunque con contextos distintos. Por lo tanto, lo que sucede en Chile no es aislado. Hay un descontento social en muchos países, no solo en la región, que obedece a la falta de credibilidad de las instituciones, a la frustración de no sentirse interpretados por las autoridades del Estado, a las graves crisis económicas que se han exacerbado por la pandemia. Creo que eso ha llevado a la gente a salir a las calles bajo distintos contextos, pero el factor común es el descontento social y el uso desproporcionado de la fuerza de las policías. Los y las gobernantes tenemos varios desafíos: canalizar esos descontentos sociales y dar respuesta a las distintas demandas de la ciudadanía a través de mayor participación y, por otra parte, aislar a se aprovechan del derecho a la protesta para cometer delitos y para actos vandálicos.

P. A diferencia de lo ocurrido en otros países donde han ocurrido revueltas, en Chile dieron origen a un camino constituyente que provocará un cambio profundo en la institucionalidad. Usted, que participó en las negociaciones para las reformas constitucionales de 2005, durante el Gobierno de Lagos –de hecho, la Constitución actual lleva la firma del expresidente–, ¿considera que la actual Constitución es la de Pinochet o la de Lagos?

R. Me tocó acompañar ese proceso y me parece que la actual Constitución, la de 2005, es muy distinta a la de 1980. Pero la actual no responde, precisamente, a los requerimientos de la ciudadanía que se vieron a partir del estallido social. Yo reivindico lo que se hizo en su momento y los cambios políticos muy importantes para el momento que se estaba viviendo en 2005, porque en ese texto se eliminaron los enclaves autoritarios. Es decir, cuando hablamos del actual proceso constituyente en Chile –que es un proceso importante que apoyo y miro con admiración, entendiendo todos los temores que genera–, me parece importante entender lo que fueron los años noventa, con un comandante en jefe del Ejército que era nada menos que el ex dictador, Pinochet.

Cuatro meses de política exterior. 28 julio 2022

Chile y el mundo viven un momento de cambios acelerados y de crisis que representan un fuerte desafío para toda la comunidad internacional. Los retos migratorios, económicos, de seguridad, climáticos y a la democracia nos interpelan a todos por igual. En estos breves cuatro meses de gobierno, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile ha promovido un nuevo ciclo de política exterior, caracterizado por su vocación latinoamericanista desde el sur global; respetuoso de los derechos humanos, del derecho internacional y de los tratados internacionales; cuidadoso y protector del medio ambiente y activo frente a la crisis climática; que promueve la igualdad de género y el resguardo de la democracia. Todo ello en concordancia con lo establecido en el programa de gobierno del Presidente Gabriel Boric.

Esta agenda se ha expresado en todas las instancias bilaterales en las que hemos participado en estos meses. Acompañé al Presidente Boric en sus giras a Argentina, Canadá y Estados Unidos, y encabecé otras visitas a Argentina, Costa Rica, España y Paraguay.

En este último país asistí a la cumbre del Mercosur, esquema de integración del que somos un Estado asociado desde hace 26 años. En esa oportunidad me reuní con el canciller boliviano, con quien identificamos temas en los cuales tenemos interés en avanzar y acordamos trabajar juntos para iniciar una nueva etapa de la relación bilateral, sobre la base de la confianza mutua y de las oportunidades que se abren, teniendo como punto de partida la Hoja de Ruta fijada en La Paz en 2021. Así, se está intentando avanzar con cautela y gradualidad, pero también con claridad y transparencia hacia un nuevo relacionamiento con nuestro vecino, todo ello con la vista puesta en beneficiar directamente a los ciudadanos de ambos países.

Para Chile son muy relevantes las relaciones vecinales y por eso creemos que hemos dado un paso importante, acorde con lo que hemos manifestado el Presidente y yo en varias ocasiones: la necesidad de que la región tenga con una sola voz frente a los problemas que nos afectan a todos.

Por otra parte, nuestra aspiración es recuperar la vocación multilateralista que ha caracterizado históricamente a la política exterior de Chile. Destaco aquí la participación del Presidente Boric en la IX Cumbre de las Américas, desarrollada en Los Ángeles, Estados Unidos, en la que cumplimos todos los objetivos que nos habíamos fijado, reafirmando el compromiso de Chile con la región, así como con otros socios clave; mostrando que somos un país que viene con energías renovadas para enfrentar y liderar nuevos desafíos, y reiterando que Chile es un lugar seguro para la inversión extranjera.

En el ámbito comercial confiamos en que, siempre resguardando el interés nacional, durante los próximos meses suscribiremos el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, que pone al día una alianza que durante 20 años ha sido muy fecunda para ambas partes.

Asimismo, la preocupación de Chile ante la crisis climática se manifestó en la creación de la coalición «Américas por la Protección del Océano», un espacio de concertación y cooperación política para salvaguardar el ecosistema marino. La vinculación entre la protección del medio ambiente y los derechos humanos se tradujo en la ratificación del Acuerdo de Escazú, aprobado por el Congreso pocas semanas después. Ambos hechos marcan un vigoroso inicio de la nueva política exterior turquesa, ligada a la protección del medio ambiente terrestre y los ecosistemas oceánicos.

También hemos puesto en marcha una política exterior feminista, que tiene como objetivo institucionalizar y hacer transversal el enfoque de derechos humanos y la perspectiva de género. Con ese objetivo, realizamos transformaciones estructurales al interior de la Cancillería e incorporamos una visión feminista en favor de la igualdad de género en las distintas dimensiones del trabajo ministerial.

Ya estamos trabajando y extrayendo experiencias de otros países que han transitado por esta senda, suscribiendo memorándums de entendimiento con Argentina, Canadá y España. Además, a nivel interno, se ha conformado un grupo de trabajo, que cruza las diferentes áreas del Ministerio de Relaciones Exteriores y sus servicios, para delinear e implementar esta política. Y como siempre que uno predica lo debe hacer con el ejemplo, nuestra Cancillería comenzó a aplicar la variable de género para las denominaciones de los cargos de las mujeres en la institución y sus organismos dependientes. Así saldamos una deuda de representación muy grande, ya que lo que no se nombra se invisibiliza.

En suma, hemos avanzado en nuestras relaciones vecinales, en la integración regional, en la presencia de Chile en el sistema multilateral, en el desarrollo de acuerdos comerciales, en la respuesta local y regional a la crisis climática y en una política feminista imprescindible para que nuestra sociedad se desarrolle con más equidad y paridad. Tenemos una agenda en marcha en temas de género, ambientales, energías renovables, comercio, ciencia y tecnología. Trabajamos para proteger la paz y cuidar la democracia. La Cancillería quiere estar a la altura de las exigencias de los tiempos y de las necesidades de los chilenos. Es lo que se espera de nosotros. Y es lo que vamos a hacer.

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