05 Jul Eduardo Aninat Ureta
Biografía Personal
Aninat Ureta Eduardo (1948) ingeniero comercial, embajador; casado con María Teresa Sahli Cruz (1951).
Descendencia
Aninat Sahli Eduardo
María Isabel Aninat Sahli, abogada, asesora Presidente Piñera (2) decand de Derecho Universidad Adolfo Ibáñez 2021
Aninat Sahli María Francisca (1979) periodista, pintora, escritora. Bibl: “La última cena”.
Aninat Sahli María Magdalena (1975)
Aninat Sahli Matías
Aninat Sahli Teresita (1973) [1] artista visual
[1] Inscripción numero 954 nacimiento 1974 Recoleta, nació en EE.UU.
(2) De trabajar en el «Segundo Piso», una aprendizaje enorme sobre la administración del Estado que funiona mejor de lo que muchas veces decimos y pero de lo que qeremos. Guardo buenas amistades de esos años» El Mercurio 19 enero 2021
Fuentes
Familia
“Fuimos soberbios los ministros de Hacienda, algunos más que otros” 14 enero, 2020
El extitular de Teatinos 120 alaba a Ignacio Briones y dice que con su lenguaje directo les ha dado una lección a sus antecesores a cargo de Hacienda, “incluyéndome”. Acusa que el pecado mayor en el camino que llevó al estallido del 18 de octubre fue olvidarse de la clase media que tanto le costó llegar ahí.
Aunque el exministro de Hacienda y ex DC -hoy, parte del movimiento Progresismo con Progreso- Eduardo Aninat dice no sentirse de élite, “porque intelectualmente creo ser súper independiente y rebelde”, recoge el guante de la crítica que ha surgido hacia ese sector en el contexto de la crisis social y hace un mea culpa: “Los economistas fuimos los líderes indiscutidos del país por más de 30 años y no creo que haya sido bueno”, sostiene. Revisa los factores que, a su juicio, llevaron a este estallido ciudadano y advierte que ahora el país camina por un desfiladero estrecho, donde la única manera de salir bien parado y no desbarrancarse “es que muchos actores políticos y de la sociedad civil encaucen esto y cuiden las orillas”. Para eso, enfatiza, se requiere hacer las cosas con serenidad y tiempo.
A casi tres meses de la actual crisis social, ¿por qué llegamos a esto?
-El tiempo es lo fundamental. Este tipo de sociedad latinoamericana especial como es Chile tenía incubadas cosas bien complejas desde hace harto tiempo, no en los gobiernos de Bachelet ni de Piñera, pero ahí empezaron a visibilizarse más, porque hay como cuatro o cinco Chile distintos. Uno que se corta por factor demográfico: jóvenes, viejos; otro por hombre-mujer; un tercero por regiones, y otro por caracteres socioeconómicos. Para los partidos políticos esto radicaba solo en lo económico y/o en lo social, pero es más complejo: somos, dentro de un solo país, muchas identidades diferentes. Y ha sido siempre muy difícil de gobernar, de encauzar, complicado para los liderazgos, lo que es bastante latinoamericano, porque si uno mira la región, está llena de caudillos, de golpes de Estado.
Pero Chile aparecía muy ajeno a eso en los últimos 30 años.
-En una parte relevante sí lo era, porque habíamos logrado salir de un modelo de estancamiento, que era el típico latinoamericano. La siesta que describe García Márquez en sus libros, donde no pasaba mucho, pero era mediocre. Los campesinos andaban con ojotas. Muy pocos escolares llegaban a escuelas de calidad y nadie iba a la universidad, solo la súper élite. A partir de la Concertación, siete de cada 10 hijos de personas de clase media baja u obrera llegaron a la universidad.
Y en esa época, ¿qué ocurría con la desigualdad?
-Era 10 veces más salvaje que la de hoy. Lo que pasa es que no se medía. Así, esta historia social tiene poco estadígrafo en el sentido largo, 50 a 100 años, en cambio, tiene mucha visibilidad. Pero esa visibilidad, y aquí hay un primer llamado de atención, fue devorada por el éxito macroeconómico de Chile. Este país con tsunamis, dos o tres terremotos, crisis asiática, crisis subprime, coaliciones distintas, logró seguir creciendo. En cambio, esto mismo en otro país de la región de tamaño parecido podría haber significado una guerra civil o algo peor. Pero como son las paradojas históricas, esta especie de delantera en lo macroeconómico escondió los varios países distintos que conviven en Chile. La tensión de estos grupos sociales se acrecentó por dos factores: la aspiración que la TV y las redes sociales, la conectividad rápida, generó, en términos de decir: ‘por qué yo no puedo tener eso también’. Y, por otro lado, pero en el sentido contrario, el bajo crecimiento de la economía que se instaló desde el segundo gobierno de Bachelet en adelante y que hizo que esa incubación de cosas explotara.
Es entonces un conjunto de factores, no un solo elemento…
-El problema es mucho más complejo de lo que se ha querido reconocer, porque es histórico y social. Y, además, porque hoy está jugándose con este factor tiempo de manera muy bipolar, en el sentido de que los chiquillos de la calle, parte del 1,2 millón de personas que se reunió en la Plaza Baquedano, tienen una expectativa del futuro muy alta. Y esa expectativa sobre los resultados sociales, de empleo, económicos, de calidad de vida, no va a poder ser satisfecha sino en un período largo y gradualmente, porque Chile es un país chico y, aunque menos, todavía pobre. Entonces, cuidado con algunos que protestan prometiendo que el futuro es mejor si hay un cambio total.
Y están los otros, que dicen ‘para qué cambios, un poquito sí, pero no mucho’. Son los que piensan el tiempo como puro pasado. Entonces, el tiempo de la Constitución de Jaime Guzmán ya sirve poco, pero el tiempo futuro lleno de ilusiones es como un libro de Vargas Llosa o García Márquez: ilusión al final. El tiempo está mintiendo para los dos lados.
Se habla de la desconexión de la élite con el resto de la sociedad. ¿Hace un mea culpa como exministro de Hacienda?
-Entiendo que hay una cuenta por cobrar y parto por un mea culpa de todos los economistas, desde los más famosos de Pinochet hasta cualquiera de nosotros en la Concertación y en la ex Nueva Mayoría, y los de centroderecha, excepto Briones, que está empezando. El mea culpa tiene que ver con que las expectativas que se crearon a partir del discurso oficial no calzaban con la necesidad de ajustes importantes y cambios al sistema que en lo político hablaran con lo social y con lo económico. Es decir, el mea culpa es que los economistas fuimos los líderes indiscutidos del país durante más de 30 años y no creo que haya sido bueno. Era necesario al principio por los descalabros de Allende y de Pinochet, pero de un ‘necesario’ pasó a ser la tónica. Los economistas, formados en la ciencia tecnocrática, pensamos de una manera muy específica y focalizada, todo bajo la noción de la asignación de recursos. No digo que no sea importante, pero es un lenguaje que se quedó corto para el tipo de sociedad que creamos.
¿Fue responsabilidad de los economistas o del mundo político que les permitió esa supremacía?
-En parte de los políticos, que nos hicieron caso. Ahora, ojo, no digo pasarnos al otro lado, pero haber tenido algo de más equilibrio en esa supremacía de los economistas. Dominamos por más de 30 años la economía política de Chile y creo que fue un error. Pero ese no fue el pecado más importante.
¿Cuál fue ese pecado principal?
-El pecado mayor fue olvidarse de la clase media, que le había costado mucho llegar hasta donde lo hizo: educar a sus hijos con o sin CAE, tener un auto pequeño para el grupo familiar, tener una libreta para una vivienda, aspirar a vacaciones en la costa central, tener celular y pagar con tarjeta de crédito. Ese acceso creó una clase media de casi el 60% de la población de Chile, que escuchaba las expectativas que se sembraron desde el discurso económico: empresarios, Banco Central, Hacienda, Economía, gobiernos, La Moneda, y que decían ‘mañana mejor’, ‘mañana mucho mejor’, ‘pasado mañana híper mejor’. Fuimos un país exitista. Y hoy esa clase media se aburrió, porque las promesas y esos discursos oficiales no se cumplieron según sus expectativas. Ellos no tienen la memoria de cómo vivían sus abuelos y sus padres, o no quieren tenerla, porque entonces tendrían que ser más justos y más pacientes. Pero ya no la tienen, se cabrearon, ellos dijeron basta. Sin embargo, todavía no han hecho grandes protestas y ese es mi temor, que puedan sumarse, porque ese sector hoy tiene temor de caer al grupo de pobreza. Por lo tanto, le diría a La Moneda, ojo con quedarse solo con la visibilidad de los chiquillos de entre 12 y 20 años que afectaron la PSU. Cuidado con que la agenda comunicacional del gobierno solo apunte a eso, porque hay una clase media que si llega a frustrarse más de la cuenta, y hoy está al límite, puede decir un ‘ya basta’ mucho más fuerte.
¿Teme entonces que se ahonde la crisis?
-No quiero ser catastrofista. De hecho, soy un poquito optimista. No conozco ninguna revolución y soy bien historiador, que se haya hecho sin campesinos y obreros. Y hoy día los campesinos están trabajando, tranquilos, la mayor parte de las regiones también, y a los empleados de clase media no les gusta lo que pasa, ni han participado. Entonces, esta es una rebelión juvenil, focalizada en cinco o seis cosas, a la que hay que darle pelota, pero no es una revolución y ojalá no llegue a serlo.
¿Y cómo prevé el escenario macroeconómico 2020?
-Mi visión es que el crecimiento del PIB este año será del orden de 0%. Tenemos un pequeño veranito de San Juan, más otro técnico. El veranito de San Juan es la locura de Irán y EE.UU. que ha elevado el precio del cobre. Y el veranito técnico es que nos pusimos keynesianos, es decir, hoy el estímulo fiscal es más rápido y va a mandar más. La combinación de esas dos cosas puede hacer que la expansión de la economía no pase a terreno negativo. En muchos sectores la inversión va a estar semicongelada. A los inversionistas les preocupa, más que el ruido de la calle, cómo se llega y qué Constitución se legisla.
¿Cuál es su posición para el plebiscito sobre una nueva Constitución?
-Soy muy partidario de una nueva Constitución, pero no adelantaré cómo voy a votar, porque falta mucho trecho de cómo llegaremos a eso. Lo que no me gusta del ejercicio es que de nuevo fue Sí versus No. Se podría buscar una fórmula -y eso me ayudaría a votar por el Sí- no tan polarizada. Por ejemplo, que en las negociaciones serias y previas que se están produciendo, el sector proclive al Sí acepte formalizar que no va a cambiar el estatuto y rango de independencia del Banco Central. Y, por otra parte, que el sector del voto No formalice previamente que acepta modificar, por una ley aparte, el tenor y composición del Tribunal Constitucional. Así vamos saliendo de una disyuntiva tan rígida y bipolar. ¡Si vamos a vivir todos en el mismo país!
¿Cómo lo han hecho el gobierno y el Presidente Piñera?
-Tuvo un buen primer año, pero luego comenzaron los errores, cuando un excanciller lo llevó a Cúcuta a meterse en algo que ahora se lo están devolviendo. Y luego, pensando en la COP25 y en la Apec, cuando estaba incubándose todo este proceso. Lamentablemente, para un Presidente es más obligación tener un cable a tierra que para usted o yo.
¿Ve al Presidente Piñera terminando su período?
-Sí, absolutamente. Si el Presidente Piñera no termina su mandato, entonces ahí sí que Chile pasaría a ser un país súper Macondo. Pero lo va a terminar, estoy seguro que lo hará y la gente bien inspirada de izquierda así lo dice, aunque en privado.
Al que usted ha alabado mucho es al ministro de Hacienda Ignacio Briones, ¿por qué?
-Porque tiene un lenguaje austero y realista, muy de donde estudió en París, y dejó de estar centrado solo en temas financieros o de puras cifras.
Dijo que les ha dado una lección a los anteriores ministros de Hacienda del país…
-Incluyéndome.
¿Cuál es esa lección?
-La lección es hablar un lenguaje directo, sin escabullirse, para la gente y sin sembrar promesas que no puede cumplir.
Frente a esa mayor sencillez, ¿diría que fueron un poco soberbios los anteriores ministros de Hacienda?
-Efectivamente, fuimos soberbios los ministros de Hacienda, algunos más que otros.
¿Y usted, en particular, lo fue, lo reconoce?
-Sí, un poco. No estoy en la lista de arriba de los ministros de Hacienda más soberbios, pero tampoco entre los más humildes. De Pinochet en adelante no ha habido ningún ministro de Hacienda humilde. Ahora, eso obedece también a que cuesta harto ser ministro de Hacienda, tratar de hacer las cosas bien y tener a la oposición al frente y, además, a varios de tus ministros colegas en contra. Se necesita algo de arrogancia.
¿Cómo avizora el camino de Briones? Ya fue interpelado, lo que indica que la luna de miel con el Congreso concluyó.
-Si se empieza a apostar en contra del ministro Briones más vale ponerle lápida al país, ¿porque sería para ir a buscar a quién? Si se empieza a jugar con que el ministro de Hacienda está débil, entonces Chile no tiene destino.
En ese sentido, ¿qué evaluación hace del mundo político?
-Me impresiona que el PC, que hoy mi olfato me dice que tiene mucho menos del 4% de los votos, sea el mandador del país, el que establece la verdad. Y por otro lado está el FA, que son jóvenes que piensan mucho en derechos y poco en deberes, bien intencionados, pero desordenados.
Y a su expartido, la DC, ¿cómo lo ha visto en este estallido?
-La DC no lo hizo tan mal en el primer año de Piñera. En el pre 18-O lo hizo bastante bien y tampoco tan mal ahora. Me ha impresionado un poco para mejor y RN y Evópoli también para mejor.
De aquí a tres años, ¿qué espera para Chile?
-Estamos caminando por un desfiladero con borde izquierdo y borde derecho, que no es muy ancho, para mover millones de personas para adelante. Entonces, la única manera es que muchos actores políticos y de la sociedad civil encaucen esto y cuiden las orillas, porque si no nos podemos caer al barranco. Los límites por ambos lados ya los vivimos. Si hacemos las cosas con serenidad y tiempo, podemos salir mejor de esta crisis.
¿Y si no?
-Vamos a ser un país como muchos en Centroamérica, donde no pasa nada, la gran siesta, pero donde los pobres son los más perjudicados, porque no tendrán movilidad, ni presente ni futura.
Ajustar el sistema económico
Otro supuesto culpable al que se ha apuntado en esta crisis es el modelo económico de las últimas décadas. ¿Comparte esa crítica?
-El sistema económico -no el “modelo“- que se aplicó en Chile desde 1985-1986 hasta el año pasado es un capitalismo de mercado, que impera hoy en más de 100 países, combinado con regulación, control y políticas sociales de Estado. Por cerca de 35 años ese sistema produjo un alto crecimiento promedio y una reducción sustantiva de la pobreza. ¡Dos importantes logros! Hoy hay que ajustarlo fuerte para que posea “mejores dientes“ en su componente social. Dicho en pocas palabras: que le llegue más directo o limpio a la gente de todo el espectro de la sociedad. No solo para algunos.
Usted no habla de neoliberalismo como lo denominan otros…
-Sobre neoliberalismo económico se escribe por aquí y por allá. Mi reclamo es que nadie lo define como término, es un adjetivo tipo acordeón, o hasta un eslogan fácil. A nivel global y en Chile se debe ir tomando conciencia que para temas humanos de relevancia larga como son medioambiente, economía circular y participación de la gente en temas públicos de la ciudad, el capitalismo como sustento de base se queda muy corto o ineficaz en el siglo XXI. Vea cómo en EE.UU., Europa y Asia este sistema mixto, pero capitalista de base, empieza a tener tensiones. Pero hay que ser claros: esas tensiones son tanto en los capitalismos de dominio privado, y mucho mayores aún en los capitalismos de Estado, como los casos de Rusia o China. Este es un temazo que dominara la agenda 2021-2030 en el mundo.
En Chile este sistema, entonces, ¿requiere ser reformado con la retroexcavadora que plantea Jaime Quintana, o con ajustes y una adaptación a los nuevos tiempos, pero sin maquinaria pesada?
-¿Sabe lo que requiere? Inteligencia, racionalidad y solidaridad, pero moderna, no en el lenguaje de los 70, de los 80, de la confrontación, o del exitismo de los 2000. Por ejemplo, el ministro Briones, si dura en su cargo, que yo espero que así sea y lo he apoyado con todo, y sigue usando el lenguaje que tiene y sigue priorizando los temas que ha levantado, podría llegar a ser uno de muchos soldados de este nuevo esquema diferente, no exitista, austero, solidario y aterrizado en las principales prioridades. Algunos economistas de izquierda, lamentablemente, tomaron la píldora de la ilusión y quieren volver a una economía romántica, extraña.
FUENTE: Pulso – LaTercera
Prospectiva Global a diez años; Un Futuro Muy Diferente 18 agosto, 2019
A fines del siglo XVIII el mundo sufrió un cambio mayor. La máquina a vapor de Watts , el cambio de las fuentes de energía , y el nacimiento de las industrias fabriles de fabricación masiva y en serie, fundaron las bases del capitalismo moderno que se expandió como un reguero de progresos materiales por Europa, Estados Unidos, Japón, y centenas de latitudes del globo.
Hacia fines de la década de los noventa en el siglo XX, las voces de creatividad de una serie de innovadores jóvenes con líderes como Bill Gates y Steve Jobs y cientos de otros creativos en las primeras décadas del siglo XXI, exploraron y potenciaron la digitalización, las redes de internet, los smartphones y sus app, la inteligencia artificial y el big data, y revolucionaron de nuevo la manera de organizar los servicios, la logística y la nueva economía.
Hoy nos encontramos insertos todavía en una ola creciente de invenciones y cambios que son disruptivos de la manera de organizar empresa, remover mercados, factores que se hallan en un proceso aceleradísimo de difusión y de impactos sobre el planeta tierra. En una década más será complejo reconocer los vestigios de una serie de organizaciones que hoy aún dominan la escena empresarial y del trabajo.
Pero si bien la presente y desatada IV Revolución Industrial, proyectada a diez años más no alterará la vida de cada ciudadano, no es menos cierto que cambiará radicalmente la forma en que cada uno de nosotros vive. El trabajo, la producción, el lugar llamado empresa, los mercados, las maneras de consumir y de invertir se habrán alterado radicalmente, y para siempre.
Poner el foco en un escenario de cambios disruptivos y acelerativos, y otear el horizonte hacia 2030, es un asunto de primera importancia para la humanidad como un colectivo humano.
De hecho, el autor de estas líneas prepara un libro* , donde intenta asociar dicha revolución tech a una serie de preguntas filosóficas, las que son importantes para hombres y mujeres del futuro. Una conclusión –entre varias relevantes– es que el progreso extra y adicional en producción e ingresos para el mundo del trabajo significará un “dividendo especial” para cada habitante de un conjunto amplio y variado de países . Nuestro cálculo conservador indica que el mundo agregaría al PIB global actual, el equivalente de sumar el valor agregado –actual- de tres países grandes al PIB futuro relevante. Será un dividendo de progreso extra que equivale a que cada persona beneficiada obtenga el equivalente de unas dos horas diarias, de manera libre, disponible a su propio beneficio.
La pregunta futurista clave es: ¿Y en qué vamos a usar ese dividendo de horas extras de bienestar individual, cuando estemos en 2030? Las disyuntivas no son nada de simples; por el contrario ellas levantarán preguntas existenciales de una envergadura mayor. Más vale empezar a prepararnos y prever las consecuencias de un mundo bien distinto al de 2019.
]* “ El sol que no tiene Ocaso “ ; ( libro EAU ,enero 2020 ] .
FUENTE: Revista Capital
"El Presidente Piñera no debe escuchar demasiado a los empresarios" 14 enero 2018
Haciendo el duelo de su renuncia a la Democracia Cristiana después de 32 años de militancia, se encuentra el ex ministro de Hacienda Eduardo Aninat. Desde el 22 de noviembre ya no pertenece a ella, siendo el primero del grupo Progresismo con Progreso (PCP) en abandonar la tienda. Pese a lo anterior, se declara contento en lo personal y moderadamente optimista respecto al país. Acaba de nacer su nieto número 12 -Samuel Lobo Aninat Smart- y espera publicar entre marzo y abril el libro «Un sol que no tiene ocaso», el resumen de lo que, dice, puede aportar en ciencias sociales, y que es una mezcla de tres temas «que me fascinan: la era civilizatoria en que estamos, el driver tecnológico y filosofía».
Sobre las elecciones no revela su voto en segunda vuelta, pero señala que el que tiene «el sartén caliente» es el gobierno nuevo. Advierte que «si se dispersan y de nuevo nos prometen que vamos a ir a la Luna y no tienen los cohetes, o empiezan las peleas UDI-RN, o a oír demasiado a los empresarios, va a terminar como en el primer gobierno: no malo, pero sin dejar sucesor».
¿Votó en segunda vuelta? ¿Por quién?
Voté en primera y segunda vuelta. En primera por Carolina Goic y en segunda es privado y no cuento.
Como renunció a la DC antes de segunda vuelta, ¿se puede deducir que Guillier no era candidato de su gusto?
Yo me fui de la DC por algo mucho más de largo plazo que esta elección. Hice un balance y concluí que por mucha buena intención que uno le ponga esto no daba para más, y fui el primero del grupo Progresismo con Progreso en renunciar. Algunos me dijeron ‘sé solidario, espéranos’, pero no quise mezclarlo con la elección, porque es algo que tenía que ver con la relación con mi partido y las fuerzas de centro.
Usted acusó torpezas y deslealtades al irse de la DC. ¿De parte de quién?
Con la candidatura de Goic de parte de diputados, varios de los cuales andaban con los otros candidatos y no participaban en nada. Muchos de ellos se estaban posicionando para un posible triunfo de Guillier. No me gustó, porque no se puede estar en política haciendo cálculos finos para mantener una posición que por legítima que sea, no sea comprometida. Me dicen: por qué no se queda a luchar desde adentro. Pero si en eso estuve los últimos 3 a 4 años y me fue re’ mal.
Por lo tanto, ¿esperaba la salida de los 31 militantes que encabezó Mariana Aylwin hace unos días?
La veía inevitable y trataba de contribuir cada semana, con cuidado, haciéndoles ver que se fueran antes y no después. Primero, porque en la medida que uno dilata las muertes son malas, y segundo, porque el país necesitaba ver un símbolo de que hay gente que no compartía las políticas de, al menos, el último año de la DC y de esta coyuntura electoral, y que quiere pensar en cosas futuras.
¿Está de acuerdo con la analogía que hizo Mariana Aylwin entre una mujer golpeada y su último tiempo en la DC?
Soy un admirador casi total de Mariana, pero creo que su frase fue desafortunada. Podría haber buscado otra analogía más fina.
Hay personeros de izquierda que señalan que fue bueno que quienes renunciaron a la DC sinceraran su situación, porque siempre atornillaron al revés del gobierno.
Pero cómo podría ser ese atornillado al revés si incluso algunos muy cercanos a nosotros, como Jorge Burgos, se sacrificaron en el gobierno, él siendo ministro del Interior. Esa es una manera fácil, sin hechos ni evidencia, para sacarse el pillo. Para no enfrentar la realidad que es decir: nos gusta la Nueva Mayoría (NM), creemos que tiene futuro, este gobierno lo ha hecho extraordinario, queremos seguir en eso, pero asumiendo los costos de una derrota electoral feroz.
¿Qué harán quienes se fueron de la DC: formar un referente propio o unirse a otra tienda política?
Le corresponde más a Mariana Aylwin responder esa pregunta, pero a modo personal creo que, primero, no somos tan pocos. Desde que empezó la sangría se han ido como 147 militantes -muchos de ellos con distintos grados de colaboración en los gobiernos de la Concertación- y sabemos que vienen más por irse. Entonces, este choclo que se desgrana es mucho más cuantioso de lo que se ha visto hasta ahora. No me alegra y me duele que le pase solo a la DC. Debería haber también otros mea culpas y revisiones internas en el PPD, en el PS y otros.
Estamos recibiendo ya muchas tentaciones, pero queremos un tiempo de decantación para formar una identidad propia, orgánica y bien delimitada. No creo que en política uno pueda andar sin perímetro: ahora soy libre, puedo ser parte de cualquier gobierno y colaborar con quien quiera. Eso ha sido un desastre siempre y hay ejemplos de ello, como en el gobierno pasado de Piñera. Por lo tanto, ahora entramos en 3 a 5 meses de formación de un movimiento y decantación. Después decidiremos qué hacer. Estamos en el período de duelo.
¿Usted estaría disponible para colaborar con el gobierno de Piñera?
Me lo preguntó un senador cercano al nuevo gobierno y le voy a repetir lo que le dije a él. Como persona de alguna experiencia puedo contribuir en las ideas y en las señales de visibilidad. Si Piñera hace una buena corrección a ciertas leyes que están erradas, por ejemplo, simplificación tributaria -no rebaja de la carga- y dejar de abusar con las pymes, yo estoy dispuesto a escribir una columna, apoyado o no por nuestro grupo, probablemente sí, para decir: ‘nos gusta esa idea, intelectualmente es razonable y le va a hacer bien al país’. Pero también criticaré las que me parezcan malas. Por lo tanto en ese plano, que digan un ex DC o un PCP con su grupo de amigos dice que esta idea es buena, yo creo que algo ayuda y que a veces es más útil que estar metido en una navegación con tripulantes que no son los de uno. Yo soy ubicado.
¿Eso quiere decir que no estará a priori en la oposición?
No, me defino siempre en el centro humanista. Ni siquiera partidista, me defino como humanista cristiano. Me importa el humanismo cristiano como solución -parcial y gradual- para sacar al país del subdesarrollo. Ya no estoy ni para cargos ni para honores. No tengo la ansiedad de los jóvenes.
Desde esa perspectiva, ¿qué lo separa de un partido como Evópoli por ejemplo, o de lo que representa Andrés Velasco?
Para el primer aniversario del partido Evópoli fui invitado y, en general, escuché discursos muy positivos. En el caso de Andrés Velasco, fue uno de mis principales asesores para la reprogramación de deuda externa de Aylwin y en su departamento en Harvard -muy generoso él- era donde paraban mis hijas cuando iban a EEUU. O sea, somos casi familia. Pero yo no soy tan liberal, soy un poquito más tradicional en el tema valórico. Para mí la solidaridad, la fraternidad y una cosa más espiritual son muy importantes. Pondero menos que ellos -Evópoli y Velasco- la libertad a todo trance. Aunque soy muy pecador, soy muy religioso y hay cuestiones que no comparto, como la ley de aborto, particularmente la causal tres. Mal hecha, manipuladora y siempre se cerraron a soluciones alternativas que eran posibles. En eso estuve muy cercano a la posición de Soledad Alvear. Eso me aparta, en síntesis. En lo económico, casi nada.
¿El gobierno de Piñera asegura, por lo menos, salir de la mediocridad a la que usted dice nos llevó esta administración?
Absolutamente. Piñera tiene muchos vicios, pero a su vez es ultra valiente para jugarse por lo que decanta, le conviene o cree, a fondo. Ahora, es tan valiente que también se equivoca harto, porque la valentía a veces lleva al arrojo y al arrojo mal calculado.
¿Cuáles deben ser sus prioridades?
Primera, el crecimiento. Y crecimiento en el sentido de desarrollo integral. Debe haber un mínimo común denominador y una orquesta que esté afinada para tocar y no el esquema parchado de la Nueva Mayoría. Segunda, para los primeros dos años: Sename. Es decir, niños en situación vulnerable. Y el otro extremo, los viejos sobre 70 años con pensiones misérrimas de $ 130 mil.
Y la tercera, más de largo aliento, un Estado distinto. La modernización del Estado se tiene que realizar sí o sí, porque venimos hablando de esto hace más de 10 años. Y curiosamente, los que más adoran el Estado, el PC y la NM, no lo revitalizaron.
En lo económico, ¿qué acciones esperaría?
De partida, cambiar el lenguaje y abrir espacio para que se recupere la inversión privada que ha sido el gran desastre macro de este gobierno. El crecimiento potencial promedio de Chile en 2014-2017 se puede estimar en casi 3% anual. Y este gobierno va a terminar con un crecimiento efectivo promedio anual en torno a 1,8%. Por lo tanto, sólo realizó 60% del potencial objetivo que había en la economía. Lo que sí, le envié un mensaje al presidente electo Piñera, pero no creo que se lo hayan dado. Le mandé a decir: ‘No les dedique demasiado tiempo a los empresarios’. Cuando se reúna con ellos -como esta semana-, lo cual no critico, que les ponga una foto del Frente Amplio, de Podemos de España, y tal vez de Cataluña, y ahí los recibe.
El presidente Piñera no debe escuchar demasiado a los empresarios, porque aquí no tienen opción. En esta vuelta se deben portar bien, cooperar, tirar para arriba en un ambiente positivo, sin reclamar porque casi todos votaron por él. Entonces a trabajar, invertir y a callarse la boca y no tratar de cogobernar como a veces intentan. Me cargan los empresarios metidos en política gubernamental, los detesto. En eso soy muy parecido a mi ex socio Juan Carlos Méndez, que en paz descanse. La cantidad de veces que en los años ochenta en nuestra consultora Aninat y Méndez le dijimos a un empresario: ‘No hacemos lobby, así que por favor la puerta está abierta’. No me gusta la mezcla de política con negocios.
Por lo tanto, ¿el Presidente debe rayar la cancha y con eso tiene que ser suficiente para el empresariado?
Y por supuesto está con sus ministros de Hacienda y Economía para que escuchen. Y acogerán lo que está en el programa y va con la línea que han planteado. Pero en el fondo, así como Bachelet se liquidó escuchando todos los días a la calle y el focus group de lo que decía la calle, si Piñera cae en el truco que cayó en la primera mitad de su primer gobierno, de escuchar al empresario equis o al sector equis, terminará cometiendo el mismo error de Bachelet. Él debe escuchar a los ciudadanos, sin categorizar con su función, rol o gremio.
Tener un programa de gobierno realista, acotado, que parece que lo tiene, y segundo, saber priorizar bien. Tercero, trabajar con el Congreso y con los partidos, mucho más que con los gremios y los empresarios. Y acoger a los sindicatos. Es decir, no puede coaccionarse, hasta de manera involuntaria, por el sector del cual proviene. Y con todo respeto a ese sector porque yo trabajo con empresarios, no tengo nada en contra de ellos. Pero tienden a decir ‘yo sé lo que el país quiere, porque si hace eso el país me va bien a mí’. Si Piñera cae en eso, aunque sea en un 10%, se va a enredar. Ya le pasó una vez, en la mitad de su anterior gobierno, y tuvo que traer a los políticos.
Por las cosas que ya ha enunciado Piñera, ¿ve posible en su período crecer entre 3,5% y 4%?
Tiene la vara más alta, porque es posible que el crecimiento potencial en su período sea de 3,5%-4%, ya que el mundo mejoró y la confianza se está devolviendo. En ese ambiente creo que podemos fácilmente expandirnos sobre 3% y probablemente en algunos períodos a 3,5%. Pero eso no significa que no tiene que arreglar y dedicarles tiempo a las reformas mal hechas, partiendo por darle un marco definitivo y sustentable a la de educación en materia de gratuidad. Decir, hasta esto llegamos.
¿Y en las reformas tributaria y laboral?
En la tributaria simplificar, pero considerando que necesita parte de la tributación alta porque tiene que financiar muchas políticas sociales y ya los empresarios están volviendo solitos. En la laboral hay que hincarle el diente a los servicios mínimos, no porque la filosofía sea errada, pero es burocratizar la relación empleador-trabajador.
Para todo eso, ¿cómo ve la relación con un Congreso más fragmentado? ¿Será más difícil gobernar?
No, porque pocos fueron reelegidos. Tienen otra edad y miran al futuro. Si Chile Vamos logra acercarse, puede hacer un buen trabajo político. Los gestos significan mucho, las amistades se hacen de a poco. ¿Qué mató a Bachelet? Hacer anuncios todas las semanas, con ceremonias tipo rusas, sin generar fiato con los congresistas. Piñera debe tener nervios de acero, mirar al largo plazo, y preocuparse de algo que no hizo en su anterior período: cuál será su sucesor. El Parlamento es más variado, más interesante y tiene que ejercer la política. El primer acto que tiene que hacer es invitar a los díscolos, al Frente Amplio a La Moneda a tomar té.
¿A qué le llama ejercer la política?
A trabajar con ellos todos los días, juntarse en la casa del Presidente no con la prensa afuera, tener siempre disponibilidad para hablar con políticos después del trabajo, y no decir yo me aíslo. Este es un país tan chico que si no construyes alianzas no puedes sacar las cosas.
¿Cuál es el mayor riesgo que enfrenta el gobierno de Piñera?
La soberbia. No de él, sino de su gabinete. Si la soberbia se reinstala de nuevo la derecha está perdida, pero creo que aprendieron y soy optimista.
¿Cómo se declara ahora sobre el futuro de Chile en el mediano plazo?
-Estuve pesimista el 2016, muy pesimista el 2017 y ahora estoy transitando hacia un optimismo moderado, porque tiene muchos «if». Pero con todo, este gobierno al final respetó la institucionalidad y no hizo cosas irreversibles.
¿Cuál es su evaluación final del gobierno de Bachelet?
Este gobierno por jugar a muchos proyectos muy voluntaristas, sin base de sustento ni en las necesidades objetivas de grupos grandes de la población y menos en su estructura de ingeniería de detalles de cómo los construyeron, les pegó un golpe salvaje a las confianzas. Partió por las confianzas empresariales, que son los que invierten el 80% del total. Les pegó un palo con la reforma tributaria de Arenas: mal diseñada, mal ejecutada y mal comunicada. Las inversiones se pararon y se fueron para afuera. Segundo, exacerbó, por razones políticas y el temor a la calle, las expectativas de las familias y de los estudiantes respecto de la gratuidad universitaria. Y tercero, se olvidó y desatendió la clase media, aquella más vinculada al pequeño emprendimiento, al trabajador independiente, a la pyme y a la micropyme. Por lo tanto, ahí está el costo político que terminaron pagando. Esa clase media no votó por Guillier. Además, a lo mejor sin quererlo, este gobierno casi aniquiló el centro político, por torpeza y sectarismo. Esa es una herencia muy mala y tal vez Bachelet ni siquiera se da cuenta.
¿Cómo va a quedar inscrito en la historia?
Como un gobierno no catastrófico, ni tipo Venezuela, Ecuador o Argentina, que por necesidad implementó leyes de probidad que necesitábamos, pero que desaprovechó completamente las oportunidades que teníamos y que leyó mal las necesidades más de largo plazo: salud, educación, clase media. Se dedicó a satisfacer a los grupos de presión más vocales o más enquistados en el Estado. Ejemplo, reforma laboral, que fue más pro CUT que pro país. Por lo tanto, terminó en una mediocridad. De nuevo nos atrasamos cuatro años por jugar juegos de progresismo sin realismo y sin racionalidad.
Sin embargo, hay gente, de lado y lado, que igual da como ganadora a Bachelet por haber corrido el límite en varios temas. De hecho, Piñera se abrió a la gratuidad en educación técnica hasta el 80% en la segunda vuelta.
Ese de nuevo es un juego de palabras de los postulantes del legado de Bachelet y de la frontera corrida. El comentario que uno puede hacer es cuidado, porque el juicio definitivo sobre Bachelet de los efectos reales de lo que pase en educación, salud y crecimiento todavía no se conoce. La generación de estudiantes que percibe gratuidad no lleva más de un año y medio, y está por verse qué sale de ahí después de los cuatro o cinco años de estudio. A lo mejor son inútiles académicos o inútiles productivos.
¿Y este gobierno logró avanzar en menor desigualdad que fue su leit motiv?
Está por verse, porque hay dos correcciones de desigualdad. La desigualdad más visible, más facilista y más política es la de los bonos y de los impuestos. En eso, evidentemente, el gobierno creó nuevos bonos, aumentó algunos que había y puso más impuestos al capital. Entonces la marcha hacia la equidad nominal, en el papel, aumentó. Pero la real se juega en lo que los economistas llamamos -perdón la tecnocracia- la distribución primaria del ingreso. Es decir, antes que venga el señor del SII y el de los bonos, qué pasó en la distribución de salarios, nuevos empleos, productividad, retorno al capital y utilidades. En esa sospecho que por el parón que le provocó al país no se avanzó nada, se congeló. Y es la que perdura.
¿Qué pasará ahora con la Nueva Mayoría?
No le veo ningún futuro a la Nueva Mayoría. Le veo más futuro relativo al Frente Amplio.
¿Y cuál cree que será el rol de la DC?
Si la DC no logra rearmarse bien y termina parchada, no va a desaparecer, pero va a tener un peso muy bajo. Aquí se reabre la posibilidad de conversar desde viudos de Lagos, ex DC como nosotros y también gente progresista de Evópoli u otros, pero a eso hay que darle su tiempo. No lo veo a corto plazo.
Esta semana el ministro Nicolás Eyzaguirre volvió a desestimar la responsabilidad del gobierno en la desaceleración económica.
Desde que entró a este gobierno, él está dedicado 100% a ser un político puro, pero lamentablemente para su inteligencia y para su formación académica, que es alta, hipotecó una buena parte de sus neuronas. En el fondo, es como un defensor publicista del gobierno, lo que no le corresponde en su calidad de ministro de Hacienda.
Usted siempre dijo que veía muy solo al ex ministro Rodrigo Valdés y al final terminó renunciando.
Estaba acorralado. Recibió una herencia desequilibrada y muy mal manejada. La de Arenas. Hizo un esfuerzo serio por rebalancearla e incluso se peleó con varios colegas. Pero creo que se equivocó en dos cosas. En no usar su capital político a fondo cuando lo tenía alto. Cuando no había nadie que lo reemplazara él debía haberse posicionado mucho más fuerte, como Foxley, como Eyzaguirre, golpeando la mesa, diciendo les gusta o me voy. En cambio, fue moderado y cauto, y ahí perdió gran parte de su capital político. Y segundo, se quedó sin sustento en La Moneda, y no hay ningún ministro de Hacienda que pueda sobrevivir sin sustento en La Moneda. Total y completo.
¿La Presidenta abandonó a Valdés?
Al final sí. No fue Dominga lo que lo hizo salir, esa fue la excusa de conveniencia para él y la Presidenta, pero iba a salir de todas maneras. Era una incomodidad creciente para la Nueva Mayoría y era un distanciamiento creciente de La Moneda con él.
¿Qué le parece que hasta hoy el gobierno siga mandando indicaciones y tratando de avanzar en proyectos de alta discusión?
Me parece que el único objetivo que tiene eso en proyectos medulares como previsión y Constitución es la idea de las memorias del legado. El historiador que está escribiendo cuál es el legado de este gobierno de la Nueva Mayoría guiado por Michelle Bachelet, la heroína. Entonces ella puede decir, bueno, yo cumplí, yo mandé los proyectos y me retrasaron. Esa es una obsesión siempre de la izquierda, pasar bien a la historia. Pero no le veo futuro a buena parte de esta ansiedad legislativa.
Además de lo anterior, ¿qué errores no debe volver a cometer Piñera?
Democracias líquidas del presente 20 enero, 2023
Exploro paralelos que inviten a discusión en tema de estilos democráticos imperantes.
Sostengo que si se examina cierta tendencia subyacente en sociedades de la era, el común denominador es un síndrome de democracias cansadas.
Y para mejor especificidad agrego un carácter: democracias que han devenido en líquidas. Es decir en fluidos de intercambios sociopolíticos que aumentan sus oleajes, y llegan a cuestionar los perímetros de los sistemas democráticos.
Las formas de operar en muchas democracias modernas se han alterado por al menos tres vías: la irrupción de las redes sociales (insumidas por la rapidez y lenguaje sin regla); la emergencia de la calle y plaza pública no como puntos de exhibición de causas, sino como campos de batalla; la desaparición de la tradición donde eran partidos políticos macizos los que contribuían a ordenar debates y reducir la beligerancia de llaneros solitarios rebeldes.
Estamos habitando sociedades más líquidas, las que parecen en el mundo social como más dinámicas, aunque en la praxis de las cosas… esa fluidez y espontaneidad… va reduciendo la calidad de diálogos que son necesarios.
En mi opinión personal —mirando América—, lo que aquí esbozo genera un “espejismo de acción”: uno que no guarda —al final del día— una relación factual con resultados políticos, sociales, económicos. Cierto, en un mundo masivamente visible como en este siglo nuevo la población observa y consume espectáculos: variados, rápidos, hasta prescindibles.
Si el lector mira de cerca la fuerte polarización política en los Estados Unidos; el fraccionamiento en el Perú; la brecha de distanciamientos entre bloques políticos de Argentina; el alzamiento provocado en la capital del Brasil; las violencias día a día en México; la criminalidad en países de Centroamérica, esa lista no puede dejarnos indiferente.
Por cierto tiendo a incluir a Chile en el grupo precedente, por más signos de civilidad y de estabilidad que aún existen.
Ninguno de los casos nombrados puede eximirse del test que importa a ciudadanos de carne y hueso: ¿estamos progresando en los propósitos reales como sociedad organizada?
En 2022 y en lo que va de 2023, mi opinión es que poco; casi nada.
La diversa gran América está situada hoy en era de espectáculos. Muy mediáticos.
Solo recordar que la paciencia ciudadana posee ciertos límites; que se exigirán resultados concretos.
La fluidez de agua espontánea que corre al azar por aquí y por allá, habrá de encontrar límites. Así espero.
Eduardo Aninat Ureta
Trayectoria Política
Aninat Ureta Eduardo (1948) ingeniero comercial, miembro del Partido Demócrata Cristiano (3), Ministro de Hacienda 1994-1999, embajador; ); suscribe documento ‘Progresismo sin progreso’ de 26 dirigentes del PDC en enero 2016 en que se critican las políticas del gobierno de la Nueva Mayoría; académico Universidad del Desarrollo.
Entrevista «Si el próximo gobierno se ata a las movilizaciones sociales, será un desastre a poco andar» El Mercurio, 14 julio 2013
Ante movimiento Octubre 2019: «Los discursos ya quedaron para los historiadores. Actuar es el nuevo deber» El Mercurio, carta 27 octubre 2019.
Suscribe declaración de 100 personalidades en respaldo a Javiera Parada por los ataques recibidos por apoyar una candidatura presidencial. 21 abril 2021;
suscribe APOYO Y RESGUARDO DE LA CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL en 2021 ante intento de desnaturalizar la Convención Constituyente 2021.
Eduardo Aninat: «La democracia nos interesa a todos y es sagrada. Pero exige más respeto y gran responsabilidad debida. ¡Basta ya!» (4)
Adhiere a «Un comprimiso democrático» diciembre 2021 (ver sección)
(1) El Mercurio, 13 julio 2014. (2) El Mercurio, 15 agosto 2015
(3) «Nuestros tiempos: renovación de la Democracia Cristiana»: con la candidatura Goic «el PDC renacía a su vida nueva: valores fundacionales, renovación, identidad propia» 3 mayo 2017, La Tercera
(4) Carta al Mercurio, luego de la intervención del diputado Naranjo en la acusación al presidente Piñera «País rehén de la Cámara baja» El Mercurio 10 noviembre 2021
Se aproxima «una era recesiva que parece inevitable» «E vastas latitudes hay temor: miedo a voler a quedar desempleado, temor a volver a constagiarse, fantasmas de nuevas cuarentenas sanitarias, augustias de poder ser desplazado de na posición y estatus determinado, auna de menor rango, menos paga y mas inseguridad»
«Se ha ido erosionando la capacidad de los sestados a responder a demandas contemporáneas complejas, bajo las reglas del Estado de Bienestar tradicional, Ergo: se va generalizando la idea de que va a ir decyando la capacidad de un Estado que apoya» El País, 14 julio 2022
Acuerdo constitucional: Eduardo Aninat define lo que pasó el lunes por la noche como “un signo fuerte y positivo”, que muestra que “se va por buen camino”. Aninat también ve que es necesario reformular el sistema político, pero agrega también que los gobiernos también deben hablar más con sus coaliciones. “Nos ha faltado a todos hablar un poco más al interior de la coalición, no solamente tender puentes con el adversario, sino que con los propios”. 14 diciembre 2022
«Me parece que el señor ministro Marcel y la presidenta del Banco Central, señora Rosanna Costa, tendra que -más temprano que tarde- revisar los diagnósticos. Buscar una agenda coordinada de reactivación seriamente pragmática» 27 mayo 2023, El Mercurio
Bibliografia
Bibl: “Las desigualdades económicas y la acción del Estado” 1980.
Otras publicaciones
sobre la reforma tributaria 2014: “El acuerdo tributario de esta semana camina a favor de unir voluntades para el desarrollo. El mercado no basta para distribuir; el Estado no es conducente para crecer. Sumar 8.000 millones de dólares al año para avanzar fuerte en lo social, de la manera práctica y terrenal más viable y conducente, es un resultado elogiable. Todo pudo hacerse mejor, pero la parálisis, incerteza, dogmatismo y resistencia eran opciones muy pero muy inferiores, incluso dañinas” (1);
en el debate en torno al desarrollo afirma: “El hecho cierto es como sigue: que siendo macizo y comprobado, el que la Casa de Chile avanzó muchísimo en estas tres décadas, al mismo tiempo es cierto que aún queda muchísimo por progresar, particularmente en el tema social. Pareciera que a parte de nuestra dirigencia ‘académica intelectual’ le cuesta bastante ser capaz de articular de forma simultánea dos proposiciones que son –cada uno- de igual validez: que estamos mejor, pero que nos falta mucho” (2);
«La cumbre y Maduro» carta El Mercurio junto a Nelson Hadad y Eduardo Rodríguez Guarachi 3 abril 2018 «el sumo Pontífice apoyó con su exhortación a la Conferencia Episcopal Venezolana, que ha denunciado la violación de los derechos humanos en su país y el «quiebre del orden democrático institucional» bajo el régimen de Nicólas Maduro»
(1) El Mercurio, 13 julio 2014. (2) El Mercurio,15 agosto 2015
«Veo elevándose la probabilidad de que se inicie un ajuste global macro antes de fin de año, seguido por una alta posibilidad de recesión en el primer trimestre de 2010» El Mercurio 25 agosto 2019.
Durante la pandemia, «Desplome del consumo» El Mercurio 20 agosto 2020, carta: «Es necesario y justo que los políticos se centren de nuevo en un plan de largo plazo, más allá de las medidas inmediatas de coyuntura… se puede vivir en el corto plazo si hay un camino delineado para plazo largo. Esa es la base de los sentimientos sociales y morales»
«Creemos que una creciente parte de la opinión pública y muchos políticos se han ido acomodando: adaptando y aceptando el desarrollo de una violencia desatada, cobarde, callejera. Eso es inadmisible. No corresponde a una actitud democrática y responsable… que la paz, el respeto mutuo y la verdadera dignidad de los derechos cívicos vuelvan a gobernar nuestros destinos». (4)
(4) Carta de 12 políticos democratacristianos (algunos renunciados al partido): «Acomodarse a la violencia» 21 octubre 2020.
«mientras el futbol avanza posiciones, la política retrocede» carta 15 noviembre 2020
Riesgos de discursos melifluos, carta El Mercurio, 2 febrero 2021: «por las izquierda, sufrimos el riesgo de encaminarnos al voluntarismo discursivo. Por ejemplo, pidamos los imposible, y todo de una sola vez. Por las derechas, sufrimos el peligro de inmovilismo camuflado de cosismo: la suma de las urgencias dia a dia. Y, por el centro, por desgracia, un cierto olvido de convicciones fundacionales conduce a riesgo de oportunismo caso a caso… vamos caminando derecho a lo que el francés Guy Debord denomina, en la Europa sesentera, la sociedad del espectáculo…. que nos pongamos a trabajar con racionalidad, empatía sentida y perspectiva seria, para el país del futuro
Carta El Mercurio 30 abril 2021: «… sin excepción, estudiantes y docentes del país y del exterior coincidimos en que hay muchas herramientas mejores para apoyar a los pobres en sus gastos de consumo. Y que es una pésima política diferenciar el IVA, siendo un impuesto que hoy funciona bien y que recauda constantemente para un Estado, el que necesita recursos recurrentes para poder gestar mejor justicia social…»
Carta El Mercurio 1 octubre 2021 «Tres tristes tigres» «Me recuerdan, dichas escenas, la tristeza que provoca al visitante atento cuando visita un circo pobre en gira»
Por un compromiso democrático
El pasado domingo 21 de noviembre, se decidió, mediante una elección democrática, que dos de nuestros conciudadanos disputen próximamente la Presidencia de la República. El evento tendrá lugar en una atmósfera polarizada y difícil. Son de prever ataques no siempre nobles y es probable que el miedo y la mentira se hagan presentes también. No es algo que deseáramos la mayoría de nosotros, habitantes de esta Patria, pero es el lugar al que nos ha conducido nuestra propia incapacidad de impedirlo. Es la hora de tomar el camino de retorno a la convivencia cívica, de la cual la misma elección que dejó a dos de nosotros como alternativa presidencial, es el mejor ejemplo de lo que se puede y se debe hacer cuando somos conscientes de que es nuestra responsabilidad, y la de nadie más, proteger la democracia como única buena forma de convivencia social.
Por ello, sin presunción alguna ante los dos candidatos elegidos preferentemente por la ciudadanía, pero con el vigor que nos confiere nuestra condición de demócratas, iguales a ellos en derechos y obligaciones, demandamos de José Antonio Kast y Gabriel Boric un compromiso con la protección de nuestra sociedad y de nuestra democracia. Ese compromiso reforzará la seguridad de que nadie en Chile debe esperar de quien resulte vencedor amenaza alguna o motivos de temor por la democracia y sus instituciones. Será un primer paso cierto en el camino de la paz social, la convivencia cívica y la vigencia de la democracia como la norma que fundamenta y estructura nuestra sociedad.
Pedimos de ellos la aceptación explícita de los siguientes compromisos:
- El compromiso con el respeto irrestricto de los derechos humanos, individuales y sociales. En todo tiempo y lugar y sin dobles estándares. El reconocimiento de los mismos, constituyen la expresión máxima del desarrollo civilizatorio de la humanidad. Sin respeto de estos derechos, ninguna libertad y ninguna garantía tienen vigencia. Demandamos de quien va a ser Presidente de Chile, su compromiso sin restricciones ni vacilaciones de ningún tipo con los derechos de expresión, organización, libre circulación y libertades políticas, sociales y económicas.
- El compromiso con la democracia representativa. Esto es el compromiso con el sistema democrático basado en libertades individuales y colectivas –de la que hacen parte importante los derechos humanos–, en la división de los poderes del Estado y en el equilibrio y mutuo control entre esos poderes, elegidos por ciudadanos que son a su vez libres e iguales en derechos y deberes. Y junto a esto, el principio de un ciudadano un voto. Con ello estamos demandando del futuro Presidente de Chile su compromiso con el respeto y mantención del sistema que lo llevará a él mismo a ocupar la primera magistratura de nuestro país.
- El compromiso con el Estado de Derecho. O el compromiso de respetar, sin subterfugios, interpretaciones o el aprovechamiento de resquicios, la letra de las leyes y normas constitucionales vigentes, así como acatar sus modificaciones cada vez que ellas tengan lugar por intermedio de procedimientos igualmente legales y constitucionales.
- El compromiso con la unidad del Estado de Chile. Sabemos que más de un pueblo puede habitar en nuestra patria, pero el Estado es y debe seguir siendo uno y unido, representante de todas y todos los chilenos. Cualquier desmembramiento o desgarro del Estado sólo significaría el inicio de la destrucción de la casa común de los pueblos que en este momento conviven en Chile.
- El compromiso con una justicia constitucional autónoma. El respeto de las leyes y las normas constitucionales no puede ser juzgado por los poderes del Estado que son a su vez actores del proceso legislativo y judicial. La vigencia de la democracia y el ejercicio recto del orden legal hacen necesario la existencia de un poder dirimente, autónomo e imparcial.
- El compromiso y defensa de la existencia de aquellos órganos autónomos que garantizan calidad democrática e institucional del país. Nos referimos al Servel, instancia que asegura la imparcialidad en las elecciones democráticas; nos referimos al Tribunal Constitucional que ejerce la función de cautelar la constitucionalidad de las leyes; nos referimos a la Contraloría de la República, que vigila y sanciona el correcto funcionamiento de la administración pública y los recursos del Estado; nos referimos al Banco Central, que vela por el control de la inflación y la sana economía, sin perjuicio de la orientación que a la política económica los gobiernos quieran darle, pues requiere de una voz autónoma que advierta de los riesgos que acechan a esta esencial actividad social. Asimismo, el Ministerio Público, la Defensoría Penal Pública, la Alta Dirección Pública y el Consejo de la Transparencia. Las anteriores son funciones que solo pueden cumplirlas organismos independientes e imparciales, dotados de las capacidades que la Constitución y las leyes quieran otorgarle.
- Condenar la violencia y asegurar el orden público, tareas ineludibles en una democracia y sociedad debidamente organizada. Adoptando al efecto las medidas que el estado de derecho faculta al Gobierno y a los Poderes del Estado.
- Velar por el desarrollo del proceso constituyente establecido por el Congreso y ratificado por el plebiscito del 25 octubre 2020, acogiendo y actuando desde el poder ejecutivo lo que sobre ella decida el pueblo soberano en el plebiscito de salida.
Todo esto sin perjuicio de cómo los abajo firmantes votemos, o elijamos nulo o blanco, según las inalienables convicciones personales. Pero algo nos une: la confianza en que la serenidad de juicio de quienes hoy son los posibles futuros gobernantes de Chile, les llevará a escuchar nuestra demanda, ejercida en plena legitimidad democrática y ciudadana.
“En esta propuesta de Constitución (...) no se hacen cargo de cómo vamos a hacer todo lo que prometen” 13 agosto 2022
Integrante del grupo Amarillos por Chile, Eduardo Aninat (74 años, ex DC) es uno de los exministros de Hacienda que se ha pronunciado por el Rechazo de cara al plebiscito constitucional de principios de septiembre. Exjefe de las finanzas públicas en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y exsubdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), plantea como su principal crítica al texto propuesto por la Convención Constitucional que no hay en él “una perspectiva de desarrollo”. Frente a ello, si bien valora el acuerdo que presentaron el jueves los partidos oficialistas para introducirle cambios a la Constitución propuesta, de ser aprobada, enfatiza que no altera su decisión. “Es un gesto de buena voluntad, formal porque se firma, pero sin contexto de apoyos claros”, señala.
Ya estamos en la recta final para el plebiscito de la propuesta constitucional. ¿Por qué va a rechazar el texto de la Convención, si estuvo a favor de iniciar este proceso?
-Me decidí por el Rechazo hacia abril-mayo, individualmente, nadie me presionó. Hablé con mucha gente, me informé de lo que pasaba dentro de la Constituyente, donde el ambiente fue bastante negativo en general -siempre hay excepciones-, y después leí el texto. Y a mi juicio, el texto no da el ancho, no cubre las expectativas y es muy poco realista respecto a dónde se quiere apuntar. Yo le pondría hecho por el partido PIP: ‘Partido de Ilusiones Populares’. Puras ilusiones y populares. Pero en el fondo no tiene arraigo, no tiene aterrizaje, por lo tanto, podría ser una desilusión nacional a corto andar.
Y el acuerdo de cambios que anunciaron el jueves los partidos oficialistas, ¿no lo hace dudar?
-No. Es poquito y a última hora. Se vio la cosa ‘muy a la carrera’.
Entonces a partir de esto no se abre a la posibilidad de Aprobar para reformar…
-Si bien algo es algo, mantengo mi visión. Pese a que algunos de mis reparos se tocan en ese acuerdo, hay temas de fondo que siguen tal cual. Pero, además, aun cuando valoro que haya este ajuste y este primer acuerdo, pregunto: ¿a quién representan estas señoras y señores? Al Congreso, no. A todos los partidos de la nación, no. A movimientos sociales, prácticamente no.
Entonces, es un gesto de buena voluntad, formal porque se firma, pero sin contexto de apoyos claros.
¿Dónde ve los mayores problemas del texto propuesto?
-Parto por algo muy latinoamericano y que lo plantea muy bien el profesor francés Lambert. Él dice que “todos los países en América Latina desde su independencia se han dado constituciones, primero, escritas, y segundo, rígidas”, a diferencia de Europa y sobre todo EE.UU. En vez de plantear principios estables, se han dedicado al detalle. Y después, dice Lambert, cuando pasa el tiempo y se dan cuenta que la mayoría de los derechos anunciados no han sido implementados, por miles de causas, lo que hacen es que agregan más derechos. Algo de eso ha pasado en este ejercicio. Pero mi crítica fundacional es que este texto constitucional no apunta a ‘desarrollar’. La exconstituyente Catrileo dijo que no estaban intentando refundar, sino transformar. Sorry, soy un maldito economista y a mí me gusta desarrollar, o sea, me hubiera gustado que en vez de refundar o solo transformar, hubiéramos hecho una Constitución orientada a habitar mejor, a crecer mejor, a tener empleos más dignos y a progresar, no solo en materia de PIB, sino en el amplio sentido de la palabra. En esta propuesta de Constitución no hay una perspectiva de desarrollo y no se hacen cargo de cómo vamos a hacer todo lo que prometen.
¿Qué otros temas le preocupan?
-Un segundo tema que me inquieta es esta obsesión por la plurinacionalidad, cosa que nadie sabe definir bien qué es. Son más de 20 a 25 artículos que incluyen este concepto, por lo que si la quieren acotar, van a tener que limpiar mucho.
Luego está lo de los “derechos de la naturaleza”. No puedo poner eso al mismo nivel que los derechos humanos. Podría entender la naturaleza como sujeto de un capital natural o de un capital social. Más bien es un activo que hay que cautelar, ¿pero, quién ejerce los derechos de la naturaleza?
Y después dos cosas más: a mí me gusta el regionalismo, pero le meten el concepto de equidad territorial y no nos ilustran cómo se define. ¿Equidad territorial en función de la población, del tamaño geográfico, de la cantidad de recursos naturales o por fronteras? En el fondo no hay perímetro y, por lo tanto, en la interpretación de esto pueden pasar muchas cosas. Y lo mismo ocurre cuando se habla de participación popular en esto del regionalismo.
¿Y en lo que se refiere al debate por el tema de las expropiaciones y el concepto de “justo precio” a pagar por ellas?
-Ahí, creo que la mejor definición la ha dado el exministro Ignacio Briones, quien dijo que cuando a uno le van a expropiar un activo, hay que compensar por el daño patrimonial causado. En eso habrá que llegar a acuerdo.
A diferencia suya, hay otros economistas también cercanos a la DC en su momento, que se manifestaron por el Apruebo, como Roberto Zahler y Ricardo Ffrench-Davis…
-Yo creo que Roberto Zahler fue un gran presidente del Banco Central hasta que renunció y en el caso de Ffrench-Davis, yo fui su ayudante en su tesis doctoral en Chicago. Son dos nombres que no me impresionan mucho para efectos políticos.
¿Y qué opina de los más de 40 académicos extranjeros que escribieron una carta valorando la propuesta constitucional?
-Ahí a la única que he leído bastante es a Mariana Mazzucato y la encuentro muy sesgada en su visión económica, y más bien casi una estadística. No le veo una visión de desarrollo, de crecimiento y de economía clásica.
A su juicio, ¿qué se juega el país en esta votación del 4 de septiembre?
-Yo creo que Chile se juega la cuarta oportunidad, que tal vez estaríamos hipotecando, de llegar a ser un país desarrollado y digno, porque ya hemos perdido tres. Esta sería la cuarta, porque si nos vamos por un camino errado y polarizado, e incompleto y sin perímetro… bueno, no creo que vayamos a ser Venezuela, pero vamos a ser una economía muy mediocre, muy sujeta a los ciclos de los recursos naturales y es posible que la gente al cabo de 5 o 10 años se frustre de nuevo.
Si gana su opción del Rechazo, ¿cómo se sigue después?
-Hoy día voto Rechazo con más esperanza. Prefiero no pronunciarme sobre cómo se sigue después, porque no soy jurista, pero hay muchos caminos, lo he visto en tantos países. Cuando hay voluntad y hay urgencia, las cosas se hacen. Mire España, que cuando salía de la dictadura de Franco se le murió el primer ministro y tuvieron que poner otro primer ministro aperturista, porque estaba la escoba… Llamaron a todos al pacto de la Moncloa, y llegaron después de meses a un acuerdo que todavía está válido.
En una columna que publicó en El País de España planteó un trienio muy estrecho económicamente para el mundo. ¿Será un período recesivo extendido?
-Sí, con una excepción que puede ser EE.UU. Hay mucho temor en los consumidores, que son los que determinan el gasto en cada país. Primero, por la pandemia del Covid u otras enfermedades; segundo, por la amenaza medioambiental (sequías, altas temperaturas, incendios, etc.); tercero, porque la gente ha aprendido que los gobiernos ya no pueden responderles de manera tan efectiva como antes, debido a los altos niveles de deuda; cuarto, por la inflación que se destapó en el mundo; y quinto, porque producto de lo anterior, los bancos centrales se han puesto en seguidilla a subir las tasas. Todo esto lleva a gastar menos. Entonces, se acabó el empuje.
¿Por qué EE.UU. podría ser la excepción?
-A mí no me convence aún, pero puede ser. EE.UU. está con una inflación muy alta para su estándar, pero a la vez con una tasa de desempleo de apenas 3,5%. O sea, la economía está muy hot todavía, y el sector privado sigue invirtiendo a pesar de las disputas entre republicanos y demócratas. Hay mayores incertidumbres políticas, pero no en cuanto a la economía de base, a la reactivación privada. En cambio, Europa va camino a un PIB negativo y China tiene tres grandes problemas: alto gasto en armamento y defensa, un sector inmobiliario donde los consumidores están dejando de pagar sus cuotas y los nuevos encierros por Covid, con lo cual cae la economía. El próximo año con suerte crecerá de 2% a 3%.
¿Para Chile cuáles son las consecuencias de esto?
-Respecto a Chile el único consejo para mi amigo Mario Marcel, para el gobierno del señor Boric, para los parlamentarios, especialmente para la Cámara de Diputados, es ‘cuidado’, porque todavía vienen períodos de vacas flacas afuera, que nos van a impactar. Entonces, tenemos que guardar para lo que viene.
¿Estamos a caeremos en estanflación?
-Voy a hacer una alabanza a una institución que me trató mal cuando era ministro y que en el pasado llegó tarde en más de una ocasión: bajo la administración de Mario Marcel y ahora de Rosanna Costa, el Banco Central ha sido muy decidido y consensuado subiendo las tasas. Ese shock monetario va a ir bajando la tasa de inflación, para llevarla a entre el 6% y el 7% en 2023. Entonces, yo no hablaría de estanflación, porque 6% de inflación en Chile, dado que tenemos UF y mecanismos de compensación, no es como 6% en Europa o EE.UU. A lo que le tengo miedo es a la posible caída de la inversión privada el próximo año. Hay una incertidumbre tan grande, que veo muchos proyectos empezando a pararse: agropecuarios, de servicios, de salud para qué decir, y de manufactura.
Usted dice que el Banco Central lo ha hecho bien subiendo la tasa, ¿y en lo cambiario, también? ¿Qué opina del impasse con Hacienda?
-Fue un hecho exagerado por los medios y por las redes económicas que se dedican a estos temas. Estoy 100% con Marcel. Tal vez la palabra no fuera precisa, pero por Dios que son sensibles los consejeros del Banco Central. Si hay una tarea que tiene el Banco Central es la inflación y el mercado cambiario, y estaban calladitos. Yo le hubiera dicho ‘por favor y con respeto, explíquenos lo que pasa’.
¿Cómo lo ha hecho el gobierno en estos primeros 5 meses y en particular Mario Marcel?
-Si me pide nombrar a los tres o cuatro ministros más sólidos, arriba de mi lista está Mario Marcel. Voy a ser más tajante, tal vez porque lo conozco mucho, hemos trabajado juntos en Hacienda y le tengo una admiración a su equilibrio: ha sido el que ha hecho más cosas en este gobierno. Ha sacado proyectos de ley, dialogado con la oposición, viajado al exterior, ha tratado de calmar las expectativas. Está en todos los frentes y tal vez demasiado presente ordenando la casa. El segundo que me parece bastante efectivo es el de Obras Públicas, junto con el subsecretario del Interior Manuel Monsalve. Y finalmente, estoy bien impresionado de la capacidad comunicacional y estratégica de Camila Vallejo. Creo que con otro vocero este gobierno estaría sufriendo mucho más de lo que ya está, porque ha sido cauta, informada y serena.
¿Y cómo evalúa al Presidente Boric?
-En el caso del Presidente Boric, creo que tiene una cosa muy juvenil, que es la pasión por conocer y abrazar gente. Uno lo ve en los distintos viajes que hace. Entonces, es muy distraíble -no distraído- y, por lo tanto, no le da dinamismo focal a su gobierno, hasta ahora. En el caso del ministro Giorgio Jackson sí soy más crítico. Siendo un hombre capaz, debería valorar más lo que es la Segpres: es el centro de distribución de la urgencia de las leyes, de la concurrencia al Congreso y del trabajo con los parlamentarios. Esa es su pega y la asesoría al Presidente. A veces su ansiedad juvenil o su ego juvenil le hacen cometer errores como hablar de la ‘superioridad moral’. Ahí, francamente, debería haber pedido mucho más perdón del que pidió. Un ministro de tanta importancia en el círculo de gobierno y de un trabajo delicado con los parlamentarios, no puede darse esos gustos.
Y usted, que pertenece precisamente a esas generaciones anteriores, ¿cree que la actual en el poder tiene alguna superioridad respecto de ustedes?
-Para qué caer en ese lenguaje y aparecer con un ego orgulloso. Lo peor para una persona es el ego.
¿Cómo ve el engranaje y fiato del gobierno y sus partidos?
-En el gobierno y Apruebo Dignidad veo que hay una rotación de las escenas del poder. Veo que a veces el poder lo tiene entero Boric y lo ejerce en propiedad, da discursos bonitos y nos deja a todos más tranquilos. Y de repente, bruscamente, pasa en otra semana a que los ejerza Teillier o algún otro vocero del Partido Comunista, y oscila para allá, y el gobierno en silencio. Entonces, hay una dualidad en el poder que todavía no ha sido resuelta, porque en la práctica se ve un tironeo y una alternancia. Ante eso, la pregunta que me surge es quién, en el curso de los 3 años y medio que queda de gobierno, será capaz de afeitarle la barba al barbero, es decir, quién ejercerá el mando del timón, al final.
¿El gobierno hizo mal o bien amarrando tanto su suerte al triunfo del Apruebo en el plebiscito?
-No tenía otra, porque los principales constructores y ejecutores de la nueva Constitución -aunque sean personas diferentes- son ellos mismos.
Si gana el Rechazo entonces, ¿en qué pie queda el gobierno?
-El gobierno queda preocupado, pero ahí es donde puede entrar una propuesta con portaestandartes como Ricardo Lagos, para decir cómo hacemos de puente.
Prospectiva Global a diez años; Un Futuro Muy Diferente 18 agosto, 2019
A fines del siglo XVIII el mundo sufrió un cambio mayor. La máquina a vapor de Watts , el cambio de las fuentes de energía , y el nacimiento de las industrias fabriles de fabricación masiva y en serie, fundaron las bases del capitalismo moderno que se expandió como un reguero de progresos materiales por Europa, Estados Unidos, Japón, y centenas de latitudes del globo.
Hacia fines de la década de los noventa en el siglo XX, las voces de creatividad de una serie de innovadores jóvenes con líderes como Bill Gates y Steve Jobs y cientos de otros creativos en las primeras décadas del siglo XXI, exploraron y potenciaron la digitalización, las redes de internet, los smartphones y sus app, la inteligencia artificial y el big data, y revolucionaron de nuevo la manera de organizar los servicios, la logística y la nueva economía.
Hoy nos encontramos insertos todavía en una ola creciente de invenciones y cambios que son disruptivos de la manera de organizar empresa, remover mercados, factores que se hallan en un proceso aceleradísimo de difusión y de impactos sobre el planeta tierra. En una década más será complejo reconocer los vestigios de una serie de organizaciones que hoy aún dominan la escena empresarial y del trabajo.
Pero si bien la presente y desatada IV Revolución Industrial, proyectada a diez años más no alterará la vida de cada ciudadano, no es menos cierto que cambiará radicalmente la forma en que cada uno de nosotros vive. El trabajo, la producción, el lugar llamado empresa, los mercados, las maneras de consumir y de invertir se habrán alterado radicalmente, y para siempre.
Poner el foco en un escenario de cambios disruptivos y acelerativos, y otear el horizonte hacia 2030, es un asunto de primera importancia para la humanidad como un colectivo humano.
De hecho, el autor de estas líneas prepara un libro* , donde intenta asociar dicha revolución tech a una serie de preguntas filosóficas, las que son importantes para hombres y mujeres del futuro. Una conclusión –entre varias relevantes– es que el progreso extra y adicional en producción e ingresos para el mundo del trabajo significará un “dividendo especial” para cada habitante de un conjunto amplio y variado de países . Nuestro cálculo conservador indica que el mundo agregaría al PIB global actual, el equivalente de sumar el valor agregado –actual- de tres países grandes al PIB futuro relevante. Será un dividendo de progreso extra que equivale a que cada persona beneficiada obtenga el equivalente de unas dos horas diarias, de manera libre, disponible a su propio beneficio.
La pregunta futurista clave es: ¿Y en qué vamos a usar ese dividendo de horas extras de bienestar individual, cuando estemos en 2030? Las disyuntivas no son nada de simples; por el contrario ellas levantarán preguntas existenciales de una envergadura mayor. Más vale empezar a prepararnos y prever las consecuencias de un mundo bien distinto al de 2019.
]* “ El sol que no tiene Ocaso “ ; ( libro EAU ,enero 2020 ] .
FUENTE: Revista Capital